10. As you are

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«Muéstrame tu corazón roto y todas tus cicatrices, amor, te aceptaré tal y como eres» The weeknd.

A medida que se acercaban al hogar de Taehyung, este dejó de bailar y reír, podía sentir el cansancio de su cuerpo, sus pies dolían por haber bailado toda la noche; en el interior del auto solo se podía escuchar la música. Jungkook estaba sumergido en sus pensamientos como para darse cuenta de que el rubio descansaba la cabeza en su hombro y que empezaba a quedarse dormido.

Jungkook esperaba poder hablar con Taehyung al llegar a casa, pero cuando se percató de que este dormía profundamente todo lo que había practicado mentalmente se disipó. No habían tenido una conversación apropiada sobre su relación, aquel beso en público no fue suficiente para todo lo que ellos se han estado guardando en las últimas semanas, ya no podía seguir postergando aquella conversación o las cosas se complicarían aun más.

Esa noche solo hablaron de cosas banales y fue por un momento muy breve, ni siquiera estaban en completo juicio y como siempre terminaron en un beso que ambos sabían acabaría en lo de siempre, sexo.

Debían terminar con esa tensión que se había vuelto cada vez más grande entre ellos, si no lo hacían se volvería un círculo vicioso y tóxico en el que acudirían al otro de los problemas que giraba en torno a ellos. Eso era algo que Jungkook quería evitar que sucediera y estaba seguro que Taehyung tampoco quería tener una relación en la que huían de sus dificultades en lugar de hablarlo.

—Vamos, Tae —murmuró Jungkook tratando de sacarlo del auto.

—Jungkookie —balbuceó entre sueños mientras era cargado por los fuertes brazos de su novio—. Jungkookie —repitió dejando caer si cabeza en el pecho del contrario, aferrándose al cuello del pelinegro mientras este se dirigía a la habitación de Taehyung.

Con cuidado lo dejó reposar sobre la cama mientras seguía tartamudeando entre sueños.

—Te quiero, Jungkook —susurró entre dientes mientras el azabache intentaba quitarle la chaqueta y la camisa. Dejó de hacerlo y levantó su mirada hacia el rostro del rubio para asegurarse que aún seguía medio dormido.

—¿Qué? —cuestionó la dejarlo reposar por completo en la almohada. Creyó haber escuchado mal.

—Te... quiero —musitó. Jungkook lo miró sorprendido mientras veía como Taehyung se acurrucaba y abrazaba una almohada inconscientemente; por los pequeños ronquidos que escuchó luego, supo que se había quedado profundamente dormido.

El pelinegro terminó de desvestirlo y despojarlo de sus joyas en completo silencio, para luego cubrirlo con el edredón. Decidió quitarse los zapatos y recostarse a su lado, llevó su mano hasta el cabello de Taehyung y lo apartó para poder apreciarlo mejor.

—Yo también te quiero —murmuró—. Más de lo que podría admitirte.

Se quedó varios minutos apreciando el rostro durmiente de Taehyung, tomó la mano izquierda del rubio y admiró la delicadeza de sus largos dedos, para él era una de sus tantas cualidades. Jungkook se quitó el anillo de oro que llevaba en su mano derecha y lo deslizó por el dedo anular del rubio.

—Si te queda —susurró para sí mismo, con una sonrisa en el rostro al ver lo bien que se le veía su anillo a Taehyung, fue por eso que decidió dejárselo.

Entrelazó su mano con la del hombre frente a él y no pudo apartar su mirada de él hasta quedarse dormido, sin siquiera quitarse la ropa o apagar las luces, estaba muy cansado para ello. Lo único que pasaba por su cabeza era el hecho de que Taehyung le había dicho entre sueños y medio borracho que lo quería, le alegraba saber que no era el único que empezaba a sentir cosas más fuertes que una simple atracción, ya no solo le gustaba, realmente lo quería y esa noche pudo darse cuenta de ello, por eso lo besó en medio de una calle concurrida. Se arriesgó porque lo quería y en ese momento, era lo único que importaba.

***

Al siguiente día, la luz del sol a través de la ventana iluminó la habitación haciendo despertar a Jungkook, en cuanto abrió los ojos el fuerte dolor de cabeza le hizo acariciar su sien; cuando notó la mano de Taehyung abrazar su cintura fue que recordó lo que había pasado la noche anterior, sonrió al ver que casi siempre terminaban en la misma posición del rubio abrazándolo a él o con las piernas entrelazadas.

Jungkook salió despacio de la cama sin despertar a Taehyung, quien parecía estar apenas en el primer sueño. Con la cabeza martillándole se colocó los zapatos, buscó algún papel y pluma en las gavetas del estante de madera que estaba pegado a la pared cerca de la puerta doble que daba entrada y salida a la recámara.

