11

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

- Pero sí puedo.

- No.

- Escúchame, estoy seguro, si sigo intentando-

- No.

- ¿Por qué eres-?

- No.

- ¿Al menos me estás escuchando?

- No -después de recalcular su pregunta pudo pensar una mejor respuesta, pero ya le estaba mirando de esa manera.

Esa que le decía con la mirada: "Eres tan mala".

- Bueno, eso era mejor a que termines cocinado al fuego directo -tras sus palabras pareció haberle bajado el ánimo aún más, quizás de paso las ganas de vivir, pero es que mientras veía como se lanzaba al fuego sentía que le iba a dar un infarto- Hey, no te pongas así.

- ¡Pero (...)-chan! -en ocasiones no sabía si su incansable energía era lo que le daba migraña o sus gritos emocionados- es tan cool, debiste verlo, podía mover el fuego con sus manos.

- Es un Oni, se supone que pueden hacer eso -se puso a pensar un momento hasta que sacó un libro de criaturas mitológicas del país- momento, los Oni no poseen fuego, tienen sólo fuerza bruta.

- Eso que dices es cierto, creo -se acercó a ella rápidamente para ver el libro también, obviando la tensión de la chica ante su cercanía como ya algo normal a lo que no se molestaba darle otro significado.

En el libro sólo se veía a un Oni con su usual garrote, piel roja, cuernos o con solo uno, pelo enmarañado.

Muy diferente del tipo que Shingo iba "siguiendo" la última semana, aunque la verdad se tenía que decir y es que estaba prácticamente acosándolo los últimos días.

(...) no sabía mucho de seres sobrenaturales, ni siquiera mucho de los de su país de origen, pero era obvio que no se parecía al "Oni" que ellos conocieron.

Por supuesto, en vez de detenerse a escucharla un momento, Yabuki salió corriendo a preguntarle el cómo o porqué de sus poderes.

- "Somos más variados y diferentes, no simples retratos que han hecho los humanos" eso fue lo que dijo -empezaba a hartar su paciencia, en el último mes solo existía ese tipo.

Hasta hace unos meses los humanos y los seres de "mitología" se habían unido, o algo así decían las noticias, (...) aún se sentía incómoda con el tema en un inicio, quizás fue porque había visto a un dragón asiático caminando en la calle como si nada en su forma verdadera, primero dio algo de miedo, obviamente porque se lo encontró tras dar la vuelta a la esquina, notando el enorme cuerpo escamoso antes de preguntarle una dirección específica que tenía en un mapa que llevaba, estuvo espantada, pero luego pudo tranquilizarse, ya era cada vez más normal ver muchos más seres en esos días, ya no eran una gran "amenaza", o quizás nunca lo fueron, para las personas de las ciudad, claro, fuera del tema de que habían algunos contratiempos por un mal movimiento de cola u otro miembro de considerable tamaño.

Las personas empezaban a adaptarse mucho más a ellos, entre estas ya se mostraba quee algunas personas presentaban extrañas habilidades debido al contacto constante a las energías sobrenaturales de los nuevos seres, presentando habilidades extraordinarias y poco creíbles si es que no te era ya normal ver un dragón asiático volando por sobre tu casa, la gente con poderes era poco vista pero tenían habilidades, mayormente elementales, bastante impresionantes.

Pero luego estaba Shingo.

- ¡Te lo digo, (...)-chan! Siento el calor en mis manos.

- Diría que es porque tienes las manos hinchadas.

Volvió a bajarle sus esperanzas, era cruel, eso era cierto, pero no quería que se diera falsas esperanzas, de nuevo.

Hace poco la había, prácticamente, arrastrado al lugar en donde se encontraba con aquel Oni de cabello marrón, en realidad, no se parecía a los de los mitos, hasta podía decir que era guapo y nadie diría lo contrario, decía llamarse Kyo, que venía de un largo linaje y que aún no estaba del todo acostumbrado a la vida moderna, pero quiso decir que mentía cuando lo vio usar un reproductor de música, aunque al final llegó a la conclusión de que eran de la joven que se mantenía a un lado de él que tenía cara de no ser del país.

Vio la manera en que, con solo el movimiento de sus manos, aparecía un fuego tan bonito que hasta parecía de fantasía, de color rojo y naranja con tonos amarillentos, moviéndose como si tuviera vida, ante eso no pudo evitar casi ser hipnotizada por ello.

Pero luego despertó al ver que Shingo estaba mucho más ensimismado, pensando que en algún momento podría lograr hacer lo mismo que Kyo.

Shingo estaba tan ensimismado en las enseñanzas de Kyo que la preocupaban de sobremanera.

- Dime la verdad -quizás era extraño, puede que hasta raro para su "víctima", verla a ella tratando de verse intimidante ante tal espécimen que de japonés no tenía mucho a su parecer.

Diablos, que hasta era más alto que algunos de su propia patria.

- ¿Shingo podrá hacer lo mismo que tú si sigue entrenando tan fuerte?

En su mente recreaba las escenas de su arduo entrenamiento, la pasión con la intentaba y seguía intentado, hacerse más fuerte por su propia cuenta en ocasiones, viendo cómo estudiaba cada cosa que aprendía para tratar de mejorar lo más pronto posible; ojalá estudiase con el mismo ahínco sus clases de la escuela, pero no sabía cómo una cosa venía de otra mientras lo veía hacerse daño continuamente y aún así volver a levantarse, volviendo a enfrentarse a ese Oni mil veces con tal de aprender la forma en que peleaba, sin importar si era vencido en cada una de esas veces, sin importar las quemaduras que le quedaban o el dolor en sus puños, en la piel que se quemaba continuamente y en ocasiones caía como costras secas, dejando atrás una nueva piel que esperaba no se llegue a quemar y morir como la anterior.

Shingo siempre decía "seré muy fuerte" con una sonrisa, esperanzado por mejorar a cualquier costo.

- La verdad es que no.

...

(...) no recordaba haber golpeado a alguien, ya sea humano, demonio o lo que fuera que fuese, tan fuerte, al punto en que casi se rompe la mano.

Tampoco recordaba haber escuchado a Shingo gritar tan alto y tan agudo del susto como hizo aquel día, aunque seguía diciendo que lo hizo de la manera más macha posible.

Y luego le siguió el río de lágrimas de su amigo, que decía mil veces que ella no debió hacer eso, que la piel de Kyo era muy dura por ser un Oni, que de verdad se había fracturado unos huesos de la mano, uno si tuvo peor destino, y que tendría que llevar un yeso por lo que quedaba de año pero no necesitaba clavos, al menos solo en una de las falanges.

- ¡(...)-chan! Primero debes rotar la muñeca si no quieres que la repercusión del golpe te haga daño, ¡te lo he dicho mil veces, pero nunca me haces caso! -estaba a su lado, llorando como una esposa en el lecho de muerte de su marido a punto de ser viuda, infinitamente preocupado por donde se le viera al estar aferrado de esa manera a las mantas de su cama de hospital.

Luego volvía a pensar en las palabras del Oni, y la vergüenza de su situación era mayor.

- Shingo nunca podrá tener el mismo fuego que yo -estaba explicando de manera calmada, el único en calma probablemente mientras la chica que lo acompañaba entraba en pánico al ver el edema en crecimiento en la mano de (...), mientras que Shingo se había desmayado tras ver la punta de uno de sus huesos apuntando al exterior por debajo de su piel y amenazando con salir y decir hola al mundo exterior por primera vez en su existencia- es un humano, yo soy un Oni, es obvio decir que cada uno tendrá su manera.

Entonces lo entendió, pero lo olvidó por un momento cuando se le terminó la adrenalina y quedó desmayada también por el dolor de tener un hueso roto.

Pudo jurar escuchar un "la humanidad" de fondo ante de perder la conciencia, dicho de una forma tan arrogante que ya le sonaba quien lo dijo.

Le daba ira de solo recordarlo.

- ¡Alto! Detente ahora mismo, (...)-chan, ¡tu presión no puede subir más de lo que ya está o puedes sufrir un infarto a esta edad en serio! -Shingo volvió a alterarse, mirando la máquina que estaba conectada a ella, no por la mano rota si no por su excesiva presión alta.

En el dolor de su alma no podría comer muchas de sus deliciosas comidas y bebidas favoritas por un tiempo, hasta le recomendaron a sus padres que tendría que ir a clases de manejo de la ira y al nutricionista si quería llevar una vida "larga y feliz".

Sólo denme mi sándwich favorito y no me quejo de nada más.

Amaba a sus progenitores hasta donde podía, pero ahora mismo llegaba a maldecir por poner al muchacho, que estaba todo preocupado y a punto de tener un infarto antes que ella, en guardia en cuanto tenía tiempo libre.

Bueno quizás no tanto, Shingo ahora podía ser tratado si los doctores lo pescaban con alguna herida, al menos en ese tiempo en que estuviera hospitalizada por su presión alta.

- En serio -lo escuchó quejarse mientras terminaba sus palabras por un suspiro, por un momento sonó como su propia madre- ¿cómo puedes tener la presión tan alta? ¿cuántas frituras y snacks has estado comiendo?

¡ES POR TU MALDITA CULPA!

- No tiene nada que ver contigo así que no preguntes.

Por su expresión y sinceridad en sus palabras nadie le dudaría lo que decía, ni el polígrafo.

- Bueno, obviamente quiero preguntar, tu salud es importante, (...)-cha- ¿por qué tienes una manzana en la mano-? ¡Auch! ¡¿por qué?! -esta bien, puede que tenga problemas de ira.

Pero que Yabuki sea tan cara de palo como para decir que cuide su salud cuando ella se lo dijo tantas veces le tocaba un nervio muy sensible que gatillaba toda su ira.

Al punto de lanzar una manzana como una salvaje a la cara de su compañero, aunque este se cubrió al momento justo y le cayó en los brazos.

- Igualmente, es una pena -se limpió los restos de manzana con una servilleta que venía con el almuerzo de hospital- hubiera sido lindo ir a pedir dulces, ¡o darle dulces a los niños! Sin importar- ¡¿Qué?! ¡¿por qué tu ritmo cardíaco cambió?!

- Cállate, Shingo, maldita sea -se lanzó directo bajo las sábanas de la cama, esperando que la parca viniera por su alma si le daba un infarto.

- DOCTOR.

Ojalá llegase el día en que no le diese tanto corte el decir que se preocupase más por sí mismo que por ella.

.

.

.

.

No sé ustedes, pero siento que Shingo es capaz de dar problemas de presión a la gente, por más de una razón.

Pensé que publiqué esto para día de muertos, igualmente, disfruten.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro