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La primera vez que (...) lo vio, casi se desmaya; quizás su reacción se debió, mayormente, a que lo vio salir de una bola de fuego que cayó en el patio trasero de su casa con una niña pequeña en su espalda que parecía derretirse.

- ¡¿Qué estás mirando?! -bramó con fuerza, mientras prácticamente le lanzaba a la niña a los brazos- ¡ponla en algún lugar frío! ¡le basta con una refrigeradora o una heladera! -quizás no hubiera reaccionado del todo si es que después de él apareciera un hombre mucho más grande que parecía estar hecho de metal.

Ese día, se encontró con el loco trío de chiflados que era buscado por traficantes de monstruos.

Un golem entre metal y carne de otros cuerpo humanos, una pequeña bruja de hielo y, por último pero no menos importante, porque le parecía ser el líder del grupo, estaba ese raro chico que producía fuego.

Un espléndido grupo, en serio, y eso lo decía ella, una novelista de ciencia ficción con bloqueo de autor.

Aunque digamos que desde que los conoce y se convirtió en su compañera de acogida en el nuevo Bosque del Sur, ese bloqueo había sido erradicado totalmente, por supuesto, regresaba cada vez que se iban a quien sabe donde hasta regresar sin aviso previo.

Y cuando regresaban volvía su vaga creatividad.

- ¿Que te parece?

- Sorprendente, en realidad -Máxima dio el visto bueno mientras comía cupcakes de arándano que ella había hecho el día anterior- nunca hubiera imaginado que el joven general se hubiese suicidado usando un témpano de hielo.

- Así mismo, rompe la idea que todos los lectores tenían de que fue la novia quien lo hizo -siguió, orgullosa de obtener el giro dramático que quería- era invierno, así que, tomando un témpano de hielo y luego cayendo de espaldas para clavarse la cabeza, eso no se lo espera nadie  -lo dijo con total seguridad de tener un buen final.

- No deja rastro inmediato del arma homicida y los investigadores no pudieron encontrar rastro porque el piso es de madera, el agua corrió entre la madera -dejó las hojas sobre su regazo, comiendo de un solo bocado otro cupcake- totalmente sorprendente.

(...) sonrió de manera avergonzada, no siempre tenía opiniones que vinieran de otro más que su editor.

- ¡Eres malo! -tanto ella como Máxima escucharon las fuertes pisadas en el piso, luego un portazo y nada más, silencio absoluto.

Como ya un pasatiempo, cada estación media del año, ese par peleaba.

La situación casi debería ser la misma, Kula festejaba por el frío invierno o se quejaba del caluroso verano que estaban por llegar, K', siendo completamente opuesto, no paraba de dar pequeñas maldiciones al invierno y esperaba dormir bajo el sol de verano.

Sus ideales, obviamente, chocaban más de una vez.

Pero sabían que, al final de todo, esos dos se caían bien, mejor de lo que ese chico podría alguna vez admitir.

En una ocasión llegó a considerar que eran pareja, tremenda situación la que se armó porque parece que de alguna forma hizo enojar a K' y Kula se mantuvo una semana preguntando qué era eso de tener novio; en esos tiempos fue fácil distraerla con un postre pero ahora con 18 años se había vuelto en una anécdota divertida de contar y verla llenar sus mejillas con aire ante su molestia mientras que K' solo hacía como si nada pasó.

Muy propio de él.

- No pienso hablar con K' o con la princesa -ya previniendo las palabras de (...) dejó en claro que no se iba a meter esta vez entre ese par.

- Bien, digamos que de todas formas nuestra princesa no te va a entender sin alguien que le traduzca.

- ¡Pero si hablamos el mismo idioma! -ah, qué divertido era molestarlo con eso, una pequeña venganza al haberla dejado sola en esto.

Ella era mayor que Kula, o al menos eso creían, pero menor que K', lo mismo con él, en realidad, y teniendo en cuenta el pasado chungo que esos tres tenían, no se impresionaba de que ni supieran sus edades reales.

Todavía recuerda las veces en las que su otra casa se convirtió en zona de guerra en más de una ocasión, veía a esos tres, en ocasiones también con una mujer dragón con un látigo, partirle la madre a tipos armados hasta los dientes que parecían ser cazadores de monstruos; la verdad no se tuvieron que mudar por eso, bueno, en parte sí, pero se debía más a que los vecinos que antes tenían no podían seguir soportando esa constante situación de peligro inminente cada que esos "monstruos" aparecían.

(...) siempre tuvo complicaciones por vivir en una zona "netamente humana", si bien algunas estaban bien otras iban a esos extremos, por tanto tomó sus cosas, y las que ellos dejaban, y se fue al bosque del sur, una zona neutral en donde la interacción entre humanos y otros seres era completamente normal.

Pero se le olvidó dejar una nota.

Meses después, lo recordó al preguntarse en dónde estarían metidos, entonces, tal cual la primera vez, algo cayó en su jardín.

Pero en esa ocasión fue un asteroide de hielo que aplastó el árbol que había plantado en cuanto se mudó.

- ¡Pensé que nos habías abandonado! -Kula se lanzó a sus brazos tras salir de la gran esfera de hielo, detrás de ella notó a Máxima y K', ambos fuera de combate y el último quejándose del frío, las lágrimas de Kula se convertían en pequeñas gotas congeladas al bajar por sus mejillas mientras decía lo aliviada que estaba por encontrarla.

Tal parecía ser que Máxima hace mucho sabía que se había mudado, pero el K', alias el jefazo con problemas de sociabilidad, decidió no hacer nada y seguir con su vida, sin embargo, Kula seguía preguntando en dónde estaba (...) y por qué la casa estaba vacía.

- Puedo ver que mi niña es la única que de verdad me aprecia -se molestó, obviamente lo hizo, mientras abrazaba el helado cuerpo de la menor y la llevaba dentro.

De ahí en más, escuchó todo lo que sus extraños conocidos estuvieron haciendo mientras no los había visto y la explosión de imaginación que nació de esos relatos fue lo que la ayudaron a seguir un poco más.

Regresando al presente, se dio cuenta de que no podría llegar a nada con Kula, que se encontraba dormida en su cama de nieve, como de costumbre.

Entonces, se dijo, quedaba el otro extremo del problema, el más infernal.

No estaba del todo segura de qué era K', lo conocía desde hace un tiempo pero ni con todos los libros o enciclopedias podía sacar qué era; su hermana, que más de una vez se pasaba con ellos, era una dragón ala metal, de eso no quedaba duda con esa cola y esas alas de color metálico combinadas con esos hermosos y resplandecientes cuernos a los lados de su cabeza de color negro, K' se le aparecía a su hermana algo... bueno, muy poco a decir verdad, pero ambos compartían las alas, la cola y los cuernos, en eso eran igualitos si obviamos el hecho de que la cola de K' terminaba en una rara fin puntiagudo de color rojo y sus alas tenían 5 garras en lugar de una como su hermana.

Pero se debía recalcar que la mano derecha que tenía K' no se parecía a la de su hermana en ningún ámbito biológico posible, de un color rojo y semi escamoso, largas garras negras y con formación de metal a la altura de sus nudillos.

Eso no era normal, y pensó en llevarlo al médico, pero Máxima le dijo que no se metiera en ese asunto por el bien de ambos.

Recuerda cuando, de la nada, la subieron a ella junto a ellos a un crucero, que hasta ahora no se explicaba cómo habían pagado, esa vez se fijó en la mano derecha de K' y se fijó en que la piel roja parecía estar delimitada de la normal, como si se la hubieran puesto ahí y luego ya se hubiese fusionado.

Y luego entraba el tema del fuego, porque se supone que los dragones ala metal tienen un fuego muy bajo, casi como un humo que soltaba y derretía el metal con facilidad.

Y luego estaba K' que...

- ¡Bastardo! -bueno, en más de una ocasión lo vio casi quemar vivo a alguien que se metía con él, su velocidad era un plus a sus ataques.

Ni olvidar la vez que no se retuvo nada y casi le rompe todos lo huesos a un tipo.

- Sabes que no me quiero meter -empezó a hablar para hacerle saber que estaba ahí, aunque era seguro que él ya lo sabía- pero no quiero que me quemen o me congelen la casa, otra vez, así que estoy casi obligada.

Ni siquiera la miró, pero ya se hacía la idea de que no iba a hacerlo hablar con tan poco en primer lugar; luego veía esto de nuevo, K' tenía esa mala manía de desparramarse a dormir en donde le diera la gana, algo que compartía con Máxima y hasta se unían para una siesta bajo el sol, el problema es que si bien el golem era grande no ocupaba tanto espacio como este chico cuando se tiraba a dormir con las alas abiertas a sus anchas casi tanto como podían.

Una vez no tuvo cuidado y terminó pisando una, si Máxima y Kula no hubieran estado ahí, no la hubiera contado, aunque en teoría era culpa del dueño del ala por dejarla así nada más.

Incluso para ella fue doloroso ver cómo las escamas estaban levantadas en una dirección anormal, en un acto de redención decidió comprarle crema para escamas al día siguiente.

- Sí sabes que... -no la dejó terminar de hablar, su ala derecha fue retraída de nuevo, dejándole un espacio para acercarse un poco.

Se habían vuelto, al menos, un poco más unidos después del luto que él guardó, (...) hasta ahora no sabía a quién había perdido pero decidió ayudarlo, y el resultado mostraba que le dejaba acercarse y hasta ser mediador entre sus peleas sin sentido con la menor del grupo.

- ¿Qué fue esta vez? -no le dice nada y tiene cierto temor a que este tan molesto que al final la mande a volar.

Literal.

- La mocosa nos quiere arrastrar por todo el mundo para comer helado -parecía de buen, hasta hizo esa no muy común sonrisita de lado suya y ese sonido de su corta risa.

Era mucho mejor a su usual chasquear de lengua que le decía que no estaba de ánimos.

- No es mala idea, unas vacaciones no estarían mal -unas buenas vacaciones serían buenas, pero como ya había recordado antes, la vaciones con esos tres terminaban con ella debajo de cualquier lugar buscando refugio de las balas perdidas, las columnas de hielo, los rayos láser y el mismísimo fuego del infierno.

Concordaba con Kula, esas eran las vacaciones soñadas de K', no de ellos.

- Odio los dulces.

- Eso nos queda más que claro.

Antes de darse cuenta, ya estaban caminando en las calles de Roma, prácticamente arrastrando a K' que seguía con un humor de perros tras salir de París.

- Te dije que nos íbamos a divertir de alguna manera u otra -comentó viendo a Máxima y Kula disfrutando de lo lindo de sus postres helados, sin embargo, era obvio ver que los tres se dieron cuenta de los hombres con armas a su alrededor.

(...) fue encerrada en una cúpula de hielo y metal soldado, comiendo su helado y esperando a que terminen.

Unas lindas vacaciones, como cualquier otra, con diversión y algo de estrés, se recordó aquello cuando escuchó una explosión masiva.

Sí, lindas vacaciones.

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