Extra: Apokolips

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Nunca se lo hubiera esperado, no de esa manera.

Aún recuerda cuando eran más pequeños, en especial cuando se habían conocido, ese momento en el que ella salió a las calles, poniendo flores junto a la zona del desastre, rojas y azules, obviamente arrancadas de algún jardín en su camino, quizás en más de una ocasión tuvo que ejercer cierta fuerza porque algunas flores tenían los pétalos deshechos.

Y lo vio.

Más bien, le cayó encima.

Es como si tras el impacto con ella este hubiese rebotado, y para cuando pudo sumar dos más dos estaba siendo cargada como princesa en los brazos de un mocoso frente algunos periodistas.

Y al momento siguiente ya estaba sentada en una mesa de colaboración en una fiesta de recaudación que tenía letreros por cada rincón con el nombre de Lexcorp en ocasión a su fiesta pro caridad a los damnificados del Doomsday.

Bueno, puede que en su caso fuera un poco más lejos que la simple caridad.

- Mantén esa cosa controlada -le vuelven a decir mientras se acercan a ella con jeringa en mano, en realidad dos, quieren una muestra de sangre y, si pudiesen, tomar muestra del organismo extraño que está pegado a ella.

- Uy, perdón, el miedo, hombre, el miedo -se burló un poco, haciendo gala de lo poco que podían hacer juntos mientras dejaba que su amigo hiciera ese truquito suyo.

Era beneficioso el que se prendiese en fuego azul cada que querían, aunque aún no entendía su razón o uso.

Bueno, no tenía ni idea de las cosas que podía hacer, si era sincera, cuando el mocoso se apareció por primera vez en su vida y le cayó encima supuso que moriría.

Era lo normal.

Quizás por eso era que Lex Luthor le había tomado "interés" cuando le dieron el anuncio de que "el daño colateral" seguía vivo y que se había sanado a sí misma antes de que fuera "dispuesta" y que se había "hecho cargo" de lo que quedaba de los "restos" de esa mañana.

Sí, desde que trataba con ese hombre empezó a hablar con comillas, en especial que no siempre todo lo que decía debería ser escuchado o entendido; todo lo anterior podía ser puesto sin filtros como la escena en que los científicos de Lexcorp gritaban como traumado mientras veían que el cuerpo se había levantado fuera de la bolsa negra antes de quemarla y perder toda evidencia y se sentaba comiendo lo que quedaba de sepase qué cosa que les salió mal.

Era beneficiosa como una imagen de fondo para la caridad al igual que una buena opción para "disponer" de las cosas que acabasen muertas.

Claro ejemplo, era el mocoso por el que debía toda su situación actual.

Allí estaba, como tutora del pequeño diablo, mientras lo veía pelear contra el mal, en su mayoría roba bolsas de mujeres en crisis estereotipo, se aseguraba de comprobar de que no matase a alguien.

Y si lo hacía tendría doble cena, claro, mientras el niño no le estuviese viendo.

Por otra parte, sabía que ese niño ya se tenía una imagen de ella en la cabeza.

Podría ir por nombres diferentes, desde: "la zero-sexy", "pozo sin fondo", "aburrimiento con patas", "zombie"; el último más dirigido al licuado de serotonina que siempre tenía en la mano, obviamente hecho de manera sintética por la dichosa empresa de la cual ambos salían todos los días y obviamente era lógico decir que eso que se tragaba cada dos horas era un batido de cerebros en esencia.

- Juro que te voy a matar más tarde -le había dicho cuando, tras salvar a la damisela en peligro del día, la había tomado a toda velocidad y había tomado vuelo, sin darle tiempo de reaccionar y haciéndola soltar su preciado batido.

- Oh, por favor, ¡estuve increíble! -(...) chilló cuando la lanzó al aire esa vez llenó de alegría y la volvía a atrapar, le ponía los pelos de punta el que la cargue como princesa- pronto, todos van a conocerme como el nuevo Superman.

Uy, el otro tema era ese, demasiado tenso como para siquiera decir algo sobre ello o querer opinar, aunque siendo totalmente sincera, no estaba tan segura de que la solución a todo eso fuera el pequeñajo, teniendo en cuenta su... su... su hermosa personalidad.

Eso, su hermosa personalidad.

- Por supuesto, pero te digo que dudo que Superman solo recoja gente del suelo antes de lanzarse a volar sin aviso -se movió un poco, ya estando en cierto grado acostumbrada a esto, haciéndose camino hasta su espalda y engancharse desde ahí.

- Pero si así fue como te conocí -el edificio de Lexcorp estaba en frente- a ti y al pequeño alien -ante su mención, el aún pequeño ser se apareció por debajo de su piel, mirando con sus grandes ojos azules al muchacho- tan lindo y bizarro como siempre -si bien en ocasiones su sonrisa le daba unos 5 años más de vida por lo bonita que era, pero le daba ganas de asfixiarse con su saliva cuando se ponía en modo galán de pacotilla con esos lentes.

Terrible.

- Ah, tengo hambre.

- ¿Otra vez? Acabas de tener un batido.

- Digamos que por alguien en específico no pude terminarlo, y recuerda que eso es solo para llenar a uno de nosotros -la tenía bien sujeta para evitar algún accidente, recordando como se le escapó una vez, terminaron como salvador y joven suicida salvada.

Le dio una buena colleja y él le prometió no volver a soltarla.

En un inicio había sido complicado, ella era más alta que él, puntos de diferencia desde que eran de diferentes edades; el estilo de princesa la enfermaba, literalmente la mareaba, llevarla desde debajo de sus axilas no terminó bien, así que ella siempre iba con las manos juntas a la altura de sus hombros y él tomaba sus muslos.

Incómodo los primeros días y también en verano en donde ya no daba más y tenía que usar shorts.

- ