3. I Got You

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"Cuando te tengo en mis brazos, sé que no puedo hacer ningún mal, cuando te tengo en mis brazos, mi amor no te haré daño"- James Brown

En cuanto Taehyung se fue, por un momento se olvidó de Jungkook y resolvió algunas cosas que tenía pendiente. Llegó la noche y pasó por sus bares donde se encontró con más problemas que debió resolver al instante. Indagó con algunos de sus socios sobre el atentado que hubo en casa de Jungkook y se enteró de que no sólo los japoneses estaban detrás de aquello, sino que habían unido fuerzas con otra banda, lo que hizo que Taehyung se preguntara qué había hecho Jungkook para que ni siquiera mereciera una tortura.

Se quedó en su club que esa noche estaba más repleto que de costumbre, permaneció en su lugar habitual, con un vaso de whisky en la mano, observando todo lo que pasaba a su alrededor, desde allí podía verlo todo.

Intentó concentrarse en cualquier cosa que no tuviese que ver con Jungkook, pero siempre terminaba pensando en el pelinegro, buscó con la mirada a algún chico con que él podría pasar la noche, pero en cambio sus ojos encontraron a un hombre que iba armado, esa era una de las cosas que estaban prohibidas en su club y era algo que no toleraba.

—Ese hombre lleva una pistola, sáquenlo —ordenó Taehyung sin quitarle la mirada de encima a aquel hombre que se movía en medio del conglomerado de personas bailando al compás de la ruidosa música, esperando a que este hiciera cualquier movimiento extraño.

—¿Quién está en la entrada? —preguntó a uno de los escoltas que seguía detrás de él—. Olvídalo, yo mismo me encargaré.

Taehyung se aproximó a la entrada del club con dos guardaespaldas a su lado. Por lo general Taehyung entraba por la puerta trasera precisamente para evitar la atención que estaba teniendo en aquel momento. La gente sabía que era el dueño del club en el que muy pocas veces había escándalos de bandas o problemas con la policía, respetaba el horario de cierre y de vez en cuando contrataba a artistas y bandas de música, a quienes les pagaba una cifra considerable por su silencio en caso de que vieran algo fuera de lo normal.

—Quédense aquí y no dejen entrar a nadie hasta que vuelva —demandó Taehyung arrastrando al guardaespaldas de la entrada hasta su oficina en el segundo piso.

—Haremos esto rápido, ¿por qué dejaste entrar a un hombre armado? —cuestionó Taehyung sentado frente a su empleado.

—Revisé a todo el que entraba señor.

—No, no lo hiciste y sabes lo que me molesta eso —señaló Taehyung mientras le colocaban un silenciador a su pistola—. No quiero hacerlo porque eres uno de mis mejores hombres, pero si no aclaras esto ahora, tendré que hacerlo. Ahora dime quién era ese hombre

Taehyung le hizo ademán con la pistola para que empezara a hablar. Cruzó su pierna derecha sobre la izquierda mientras esperaba que el hombre nervioso frente a él contestara.

—Dijo que iba a verse con el señor Jeon, le juro que cuando revisé no tenía nada, ni siquiera cuchillos —se excusó—. Puede verlo en las cámaras.

Taehyung le hizo caso y revisó las cámaras de seguridad, fue así como se dio cuenta que el hombre había conseguido esa pistola de uno de los barman. Uno que no había visto nunca, solo por eso su escolta pudo salir exento.

El rubio se dio cuenta de que era un problema más grande, así que prohibió la entrada de más personas por precaución y se quedó vigilando de cerca la barra. En lugar de dejarlo en manos del jefe del grupo operativo, decidió esperar la hora de cierre y averiguar por su cuenta. Terminó enterándose que un clan se había infiltrado en su club y que incluso intentaron sabotear su bebida, pero el jefe de seguridad se encargó de ellos y solo por eso se enteró que algunos coreanos estaban aliándose con los Yakuza.

Cuando ya no tuvo nada más que hacer, volvió a casa cuando era alrededor de las 11 de la noche, vio que el auto de Jungkook estaba en la entrada, esperaba no encontrarse con él hasta el siguiente día y ahí fue cuando vio al pelinegro junto a una mujer alta de labios tan pronunciados como sus senos. Taehyung resopló al ver el descaro que tenía Jungkook al llevar a una mujer a su casa. Salió del auto acomodando su traje, se aproximó hacia la puerta de su casa y vio como Jungkook se despedía de la mujer muy cariñosamente, con un abrazo y beso en la mejilla, lo que por alguna razón le desagradó a Taehyung y le hizo olvidar todo lo descubrió aquella noche en el club.

Cuando el pelinegro levantó la mirada para encontrarse con los ojos furiosos de Taehyung, el rubio rápidamente apartó la mirada y les pasó por el lado si decir nada. Taehyung se despojó de su americana dejándola en el sofá.

—¿Cómo te atreves a traer a una mujer a mi casa? —cuestionó Taehyung al escuchar pasos acercarse por el pasillo que conducía a la sala de estar y la cocina.  

—Ella nos está ayudando, insistió en que quería conocerte —informó Jungkook.

—No me importa, no me gusta tener desconocidos en mi casa, no traigo a todo el mundo aquí. —Taehyung hizo silencio al darse cuenta de lo que acababa de admitir, y le da la espalda al pelinegro para cambiar de tema rápidamente—. Si vas a estar trayendo a tus mujeres a mi casa como si fuera tuya, puedes irte cuando quieras, conoce tu lugar —regañó Taehyung mientras se servía algo de vino, en aquel momento necesitaba un trago para olvidarse por completo de sus pensamientos impuros con el hombre frente a él.

Aun estando enojado con él seguía teniéndolos y eso le molestaba aún más que el hecho de saber que no tenían ningún en interés en hombres, claramente tenía gusto por las mujeres.

—No es "mi mujer", es mi jefa de operativos, y te recuerdo que fuiste el primero en proponer que me quedara aquí, si ya no necesitas mi ayuda puedo irme cuando quieras.

—Ya, pero es mi casa, no puedes traer a quien te venga en gana aquí —replicó Taehyung sin responder a lo otro. En el fondo quería seguir teniéndolo cerca, aunque peleaban más de lo que hablaban, Jungkook era bueno en los negocios, salvaje e impulsivo pero muy influyente y poderoso, necesitaba mantenerlo de su lado si se iban a enfrentar a los Yakuza.

Agh, eres tan controlador —se quejó Jungkook y vio como Taehyung se tomó de un trago el vino en su copa, actitud que le sorprendió. Al ver esa mirada en Taehyung fue lo que hizo que se diera cuenta de lo que pasaba en realidad y no trató de ocultar la sonrisita en sus labios.

—¿Ya cenaste? —preguntó Jungkook desbotonando un poco su camisa negra con una segunda intención, podía sentir la mirada de Taehyung en él.

—¿Eso en que te incumbe? —Taehyung volvió a tomarse otro sorbo de vino, apartando la mirada de Jungkook. Que éste estuviese desabotonando su camisa frente a él ya era demasiado. Algo que no podía soportar y no podía creer que él lo estaba provocando, quizás solo estaba imaginándose aquello. Se repitió mentalmente, una y otra vez "Le gustan las mujeres".

Aish, no se puede intentar ser amable contigo, amargado.

—Amargado tu trasero —opinó Taehyung—. Si, ya cené, por lo visto tu hasta postre tuviste —murmuró esperando que Jungkook no lo hubiese escuchado, pero por la risita del azabache supo que sí.

—¿Por qué tan celoso? —cuestionó Jungkook con una sonrisa de lado.

—¿Por qué yo estaría celoso? —preguntó devuelta Taehyung devuelta, evitando a toda costa mirar a Jungkook, algo que no pudo hacer. El rubio apreció su camisa desabotonada hasta el tercer botón.

—No lo sé, tú dime —lo provocó Jungkook y Taehyung lo fulminó con la mirada. Necesitaba irse de su lado o iba a cometer una imprudencia de la que luego, probablemente se arrepentiría.

