22. Repercusiones y celos

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Martina se despertó a la mañana siguiente y fue a preparar el desayuno, todavía recordando lo que había pasado la noche anterior, en la joda de Grealish. Puso un poco de música ambiental, porque había mucho silencio sin Cristian en casa. El cordobés generalmente ponía cumbia y cuarteto sin importar la hora, usando de pretexto cualquier excusa para hacer ruido y despertar a su novia. No lo admitió en voz alta (principalmente porque no quería hablar sola), pero estaba tan acostumbrada a que últimamente Cuti estuviera ahí presente, haciendo el desayuno y cantando, que lo extrañaba. Desde que habían llegado de Qatar, se había instalado prácticamente en su departamento y su presencia se sentía tan familiar.

No había pasado ni doce horas separada de Cuti, que ya quería tenerlo cerca. El sentimiento debía ser mutuo, porque al agarrar su celular, vio que tenía mensajes de Cristian.


Buenos días bombón

Te extraño 🥹

Creo que Sonny está en un coma etílico porque no se despierta más


Como si necesitara demostrárselo, su novio mandó una foto en la que el coreano estaba con la boca abierta y abrazando una almohada, todo mientras dormía. El pedo que había tenido ayer a la noche había sido importante, igual que Julián. Todavía sentía que tenía rastros del vómito por su cuerpo, sin importar que ayer ni bien había llegado se había bañado. Mientras que Cami se había quedado a dormir en su casa, Cuti se había llevado a Sonny a la suya. Julián se negó a que se lo llevaran alguno de los dos, pero Erling Haaland terminó agarrando a la araña como si fuera una bolsa de papas y se lo llevó a su casa. Los tres borrachos iban a despertar con una resaca tremenda.


Yo también te extraño, Cuti

Queres venir en un rato? Tengo unos mimitos para darte


Cristian quiere amor
Martina darle mucho amor


Ella sonrió como una boba, todo mientras ponía las tostadas para que se quemaran un poquito en la tostadora.


Voy en un rato mi amor

Ahí se despertó Sonny, falsa alarma


Mientras le seguía mandando mensajes a Cristian, Martina terminó de hacer unas tostadas y unos cafés. Su mejor amiga dormía como nunca, tenía el pelo despeinado y de no ser por ella, hubiese seguido con todo el maquillaje en su cara al despertarse. Al llegar a casa, Cami había estado demasiado borracha como para hacer algo por si sola, y lo único que hizo fue tirarse en la cama y quedarse dormida. Martina fue la que se encargó de sacarle todo el maquillaje con unas toallitas, para que a la mañana no se despertara indignada.

—Despertate, esposa. Hice el desayuno.

—¿Phil?

—No, boba. Soy yo, Martina.— ella le dió unos toquecitos en la cara y finalmente su amiga abrió los ojos.— ¿Tan enamorada quedaste de Foden después de un par de besos? No sabía que a vos te gustaban los ingleses, sos una vende patria. Me decepcionaste, amiga.

Cami la miró cansada y confundida.— Lo dice la que está enamorada de Mason Mount.

Martina soltó una carcajada.

—Lo de Mason Mount es historia, mi amor prohibido me va a tener que esperar, porque yo ahora estoy con Cuti.— lo dijo con un tono gracioso, pero era la verdad. Ni aunque se acercara el inglés, ella se iba a olvidar de Cristian. Igual tampoco era como si tuviera una oportunidad con el británico, bastante agradecida estaba con que una vez se lo había cruzado para hacerle una entrevista durante el mundial. Mason Mount era un hombre codiciado y solía ser uno de sus amores más grandes, ahora no le importaba tanto.

—¿Entonces eso significa que tengo el camino libre para estar con Mason? Gracias, amante.— ella le dio un golpe en la frente y Cami se quejó, y eso que le había pegado suavecito.— ¿Qué? Si vos ya estás con Cuti, me lo acabas de decir.

—Bueno, voy a ser solidaria con vos. Si tenés la chance, tenés que aprovechar. A alguna de los dos se nos tiene que dar con Mason Mount, lo manifiesto.

—Manifesta, hermana.

Las dos se agarraron de las manos y cerraron los ojos, acto seguido se miraron y se cagaron de la risa. Un rato más tarde, caminaron hasta la cocina, donde las esperaba el desayuno caliente. Martina empezó a tomar el café que tanto necesitaba, mientras que su amiga devoraba las tostadas como si no hubiera comido nada en años. La televisión estaba prendida en un canal deportivo que Martina había puesto, ya que desde que Argentina había ganado el mundial, en todos lados seguían pasando videos y recuerdos de ese día. Ella nunca iba a superarlo, ¿cómo podía superar un recuerdo que la había hecho tan feliz? Amaba ver la cara de Messi, sus ojitos brillar, como agarró la copa y como todo se sintió destinado a ser. Martina era solo una chica, una que vivía en los recuerdos del mundial para ser feliz.

—Entonces... ¿qué pasó ayer?— preguntó Cami, pasándose las manos por los ojos y tratando de despertarse. La hija de puta seguía viéndose bien a pesar de no tener maquillaje y de tener el pelo despeinado. Cami Mayan era un mujerón con todas las letras. Alexis era un pelotudo por haberla dejado ir, seguro tenía las neuronas quemadas.

Martina empezó a resumir todos los acontecimientos, tratando de hacer memoria y comunicarle a su amiga todo lo que pasó en unas horas.— Te emborrachaste, Sonny y Julián también. Phil te empezó a chamuyar en la cocina y a vos te gustó. Te estuve cuidando un rato, mientras Erling Haaland me hablaba, después me dijiste que todo estaba bien, así que bailé un rato con él.

Cami la interrumpió antes de que pudiera seguir hablando.

—¿BAILASTE CON HAALAND? ¿Y qué hizo Cuti? ¿Lo cagó a trompadas ahí mismo?

—No, ¿Por qué lo va a cagar a trompadas?— Martina se sintió hasta boluda preguntando eso, si ella misma sabía cómo era Cuti con los demás hombres que se le acercaban.— Bueno, no tiene motivo para cagarlo a trompadas, si no estábamos haciendo nada más que bailar. Encima Erling no se me insinuó ni nada, solo cantaba Butakera como si fuera la Joaqui.

Todavía podía recordar a Haaland diciendo no e la nave es el piloto, vo' decime butakera en tu tutu puse mi toto.

—La canción dice si tu novio no la cuelga, reina, pa' mí estás soltera. Me parece a mi que te dedicó esa parte.— Cami lanzó ese comentario y después se tomó el café, mientras todas las fichas caían en la mente de Martina. Si se ponía a pensar en eso, capaz Cuti si que tenía un motivo para estar celoso.

—Haaland no me cantó esa parte, nada más se sabía el principio y pronunciaba todo para el culo. Más alla de eso, fue re buena onda, hablamos un rato y me ayudó a no quedarme sola, porque vos estabas con Phil. Cuti no tiene que enojarse por nada.— admitió ella, demasiado segura como para sentirse con dudas. No quería preocuparse por eso, mientras que ella y Cristian supieran que se querían el uno al otro, era suficiente como para que ambos pudieran confiar.

—¿Pero qué hacía Cuti mientras vos bailabas con el noruego?

—Sonny se sentía mal, así que Cuti lo acompañó al baño. Tardaron un montón de tiempo ahí, así fue cuando se me acercó Erling. Cuando bailábamos no estaba Cristian con nosotros, pero cuando volvimos a vernos no le conté nada. No sé si quiero contarle, capaz se hace la cabeza con eso y realmente no fue nada. Erling me trató bien, recién nos conocíamos y fue copado.

—Me parece que cuando se entere no va a pensar lo mismo.— Cami movió los hombros para atrás, restándole importancia y un rato después, sacó el celular.— Tengo cosas que contarte. Me escribió Phil en Instagram, me está invitando a salir a un bar. Uy, también me escribió Alexis. Me parece que se enteró que ayer me comí a Phil.

Martina leyó los mensajes que Camila había recibido esa noche. Mac Allister le reprochaba a su ex novia que había estado en la casa de otro futbolista y que además, se había comido a Phil. No sabía cómo fue capaz de enterarse de eso, Martina confiaba totalmente en Cristian, porque su novio estaba siendo muy apegado a Cami y estaba completamente de su lado. Sin embargo, ayer también habían estado Julián y el Dibu en la joda, capaz alguno le había mandando un mensaje al colorado, o algún jugador que conocía a Alexis también se había metido. Martina no era capaz de recordar cuántos futbolistas había visto la noche pasada, así que cualquiera podía haber ido a contarle a Alexis lo que vieron. Como ni Alexis ni Cami habían salido todavía a aclarar que no estaban más juntos, las personas seguían creyendo que eran una pareja. Ojalá nadie pensara que Cami Mayan era la infiel en esa pareja, porque estaba muy lejos de ser la verdad.

El teléfono empezó a sonar en manos de Martina, y las dos se miraron. Cami se llevó las manos a la cara, cansada.

—No quiero atender, no quiero hablar con él. Ya sé lo que me va a decir.

—Si me permitís, Cami, lo voy a mandar a cagar.— Martina tenía muchas ganas de putearlo, no podía tolerar que su mejor amiga estuviese con el corazón roto por culpa de un hombre. Mucho menos podía tolerar que le rompiera las bolas a Camila, cuando ella tenía todo el derecho de salir y comerse a quien quisiera. Alexis no había pensado en ella cuando decidió serle infiel con su amiga, tampoco pensó en que la lastimó en plenas fiestas. Cami no le había hecho ningún quilombo a él, mientras que si Martina hubiese estado en su lugar, probablemente lo hubiese hecho pagar con lágrimas y sangre.

—Te dejo hacer tu trabajo, Martu.— Cami le entregó el celular y con una sonrisa llena de maldad, Martina atendió la llamada.

Alexis fue el primero que habló.

—Te estuve llamando, te mandé mensajes. ¿Cómo mierda puede ser que estés con Phil Foden? ¿Acaso no tenes respeto por vos misma? ¿Qué van a pensar los demás? Me cambias por el primero que se te aparece.

Ah, no. Martina ya quería comérselo crudo.

—Escuchame un ratito, cabeza de poronga. Vos a Camila la tratas con más respeto. Ella no tiene porqué darte explicaciones de lo que hace con su vida, se puede coger a quien quiera y vos no tenes qué decir nada, porque vos ya no estás con ella. Son historia, terminaron. Vos la cagaste, hermano. Tendrías que haberte dado cuenta de lo que iba a pasar, antes de hacer lo que hiciste.— hubo un silencio del otro lado de la línea, Alexis se había quedado callado, impactado al escuchar una voz que no era la de su ex novia.

El asombro no duró mucho, Alexis respondió a los minutos.— Martina, vos no tenes nada que ver con esto. Deja de romper los huevos y anda con tu novio a joderlo a él.

¿Acaso se podía ser más pelotudo? Alexis Mac Allister encabezaba la lista.

—Cristian no tiene nada que ver con esto y si te escuchara te cagaría a trompadas. Yo que vos me cuido en el próximo partido que tengan contra el Tottenham, porque te va a hacer mierda.— contestó ella, enojada con el colorado y con su tono de voz. ¿Por qué se hacía el canchero si no se la bancaba? La última vez no se había hecho el vivo, cuando ella lo había encarado. Un poco más y se cagaba en los pantalones.

—¿A mí? Si mal no me dijeron, vos estabas bailando con Haaland. Cuti se tiene que empezar a limar los cuernos.

Ah, no. Martina se levantó de la silla en la que estaba sentada y empezó a caminar por la cocina para liberar energía, estaba con tanta bronca acumulada, que sabía que iba a empezar a putear como nunca.

—Sos un pelotudo, hijo de cien mil camiones rellenos de putas. ¿Qué mierda te importa lo que hagamos Cuti y yo? Hermano, vos sos el que cagó todo y se olvidó que tenía tremenda mujer al lado. Vos sos el que tendría que estar preocupado ahora. Venís a llorar como un pelotudo para pedirle perdón a Cami y después rompes las pelotas cuando ella está con alguien más. Perdiste la oportunidad, ya está. Cortala, deja de joder y seguí tu camino. Que te vaya para el culo con esa Ailu, los dos son igual de ignorantes. No, pobre Ailu. Bastante mal la tiene al estar al lado de un chabón como vos, ojalá se de cuenta que no vales la pena.

Martina tomó una respiración, había hablado tan rápido que no se había dado cuenta de que le faltaba el aire. Del otro lado de la mesa, Cami se tapaba la cara para no reírse de todo lo que había escuchado. Su amiga era mucho más pacífica, mientras que Martina era de ir sin pedir permiso.

—Sos infumable, Martina.

Alexis tuvo el descaro de cortar la llamada después de decir eso. La periodista se llevó las manos al pelo, como una completa desquiciada, todo mientras su mejor amiga la miraba.

—Cami, vos me das el okay y soy capaz de hablar con los demás periodistas para hacer mierda a Alexis Mac Allister.— era capaz de usar su laburo y todos los contactos que tenía para ensuciar al jugador, capaz era lo menos profesional y empático de su parte, pero a esas alturas no le importaba nada.

Cami negó con la cabeza.— No vale la pena que te ensucies las manos por él.

—Bueno, vos sabés que me podés decir y yo en cinco minutos tengo a la prensa de mi lado.

Su amiga la miró con ternura, a pesar de que Martina fuera una loca.

—¿Qué pasó? ¿Qué te dijo Alexis?— Camila sonaba interesada por saber qué había hecho enojar a Martina de esa forma, a pesar de que la periodista fuese una dinamita, algo importante tenía que haber pasado para que lo insultara de esa forma.

—Alexis se enteró que bailé con Erling.— le comunicó ella, con el entrecejo fruncido. No le gustaba que el colorado supiera eso y no su propio novio. Pensándolo bien, lo mejor era hablar con Cristian lo antes posible, antes de que la información le llegara y se hiciera ideas equivocadas.

—Ay, no. ¿Por qué tengo la sensación de que nada bueno va a pasar?

Ella negó.— Si me pregunta, le voy a decir la verdad. No tengo nada que ocultarle.

Cami asintió. Las dos se quedaron un buen tiempo calladas, cada una pensando en sus propios problemas. Camila estaba afrontando su reciente separación y la forma en la que Alexis estaba actuando la hacía desconfiar de todo lo que habían vivido esos años. Martina, en cambio, estaba preocupada por su relación con Cristian y le daba terror que su noviazgo tuviera baches en el camino por algo que no valía la pena. Jamás había pensando en Erling de esa manera.

Cami hizo ruidito con las uñas sobre la mesa, para llamarle la atención a la castaña.

—Escuchame, estaba pensando en algo.— Martina le prestó su absoluta atención a la influencer, dejando atrás sus pensamientos.— Nosotras prometimos que si Argentina ganaba el mundial, nos íbamos a Francia. Quiero despejarme, todo esto que está pasando con Alexis me está destruyendo la psiquis. ¿Qué te parece si nos vamos a Francia?

Martina sonrió. Claro que recordaba esa promesa, así como también recordaba que con Cuti prometieron que se iban a casar si Argentina ganaba el mundial. Tenía muy presente ambas promesas y sabía que sólo era cuestión de tiempo para que las cumpliera. Daba su vida por la selección y ahora que tenían la del mundo, era momento de ir pagando todo lo que había prometido.

—¿Ir a la ciudad del amor con mi mejor amiga, y refregarles en la cara a los franceses que les ganamos? Es mi sueño, Cami.

Cami y Martina pasaron un buen tiempo organizando el próximo viaje, ambas querían hacerlo lo antes posible, principalmente porque tarde o temprano Martina tenía que volver al trabajo y no quería perderse la temporada. Cami se fue un rato después, su hermana iba a venir desde Argentina para darle apoyo en ese momento difícil y la iba a ir a buscar al aeropuerto. Momentos más tarde, ella vio que en Instagram la había empezado a seguir Erling Haaland y que además, le dio like a la última foto que había subido; era la que se sacó ayer antes de salir de joda. Como ella ya lo seguía de por sí, no tuvo que devolverle el seguimiento o algo similar. Y la verdad, estaba un poco cagada de miedo por todo lo que estaba pasando, principalmente porque seguía pensando en que Alexis era un hijo de puta, capaz de generar una situación horrible entre Cuti y ella.

El timbre sonó y Martina se puso pálida.

El caniche caminó en dirección a la puerta, anticipando quién era el recién llegado. Ella caminó lentamente, hasta que la abrió y se encontró con una imagen que la dejó boquiabierta. Martina siempre había sido una persona que amaba a los perros, era el tipo de persona que veía uno en la calle y tenía la necesidad de tocarlo. Así que cuando vio a una cosita negra y chiquita en brazos de Cuti, no pudo evitar sentir que todo su cuerpo se estremecía.

Sorpresa.— Cristian saludó, mientras que ella acercó sus manos involuntariamente al animal. Su novio se lo dejó sostener y Martina apoyó al cachorro en su pecho.

—Ay, qué cosita linda.

—Es que se parece a mi, miralo. Es negrito y te quiere.— respondió él, sonriéndole y provocando que su corazón latiera como nunca.

