9. Secrets

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«Estoy cansado de la insinceridad, así que voy a revelar todos mis secretos. Esta vez no necesito una mentira perfecta, no me importa si los críticos se ponen en fila, voy a revelar todos mis secretos» One Republic.

Las luces provenientes de las lámparas que colgaban del techo iluminaban la escena de una chica que colgaban de sus manos sobre un piso manchado de sangre al igual que sus pies. Sus muñecas estaban marcadas debido al largo tiempo sosteniendo su peso con los brazos. Su cabeza estaba echada hacía adelante con el cabello negro como el carbón cubriendo su rostro; solo había descansado los brazos por una fracción de segundos.

El frío inundó la habitación, pero aquella frialdad no venía de las paredes sino de la mirada que Jungkook le dedicaba a la chica, mientras sujetaba sus mejillas obligándola a mirarlo directo a los ojos.

—¿Acaso no tienen una regla en la que no pueden matar mujeres? —susurró con dificultad la mujer ahora con la mirada cansada puesta en el pelinegro.

—No si son parte del enemigo —replicó Jungkook al soltar con brusquedad su rostro.

Después de haberse puesto al tanto con los avances que habían tenido. Jungkook y Taehyung discutieron lo que harían con la chica. Después de todo, gracias a ella y a su infiltrado, sabían que sus enemigos planeaban quitarles el poder usando su relación de pareja, pero no sabían cuando lo harían, por lo que Taehyung decidió aplicar la estrategia que ya era marca de su clan.

Los tigres siempre vigilan a sus presas antes de comérselas, esa no sería la excepción del clan Jumok y Geum. Ambos sabían que la sed de poder es lo que hará que sus adversarios cometan algún error y ellos estarán allí, en las sombras, a la espera de ese pequeño error para cazarlos y destruirlos.

En el momento que crean que tienen todas las de ganar, cuando sientan que están a un paso de obtener el poder que desean. En ese preciso momento Jungkook y Taehyung actuarán. El dragón y el tigre saldrán de su escondite directo a comerse la presa, por detrás y cuando menos se lo esperen.

—Creo que deberíamos enviarles un regalo a los Shimizu —comentó Jungkook dirigiéndose a Taehyung, quien no había dicho una sola palabra desde que ambos entraron al sótano.

—¿Ese tipo de regalo? —cuestionó mirándolo curioso.

Ser cómplice de las torturas del otro de alguna manera se sentía diferente, pensaban que quizás ese sentimiento extraño se debía a que no solo eran compañeros de crimen, sino también pareja y eso lo hacía diferente.

Sabían que era algo que estaba en sus vidas como mafiosos, pero debido al vínculo de cariño que ahora compartían, sentían que era algo nuevo para ellos; ninguno estaba acostumbrado a cometer acciones tan bárbaras en compañía de su pareja amorosa. Tampoco era algo que les desagradaba del todo, pero sí que los hacía sentir extraños, después de todo la química que tenían siendo compañeros del crimen no podía ser ignorada.

—¿Un dedo? —cuestionó Taehyung entendiendo perfectamente a que se refería.

—Diría que la cabeza, pero creo que con una mano está bien —medio bromeó tratando de relajar el ambiente entre ellos.

—Tan sanguinario como siempre —comentó Taehyung palmeando el pecho del pelinegro—. Encárgate de eso, no quiero presenciar tal escena —afirmó con seriedad.

—Lo dice quien la torturó —susurró Jungkook colocándose unos guantes negros que saca de los bolsillos de su saco.

—Necesito un relajarme un poco, estoy cansando de pensar, de estar alerta, de todo —resopló Taehyung peinando su cabello.

—Ve a descansar bebé —murmuró Jungkook con una sonrisa de lado.

—No me llames así.

—Estas muy estresado, sal a tomar aire fresco, báñate en la piscina, yo que sé —sugirió Jungkook al terminar de ponerse los guantes para llevar su mirada al rubio frente a él—. Yo me encargo de esto, bebé.

Taehyung solo rodó sus ojos al volver a escuchar aquel apodo y salió de aquella habitación sin decir una sola palabra. Sabía que Jungkook lo molestaría hasta el cansancio con ese sobrenombre.

Jungkook lo vio alejarse con una sonrisa de lado que desapareció en cuanto fijó su mirada en la mujer que siquiera era capaz de mantener la cabeza levantada. Con ayuda de los escoltas que entran al sótano, se encargó de terminar el trabajo que Taehyung empezó.

Sin hacer mucho ruido y tomándose todo con calma, terminó empacando en una caja completamente negra, el "regalo" que tenía pensado enviarle a los Yakuza. Mientras sus hombres se encargaban de limpiar el desastre y de deshacerse del cuerpo sin vida que yacía en el piso, Jungkook escribió en una pequeña nota: "písame, pero cuando me levante más vale que corras*". La colocó entre los dedos de la mano cortada y un poco ensangrentada que reposaba en el interior de la caja.

"No es una bomba, tu infiltrada te envía saludos... con una mano ;)", fue lo que escribió en la tapa de la caja. Con el envoltorio en manos, salió a la entrada de la casa y la dejó en manos de quien se encargaría de hacer llegar el paquete al centro de operaciones de sus enemigos.

Luego de haberse limpiado cualquier rastro de sangre en su cuerpo, Jungkook salió en busca de Taehyung, lo vio a través del ventanal de la sala de recibimiento, parado en el interior de la terraza junto a la piscina. Mientras salía al exterior Jungkook no apartó su mirada del rubio de espaldas a él, quien lucía bastante casual con una bermuda azul oscuro y camiseta blanca con las mangas dobladas. En muy pocas ocasiones llegó verlo vestido así de casual y relajado, algo que le quedaba bastante bien.

—Ya está hecho, espero que con eso sepan que nuestro silencio no es sinónimo de debilidad —comentó Jungkook mientras se acercaba a Taehyung, quien se giró sobre sus talones con una expresión de sorpresa que el pelinegro no captó por tener su mirada en las piernas trabajadas de su novio.

—Pensé que te encontraría relajándote, no cocinando, ¿por qué no le pides a tu servidumbre que te cocine? —cuestionó Jungkook—. Esta es mi camiseta, ¿desde cuándo usas mi ropa para estar en tu casa? —preguntó esta vez posando su mirada en el rostro de Taehyung, quien seguía petrificado con los ojos ligeramente abiertos, las cejas levantadas y en completo silencio.

Lo primero que el azabache notó fue lo bien que se veía con una diadema que mantenía su cabello peinado hacia atrás.

—¿Qué? —cuestionó al ver como Taehyung no respondía y sólo le hacía señas con la mirada.

Fue en ese momento que Jungkook notó la presencia de alguien más en el interior de la terraza. Un hombre alto vestido formal, con una camisa azul remangada hasta los codos y pantalón fino negro. Su cabello corto, dividido en el medio y peinado hacía atrás, mostrando su frente y sus cejas largas bien definidas. Sobre su nariz descansaban unos lentes redondos que lo hacían ver bastante intelectual. Lo que llamó la atención de Jungkook fueron sus hombros anchos y lo resplandeciente que era el rostro de aquel hombre.

—Oh —fue lo único capaz de decir antes de hacer una reverencia frente al desconocido.

—Él es Seokjin, mi hermano —señaló Taehyung ahora en medio de los dos—. Él es Jungkook, mmm... —El pelinegro lo miró expectante, pero Taehyung dudada de si debía presentarlo como su novio, no sabía si era el mejor momento para hacerlo.

—Su pareja —concluyó el pelinegro dándole la mano al hombre frente a él.

—Si —masculló Taehyung con la mano en la nunca y mostrando una sonrisa de lado.

—Un placer —dijeron al unísono, lo que hizo que ambos rieran.

—Y para responder a tus preguntas, sí, me relajo cuando cocino y esta camiseta ya no te pertenece, puedes comprarte miles, supéralo—comentó Taehyung dándoles la espalda y dejando en la encimera, el tazón que sostenía en sus manos.

—Te has adueñado de todo lo que he dejado aquí, ya no me sorprende —expresó Jungkook tomando entre sus manos un trozo de queso que Taehyung cortaba, recibiendo un golpe en el dorso de su mano.

—¿Cuándo aprenderás a no meterle la mano a la comida? Lávate las manos, cavernícola —se quejó Taehyung. El pelinegro se colocó detrás de él y una vez más tomó otro cubo de queso y dejando un beso rápido en su sien.

—Jeon, tengo un cuchillo en la mano —amenazó Taehyung fulminándolo con la mirada mientras Jungkook se sentaba en uno de los taburetes de la mesada.

—No me harías nada por más que quisieras —afirmó dedicándole una mirada llena de picardía.

—No te atrevas —le retó Taehyung al darse cuenta de la intención que tenía Jungkook. Estaba casi seguro de que usaría ese apodo y lo peor de todo es que lo haría frente a su hermano.

—Be-bé —enfatizó Jungkook sonriente, provocando que Taehyung cerrara los ojos y respirara profundo.

—Jodete —le gruñó al mismo tiempo que lo señalaba con el cuchillo, a lo que Jungkook solo sonrió y le lanzó un beso en el aire.

—Más que novios, parecen esposos —consideró Seokjin, quien había estado presenciando la escena sintiéndose completamente excluido.

—Los siento, él sabe cómo sacarme de mis casillas muy rápido —susurró Taehyung poniendo su atención en los vegetales que estaba cortando.

—Debo suponer que también te dedicas al crimen organizado —dedujo Seokjin con la mirada puesta en el pelinegro.

—Sí, ¿hay algún problema con eso? —preguntó Jungkook.

—No, supongo que es algo bueno que los dos lo sean, porque no todo el mundo podría ir el paso que lleva un mafioso —explicó Seokjin. Jungkook solo asintió y nadie se atrevió a decir nada más.

Seokjin había intentado que sus hermanos no terminaran dedicándose a la mafia, después de la muerte de su padre intentó convencer a Taehyung de que se fuera con él a Londres, pero éste decidió tomar la herencia que le dejó su padre y por supuesto que Seokjin nunca estuvo de acuerdo con ello.

—Entonces, Tae me dijo que eras un químico muy ocupado, ¿estás aquí de vacaciones? —interrogó Jungkook después de un largo silencio, dirigiendo su mirada a Seokjin.

—No precisamente, vine porque me enteré de la disputa entre mis hermanos —confesó tomando por sorprenda a Taehyung, quien no había tenido la oportunidad de preguntar qué hacía en el país. Tenía miedo que aquella fuera la respuesta.

Se quejó cuando sintió el filo del cuchillo cortar su piel, la abundante cantidad de sangre que empezó a salir de aquella pequeña cortada fue lo que preocupó a Jungkook.

Tae, ten cuidado con eso —le pidió su hermano poniéndose de pie.

—Estoy bien —respondió tratando de parar la hemorragia con una servilleta—. Maldita sea —se quejó al ensuciarse la camiseta blanca con sangre.

—Déjame ver —le pidió Jungkook ahora a su lado.

—No es nada, estoy bien —repitió ignorando la mano que le tendía su pareja al dirigirse al fregadero y dejar el dedo cortado bajo el grifo.

Tae, déjame ver —le insistió Jungkook tomando su muñeca para ver qué tan profunda era la cortada.

—¡Que estoy bien joder, deja de tratarme como una maldita damisela, soy un hombre igual que tú! —bramó empujando a Jungkook por sus hombros, haciendo que éste se alejara.

Jungkook se sorprendió por su reacción, pero decidió no seguir insistiendo, tampoco quería contestarle lo que había pasado por su mente en cuanto escucho aquellas palabras, por su respeto a su hermano presente y para evitar que aquello terminara peor. Sabía que Taehyung solo estaba muy estresado y que su hermano haya tocado el tema de Namjoon empeoraba su humor.

Este solo era un Taehyung tratando de lucir rudo y fuerte, porque en el fondo se sentía frágil. Por primera vez Jungkook lo vio queriendo insistentemente parecer todo lo que estaba fuera del estereotipo de un homosexual. Un hombre fuerte y varonil, algo que el pelinegro estaba seguro que era y que ni siquiera hacía falta que se lo dijera. Sabía que Taehyung no quería demostrar ni una pizca de debilidad. No en ese momento.

—Creo que debería dejarlos hablar a solas —consideró el pelinegro apartando su mirada de la del rubio que lo miraba penoso y sin saber que decir. Taehyung notó cómo empuñaba sus puños a sus costados.

—Q-quédate a comer —titubeó arrepentido por cómo le había hablado.

Es cierto que no estaban en el mejor momento de su relación y que trataban lo más que podían dejar de lado todo lo que pasaba con los Yakuza mientras estuvieran solos. Pero era algo que no salía de su cabeza y eso también le fastidiaba.

—Tengo cosas de las que ocuparme —se excusó sin mirar a Taehyung a la cara—. Fue un placer conocerte. —Jungkook se despidió de Seokjin con una reverencia y salió de allí a pasos apresurados.

Kook —lo llamó Taehyung viendo cómo este se alejaba cada vez más sin mirar atrás—. ¡Malditos Shimizu, maldito Namjoon, malditos todos! —vociferó arrojando uno de los taburetes lejos, haciendo que cayera en la piscina.

Tae, tranquilízate, estás muy alterado —le pidió su hermano tocando su hombro—. ¿Qué es lo qué pasa?

—Enserio Jin que no necesito de tus sermones ahora mismo —masculló el rubio masajeándose frente.

—Te lo resumo todo en que nuestro hermanastro es un bastardo ambicioso capaz de olvidarse que soy su familia con tal de acabar conmigo y quedarse con el poder. Un imbécil que se ha encargado de hacerme la vida imposible usando en mi contra una regla tan estúpida como la de "la homosexualidad y la mafia son como agua y aceite, incompatibles" —gruñó Taehyung—. Y quiero que sepas que si tengo que matarlo, lo haré, porque sino el terminará matándome a mí. Es el o yo, no hay otra solución Jin, así que viniste hasta aquí en vano.

Tae, respira profundo y siéntate —le pidió Seokjin encaminándolo hasta uno de los sillones. Podía notar lo alterado que estaba por su tono de voz y lo rápido que le había explicado todo.

—Apenas he logrado encontrar a alguien que me entiende y me quiere, entonces resulta que Namjoon quiere arruinarnos por eso, porque sabe que soy muy sentimental como para dejar a Jungkook —explicó con la mirada en su hermano—. Es una maldita mierda que no podamos vernos fuera de nuestras casas y estar todo el tiempo a la espera de que algo suceda es agotador.

—No pensé que lo de ustedes fuera así de serio, no después de Seo Joon —consideró Seokjin—. Pero, no viene a sermonearte, por más que intenté hacer entrar en razón a Nam, no quiso escucharme.

—Hermano, lo mejor sería que no te metieras, yo sé que él sería incapaz de ponerte un dedo encima y si te metes podrías salir lastimado —le sugirió Taehyung.

—Lo sé, no pienso hacerlo, no quiero quedar en medio de una guerra entre ustedes, tengo una familia que debo cuidar —replicó Seokjin—. Pero no puedo dejar de preocuparme porque todo esto empezó por esta maldita organización, no hay mucho que yo pueda hacer y eso me deja intranquilo.

—Haré lo posible para evitar matarlo, pero no prometo nada, él no es una persona piadosa que digamos —señaló Taehyung. Su comentario hizo sentir más tranquilo a Seokjin, sabía que no podría hacer nada para evitar una guerra que ya había empezado, pero debía intentarlo.

Durante el resto de la tarde casi noche, ambos se pusieron al tanto de lo que pasaba en sus vidas, aunque hablaban casi diario por mensaje de texto, era necesario tener un tiempo de hermanos que Taehyung no sabía que necesitaba hasta ese momento. Con risas, recuerdos y fotos que Seokjin le mostraba de su familia.

Tenía una hija de 3 años que lucía tan elegante y hermosa como su madre. Se alegraba de que al menos uno de los tres había logrado formar una familia, algo que Taehyung deseaba tener, pero sabía que por el trabajo que tenía y su orientación sexual sería algo muy complicado que quizás se quedaría como un simple deseo y eso era algo que aceptaba, él fue quien eligió esa vida.

***

Seokjin se marchó a los dos días de haber estado en el país. Y durante esos dos días, Jungkook y Taehyung no se vieron más que para reunirse con sus asesores. No habían podido tocar el tema de aquella escena en la terraza y eso estaba martillando en la cabeza del rubio.

Con el paso de los días, ambos simplemente pasaron por alto aquel momento y se concentraron en ser hombres de negocios; a pesar de todo lo que pasaba con sus enemigos, tenían locales que vigilar, reuniones a las que asistir y un territorio que cuidar.

Los Shimizu estaban muy preocupados moviendo su centro de operaciones, algo que no iba a ser fácil para ellos considerando que no estaban en su país y eran necesaria la influencia para ello. Lo malo para Jungkook y Taehyung es que consiguieron esa influencia y en una semana ya se encontraban en el juego nuevamente.

Se mantuvieron vigilando cada paso que daban y se dieron cuenta de que estos estaban empeñados a arruinar cada una de sus relaciones, por lo que tomaron la iniciativa de buscar otras alternativas que tendrían bajo la manga en el momento que sus asociados quisieran romper relaciones con ellos, algo que aún no había sucedido y eso los desconcertaban, ya que los Yangban y Shimizu empezaban a esparcir el "secreto" y nada había sucedido.

El estar pendiente de cada movimiento de sus enemigos y ver como estos eran cada vez más confusos porque no sucedía nada, siquiera intentos de ataque, lo que les estresaba cada vez más porque eso solo significaba que estaban preparando algo grande, algo de lo que su infiltrado no se había enterado.

Todo ese estrés se reflejó en su relación de pareja y lo único que hizo fue aumentar la tensión cada vez que se veían en las reuniones semanales. Para distraerse del trabajo, de sus enemigos y de todo lo que estaba causándoles incomodidad; se veían casi siempre al terminar el día, la única forma que ellos conocían para olvidarse de todo era con el sexo.

Cuando se supone que ahora que eran novios deberían pasar más tiempo juntos, salir a citas, compartir lindos momentos juntos. Pero eso era algo que ellos entendían que no podían tener y que por el momento debían conformarse con verse al terminar la jornada, siquiera hablaban apropiadamente como una pareja lo haría; se tardaban días, semanas sin tener un solo momento a solas.

El hecho de que cuando se reunían solo era para satisfacer una necesidad fisiológica, para olvidar y para ignorar lo que pasaba a su alrededor, era lo que Taehyung temía que sucediera. A veces si quiera dormían juntos después del sexo, como era de costumbre y en otras ocasiones alguno de los dos partía temprano en la mañana antes de que el otro despertara.

Aquel distanciamiento no se trataba de lo que había pasado en la terraza, era más un asunto de precaución del que Jungkook tuvo la iniciativa. Los clanes empezaban a enterarse de su relación y obviamente no se preocuparon por mantenerse callados, así fue como el rumor empezó a hacerse realidad y la gente cada vez hablaba más sobre ello; por lo que decidió no echarle más leña al fuego y mantenerse tranquilo. No podían andar por ahí tomados de la mano solo porque algunos clanes empezaba a saberlo, eso solo empeoraría su situación con sus asociados.

Taehyung notó que Jungkook estaba algo distante con él y eso de alguna forma le molestaba. Necesitaba tener una conversación apropiada con el pelinegro, lo intentó en numerosas ocasiones, pero siempre eran interrumpidos por asuntos de trabajo.

Se estaban reprimiendo todos esos sentimientos, sabían que si no platicaban todo terminaría explotándoles en la cara. Jungkook solo quería poder salir junto a Taehyung, tomarle de la mano y abrazarlo por la cintura siempre que quisiera hacerlo, anhelaba poder besarlo en público y que todo el mundo supiera, pero una vez más, todo eso se quedó en deseos.

Deseaba poder tener ese valor y así liberarse de esos sentimientos contenidos, pero sus agallas no llegaban a tanto. Taehyung tenía esos mismos deseos, pero en aquel momento extrañaba tener al Jungkook romántico, se conformaría con tener una conversión con él o al menos pelear por cosas insignificante, algo. Pero su relación se volvió tan fría y monótona, que incrementaba su incomodidad, necesitaba hablar con el pelinegro o todo explotaría tarde o temprano.

Llegó un momento en el que Jungkook ya estaba harto de seguir pareciendo fuerte, de actuar como alguien que no era solo para mantener las apariencias incluso con sus empleados.

Con la música de cabaret de fondo, Jungkook se encontraba en el balcón de la zona VIP, desde allí podía ver el show sin tener que ser visto por quienes frecuentaban el lugar, ya había tomado suficiente alcohol, pero no estaba ebrio, pero si lo suficiente como para no pensar antes de actuar.

—No sabía que estabas aquí. —Monique ingresó al salón luciendo un vestido azul de encajes que se ajustaba a su cuerpo. Se sentó junto a Jungkook, quien le sonrió de oreja a oreja.

—¿Ahora qué pasó? —cuestionó sentándose junto a Jungkook, quien le sonrió de oreja a oreja—. Siempre te quedas a beber cuando estás pasando por un mal momento amoroso.

—Creo que hoy si necesito la ayuda de alguna chica —confesó Jungkook echando su cabeza hacia atrás aún con su vaso lleno de whisky en las manos.

—¿Y Taehyung? —cuestionó quitándole el vaso de las manos a Jungkook, quien pretendía seguir tomando.

—Lo quiero, pero joder, que complicado es poder estar con él, tenemos mucho de que hablar per siempre terminamos en sexo, dormidos y al siguiente día se repite la rutina, siento que es lo único que podemos hacer desde que los Yakuza saben de nosotros.

—Bueno, las chicas no están disponibles, así que te lo debo —explicó Monique.

Jungkook ladeo su cabeza para poder mirarla a los ojos y dedicarle una mirada coqueta, Monique se sorprendió cuando el pelinegro se estiró hacia adelante con intenciones muy obvias de besarla. Por inercia se alejó, pero Jungkook terminó acorralándola contra el brazo del gran sofá rojo y sus labios se encontraron en un beso desesperado que no duró siquiera un minuto.

—No Jungkook, detente, esto va a arruinar nuestra relación y la que tienes con Taehyung—le pidió—. No sabes cuánto te deseo, pero no me puedo permitir más que eso, así que detente ahora o perderé el poco autocontrol que me queda.

—La única forma en la podríamos llegar a algo es así, estando un poco ebrio, adelante —incitó Jungkook acercándose una vez más a su rostro.

—Te vas a arrepentir luego y yo también, no quieres hacerle esto a Taehyung.

—Joder, todo sería más fácil si simplemente me gustaran las mujeres —se quejó dejando caer su cabeza en el pecho de Monique. Ella llevó su mano al cabello de Jungkook y lo peinó mientras lo escuchaba.

Aún podía sentir el cosquilleo de los labios del azabache sobre los suyos, era algo que siempre había deseado, pero nunca esperó que llegara a suceder. Sabía que Jungkook no era ese tipo de hombre que engaña a su pareja, siquiera con la mirada, que él se haya lanzado a besarla solo dejaba muy claro que fue cosa del alcohol.

—Me estoy arriesgando a perder tantas cosas por estar con él, los dos nos estamos arriesgando —masculló alejándose de Monique para recostar su cabeza del respaldo del sillón con los pies estirados y los ojos cerrados—. A veces me pregunto si vale la pena que estemos juntos.

—¿Te gusta mucho no? —cuestionó Monique cruzándose de piernas mientras descansa su codo del respaldo del sofá y con su mano peina el cabello de Jungkook. Hacer aquello era como una adicción para ella, algo que ya se había vuelto costumbre siempre que hablaban cosas fuera del trabajo.

—Mucho —susurró Jungkook.

Los recuerdos de Taehyung sonriéndole o haciéndose el tonto llegaron a su cabeza. Pensó en lo centrado que es y lo mucho que le gusta el arte culinario. Su risa, sus besos y la mirada llena de ternura que tiene cuando está muy relajado solo siendo Taehyung y no el jefe de una mafia poderosa. Recordó lo feliz y emocionado que se ve cada que le da a probar algún plato nuevo que haya preparado. Sonrió al recordar aquella vez en su casa cuando cocinó algunos cinco platos diferentes que tuvo que comer y evaluar. Extrañaba tener esos pequeños pero significativos momentos con él, lo necesitaba.

—Maldición, me encanta —confesó seguido de un suspiro.

—¿Y eres feliz con él? —preguntó Monique logrando que el pelinegro se relajara ante su toque.

—Sí, más de lo que él cree —admitió sentándose derecho para alcanzar una botella de agua—. Con él me siento, mmm... no sé cómo expresarlo —susurró antes de tomar agua.

—Completo —murmuró con la mirada en el piso—. Con el me siento completo.

—Entonces todo lo demás no importa Kook, en la vida es difícil encontrar personas que te hagan sentir verdaderamente feliz con la mínima cosa, no dejes eso por poder o dinero —aconsejó Monique mirándolo a los ojos—. Al final del día, todo eso no servirá de nada, lo único que nos llevamos al morir son los recuerdos y el amor que recibimos de otros; el dinero, la fama y el poder es algo pasajero que se volverá nada en cuanto mueras y otro terminará disfrutándolo.

—¿Debería hablar con él cierto? —cuestionó Jungkook mordiéndose los labios con nerviosismo.

—Tienes que hacerlo, pero no hoy, solo disfruta un poco, bebé, baila y desestrésate—sugirió Monique.

Jungkook se levantó para irse y se despidió de Monique. Agradeció haber traído a su chofer, porque de no ser así no podría conducir estando ligeramente ebrio. En el camino le marcó a Taehyung, pero éste no respondió a ninguna de sus llamadas, decidió irse a casa, pero recibir una llamada de su pareja lo detuvo.

—¿Dónde estás? —preguntó Jungkook en cuanto descolgó.

—Hola a ti también, no hemos hablando desde hace... ¿dos días? Se supone que debes preguntarme como estoy, que he hecho o algo así, idiota —demandó Taehyung del otro lado de la línea.

—¿Dónde estás? —replicó con la mirada en el piso.

—En el club —contestó Taehyung exasperante. No recibió respuesta del azabache y fue en ese momento que se dio cuenta de le había colgado.

Taehyung se encontraba en su oficina para poder responder a la llamada insistente de Jungkook con tranquilidad y éste solo le acababa de colgar, sin saber exactamente para que quería su ubicación y la verdad es que no esperaba que se apareciera allí.

La música seguía retumbando en el exterior, se sorprendió al ver lo mucho que se había llenado el lugar en tan solo minutos que estuvo en su oficina. Hace un tiempo que no se quedaba en su club, en el último mes solo ha pasado para revisar cuentas y ver que todo seguía funcionado como siempre, pero aquella noche decidió quedarse, disfrutar un poco del ambiente como solía hacerlo casi todos los viernes antes de conocer a Jungkook.

Debía recibir un DJ joven del que mucha hablaba y que él debía tener en su club si o si, como siempre solo bastó con ofrecer una cantidad de dinero que ningún otro club le iba a ofrecer por tocar toda la noche.

La calle estaba concurrida, Jungkook maldecía para sí mismo al ver la gran cantidad de autos estacionados frente al club de Taehyung. Su chofer logró estacionarse en el único espacio libre que quedaba y por suerte estaba frente a frente a la entrada.

La mirada del pelinegro se dirigió a las letras K2 Club que brillaban en luces neón, desde el afuera se podía escuchar la música. Apenas eran las diez de la noche y la gente ya empezaba a formar cola para poder entrar.

La mayoría de la personas que asistían eran de otros clanes y el resto solo jóvenes en iniciación para entrar a alguna pandilla, los hijos de políticos y gente de élite que con solo visitar aquel club pretendían rebelarse contra sus padres; no era un secreto para nadie que aquella discoteca era manejada por un mafioso y que la gran mayoría de quienes asistían o a quienes se les tenía permitido entrar de alguna forma estaban vinculados con la mafia o los elitistas que de alguna forma también estaban relacionados con el crimen organizado.

Jungkook caminó directo a la entrada con sus escoltas detrás de él, ya ni siquiera era necesario que dijera su nombre, solo pagó la tarifa de entrada y le colocaron el sello de control de seguridad del club. Ahora tenía en el dorso de su mano no tatuada la imagen del rostro de un tigre y debajo de éste K2, el nombre del club.

En el interior del club, Taehyung se encontraba en el escenario junto al DJ por el que todo el mundo estaba haciendo fila. El rubio no lo conocía, siquiera había escuchado alguna de sus mezclas, en ese momento solo le interesaba todo el dinero que ganaría con él, esperaba que superara lo invertido, que no fue poco.

—Gracias señor Kim —agradeció el chico haciendo una reverencia.

—No hay de que, rompe el escenario —lo animó Taehyung llevando su mirada al segundo piso del club que aún no se había llenado, fue en ese momento cuando notó a Jungkook apoyado del barandal de hierro, le pareció raro verlo sostener una bebida en aquel lugar cuando por lo general siempre iba directo a la zona VIP.

Taehyung apreció su perfil mientras éste tomaba de su bebida, luciendo extremadamente atractivo con su jean rasgado que se ajustaba a sus tonificadas piernas, su camisa de seda verde turquesa lo hacía ver mucho más relajado y sexi.

Taehyung notó que lucía un poco diferente, no solo por su ropa, sino por la expresión de su rostro, parecía algo desorientado, había algo en su mirada que lo hacía ver ido de la realidad. Abrió camino entre las personas hasta subir al segundo piso, donde se encontraba en pelinegro ahora de espaldas a él.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó Taehyung en voz alta al llegar a su lado.

Una sonrisa adornó el rostro del pelinegro cuando tuvo frente a él a Taehyung, lo recorrió con la mirada de arriba a abajo, movió su cuello aún con la mirada en la figura de su novio, siempre que se vestía completamente de negro le daban unas increíbles ganas de tomarlo por la cintura y comerlo a besos, aquel momento no fue la excepción. Debía admitir que el negro iba muy bien con Taehyung, sobre todo si era un traje formal.

—Joder, no ayudas en nada —murmuró casi para sí mismo al llevar su mano a la corbata negra de Taehyung, quien tomó la muñeca del azabache para apartarlo, observando cómo la gente empezaba a estar a su alrededor.

—Vamos —le ordenó el rubio haciendo ademán con la cabeza. Inició su camino hacía su zona, esperando que Jungkook lo siguiera, pero en cambio lo tomó de la muñeca deteniendo sus pasos.

—Vine a divertirme —le hizo sin soltar su agarre—. Contigo —concluyó al dejarlo ir.

A Taehyung le pareció muy rara su actitud, nuca había demostrado siquiera indicios de cercanía cuando estaban en público, mucho menos cuando habían tomado distancia y dejado de salir a otros lugares juntos. Que lo tomara de la muñeca y le dijera aquello, dejaba claro que algo sucedía. Primero, porque de los dos él era el más cuidadoso con las demostraciones de afecto. Segundo, porque se supone que debían ser discretos mientras sus asociados no rompieran relaciones con ellos, debían mantener aquello por un poco más.

Aun así se resignó y fue a la barra junto a Jungkook, decidió que se divertiría junto a su novio, había pasado casi un mes desde la última vez que salieron juntos y el deseo de compartir un momento con él fuera de las cuatro paredes de su recámara o la del pelinegro, era casi abrumador.

Ambos se mezclan entre la multitud del primer piso, moviendo sus cuerpos al compás. Las luces de colores iluminaban sus rostros, la música retumbaba en sus oídos por lo cerca que estaban de las bocinas en el escenario. Jungkook vio la sonrisa de oreja a oreja que portaba Taehyung mientras saltaban juntos y mostraba sus movimientos de baile que no había visto antes.

Después de haberse tomado casi media botella de Vodka y de haber mezclado con shots de tequila, podían sentir la adrenalina recorrer sus venas; todo comenzaba a dar vueltas, pero eso no los detuvo, mientras pudieran estar de pie y seguir bailando lo harían.

Cuando resonó en los altavoces una canción menos movida, en medio de toda la gente que estaba a su alrededor y sin pensarlo, Jungkook sujetó a Taehyung por la cintura mientras con otra mano sostenía el vaso con Vodka. El rubio descansó su mano en el hombro del azabache y sin abandonar sus sonrisas se movieron de un lado a otro.

Estaban rodeados de gente de otros clanes, todo el que estaba en aquel lugar los conocían, que estuviesen bailando juntos y con tal cercanía, solo avivaba más el rumor. Ambos sabían que estaban en boca de todos, pero esa noche, bajos los efectos del alcohol, no les importó nada, solo eran ellos divirtiéndose como nunca lo habían hecho, viviendo el momento y olvidando lo que podría pasar.

En medio de aquel baile, Jungkook afianzó su agarre de modo de sus entrepiernas rozaron y sus rostros quedaron más cerca. Si ya estaban caliente debido al alcohol en su sistema aquel roce de piernas les hizo arder. El pelinegro estaba preparado para besarlo, cuando fue interrumpido por los escoltas de Taehyung, quienes se encargaron de llevarlo hasta la zona de VIP, ambos tambaleándose y riendo sin razón.

—Demonios, que calor hace —se quejó Jungkook desabotonado su camisa—. Quítate ese saco —le pidió a Taehyung, quien obedeció e imitó su acción de abrir un poco más su camisa y remangarla hasta los codos.

—Tomen agua —recomendó uno de los tantos guardaespaldas en el lugar—. También deberían mojarse la cara para bajar un poco la borrachera.

—Aquí nashdie está ebrio —articuló Taehyung arrastrando la le—. Bueeeno, quishas un poco —admitió provocando la risa de Jungkook.

—Yo estoy perfectamente bien, solo necesito un poco de agua y sentarme un rato —opinó el pelinegro dejándose caer en el sillón antes de tomar una botella de agua y beberla entera. Podía apreciar que Taehyung no era tan tolerante al alcohol como él.

Taehyung se dirigió al baño con dos de sus escoltas junto a él, mientras Jungkook se relajó en el sillón con las piernas estiradas y los ojos cerrados. Para cuando el rubio volvió a su lado sin tambalearse tanto, el azabache se levantó del sofá y dejó a Taehyung detrás al ir al baño para terminar de eliminar, aunque sea un poco del alcohol en su organismo.

Minutos de haberse tranquilizado y bajado el estado de embriaguez, fue consciente de que Jungkook ya se había tardado en volver, lo que hizo que se preocupara de inmediato y lo buscara por todo el club con insistencia. Se tranquilizó al encofrarlo afuera del club, recostado de su auto con un cigarrillo electrónico entre sus dedos.

—No sabía que fumabas —comentó Taehyung aún un poco mareado pero lo suficientemente despejado como para tener una conversación.

—Solo lo hago cuando estoy pensando más de lo que estoy haciendo —admitió Jungkook antes de llevarse el vaper en forma de cigarro a la boca y posterior a ello el humo que salió de su boca dejó en el ambiente un ligero olor a vainilla.

—¿Eso qué diablos significa? —cuestionó Taehyung entre risas, misma que abandonó al notar la seriedad de Jungkook—. Da igual, espero que no sea un vicio.

—No lo es, esto ni siquiera tiene nicotina.

Ninguno dice nada más y se quedan en silencio por un largo rato, viendo como a las dos de la madrugada la gente seguía haciendo fila para entrar al club. Taehyung se encontraba recostado del auto de Jungkook, saludando a las personas que pasaban por su lado, mientras que el pelinegro mantenían la mirada en el frente luego de haber guardado el cigarro electrónico y viendo la gente que entraba al club, pensando en todo lo que le había dicho Monique.

Estaba harto de tener miedo cuando de igual forma la regla ya había sido quebrantada, casi se habían besado en la pista y bailaron muy pegados. Que el mundo se enterara de su relación por ellos, era algo que deseaba en ese momento, necesitaba acabar con el rumor y quitarles ese poder a los Yakuzas. Pensó que de todos modos las consecuencias serían las mismas y sería una cosa menos con lo que sus enemigos podrían acabarlos. Ya no sería un secreto o un rumor, y lo mejor sería revelarlo por ellos mismos.

Pasó su mano por la espalda de Taehyung hasta dejarla caer en su cintura y darle un pequeño apretón que hizo que el rubio lo mirara sorprendido, nervioso observó a las personas que ahora tenían su atención puesta en ellos y luego volvió su mirada a Jungkook, quien no había dejado de mirarlo desde que lo acercó a su cuerpo. Pudo notar que el pelinegro se estaba debatiendo algo mentalmente, no sabía que hacer o que decir, solo no quería que se alejara, pero su corazón acelerado dejaba en evidencia lo nervioso que estaba.

—Que se jodan —espetó antes de colocarse frente a Taehyung, sujetarlo con ambas manos por la cintura y besarlo, sin vergüenza alguna y con ganas.

Taehyung por la sorpresa se quedó inmóvil, pero en lugar de apartarlo profundizó el beso al llevar su mano a la nuca del contrario, podía sentir el sabor a vainilla en sus labios, producto del cigarrillo eléctrico que acababa de fumar y no podía decir que le desagradaba. Nada cruzó por su mente en ese momento, solo disfrutó de ese beso, porque lo necesitaba desde que notó la presencia de Jungkook en el club.

—¿Qué acabamos de hacer? —cuestionó Taehyung al separarse del pelinegro, pero sin alejar sus cuerpos.

—¿Salir del closet públicamente? —preguntó Jungkook levantando una ceja.

—Idiota, todo el mundo nos está mirando ahora, salgamos de aquí —sugirió mientras Jungkook dejaba ir su cintura y confirmar que ciertamente todas las miradas estaban en ellos—. Mi chofer nos llevará.

Ambos se subieron al auto de Taehyung, dejando el cuchicheo y las miradas detrás. Durante el camino a la casa del rubio, cantaron la música de fondo en el interior del vehículo y se rieron por tonterías; se burlaron de que los Shimizu ya no podrían usar su secreto en su contra porque ellos se habían encargado de revelarlo. Evidentemente el alcohol seguía haciendo efectos.

—¿Sabes que quiero cuando lleguemos a casa? —cuestionó Taehyung.

—¿Qué? —preguntó Jungkook dejando de reír.

—Quiero que me cojas hasta que no pueda más, y que medio mundo se entere de lo bien que lo haces —balbuceó. Su chofer miró sorprendido por el retrovisor, pero apartó la mirada rápidamente al ver como la pareja en el asiento trasero se besaba.

Taehyung se subió encima de Jungkook para profundizar el beso, dejó salir un jadeo cuando el azabache apretó su trasero, el sonido del claxon de otros autos fue lo que hizo que se separaran dedicándose una mirada llena de complicidad. Se sentía como adolescentes.

—Estas incomodando a tu chófer, hormonal —se rio Jungkook bajándolo de su regazo.

—Que atienda el camino, entonces... —murmuró moviendo su cabeza para apartar el cabello de su frente—. Lo quiero todo, Kookie.

—No hay forma de que pueda darte lo que me pides cuando te ves tan tierno llamándome de esa manera —susurró llevando su mano a la pierna de Taehyung.

Jungkook observó cómo su novio reía y cantaba a todo pulmón. Le gustaba verlo de esa manera, le encantaba poder apreciar ese momento. Aunque el miedo no había desaparecido, no se arrepintió ni por un segundo de lo que había hecho, en realidad, hasta se sentía un poco orgulloso de poder haber tenido el valor para dar el paso.

Bueno, bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, otro más que no termina como estaba planificado, pero ya saben que tengo un limite de palabras para los capítulos largos, igual estoy satisfecha como quedó.

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, me di cuenta que me tardo tres días completos para poder terminar estos capítulos, así que probablemente no haya actualización el próximo domingo.

Cuéntenme que les pareció. A partir de este capítulo las cosas se podrán algo feas para Tae y Jk, lo que significa que el final está cada vez más cerca.

*La frase es de autor desconocido. Créditos a quien corresponda.

Cuídense mucho, nos seguimos leyendo en la próxima actualización💜

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