Entre esos cajones se encontró cosas mucho más interesantes que se recordó usar en otra ocasión, fue después de haberla cerrado que se dio cuenta que es esa gaveta que siempre mantiene bajo llave y entendió la razón, allí guardaba todos esos juguetes sexuales, lo que le sorprendió fue ver juguetes bondage: mordazas, látigos, esposas, cuerdas. Estaba casi seguro que todo aquello lo había utilizado con Minjae y que no le había contado sobre aquello porque no quería que lo utilizaran con él.

Al encontrar una hoja en la que anotar, escribió algo rápido porque sabía que Taehyung lo buscaría en cuanto despertara, pero necesitaba volver a casa y ver como estaba el panorama luego de haber salido del closet públicamente, debía enfrentar su realidad.

En su camino de vuelta a casa revisó los múltiples mensajes que había recibido de su asesor, de Monique, incluso de su familia, eso solo le dejaba claro que la notica había corrido rápido, recién eran las ocho de la mañana y ya todo mundo parecía haberse enterado de lo que sucedió la noche anterior.

Al llegar a casa, los escoltas en la entrada de la residencia le hicieron saber que su familia estaba en su casa, él sabía perfectamente porque estaban allí, por lo que no pudo evitar estar tan nervioso. Le había ocultado su sexualidad a su familia por tanto tiempo, que incluso dejó de lado a personas por las que se había enamorado solo por miedo a que sus parientes lo supieran.

Después de la muerte de su abuelo heredó el liderazgo del clan Geum, y desde ese tiempo el resto de su familia no estuvo del todo de acuerdo con que fuese el líder porque era demasiado joven como para ser la cabecilla de un clan, fue por esto que Jungkook tuvo que hacerse respetar y demostrar que era merecedor de lo que su abuelo le había dejado tras su muerte.

Respeto y honor, es lo que siempre ha tenido que mantener, no se podía dar el lujo de por gustos personales quebrantar aquello. Estaba seguro que en cuanto saliera del closet perdería el respeto que ha tenido que ganarse a base de todo lo que le había instruido su abuelo.

—¿Los dejaron entrar a la casa? —cuestionó Jungkook, a lo que sólo recibió un asentimiento por parte de sus escoltas—. Espero que haya alguien allá arriba vigilando.

—Sí señor.

Finalmente había llegado ese momento, le hubiese gustado tener a Taehyung a su lado, pero eso solo empeoraría la situación. Mientras se aproximaba a la puerta de su casa sintió su corazón latir cada vez más fuerte. No había hablado con su familia desde hace largos meses, casi un año en realidad y eso le inquietaba aún más.

Enfrentar a sus familiares no era algo que estaba planeando en un futuro cercano, pero allí estaba, mordiéndose los labios con nerviosismo mientras caminaba por el pasillo que lo dirigía a la sala principal, ni siquiera se escuchaban voces; dejó salir un suspiro antes de entrar a la sala donde encontró a tres mujeres y tres hombres sentados en su sofá.

Sus tíos y tías, los seis hijos de su abuelo y hermanos de su padre, quien ni siquiera llegó a conocer pero que todos decían que el parecido que compartían era increíble, incluso en las expresiones. Tampoco llegó a conocer a su madre, siquiera una foto de ella, supuso que su familia se encargó de desaparecerla del mapa, con el tiempo dejó de preguntar por ella y hasta la fecha no había encontrado rastro alguno de esa mujer.

Jungkook los saludó con una reverencia, pero lo único que recibió por parte de ellos fue un asentimiento y una mirada fulminante.

—Vayamos al grano, que estén aquí debe ser por una muy buena razón, ya que no me visitan ni me llaman desde hace casi un año —espetó Jungkook.

—¿Desde cuando eres un degenerado? —cuestionó el mayor de sus tres tíos.

—Empezamos el bombardeo de preguntas con insultos, genial. —Jungkook mostró una sonrisa falsa mientras se sienta en el sofá gris frente a ellos.

—Jungkook, no estamos aquí para tus jueguitos —señaló una de las mujeres.

—Desde siempre, siguiente pregunta —contestó Jungkook con desdén.

—No me jodas, Jungkook, siempre te hemos visto con mujeres, hasta tienes un burdel, ¿ahora quieres venir con esta mierda de que eres un maldito maricón? —Jungkook chasqueó la lengua y rodó sus ojos en desacuerdo. Que él tuviese un burdel no tenía nada que ver, es solo un negocio que no tiene nada que ver con sus gustos.

Agh, esa es una palabra que me ofende muchísimo y me tiembla la mano cada vez que la escucho, prefiero el término homosexual o gay, evitemos una muerte innecesaria —demandó.

—¿Kim Taehyung? De todas las personas con la que podías enredarte, ¿con tu rival? —cuestionó el menor de sus tíos. Quien se había mantenido en silencio hasta ese momento.

—Somos socios ahora, al parecer solo se enteraron de lo otro, no de que unimos fuerzas para enfrentarnos a un enemigo en común —le corrigió Jungkook. El dolor de cabeza empezaba a ser insoportable, por lo que necesitaba que aquella conversación acabara pronto.

—Esto debe ser una especia de broma, mucha gente sospechaba que ese Kim Taehyung fuese un depravado que se acostaba con hombres, ¡¿pero tú?! —le apuntó con el dedo otro de sus tíos—. Tu siquiera dabas indicios de serlo.

—Soy muy bueno ocultando cosas, pero me harté de hacerlo, así que tráguenselo y váyanse de mi casa —ordenó Jungkook poniéndose de pie. Había tolerado muchos insultos y estaba a muy poco de estallar si no cerraban la boca o se iban.

—¿Fue él cierto? Él te metió eso a la cabeza, necesitas un psicólogo que te haga entender, esto está mal, Jungkook —cuestionó una de sus tías, a quien consideraba como la más tranquila y serena de todas.

—No me metió nada a la cabeza, me gustan los hombres, Taehyung ni siquiera ha sido el primero con el que he estado involucrado, pero si el primero en ser mi pareja, y todo al que le moleste se puede ir muy a la mierda —replicó.

—Qué asco, eres un sucio, no esperaba esto de ti, ¿con un hombre?, ¿te besas con un hombre? —preguntó su tía con una expresión de disgusto.

—Y tenemos sexo también, ¿hay algún problema con eso? Pues lárguense —admitió con orgullo.

—Estoy a nada de golpearte a ver si recapacitas —gruñó su tío con los puños cerrados a sus costados y ahora parada frente a él.

—Adelante —le incitó el pelinegro tensando la mandíbula.

—Corta toda relación con ese hombre, Jungkook, o te vas a arrepentir luego, perderás tus influencias y ten por seguro que el liderazgo del clan también —sugirió.

—No lo haré.

—¡Maldita sea!, ¿qué es lo que tiene ese tal Taehyung?, ¿tanto te gustó que te cogiera un hombre? —cuestionó el hombre frente a él.

—En realidad... —se detuvo a media frase—, como sea, no necesito darles explicaciones, no voy a dejarlo porque ustedes me lo piden, me arriesgaré.

—¿Realmente él vale la pena? —preguntó su tío.

—Claro que lo vale, es mi novio y lo quiero, lo siento si eres de mente muy cerrada como para entenderlo —bramó Jungkook.

—Kim Taehyung no es más que un maldito maricón que te lavó el cerebro.

—Te advertí que esa palabra me saca de quicio —lo señaló con su dedo índice mientras dabas un paso al frente.

—No vale la pena que renuncies a todo por un... marica —murmuró con desprecio. Jungkook tronó su cuello al moverlo de un lado a otro y le lanzó un puñetazo a la cara de su tío. Vio de reojo cómo los demás sacaron sus armas y sus escoltas en reacción también sacaron las suyas.

Su tío le respondió con otro puñetazo que terminó haciéndole sangrar la nariz, misma que limpió con el dorso de su mano y una sonrisa maliciosa en el rostro.

—Adelante, pégame más, castígame como lo hacías antes —reclamó con tranquilidad—. ¡Ya no soy un maldito niño! No voy a permitir que le faltes el respeto a Taehyung.

—¿Respeto?, ¿qué respeto? Solo por ser gay ya pierde su estatus de ser respetado y temido, deberías saberlo —espetó con veneno—. Taehyung es tan asqueroso como tú y no merece ser llamado líder de una mafia tan poderosa.

—¿Quién lo dice?, ¿un grupo de viejos homofóbicos de mente cerrada que creen que ser gay nos hace menos hombre? Te aseguro que este "maricón" puede matarte de una paliza.

Su tío lo miró con ira y le respondió al lanzarle otro golpe a la cara que esta vez termina partiendo su labio inferior. Con la rabia haciéndose cada vez más grande Jungkook se abalanza hacia él tomándolo por el cuello y lanzándolo con todas sus fuerzas al patio de la casa, escuchó los gritos de sus tías detrás, mientras que los demás intentaban apartarlos. Después de llenarlo de golpes sin control alguno, uno de sus tíos logró alejarlo de su cuerpo.

—¡Lárguense de mi casa! —gritó Jungkook con su pistola en mano mientras observaba a su familia con los ojos desorbitados.

—Si no cortas la relación que tienes con ese chupa pene olvídate de que tienes una familia que te resguardará la espalda en esta batalla —señaló con dificultad el hombre que acaba de golpear.

—¡Que no lo voy a dejar maldita sea! Métanselo en la cabeza, él me quiere, yo lo quiero, ¡fin del asunto! —vociferó aún con su arma en mano, pero sin apuntar a nadie.

—Me indigna saber que prefieres a un hombre antes que a tu familia —masculló una de sus tías, mientras recogían sus cosas para irse.

—Si realmente lo fueran, no me darían la espalda por algo tan estúpido como eso —replicó Jungkook.

—El abuelo estaría muy decepcionado de ti, con todo lo que te enseñó y ahora resulta que eres gay, que decepcionante —masculló—. Has deshonrando y ensuciado nuestro apellido de la peor manera, eres una vergüenza para todos los Jeon.

Aquellas palabras de su tío fueron el balde de agua que congelaron a Jungkook, mientras ellos abandonaban la residencia. Todos sabían que su debilidad estaba en su abuelo y lo mucho que le afectaba deshonrarlo. Respetaba demasiado a su abuelo, y que le restregaran en la cara algo que ya sabía dolió más.

Su abuelo lo había entrenado para ser un hombre, para ser la cabeza de una familia, y siempre le dijo que cuidara las relaciones porque eso lo mantendrá en la cima, y sabía que cuando saliera a la luz su sexualidad sería motivo de burla, humillación, amenazas y relaciones rotas.

Era consciente de que si su abuelo estuviese vivo le habría pegado hasta que se le quitara lo gay; no tuvo una niñez normal, siempre que hacía algo mal era castigado hasta que lo hiciera bien, quizás por eso es tan perfeccionista con todo lo que hacía, tal vez por eso había vivido la mitad de su vida con el miedo de hacer algo mal y decepcionar a su familia.

Aunque en el momento se llenó de valor para enfrentarse a su mayor miedo. Allí, mientras golpeaba la pared de concreto con rabia una y otra vez, con el puño apretado pensó en cómo no había dudado para irse en contra de su familia por defender a Taehyung, es el primer hombre por el que hacía algo como eso y esperaba no arrepentirse después.

Con el labio partido y los nudillos lastimados llenos de sangre, decidió ducharse para quitarse al mal olor a alcohol y sudoración de encima.

Mientras desayunaba esperaba que su enojo disminuyera, pero mientras más tiempo pasaba, más se enojaba con sí mismo, con su familia. Le llenaba de rabia recordar todas las palabras hirientes de sus tíos, en el fondo le lastimaban.

Una vez más volvió a dudar si realmente era necesario que arriesgara tanto por Taehyung, se lo preguntó una y otra vez hasta el punto que le pareció frustrante. Estaba seguro que lo quería, no había sentido nada así por alguien, pero había algo más que le hacía dudar.

¿Los sentimientos del rubio acaso eran tan fuertes como los de él o solo lo quería por comodidad o conveniencia?, ¿acaso solo lo quería por la química a la hora del sexo?

Eran preguntas inundaban su cabeza mientras se subía a su auto y conducía a toda velocidad hasta la casa de Taehyung. Con la mandíbula apretada y la mirada oscurecida por todo el enojo que se acumulaba mientras se mantenía silencio. En ese momento volvió tener esos pensamientos sombríos que lo hacían comportarse como una bestia, en su mente solo podía pensar en aquellas escenas llenas de sangre en las que él era el verdugo, ya no pensaba con claridad, no prestaba atención a sus acciones.

Estaba tan furioso que todo su enojo empezaba a nublar su juicio, necesitaba que Taehyung lo devolvería a la tierra, lo necesitaba como nunca para olvidarse de todo lo que le hacía dudar sobre ellos. En ese momento quería borrar los pensamientos oscuros que estaban emergiendo y solo había una manera de hacerlo.

Taehyung se encontraba en la cocina de su casa, había decidió quedarse en casa durante todo el día por la resaca; mantenía su mente ocupada en la cocina para ni pensar en todo lo que probablemente se había desatado después de que Jungkook lo haya besado en público. No estaba listo para enfrentar su realidad, fue por eso que silenció su teléfono, para evitar cualquier cosa que tuviera que ver con ello. Necesitaba tiempo, necesitaba enfrentarse a ello con la cabeza más fría y en aquel momento no lo estaba.

En el segundo que apagó la estufa, escuchó el fuerte sonido de la puerta cerrarse y seguido de eso notó la presencia de Jungkook, pero siquiera le dio tiempo a observarlo bien cuando lo levantó sobre sus hombros, como si de un saco se tratara.

—¿Qué te pasa? ¡Bájame ya!

—Te necesito.

—Esta no es la forma de pedirlo, bájame ya bastardo —demandó Taehyung intentando deshacerse del fuerte agarre de su novio, quién empezaba a subir las escaleras cerca de la sala de estar delante la cocina.

—Silencio —ordenó el pelinegro al darle una nalgada que hizo sobresaltar a Taehyung, quién no dejaba de patalear y golpear la espalda de Jungkook.

—Te voy a destruir, ¡¿me escuchaste Jungkook?! —advirtió con el ceño fruncido. Dejó salir un chillido cuando fue arrojado a su cama.

—Tú, hijo de... —Taehyung se detuvo al ver los golpes en el cuerpo de Jungkook. Quien ya no tenía su camiseta puesta. Tenía el labio partido, los nudillos lastimados y su mirada era oscura, tanto que le causaba temor—. ¿Qué te pasó?

—Me pelee con alguien de mi familia por defenderte, eso pasó, al menos debería recibir algo a cambio —replicó mientras se deshacía de sus pantalones y se paseaba por la habitación únicamente en bóxer, rebuscando con desesperación en ese cajón que ya era conocido para él, donde su novio guardaba el lubricante y los condones.

—Jungkook, no soy un objeto que puedes reclamar siempre que quieras tener sexo por no enfrentar tus problemas.

—Creo que eres exactamente eso —susurró sin pensarlo. Dejó el bote de lubricante sobre la cama y le dedicó una mirada extraña a Taehyung, una de la que el rubio tuvo algo de miedo, no parecía ser Jungkook, su Jungkook. Era diferente, parecía tener la mente en blanco, perdido, preso de sus propios pensamientos.

—¿Qué?, ¿estás escuchando lo que me dices?

—Desde un principio tú no has querido nada serio, solo nos buscamos cuando queremos olvidar nuestros problemas con sexo, es lo que tú haces. —Jungkook empezó a besarlo con ferocidad, pero Taehyung no le devolvió el beso.

—Claro que no, no hemos salido como una pareja normal por tu miedo a que la gente supiera que te gustan los hombres, además de que casi no tenemos tiempo...

—Tú sigues completamente hermético conmigo, no quieres mostrarme tus verdaderos sentimientos, lo has hecho dos veces y vuelves a esconderte tras ese muro, así que eres tan cobarde como yo —le interrumpió Jungkook mientras los desvestía con arrebato.

Taehyung se sintió herido por las palabras del pelinegro, más porque decía la verdad y eso solo hizo que se enojara, dejó que Jungkook lo besara y lo desvistiera con desesperación. Solo fue cuestión de segundos cuando sintió los dedos del contrario en su entrada, pocos minutos después de haber sentido tres dedos moverse en su interior, obligó a Jungkook a recostarse sobre la cama y se subió sobre su regazo.

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Dedicándole una mirada furibunda, le colocó el preservativo y se estiró hacía adelante para besarlo con frenesí, mientras lo hacía tomó la erección de su novio entre sus manos y lo deslizó hacia su interior al impulsar sus caderas. Mientras se acostumbraba a tenerlo dentro se movió lento y poco a poco fue aumentando la velocidad.

Mientras movía sus caderas, jadeante se mordía los labios al sentir el placer arroparlo, observó las expresiones de Jungkook mientras se movía encima de él, tenía el ceño fruncido, apretaba su cintura y de vez en cuando escuchaba su mano impactar contra sus nalgas.

Cuando el pelinegro vio a Taehyung inclinarse hacia adelante, no le gustó para nada la mirada que le dedicó, así que detuvo sus movimientos para cargarlo por la cintura y dejarlo de rodillas sobre el diván delante de la cama.

Cuando Taehyung sintió ser llenado nuevamente y esta vez de golpe, tuvo que sujetarse del dosel de hierro de su cama para poder mantener la compostura mientras su novio golpeaba su sensibilidad sin piedad alguna. Se mordió tanto el labio que llegó a sentir el sabor metálico de la sangre, no quería que Jungkook supiera lo mucho que disfrutaba aquello, se supone que estaba enojado por lo que estaba haciendo, pero no podía evitarlo cuando estaba tocando su punto débil con furia y eso le excitaba demasiado.

—No escondas tus gemidos, sé que te encanta —demandó Jungkook llevando su mano al cabello rubio para luego tirar de él y provocarle un gemido profundo que invadió cada rincón de la habitación. Luego de eso ya no pudo callarse, Jungkook se estaba encargado de hacerlo delirar del placer.

—¿Por qué te tienes que verte tan malditamente bien así? —cuestionó jadeante, haciendo que Taehyung subiera su pierna derecha y apoyara su pie en el diván. Para poder sostenerse con mejor facilidad, el rubio dejó ir el dosel de su cama y afirmó sus manos sobre la cama mientras sentía las manos de Jungkook apretar su cintura durante el vaivén de las aceleradas embestidas.

Por lo general Taehyung siempre respondía a las palabras sucias de Jungkook, pero en aquel momento no quería hacerlo, un par de estocadas más y terminaría corriéndose pronto. No necesitaba responder a nada, por lo fuerte, insistentes y violentas que eran las embestidas no podía hacer otra cosa más que gemir en lo alto, después de todo era lo que el pelinegro quería lograr.

Estaba furioso, muy enfadado con Jungkook y quizás por eso mantuvo su mirada en las sábanas que estrujaba con sus manos cada vez que el pelinegro lo penetraba con tanta profundidad que sentía perder los sentidos por fracción de segundos. Su respiración era errática en cada embestida, nunca antes había sentido tal energía en Jungkook y eso lo llevaba al delirio del placer.

—Te ves muy caliente en esta posición —gruñó Jungkook apretando aún más su cintura. Taehyung podía sentir lo cerca del clímax que estaba—. Mírate.

—¿Qué? —cuestionó Taehyung entre gemidos.

—Que te mires —ordenó Jungkook bajando la velocidad de sus movimientos. Taehyung entendía perfectamente a que se refería y fue en ese momento que deseó no haber tenido un espejo cubriendo toda la pared detrás de su cama, no quería ver lo débil que era con Jungkook cuando se trataba de sexo, siempre se ha visto desde ese espejo estando detrás más no debajo.

El pelinegro nunca le llegó a pedir que se mirara, que lo hiciera en ese momento dejaba claro que estaba fuera de sí, no estaba pensando las cosas que hacía, estaba cegado por el placer, la lujuria y la excitación del momento.

Taehyung mantuvo su mirada en cualquier parte de la habitación menos en el espejo delante de él, apreció como las manos del azabache se deslizaban por su espalda, pasando por debajo de sus brazos y luego sintió sus dedos en su mentón.

—Levanta la mirada y mira lo obsceno que luces. —Sin detener sus movimientos, sintió como con el dedo índice y pulgar apretaron sus mejillas obligándolo a levantar su cabeza, encontrándose con la mirada lasciva de Jungkook a través del espejo, con una sonrisa ladina y sin dejar de mirarlo, vio cómo éste pasaba dos dedos por sus labios entreabiertos.

La imagen que tenía Taehyung ante sus ojos hizo que todo su cuerpo se calentara inevitablemente, observó la anatomía de Jungkook, quién volvió a enderezar su cuerpo; se encontraba de pie y al igual que el rubio, con una pierna levantada apoyada en el diván que Taehyung estaba de rodillas con una pierna que el azabache mantenía elevada.

Taehyung apreció los tatuajes de su novio y como su abdomen marcado se contraía, dejó salir un gemido gutural cuando el azabache continuó con las fuertes embestidas.

—Mírate —demandó Jungkook al ver como el rubio estaba enfocado en todo menos en verse al espejo. Taehyung sintió como la energía del pelinegro volvió a ser muy intensa, podía sentir su miembro golpear su próstata con profundidad y fiereza, lo que provocaba que el rubio no pudiera mantener sus gemidos controlados.

La corriente que sentía, todo el placer que recorría por sus venas desde la punta de los pies hasta la cabeza le hacía olvidar todo, solo podía concentrase en todo lo que podía sentir y no le importó que quien que estuviera en la casa lo escuchara sollozar del placer.

—¡Que te mires! —gritó con la respiración agitada. La mano de Jungkook resonó al impactar contra el tatuaje en el glúteo de Taehyung, quién terminó obedeciendo su petición.

Finalmente se vio a sí mismo en el espejo, sus cejas estaban fruncidas, labios entreabiertos mientras gemía sin pudor, su cabello estaba desordenado y sus mejillas tenían un tinte carmesí y mirada estaba llena de lujuria. La imagen solo hizo que se excitara aún más, no quería hacerlo, en ese momento no quería demostrarle a Jungkook que tenía poder sobre él, pero ya era muy tarde para ello y en efecto la imagen de sí mismo en el espejo era muy obscena, que acompañada de sus gemidos altos y profundos solo hacía del momento mucho más lujurioso.

Volvió a mirar a Jungkook y la expresión que este tenía no era muy diferente a la suya, tenía la mirada puesta en su trasero y noto como se mordía los labios mientras lo hacía. Cuando el pelinegro levantó la mirada, se encontró con la de Taehyung, quién lo observa con enojo y lujuria al mismo tiempo. Seguía muy enfadado con el pelinegro, pero los gemidos que salían de su boca demostraba todo lo contrario.

Escuchar los gemidos de Jungkook era algo que encendía su cuerpo, verlo en aquella posición y escucharlo era simplemente era otro nivel de placer. Observando la imagen de sus cuerpos desnudos colisionar, el sonido del chapoteo de sus pieles, sus gemidos y las frenéticas penetraciones de su novio fue lo que le hizo estallar en un orgasmo que le robó el aliento por una fracción de segundos.

Con todo su cuerpo temblado por la gran cantidad de placer que era liberado, vio como Jungkook juntaba sus cejas y volvía la mirada a su trasero. Su respiración de volvió irregular cuando su abdomen aún se contraía debido al orgasmo.