El perrito la miró con esos ojitos y supo que ya estaba perdida.

—¿De dónde la sacaste? ¿Por qué tenés un perro?

Martina los hizo entrar a casa, Lolo la seguía y daba unos saltos, queriendo acercarse al cachorro. No habían pasado ni cinco minutos y ella quería quedarse con el animalito toda la vida. La pareja se sentó en el sillón, mientras que el caniche se subió y se acercó al perro y lo empezó a oler. El cachorro se quedó quieto, siendo protegido por Martina.

Cuti la miró a los ojos, de la misma manera que la había visto el perrito. Con amor.— Lo adopté, es que quiero formar una familia con vos.

Martina lo miró por un largo momento, asimilando las palabras. No era joda lo que decía, lo estaba diciendo de verdad, sin reírse.

—¿Queres formar una familia conmigo?

—Sí, quiero todo con vos, Martina. Quiero desperarme todas las mañanas a tu lado, quiero que me mires con esa mirada de enojada, quiero tener momentos buenos y malos con vos a mi lado. Quiero que vayas a la cancha y que uses mi camiseta, quiero que me entrevistes después de los partidos. Quiero que Lolo y este perrito que no tiene nombre nos esperen y se pongan contentos cuando volvemos. Quiero que nos casemos, porque eso es lo que prometimos si Argentina ganaba.

Martina sonrió y dejó al perro en el sillón, mientras Lolo empezaba a mover la cola y acercarse al animal. Ya lo había aceptado como un hermano.

Ella se acercó a Cuti y no dudó en unir sus labios con los suyos. Lo había extrañado, extrañaba poner sus labios juntos y demostrarle que lo quería. Una vez que dejaron de besarse, se quedaron muy cerca el uno del otro.

—Yo también quiero todo eso, Cuti. Nunca había pensado en tener una relación como esta, pero todo tiene sentido a tu lado. No quiero perderte jamás, porque sería como perder una parte de mi misma.— ella fue totalmente sincera con él.— Me encantaría formar una familia con perritos con vos, solo con vos. Y sobre el casamiento, también recuerdo eso, solo estoy esperando que me lo propongas románticamente.

Martina se lo podía imaginar a Cristian pidiéndole casamiento en alguna situación bizarra, como comiendo choripanes y tomando fernet. Pensándolo bien, una propuesta en ese momento no sonaba mal. ¿Qué era mejor que comer un choripan y tomar un fernet en compañía de Cristian?

—Te prometo que la propuesta de casamiento va a llegar en el mejor momento y no te vas a poder resistir.— Cristian la miró con esos ojos marrones que la tenían enamorada y de vuelta, le dejó un beso en la boca.

—Tenemos que invitar a Leo y a Anto a nuestra boda, capaz podemos pedirles que sean nuestros padrinos.— ella comenzó a soñar despierta con el momento. Cuando era chica había pensado en cómo sería su casamiento y claramente había soñado con cosas extravagantes. Ahora realmente le daba lo mismo, no le importaba demasiado cómo y dónde sería, simplemente le importaba que dieran el y quienes estarían invitados. Era una locura precipitada casarse con Cristian, pero, ¿por qué tenían que esperar? Además, ya se lo habían prometido al Barba.

Argentina había ganado el mundial y ahora no podía arrugar.

—Me parece que Licha y Cami se van a enojar, también Sonny.— admitió el cordobés, pensando en sus amigos. Martina también pensó en ellos.

—Pero son Leo y Anto, ellos prácticamente creyeron en nuestra relación cuando nadie creía.— le recordó, recurriendo al sentido común. Tener a Anto a su lado y a Leo del lado de Cristian era mucho más de lo que podía soportar, lo necesitaba urgentemente. Ya ni le importaba entrar con su viejo al altar, se imaginó entrar del brazo de Lionel y se le llenaron los ojos de lágrimas.

Cuti sonreía como nunca.— Nos vamos a casar, me voy a casar con la mujer de mis sueños y fantasías.

—Recordá que todavía no me lo propusiste, eh. Puedo cambiar de pensamiento en cualquier momento.

Era una mentira, pero le gustaba molestarlo. Cuti la miró mal.

—Una vez que ponga el anillo en tu dedo, vas a estar atada a mi por toda la vida, culia'.

Martina siguió jodiendo.— Existe algo llamado el divorcio, no sé si lo escuchaste nombrar. Capaz tu cabecita no lo asimiló.

—Jamás, nosotros nunca nos vamos a divorciar. Si Messi avala nuestra relación, a Messi tenemos que hacerle caso.

Martina no se opuso, en cambio, miró al pequeño animalito que estaba jugando con Lolo en el sillón. Los dos rodaban y se mordian. Era una imagen que la emocionaba, porque ver perritos jugar le provocaba una ternura inmensa.

—¿Qué vamos a hacer con dos perros? Mi departamento nos va a quedar chiquito.— admitió Martina. Era un evidente departamento de soltera, donde contaba con las cosas básicas, pero no con mucho espacio. Con Lolo todo estaba bien, porque el perro era chiquito y siempre lo llevaba a pasear a una plaza que quedaba cerca, pero ahora con otro más, necesitaban más espacio. Además, el cachorro que recién habían adoptado tenía pinta de que iba a crecer un montón.

Cuti sonrió como el gato de Alicia, cuando ella se dió cuenta de ese detalle.— Bueno, esa es mi segunda idea. ¿Y si nos mudamos juntos a mi casa? E' mucho más grande y tenemos un patio gigante para que Lolo y este perrito puedan jugar.

—¿Mudarnos juntos? ¿A tu casa?

—Si prácticamente estamos viviendo juntos ahora, es lo mismo. Solo que iríamos a mi casa.— Cristian respondió, acercando su mano a la rodilla de Martina y dejándola ahí.— ¿Tenés miedo?

—No.

—¿Entonces? Pensa en los perritos y en lo que es mejor para ellos.

Ella alzó una de sus cejas.— Eso se llama manipulación, Cristian.

Sabía que los dos estaban jodiendo. Cuti tenía un punto y prácticamente desde que habían vuelto del mundial, él se había instalado en su departamento. No sería nada nuevo. Por otro lado, una sola vez había ido a la casa de Cristian y era igual de gigante que la casa de Son. Había visto el gran patio que tenía y la verdad era que los perritos necesitaban un espacio amplio para poder estar. También, podía prestarle el departamento a Camila, ya que su amiga no tenía dónde quedarse ahora que había terminado con Alexis. Era como si todo se organizara de repente si aceptaba.

—Está bien, pero si me rompes mucho las pelotas, mira que vuelvo a este departamento.— reconoció ella, señalándolo con el dedo. Cristian sonrió triunfante.

—¿Yo? Si soy una masita.

Cristian y Martina se quedaron con los perritos por un buen tiempo, pensando en el nombre del cachorro, hasta que Martina fue rápido al baño y cuando volvió, notó que Cuti estaba un poco serio, mirando su propio teléfono.

—¿Pasó algo?— preguntó Martina, apoyándose detrás suyo y abrazándolo por atrás.

—Esto.— fue ahí cuando vio el celular y leyó que el hijo de puta de Alexis le había escrito por Whatsapp a Cristian. Había una foto en la que estaban Erling y ella sonriéndose y bailando juntos en la joda. No tenía idea de cómo tenía esa foto. El mensaje que decía abajo era un un «Cuidado Cuti, Martina te va a cagar tarde o temprano.»

Martina tenía ganas de tener a Alexis frente a ella para hacerle cualquier cosa, menos agradecerle. ¿Con qué intención hacía lo que hacía? Era pura maldad, era un forro. Lo hacía de mala leche, porque nadie mandaba un mensaje semejante para no causar problemas. Además, Alexis y Cuti nunca habían sido amigos, solamente jugaban en la misma selección y sus parejas eran amigas, nada más. Si ahora se acercaba a Cristian, era para provocarle un mal momento

—Es un hijo de puta, Cristian. No le creas nada de lo que dice.— ella puteó para sus adentros, mirando la foto. Erling le sonreía y ella se reía, era una imagen donde parecían dos amigos que se estaban divirtiendo. Aún así, por culpa del colorado, le estaban creando una inseguridad al cordobés.

—Pero la foto habla por sí sola, mira cómo te estaba mirando el culiao'.

Cristian se levantó del sillón y ella se movió hasta quedar parada frente a él.

—Te lo iba a contar, pero me olvidé. Erling se me acercó ayer mientras ustedes se habían ido al baño y empezamos a hablar. Bailamos dos canciones nada más y no intentó hacer nada conmigo. La foto se puede malinterpretar, pero te juro que no pasó nada. No sé que mierda Alexis te quiere hacer creer con eso. No le creas, es un pelotudo que tiene bronca conmigo y con Cami.

Martina lo tenía junado, quería cagarlo a trompadas. Era un pelotudo por meterla en problemas que no tenían nada que ver con él.

Cuti la miró con sus ojos entrecerrados.— No puse tanto esfuerzo en nuestra relación como para que un rubio con aires de vikingo venga y te quiera robar. Vos sos mía, Martina. Si ese gil no lo entiende, voy a hacer que lo entienda tarde o temprano.

Conociéndolo como ella lo hacía, era capaz de hacerlo mierda en la cancha.

—Erling no tiene interés en mi, Cristian.— volvió a argumentar Martina, tratando de que entendiera su punto. No había nada de lo que preocuparse, aunque en realidad, pensó en que si ella hubiese visto a Cuti bailar con otra mujer, también se hubiese puesto de la misma manera.

Él la miró serio.— Nadie que te ve bailar dice eso, Erling es un hijo de puta que se aprovechó que estabas sola.

—Cuti...— ella trató de hablar, pero Cristian la agarró de la cintura y la cargó sobre su hombro, tal como un hombre de las cavernas.— ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO, CRISTIAN?

—Parece que te olvidaste que sos mía mientras hablabas con ese platinado. Ahora te voy a hacer acordar de quién sos y la razón por la que preferís quedarte conmigo.

Bueno, Martina era solo una chica. Una chica que cuando la agarraban de esa forma y caminaban hasta su pieza, para después arrojarla en la cama, estaba dispuesta a todo. Cristian no dudó en sacarle la camiseta y en besarle el cuello, mientras ponía sus manos en todas partes.

—Si ese pelotudo sigue rompiendo las bolas, le voy a bajar todos los dientes. ¿Me escuchas?

—Pero Erling no estaba haciendo nada...— Cristian la interrumpió con un beso, sus lenguas se unieron y ella jadeó en su boca, justo cuando las manos de Cuti iban en dirección a su parte baja. Él le sacó los shorts en un hábil movimiento, dejándola solamente en ropa interior.

—Puedo parecer un enfermito, Martina, pero soy tu enfermito.

Sus bocas no se separaron y el agarre de Cristian se volvió cada vez más posesivo. Se notaba cómo los celos lo hacían actuar y siendo sincera, si cada vez que se ponía celoso la tocaba de esa forma, Martina no se quejaba. De esa forma, la castaña se fue quedando totalmente desnuda debajo de su cuerpo, mientras Cuti se bajaba los pantalones y los boxers. Ella estaba tan entregada a él, que podía hacer lo que quisiera con ella. Las manos de Cuti fueron a parar a sus muñecas, dónde las sostuvo en un agarre.

—Cristian...

Cuti se puso el preservativo y se introdujo dentro de ella sin pedir permiso, comenzó con las movimientos y ella sólo decía palabras sin sentido. Martina era un desastre, prácticamente estaba gimiendo y suplicando por él.

Cuti no dejó de mirarla a los ojos.— Sos mía, sos mi mujer. Decilo.

En la neblina del deseo, Martina apenas podía decir palabras con sentido.

—Soy tu-tuya, Cristian.

—Y que le quede bien en claro a ese culiao'.

Suya, Martina se lo continúo repitiendo hasta que los dos acabaron y se abrazaron con fuerza. Las muñecas de la castaña fueron soltadas y respirando con dificultad, ella pasó su mano por Cristian y le hizo unas caricias suaves.

—La próxima vez que juguemos, lo voy a hacer mierda.

—¡Cristian!

El cordobés levantó la mirada y soltó una risa burlona.

—Tengo que ponerlo en su lugar.

Así y todo, celoso y posesivo, era el Cristian Romero del que se había enamorado.


Buenas, ¿cómo están? 💗

SE PUSO INTENSO EL CAPÍTULO, ¿Les gustó?

Estuve leyendo todo lo que me pidieron, así que trate de reunir un poco de todo: Martina y Cuti formando una familia (con perritos, obvio), más apariciones de Cami, Cuti soft, Cuti celoso, etc. Gracias por ayudarme con sus ideas, posta. Los amo.

No sé que más decir, así que nos vemos la próxima. Gracias por leer<3

pd: tengo una historia de Erling Haaland que subí a unos días, por si quieren leerla. También es un enemies to lovers 😎

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