—Apártate de mi camino, idiota —se quejó Taehyung cruzándole por el lado. Jungkook se rio entre dientes y masajeó con su dedo índice su frente antes de darse la vuelta y tirar del brazo de Taehyung haciendo que éste se girara y chocara contra su cuerpo.

—¡Yah! ¿Qué te pasa idiota? —vociferó intentando deshacerse del agarre del pelinegro, pero éste tenía mucha más fuerza.

—He visto como me miras cuando crees que no me doy cuenta —masculló Jungkook sin dejar ir la mano de Taehyung, quien intentaba mantenerse alejado de su cuerpo.

—Sí, con ganas de matarte —aseguró Taehyung forcejeando con Jungkook.

—No, solo con ganas —masculló Jungkook. Taehyung intentó ocultar su sorpresa y se regañó mentalmente por haber sido tan evidente, se avergonzó de todas las veces en las que lo vio sin disimulo alguno.

—¿Y eso que tiene?, ¿acaso no puedo mirarte?, ¿el señor Jeon Jungkook me lo prohíbe? —lo desafió Taehyung levantando su mentón con seguridad y superioridad.

—Te estoy dando la posibilidad de hacer realidad cualquier fantasía que hayas tenido conmigo en esa mente tan sucia que tienes —musitó con una voz más ronca de lo normal. Jungkook tiró de su brazo para mantenerlo más pegado a su cuerpo.

—Ya quisieras tu tener el privilegio de estar bajo mi merced —lo provocó Taehyung en forma de burla.

—¿Quién dijo que yo sería el de abajo? —le devolvió Jungkook con el mismo tono de burla. Sus rostros estaban tan cercas que cualquier movimiento haría que sus labios se rozaran.

—¡Ja! No me dejo dominar por cualquiera —señaló Taehyung con seguridad. Se le dificultaba entender que estaba pasando con el pelinegro, se preguntó si solo jugaba con él para molestarlo y si era su intención claro que lo aprovecharía, más tarde le daría su merecido por hacerlo.

—Ya, pero yo no soy cualquiera y por cómo me miras, lo sabes mejor que yo —consideró Jungkook acercando su rostro peligrosamente al del rubio.

Taehyung dejó de forcejear con Jungkook y tomó entre sus dedos la abertura de la camisa viendo parte de su pecho descubierto, levantó la mirada y en cuanto se encontró con la de Jungkook olvidó todo lo que tenía en mente, solo quería besarlo y verlo relamerse los labios hizo que su deseo se intensificara. El pelinegro sujetó a Taehyung de las mejillas con fuerza y atrapó sus labios en un beso lento al cual el mayor respondió con el mismo deseo.

Taehyung llevó su mano a la nuca de Jungkook y profundizó más el beso haciendo que sus lenguas se encontraran en beso más húmedo y pasional. Las manos de Jungkook en su cintura le enviaban una corriente eléctrica por todo el cuerpo. En medio del beso tomaron bocanas de aire para seguir besándose con apetito.

El rubio no pensó que Jungkook besaría tan bien, mucho menos que disfrutaría tanto un beso de su parte. Succionó levemente el labio inferior del azabache, siendo éste su preferido por ser más carnoso que el superior, pero debía admitir que el pelinegro sabía muy bien como jugar con ambos. Algo que le encantó a Taehyung fue como éste subió poco a poco la intensidad, lo que hacía el beso más ardiente.

Jungkook movía su cabeza y cambiaba de labio tomando bocanadas de aire para no terminar el beso hasta que ambos se quedaran sin respiración. Mordió levemente el labio inferior de Taehyung y lo apegó más a su cuerpo logrando que sus miembros se rozaran, lo que hizo jadear a Taehyung en medio del beso que empezó a ser tan húmedo y excitante como para ocultar lo placentero que era.

El pelinegro no lo había visto de esa manera hasta que en varias ocasiones lo atrapó mirándolo con deseo y desde que tuvo aquella pelea con su amante, lo que más deseaba aparte de hacerlo suyo, era probar esos labios medio carnosos y cuando lo hizo sintió que las puertas al paraíso fueron abiertas, quería morderlos, saborearlos y lo hizo. Le encantaba lo bien proporcionados que eran sus labios y cómo estos encajaban tan bien con los suyos.

Aunque Jungkook había estado con otros chicos antes o casi siempre, nunca había encontrado a alguien que lo besara con tanta pasión y entrega. Su sexualidad era como un secreto para el resto del mundo, se había preocupado por mantener una buena imagen de líder, aunque en varias ocasiones fue atrapado por su consejero tocando a otro hombre, eso no fue suficiente para que como con Taehyung la gente hablara de ello, además, siempre se aseguraba de estar con personas que no lo conociera ni siquiera un poco.

Jungkook se separó de Taehyung antes de que aquel beso se volviera más caliente y vio como Taehyung parecía quedarse a la espera de más, lo que le hizo sonreír.

—Ahora te quedó claro que no soy cualquiera —señaló Jungkook dejando caer sus manos en los glúteos del castaño para luego darles un apretón. Se separó por completo de Taehyung dedicándole una mirada pícara y se alejó, dejándolo desconcertado y con una erección.

—Imbécil —susurró Taehyung mordiéndose el labio inferior y una sonrisa a medias apareció en su rostro mientras se pasaba el pulgar por sus labios ahora hinchados. Todavía podía sentir el cosquilleo de los labios de Jungkook y la frescura de su boca.

***

Al pasar los días ambos se sumergieron en trabajo y negocios, había algo importante que investigar, tenían que prepararse para lo que se avecinaba y eso no les dio tiempo de hablar de otra cosa que no fuese negocios. Jungkook casi no estuvo en la casa de Taehyung, estaba concentrado en adiestrar a todos sus hombres, en vigilar todo lo que pasaba en su territorio y todo aquel que entraba y salía.

Aunque Taehyung sabía que estaba ocupado con todo eso, no salió de su mente que posiblemente pasaba menos tiempo en su casa por lo que había dicho aquella noche. Y todas esas noches en las que casi no vio a Jungkook, el pelinegro ocupaba la mayor parte de sus pensamientos y eso empezaba a fastidiarle. Así que decidió volver a su rutina, ya no tenía a Minjae, por lo que se preocupó en buscar a alguien más, lo que salió terrible, ya que nadie parecía cumplir con sus expectativas, lo que le fastidió aún más. En el fondo sabía que al único que necesitaba era a Jungkook, pero se rehusaba a admitir aquello.

Cuando se reunían en privado para hablar de los avances que habían tenido, se podía sentir la tensión entre ellos. Cuando estaban en la casa se dedicaban miraditas y Taehyung disfrutaba cada vez más ver a Jungkook nada en su piscina casi todos los domingos, ya no había peleas sin sentido, solo cortas conversaciones y siempre trataba de lo mismo, los Yakuza y el silencio aterrador de los mismos.

Taehyung sintió que la forma en la que Jungkook lo miraba era diferente, había algo aún más atrapante, a veces pareciera que quisiera descifrar algo.

Después de aquel beso, Jungkook no pudo ver a Taehyung de la misma manera, tenía dudas sobre los sentimientos que habían de por medio, no creía que sería una buena idea involucrarse con Taehyung de esa manera, primero porque no era tan abiertamente gay como el rubio, aunque este tampoco lo era del todo, pero si estaban los rumores. Por eso Jungkook mantuvo su mente ocupada, hasta que volvía a verlo y lo único que quería era besarlo otra vez, la gentileza con que lo trataba le hizo ver la persona realmente agradable y encantadora que podía llegar a ser Taeyung, eso siempre y cuando no estuviese siendo tan controlador con todo o discutiendo por cualquier cosa.

Jungkook nunca había etiquetado a un hombre como hermoso, si, había estado con chicos guapos, pero casi nunca los volvía a ver, solo sexo esporádico.