—Aprietas demasiado —gimoteó Jungkook al sentir las paredes de Taehyung contraerse. Apreciar a través del espejo los espasmos de su novio y escuchar su nombre mientras llegaba al orgasmo fue lo que hizo que terminara corriéndose dentro de él.

Taehyung sintió una última y fuerte embestida mientras escuchaba un gemido ronco por parte de Jungkook. Con la respiración agitada cayó sobres sus rodillas en el diván, hace rato necesitaba bajar esa pierna, pero se sentía demasiado bien como para hacerlo. Recuperó el aliento y con un fuerte dolor en su espalda baja dejó a Jungkook sentado en el sillón, con la cabeza recostada sobre la cama, su pecho subiendo y bajando.

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En silencio y antes de entrar al baño se encargó de limpiar sus fluidos sobre la cama y parte del diván.

—¿Satisfecho? —cuestionó Taehyung pasando su mano por el cabello algo húmedo de Jungkook y solo recibió un asentimiento de su parte—. Ya puedes irte y no me vuelvas a buscar —ordenó el rubio dejando ir el cabello de Jungkook con brusquedad y cerrando de golpe la puerta del baño.

Jungkook se levantó alarmado luego de ver cómo Taehyung dejaba la habitación y se encerraba en el cuarto de baño. Había cruzado la línea, utilizó las palabras incorrectas, de eso estaba seguro, pero aun así llamó a su novio algunas diez veces, sin recibir respuesta de su parte. Se rindió y decidió limpiarse en el baño de la recámara que solía usar.

Taehyung yacía en el interior de la tina llena de agua, con los ojos cerrados luego de haber limpiado su cuerpo. En ese momento no quería ver a Jungkook, lo utilizó como un objeto sexual y lo peor fue que lo dejó.

Pensó que habían avanzado en su relación, que realmente tenían algo especial, así que ver la repentina actitud con la que llegó el pelinegro, le hizo sentir insuficiente. Sentía que no era suficientemente para nadie, ni siquiera para Jungkook y eso le dolió aún más. Anhelaba que alguien lo quisiera para algo más que sexo, por como Jungkook lo había tratado desde un principio, esperaba que el fuera esa persona.

En el poco tiempo que llevaban siendo pareja, aprendió a quererlo y solo por eso lloró en silencio. Pensando que en el fondo Jungkook en realidad no lo quería de esa manera, y lo peor de todo es que le había demostrado lo contrario hasta que empezó a actuar distante después de que los Yakuzas se enteraron de su relación, luego lo besó en público y creyó que finalmente habían dado el paso de luchar por estar juntos o eso era lo que esperaba.

Para cuando Jungkook volvió a la habitación del rubio, lo encontró aseado y cambiado, con el cabello ligeramente húmedo. Susurró su nombre una vez más y solo escuchó un gruñido por parte de Taehyung.

—No sé porque sigues aquí, te dije que te fueras —demandó Taehyung cruzando por su lado con la mirada en el piso, pero Jungkook lo detuvo.

—Hablemos por favor, no puedes hablar en serio —masculló Jungkook con voz suave. Sabía que lo había arruinado todo por culpa del enojo, pero no quería que todo lo que ya había arriesgado se fuera a la mierda, no quería que todo lo que discutió con su familia haya sido en vano.

Ah, ¿ahora quieres hablar? Antes solo querías romperme en pedacitos en palabras y acciones —se quejó Taehyung aún sin darse la vuelta—. Me arrebataste la ropa, me besaste aun cuando yo no te devolví el beso y me usaste como si fuese una maldita cosa, es la primera y última vez que te lo permito Jeon.

—Taehyung, mírame —le pidió el pelinegro. En cuanto se dio la vuelta Jungkook notó sus ojos algo hinchados y la punta de su nariz roja.

—Estuviste llorando. —Jungkook tiró de su brazo para arroparlo en un abrazo, pero Taehyung lo alejó con rabia.

—Me lastimaste Jungkook. Es por esto que no muestro como me siento en verdad, porque siempre termino perdiendo.

Silencio. Solo hubo silencio mientras el pelinegro mantenía la cabeza gacha, reprochándose mentalmente por haber herido a Taehyung cuando sabía por toda la mala experiencia que había pasado antes, por haber hablado sin pensar.

—¿Eres consciente de que me dijiste que solo soy un objeto para ti y me llamaste cobarde? —vociferó y Jungkook suspiró arrepentido.

—Lo siento, estaba enojado conmigo, con mi familia, con todos, no quería decirte esas cosas te...

—A otro perro con ese hueso —le interrumpió Taehyung molesto—. Yo creo que es lo que has querido decir todo este tiempo —consideró, dándose la vuelta para irse.

—No, Tae, espera. —Jungkook tiró de su brazo una vez más—. Por favor hablemos, no quiero irme así.

—¡Hablar que! —chilló con las lágrimas en el borde de los ojos—. Solo nos queremos para sexo, eso fue lo que dijiste y la verdad es que estoy muy cansado de siempre ser el que sale perdiendo más, el que termina humillado. —Hizo una pausa al ver que el pelinegro siquiera era capaz de mirarlo a la cara.

—Y no es que sea cobarde, es que no quiero pasar por esta mierda y aun así me siento como un maldito estúpido que se enamoró de ti. Así que, si ya terminaste de joderme la vida termina de irte —le gritó—. Ya me estoy acostumbrado a que me dejen —susurró melancólico.

Boo, yo... —suspiró con pesadez—, yo lo siento de verdad, pero favor no te sientas así, perdóname por haber sido tan distante y frío en estas semanas, es mi culpa, yo fui quien te empujó a tener a una relación amorosa y por eso estamos pasando por toda esta mierda. Es cierto que a veces quiera salir huyendo, pero no quiero irme, no pienso dejarte.

—Jungkook, vas a irte ahora y no volverás, no es la primera vez que me usan para esto, la verdad es que soy un maldito imbécil que no aprende —masculló entre dientes—. Vete ya, antes de que sea peor.

—No, no te pongas por el piso de esa forma, yo...—tomó la mano Taehyung—. Yo quiero estar contigo, realmente lo quiero...

—No, tú solo me quieres por el sexo. Me arrepiento de haber pensado que eras diferente al ver lo mucho que te ofendiste cuando te dije que nuestra primera vez juntos solo fue sexo sin emociones.

—No, no es así, Tae, yo te quiero y eres al primer hombre que quiero de esta manera —admitió Jungkook, dejó salir un largo suspiro desesperado. Se arrodilló y abrazó la cintura del rubio—. Solo tengo miedo, no de enamorarme perdidamente de ti porque ya lo estoy, sino de todo lo que perderemos, la gente no me respetará como antes.

Jungkook se apartó para tomar ambas manos de Taehyung y besarlas antes de ponerse de pie, lo miró a los ojos, arropó con sus grandes manos el rostro de su novio, pero éste desvió la mirada, apartó las manos del pelinegro y antes de que pudiera decir algo el rubio lo interrumpió.

—Necesito estar solo un momento —susurró con la mirada en el piso, pero Jungkook sujetó su muñeca—. Dejame.

Con la mirada cristalizada, afianzó su agarre en la muñeca de Taehyung con miedo de que este se fuera y no volviera. No quería perderlo de esa manera, no quería alejarse de él, no cuando recién habían revelado su relación.

—¡Que me sueltes joder! —le gritó en un hilo de voz. Jungkook terminó dejándolo ir y vio como el rubio desaparecía por el pasillo, notó como sus escoltas lo alcanzaban por las escaleras y este solo hizo ademán con sus manos antes de seguir su camino a pasos apresurados.

Cuando lo perdió de vista se dio la vuelta y tiró de su cabello com desesperación seguido de un grito frustrado que resonó por todo el pasillo y la habitación. Cometió un grave error al haber tratado a Taehyung de esa manera, era algo inevitable que todo estallara de esa forma cuando había estado reprimiendo sus sentimientos por semanas.

—Idiota, imbécil —se regañó a sí mismo en voz alta. Salió al balcón de Taehyung, esperando ver la silueta de su pareja. Lo vio empujar su cabello hacía atrás y limpiar sus mejillas con furor. Se sentó en una de las tumbonas frente a la piscina y vio como este escondió su rostro entre sus manos.

Se supone que debió haber ido a hablar con él, no a prácticamente obligarlo a tener relaciones, fue entonces cuando se dio cuenta que era lo único que ambos habían hecho en las últimas semanas, buscarse para sexo.

Aquel día fue diferente, Jungkook sabía que él no quería y aun así siguió, porque sabía que Taehyung no lo rechazaría y abusó de ello. Ya se le estaba haciendo costumbre llegar solo para tener relaciones sexuales y en ese momento se dio cuenta que se había comportado como un completo canalla, no pensó lo que hacía y mucho menos en cómo se sentía su novio al respecto.

Se odió por eso, por haberle demostrado todo lo contrario a lo que sentía, por hacerle sentir que no servía nada más que como descargo emocional. Todo por no hablar del asunto que les estresaba e interfería en su relación amorosa.

Jungkook se sentó en el diván frente a la cama con los codos apoyados sobre sus muslos y la cabeza entre sus brazos mientras movía un pie con nerviosismos. Le estaba dando el tiempo que merecía a Taehyung, esperaría ansioso a que el volviera a la habitación, no quería interrumpir su momento, pero tampoco quería quedarse a la espera cuando él fue quien metió la pata, era el quien debía buscarlo y estaba consciente de ello.

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