CAPÍTULO 14

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—¿A dónde dijiste que vamos? —cuestiono, sin despegar la vista de la ventanilla. Contemplando los enormes árboles que se extienden a cada lado de la carretera en la que transitamos.

Suelta una risa corta. Lo miro por el rabillo del ojo.

—No te dije a dónde iremos. —dice con una sonrisa burlona en los labios, lanzándome una rápida mirada antes de fijarla de nuevo en la carretera.

Rio por lo bajo.

—Al menos lo intenté. —digo encogiéndome de hombros, rendida por no conseguir información acerca del lugar en el que nos quedaremos estos días.

Después de recibir los provocadores mensajes de Zack Sellers, sólo tuve tiempo de darme una rápida ducha, guardar lo necesario para el viaje que mencionó y avisarle a Chris que me ausentaría por dos días, sí, dos días lejos de casa. Dos días a solas con el impresionante hombre que está a mi lado y muy concentrado en la carretera.

Lleva conduciendo más de dos horas. Creo que ya se me durmió el trasero, porque ya ni lo siento.

Y es que no he querido indagar en todo lo que podría pasar durante estos dos días; ya estoy lo suficientemente nerviosa por el asunto de los mensajes, como para ponerme a pensar en ello justo ahora.

Tampoco quiero saber si lo que dijo en los mensajes fue en serio, o sólo uno más de sus trucos para hacerme temblar. Qué me he dado cuenta es algo que le encanta hacer.

—No falta mucho para llegar, tranquila. —lo escucho decir.

—¿Estás seguro que no me has traído en el medio de un bosque sólo para torturarme y luego matarme? —pregunto dramáticamente.

Suelta una carcajada.

—¿Cuántas películas has visto, dulzura?

—Las suficientes como para saber que éste es el escenario perfecto para un asesinato.

—No te he traído aquí para matarte. —dice, divertido. Observo cómo sale de la carretera y nos adentramos a un camino de tierra.

Para serles sincera, si fuese otra persona la que me acompañase, sin duda alguna ya estuviese entrando en pánico. Pero es Zack, y muy dentro de mí hay una vocecita que me susurra en situaciones como éstas, que él jamás haría algo para lastimarme, al menos no adrede.

—Pero no negaste lo de la tortura. —señalo.

Lo escucho reír.

Seguimos adentrándonos por el mismo camino. Hasta que logro visualizar una enorme cabaña. Es hermosa.

—Si te traje aquí, no ha sido precisamente para torturarte. —aclara—. Más bien, es para que disfrutes.

Y no me pasa desapercibido el tono pícaro con el que ha dicho aquello.

Los mensajes de más temprano se hacen presentes en mi memoria, y de inmediato siento como el calor sube a mi cara.

Me aclaro la garganta y escondo el rostro para que no mire el sonrojo en mis mejillas; sacudo la cabeza tratando de ahuyentar esos sucios pensamientos que quieren adueñarse por completo de mi mente.

—Bueno, al menos me quedo tranquila sabiendo que no me matarás, ni me torturaras.

—Hay algunas torturas que también logran disfrutarse. —comenta.

Me atraganto con mi propia saliva.

Empiezo a toser desenfrenadamente cómo una foca con epilepsia.

Lo siento acercarse y su mano dar suaves golpecitos en mi espalda.

Ya ha detenido el auto.

—Relájate —aconseja—. No haré nada que no quieras.

Lo miro, y la sonrisa traviesa que tiene en el rostro me hace tragar grueso.

Y ahí está el problema; yo sí quiero, pero obviamente no le voy decir eso.

En su lugar...

—Es bueno saber que no quieres aprovecharte de mí. —mi voz se escucha algo rasposa debido al ataque de tos.

—No te equivoques —corrige—. No tienes idea de las inmensas ganas que tengo de hacer cosas indecentes contigo, pero no pienso forzarte a nada. Las cosas serán como tú quieras, y si aún no estás lista, entonces tendré que hacer uso de todo mi autocontrol para esperarte el tiempo que sea necesario. No llevo prisa, dulzura.

Y así, con esas palabras, Zack Sellers termina de derretirme.

Me ha dejado sin palabras, pero con un impulso que no contengo.

Acorto la distancia, y dejo un suave beso en la comisura de sus labios. Lo siento sonreír en el acto.

—¿Eso es todo lo que me he ganado? —pregunta cuando me alejo.

—Dejemos lo mejor para el final. —respondo, guiñándole un ojo con coquetería.

Su sonrisa se ensancha y me dedica una mirada maliciosa.

—Bien, puedo esperar —acepta—. Pero antes...

Deja la frase al aire y se acerca a mis labios para dejar un corto beso en ellos.

Para ser sincera, me asusta un poco todo lo que me hace sentir con un simple roce.

—Ahora sí, vamos. —dice bajando del auto. Lo rodea llegando hasta mi puerta y la abre para que baje.

El aire fresco me golpea y hace que mi vestido se eleve un poco a causa de lo holgado que es. Coloco mis manos sobre él para evitar que suceda de nuevo.

Zack se posiciona a mi lado, colocando su mano sobre mi cintura. Y así empezamos a caminar hacia la entrada de la cabaña, permitiéndome contemplar mejor el panorama.

La estructura es moderna, y desde mi punto de vista, demasiado ostentosa para una cabaña que está en medio de un bosque. Aunque debo reconocer que es hermosa, extravagante. Muy al estilo Zack Sellers, sin duda.

Sin embargo, hay algo que capta por completo mi atención.

Un lago.

A unos cuantos metros de la cabaña se encuentra un hermoso lago de aguas cristalinas. Los reflejos de los rayos del sol golpean sobre él, haciendo que se convierta en una escena mágica. Una imagen que vale la pena ser capturada, y...

De pronto, la mirada se me nubla y los recuerdos me golpean uno a uno.

Las vacaciones; la cabaña junto al lago. Mi padre enseñándonos a pescar a Chris y a mí. Mi madre llamándonos para comer, su sonrisa, las bromas de mi padre para molestar a mamá, la imagen de Chris y yo siendo aún pequeños y riéndonos de ellos. Y entonces, la catástrofe...

El camión de carga, el estruendo de los cristales, el grito de mi madre...

Todas las emociones se arremolinan en mi interior como si quisieran asfixiarme.

El dolor y la agonía que sentí en aquellos días vuelven a mí, acumulándose en mi pecho, burlándose en mi cara; recordándome una vez más que no importa cuánto luche, o trate de convencerme a mí misma, jamás podré superar ese hecho, el instante que cambió nuestros rumbos para siempre. El momento que acabó con arrebatar unas vidas, y destruyendo otras.

—¡Alexa! —escucho que me llaman, pero no puedo reconocer de quién o de dónde proviene la voz. El dolor que siento es tan nítido y real, que me mantiene aturdida e incapaz de reconocer a la persona que me llama con desespero.

—Nena... —es Zack—. Tranquila, respira; vamos, respira junto conmigo, cariño.

Sacudo la cabeza, sin poder pronunciar palabra alguna.

Cierro los ojos con fuerza, e intento hacer lo que me dice.

No, siento que mis pulmones son incapaces de ingresar el oxígeno a mi cuerpo.

—N-no p-pue-ed-do —alcanzo a decir con el poco aire que queda en mis pulmones.

Siento su cuerpo posicionarse detrás del mío y sus brazos rodearme antes de dejarnos caer sobre el césped.

—Vamos hermosa, inténtalo una vez más. —su voz suave susurra en mi oído—. Tú puedes hacerlo; yo estoy contigo, no estás sola.

Él sigue hablando a mi oído palabras tranquilizadoras y animándome a acompasar mi respiración junto a la suya. Y así, de a poco el sonido de su voz va calmando esa sensación de pánico y desesperación que se había instalado en mí, devolviéndome la estabilidad emocional que me había sido arrebatada hace unos minutos a causa de los recuerdos.

Lo peor de todo es que jamás creí mostrarme tan vulnerable frente al hombre que ahora me sostiene entre sus brazos mientras deposita suaves besos en mi frente y su mano traza leves caricias en mi espalda.

—Todo va a estar bien. —susurra.

Abro mis ojos para observarlo y lo encuentro mirándome de vuelta.

Su rostro está a centímetros del mío y eso me permite detallarlo mejor.

Me permito apreciar esos pequeños detalles que a simple vista no puedes notar y que por tal razón no me había percatado; por ejemplo, esas diminutas cicatrices blanquecinas que tiene en la esquina de su ceja izquierda y debajo de su labio inferior.

Sin pensarlo tanto elevo mi mano y empiezo a recorrer el contorno de su cara con la punta de mis dedos. Él cierra sus ojos y suelta un suspiro como si disfrutara de mi tacto.

Acaricio el borde de sus cejas, justo donde se encuentra la pequeña marca blanquecina.

—¿Cómo te hiciste esta cicatriz? —rompo el silencio que se había instalado en nosotros. Mi voz en un susurro.

Él hace una mueca con sus labios sin abrir los ojos.

—Perdón, no tienes que decirme si no... —me disculpo; intento alejar mi mano de su rostro, pero él me lo impide acercándola nuevamente y dejando un suave beso en el dorso.

—No es eso —me interrumpe—. Sólo estoy tratando de recordar.

—Oh. —es lo único que digo.

Eres tan jodidamente idiota, Alexa.

Creí que había arruinado el momento.

Nos quedamos en silencio de nuevo, hasta que él habla otra vez.

—Durante mi adolescencia pasé por una etapa de estupidez muy común a esa edad en la que me llené la cara de metales. Ahí donde ahora se encuentra la cicatriz tenía un piercing que me fue arrancado durante una pelea mientras me sacaban de un bar.

Mi cuerpo tiembla imaginando a Zack en una situación como esa.

Sin pensarlo demasiado me inclino un poco hacia su rostro y mis labios tocan su piel justo donde se encuentra la marca.

Zack abre los ojos y me mira con intensidad. Jamás creí que una mirada pueda expresar tantas emociones como las que ahora proyecta la del hombre frente a mí.

—¿Y esta? ¿Cuál es su historia? —mis dedos tocando la cicatriz de su labio inferior.

Él sonríe a medias.

—En otra pelea. —responde con simplicidad, encogiéndose de hombros.

Sonrío sacudiendo mi cabeza.

—Es todo un revoltoso, señor Sellers.

—No tiene idea de cuánto, señorita Smith.

Y de esa forma ese hombre egocéntrico y temperamental, me ha hecho olvidar que apenas unos minutos atrás había sufrido un ataque de pánico. Hace mucho que no ocurría, y por esa razón creí que estaba superado.

Una vez más la vida se ríe en mi cara.

—¿Quieres hablar de lo ocurrido? —la voz cautelosa de Zack me saca de mi ensimismamiento.

Mi mirada conecta con la suya.

—Yo... —digo dudosa; desvío la mirada—. Prometo que lo haré, pero no ahora, por favor.

Mi voz tiene un tono suplicante.

—Bien, entonces vamos que quiero mostrarte el lugar. —besa la punta de mi nariz y se pone de pie conmigo en brazos.

—Puedo caminar sola. —digo, divertida.

—Lo sé, pero quiero mantenerte un poco más entre mis brazos.

Mi corazón late desenfrenado ante sus palabras. No es muy común escuchar cosas como esas de la boca de hombres como él. Zack demuestra rudeza por donde se le mire. Y tampoco quiero sonar como una estúpida enamorada, pero he sido consciente de que esa mirada usualmente fría se vuelve cálida cuando se posa en mi persona. Lo sé, sí suena estúpido, pero en serio lo he notado.

Recorre el corto trayecto hasta las escaleras que guían a la bonita terraza y posteriormente, a la puerta principal de la cabaña. Es hasta que estamos frente a ella que él decide dejarme tocar el piso de madera oscura.

Lo veo rebuscar dentro de los bolsillos delanteros de sus jeans y sacar un juego de llaves, mientras que yo lucho por que mis ojos no se desvíen de nuevo hacia la dirección en donde se encuentra el lago.

Cuando por fin abre la puerta se hace a un lado para dejarme pasar primero. Si soy sincera, en ocasiones me sorprende lo caballeroso que puede llegar a ser, teniendo en cuenta que la primera impresión que tuve de él es que era un condenado descarado, egocéntrico, temperamental (lo que sigue siendo) y un cínico.

—Hace varios años que no visitaba este lugar. —comenta, captando mi atención.

—¿En serio? —pregunto, sorprendida. Él asiente—. Pues para ser un lugar que ha sido abandonado se ve bastante conservada, y elegante.

—Eso es porque siempre envío a Bruce para que le dé mantenimiento y se encargue de que se mantenga en buen estado.

—Oh, ahora entiendo. —digo, aunque no tengo idea de quién demonios es Bruce.

Me toma de la cintura y me hace voltear para que lo encare.

Se relame los labios con la punta de su lengua y mis ojos sólo siguen su movimiento.

—¿Dormirás conmigo? —pregunta quitar sus manos de mi cintura; un nerviosismo me atenaza las entrañas, y no sé si se debe a su pregunta o al hecho de saber que nos encontramos solos en una cabaña en el medio del bosque donde nos quedaremos por dos días.

—¿Eh? —es la única estupidez que sale de mi boca. Me doy una bofetada mental.

Suelta una corta risa.

—Bruce sólo preparo una de las habitaciones. Las demás están llenas de cosas que no querrás saber.

Mi ceño se frunce.

—¿No le dijiste que dormiríamos en habitaciones separadas? —lo miro con ojos entrecerrados.

—Creí que era lo suficientemente inteligente como para saber que sería así.

Enarco una ceja. Su excusa barata no me convence.

—El problema es que se trata de ti —digo en tono obvio—. Lo último que se le cruzaría por la cabeza a ese hombre es que tengas la decencia de dormir en otra habitación estando a solas con una chica en tu cabaña.

Se ríe.

—Ese es un buen punto. —dice, divertido. Le doy un leve golpe en el pecho—. Pero tú no eres cualquier chica; tampoco deseo estar a solas con nadie más que no seas tú, quiero que eso te quede claro.

Sonrío intentando controlar esas mariposas mutantes que revolotean en mi interior. Hay algo cautivador y sorprendente en escuchar a este hombre decir cosas como esas. Me hace sentir especial.

Coloco mis manos sobre su pecho.

—Entonces ¿Qué chica soy para ti?

Su mano toma mi mentón y lo eleva para que lo mire directo a los ojos.

—Eres la chica que quiero por siempre a mi lado.

Mi respiración se atasca. La sinceridad impresa en su mirada esmeralda.

Soy consciente de los latidos erráticos de su corazón que golpean mi mano, los míos están peores.

No voy a negarlo, estoy cayendo por Zack Sellers. Sin embargo, hay algo que me impide caer completamente ante él.

El miedo.

Temo a que me hiera, también temo a su abandono, pero temo aún más a su rechazo si me atrevo a confesarle ese pasado que me persigue y atormenta cada día de mi vida.

No estoy preparada para luchar contra su desprecio.

No podría con algo así.

—No deberías jugar conmigo de esa forma. —digo al fin.

Suelta un gruñido. Aprieta su agarre en mi cintura y me acerca más a él.

—¿Aun no lo entiendes? —su voz ronca eriza mi piel. Acerca más su rostro al mío—. Yo no juego, dulzura. Siempre voy por lo que quiero, y lo obtengo sin importar qué.

—Me haces sentir como si solo fuese un trofeo para ti. —digo en un susurro.

Su mirada se oscurece.

—Los trofeos son para exhibirse, pero los tesoros, esos son para resguardarse toda la vida; yo estoy dispuesto a acortar mi existencia si eso significa perdurar la tuya.

Su nariz empieza a acariciar la mía de manera lenta. El contacto de su piel me hace cerrar los ojos. El sonido de su voz es baja y ronca.

No sé cómo, o por qué, pero le creo. Y la lágrima que corre por mi mejilla me hace saber que sus palabras han tocado una fibra sensible en mi ser, y eso me hace creer que él no es como los demás, la voz en mi cabeza trata de convencerme de que él no va a juzgarme, ni humillarme por lo sucedido.

Con esa idea en la cabeza me hago la promesa de que se lo contaré todo, pero no puedo hacerlo ahora. Primero debo prepararme mentalmente para que pueda desnudar mi alma ante él sin remordimientos, ni arrepentimientos.

Abro mis ojos. Los suyos ya se encuentran mirándome, expectantes.

Las palabras salen sin premeditación, solo se fugan de mis labios en un susurro entrecortado.

—Deseo permanecer a tu lado.

El brillo en sus ojos y su sonrisa aliviada le dan calidez a mi dañado corazón.

Entonces, acorta los pocos centímetros que nos separan y atrapa mis labios entre los suyos.

Ese es el sello que pacta nuestra promesa, y que ninguno de los dos está dispuesto a romper.

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Hola, mis amores tempestuosos ❤

Bien...aquí está el cap prometido xd

Perdón, sé que demoro mucho, pero créanme que trato de actualizar lo más rápido que mi tiempo me permite. La vida adulta es una 💩😫

En fin, no voy a hablarles de mis problemas existenciales.

Mejor hablemos de qué les pareció éste nuevo cap 🤩, en lo personal me ha gustado bastante escribirlo. Ha sido algo fuerte, y hemos conocido algunos de los problemas que nuestra hermosa Alexa viene arrastrando desde hace tiempo, pero alto ahí, porque aún falta mucho por conocer de ésta increíble pareja 😈

Había planeado dejarles el salseo en éste cap, pero al final decidí hacer algunos cambios así que, ajá.

Lo mejor de lo mejor y toda la verdadera intensidad se viene para el siguiente cap Jaja. Ésta vez sí cumpliré, lo prometo 🤚🏼😂. No habrá más suspenso.

Sólo espero que puedan dejar todo su amor y apoyo en este nuevo apartado, y yo trataré de actualizar lo más rápido que pueda.

Recemos para que llegue pronto🛐🛐🛐🔥🔥🔥

Y pues bueno, sin más por el momento, espero les haya gustado este avance de la historia ❤

¡Nos leemos pronto! 💋💋💋

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