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Pasa sus manos sobre la superficie de madera, quitando después la pequeña cantidad de polvo que se encontró, era apenas una manera de pasar el rato, hace poco había despertado, las cortinas habían sido abiertas mientras la poca luz de las lámparas de la calle entraba al cuarto, sus altos y ultra sensibles sentidos capturaban cada estímulo a su alrededor, agradeciendo que por lo menos el cuarto estuviera insonorizado, de otra manera podría escuchar hasta a los gatos en celo chillando como alma pena, sin olvidar a las propias almas en pena.

Aunque, cuando su hijo chillaba de manera tan atroz, las ansias le ganaban a su creciente dolor de cabeza mientras prácticamente corría a toda la velocidad que sus sentidos podían darle, pasando por el cuarto de (...) la cual estaba agotada en su cuarto.

Cuidar de un niño Ghoul es una gran inversión de energía, que una mujer human diera a luz a uno lo era más, sin olvidar mencionar el efecto en rebote de su cuerpo, mientras tomó a su pequeño bebé en brazos se dirigió a la habitación matrimonial, en donde (...) estaba echada, con el suero insertado en uno de sus brazos, su cuerpo teniendo pequeños espasmos en ocasiones.

Casi le dieron ganas de llorar, porque sentía que esto era su culpa.

Un ghoul solo puede comer carne humana, cuando el feto se forma dentro de la madre, esta debe comer casi el doble de carne humana que antes, entonces no habría problemas y se llevaría un embarazo saludable.

Otro tema era cuando una ghoul y un humano o un ghoul y una humana tienen descendentes, en el primer caso la madre ghoul debería comer el triple o el cuádruple porque ese hijo, por tener genes humanos, sería confundido por su cuerpo y sería devorado; cuando la madre era humana y el niño venía de un padre ghoul, entonces, lo único que había por hacer era que esa madre humana lleve una dieta caníbal, para evitar que el feto termine por consumirla desde adentro.

En el caso de (...), por más que soportó el consumir carne de varios cadáveres durante los 10 meses que duró su embarazo, más que los 9 meses de los humanos y menos que los 12 mese ocasionales de los ghoul; por más que soportó cada examen de rutina y llevo cada una de las indicaciones para llevar bien su embarazo, al final por tener a ese pequeño que tanto habían querido, ella terminó por quemarse por no dejar ir ese sueño.

La nutrición, tal parece, no fue suficiente, y su hijo, aferrándose a la idea de nacer, consumió a su madre tal y como tanto les habían advertido; en pleno parto cayó sobre él la decisión sobre lo que tenían que hacer en la operación de emergencia después de que la labor de parto normal que le habían asegurado en todos sus controles se había convertido en una situación delicada.

Tuvieron que remover todo útero por los daños masivos en el mismo, esa fue la mejor decisión, le aseguró el médico a cargo, por un momento pensó que ella iba a culparlo, con toda la razón que le daba en su equivocada mente, que nunca más querría verlo a él o su pequeño, porque le avisaron que iban a trasladar a su pequeño hijo a una incubadora para asegurarse de que todo estuviera bien.

Lejos de los terribles escenarios que se había maquinado en su cabeza, (...) siempre los recibía con el mismo gesto.

-Adel, ¿En dónde se habían metido, ustedes dos? -su sonrisa cansada tomaba casi la importancia, haciéndole olvidar por unos momentos lo preocupantemente delgada que se encontraba mientras tomaba a su pequeño con un brazo y a él lo atraía abrazando su cuello.

Si Adelheid estaba preocupado por la condición física de (...), ella empezaba a preocuparse por esas terribles ojeras, ¿cuantos días iban que Adel no hacía pedido a la morgue de cadáveres sin reconocer? Su bebé tenía su fórmula especial, pero ahora estaba preocupada por la nutrición de su otro bebé.

-Quería que descanses un poco más -acarició su cabello, quebradizo y opaco, su piel pálida- quiero que te recuperes.

-El médico ya habló, no voy a recuperarme en menos de una semana -lo tranquilizó con sus palabras, logrando que se eche junto a ella cerca del filo de la cama, a veces, parecía que era Adel el que sufría de la depresión después del parto, pero (...) nunca lo sufrió, si bien la idea de ya no poder a otro hijo la entristeció, prefería volcar todo su amor en el pequeño de cabello oscuro que descansaba en su pecho.

-No puedo evitar sentirme preocupado.

-Sí, sí.

-Cada vez que llora...

-Comprendo cariño...

Antes de decir más, la pareja cayó rendida por aquella intensa nueva experiencia en sus vidas; el bebé, con los ojos de su padre, los miraba a ambos mientras daba manoteos sobre el pecho de su madre pidiendo leche, pero sus dos padres estaban fuera de combate, solo logrando despertarlos con la potente fuerza de sus pulmones, logrando que su padre cayera al suelo del susto y que su madre se levante cómo un resorte mientras lo abrazaba de manera protectora contra su pecho.

La paternidad, sin importar especie, es dura.

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