Su miedo a ser descubierto no le había permitido estar en una relación, de ningún tipo, ni sexual, ni mucho menos sentimental. Procuraba que con quienes estuviese no fueran personas que le gustaran emocionalmente, ya que sentía que era una persona que podía enamorarse fácilmente y no podía ser solo pareja sexual de alguien que de alguna manera quería. Aunque si deseaba tener con quien compartir sentimientos e intimidad, el mismo no se lo permitía por temor, eso era lo único a lo que le tenía miedo.

De todas las personas con la que había estado nunca había catalogado a alguno como "hermoso", pero había algo en la belleza de Taehyung que le atraía más de lo que quisiera admitir, sus facciones eran realmente cautivadoras, la forma en la que siempre llevaba el cabello rubio oscuro peinando con el flequillo a los lados, cayendo suavemente en el final de sus cejas largas, era simplemente atrapante.

Una vez no pudo resistirse a la belleza de su socio, esa noche asistieron juntos a una fiesta para establecer relaciones con nuevos clanes. Taehyung estaba casi seguro que allí se encontrarían con algo que los llevaría con los japoneses o la organización coreana que trabajaba con ellos. Aun cuando se separaron al llegar, Jungkook no pudo apartar su mirada por mucho tiempo de Taehyung, ese día tenía algo realmente atrayente, su cuerpo cubierto por un traje rojo y una camisa blanca medio desabotonada mostrando sus clavículas marcadas, al azabache le pareció que tenía una piel tan pulcra, solo tenía en su muñeca derecha el tatuaje de su clan y no era tan grande como el de la mayoría.

Jungkook se encontraba sentado en uno de los sillones de capitoné, con un vaso de whisky escocés en sus manos, cortesía del anfitrión. Estaba rodeado de hombres que estaban acompañados de mujeres altas y elegantes, discutían sobre licores y sexo. Temas en los que Jungkook no participaba, toda la noche vio lo bien y rápido que se relacionaba Taehyung con los demás, dejó de prestarle atención a los hombres a su alrededor y fijó su mirada en el rubio que se alejaba por un pasillo detrás de un hombre que llevaba un maletín en sus manos, Taehyung miró hacia atrás y sus miradas se encontraron, vio como éste le guiñó un ojo antes de desaparecer de su campo de visión.

Intentó concentrarse en lo que hablaban a su alrededor y el tema principal eran las mujeres, algo en lo que Jungkook no podía opinar mucho.

—¿Por qué viene solo señor Jeon? —cuestionó uno de ellos.

—No vengo solo —masculló esperando volver a ver a Taehyung alrededor.

—No te hemos visto con ninguna mujer, podemos conseguirte una que se ajuste a tus gustos, ¿cómo te gustan? —insistió. Jungkook lo miró a los ojos, dejó su vaso sobre la mesa cristal frente a él y se levantó de su lugar mientras acomodaba su traje.

—Si me disculpan, debo atender algo —se excusó antes de caminar en medio de todas las personas que habían allí. Caminó por el pasillo alfombrado que vio a Taehyung perderse, al final el camino se dividió en dos, escuchó susurros provenientes de la última habitación en el pasillo de la izquierda, así que decidió esperar a que éste estuviese solo.

En el interior del estudio, Taehyung se encontraba haciendo un trato con el líder de una mafia rusa, eran él, Taehyung y el vendedor de armas. El rubio le ofreció dinero por las pistolas que éste había llevado como muestra, y luego de varios minutos convenciéndolo logró tener el maletín lleno de armas.

—Nos mantenemos en contacto, me parece que necesitaré más de estas —consideró Taehyung en inglés. El ruso y su fabricante salieron de la habitación, mientras que el rubio se quedó en el interior apreciando más de cerca sus nuevas pistolas.

Jungkook entró al estudio donde encontraba Taehyung de espaldas a la puerta con un maletín lleno de armas de fuego sobre un escritorio de madera. El azabache se le acercó por detrás sujetándolo por la cintura, pero Taehyung se sobresaltó y lo apuntó con la pistola.

—Me asustaste —susurró Taehyung guardando su pistola y cerrando el maletín para tomarlo e irse, pero Jungkook lo sujetó de la muñeca quitándole el maletín, dejándolo sobre el escritorio.

Se lamió los labios y acercó a Taehyung por la cintura, apegándolo a su cuerpo; lo miró a los ojos, luego sus labios rosados y carnosos. Necesitaba probarlo una vez más, lo deseaba con vehemencia. El pelinegro acarició con suavidad la mandíbula de Taehyung y sin dejar ir su mirada de los labios entreabiertos del rubio se acercó para acabar con el poco espacio que quedaba entre ellos con un beso lento y algo sensual para el de lirio de ambos. Cerró sus ojos al sentir el exquisito sabor del licor en sus labios. En medio del beso escuchó un jadeo ahogado de Taehyung, un sonido que consideró demasiado sexi.

Jungkook pasó su lengua por sus labios, saboreando el dulce de lo que sea que hubiese bebiendo, susurró un mmm cuando sus lenguas se encontraron. Le resultaba realmente delicioso, debía admitir que era mucho mejor de cómo lo recordaba.

—No sigas haciendo esto —le pidió Taehyung entre pequeños besos que repartía Jungkook por la línea de su mandíbula, algo que encontraba realmente atractivo en el rubio.

—No parece molestarte —masculló Jungkook, siguiendo su camino de besos ahora por el cuello. Taehyung seguía con sus manos en la cintura del pelinegro, su cuerpo no dictaba lo que su boca pedía.

—En serio, detente, no me puedo permitir que me controles así —indicó Taehyung.

Al besar y desear a Jungkook, estaba rompiendo una de sus reglas, no involucrarse sexualmente con sus socios, lo hizo una vez y terminó con el corazón roto, humillado y la dignidad por el piso. No podía dejar que algo como eso volviera a suceder, no podía tropezar con la misma piedra y que Jungkook fuese tan jodidamente ardiente, sensual y tan dominante, no le ayudaba para nada con ello.

—Estas muy acostumbrado a ser quien controla —demandó Jungkook abriendo un poco más la camisa para apreciar más de cerca esas clavículas que lastimosamente no había visto antes.

—Pues sí, así que deja de hacer esto, no está bien —contestó Taehyung sin hacer mucho esfuerzo para apartarlo.

—¿Por qué no está bien? —preguntó el pelinegro besando sus clavículas sin nada de prisa, dejó reposar su mano en la espalda baja de Taehyung, misma que empezó a acariciar sin siquiera darse cuenta.

—Porque somos socios, solo negocios. —Jungkook dejó de besarlo y se paró derecho para mirarlo a los ojos.

—Esto ya no es solo negocios para mí —admitió Jungkook antes de volver a besarlo.

Taehyung intentó resistirse, pero terminó haciendo el beso más profundo. Con la mano de Jungkook deslizándose por su espalda hasta llegar a sus nalgas. El rubio terminó recostado en el mueble de la esquina, con el pelinegro encima de él besándolo. Jadeó al sentir la entrepierna de Jungkook en su muslo, pero entonces el sonido de un teléfono interrumpió el momento, sin querer apartarse de los labios de Taehyung, Jungkook sacó el móvil de su bolsillo.

—¿Qué? —cuestionó al descolgar de mala gana. Taehyung aprovechó ese momento para sentarse derecho y acomodar su traje aun con la respiración agitada por el reciente subidón de placer.

—Ya voy para allá —dijo mientras se levantaba del sillón.

—Adelántate, tengo algo que atender en Geumjeong—le informó a Taehyung, antes de salir de la habitación dejó un beso lento y provocativo en los labios del rubio. Quien se quedó sorprendido, por lo que había pasado en tan solo minutos y viendo la erección que Jungkook había provocado, otra vez.

Ajusten sus cinturones que se viene lo bueno, el próximo capítulo estará: explosivo, ardiente, caliente🧨🔥.

Cuénteme que les parece la historia hasta ahora, no tendrá más de 10 capítulos, quizás menos porque estaba planeado para tres, pero como siempre, yo y mi problema de escribir cosas cortas.

Nos leemos en el próximo capítulo❤️😎

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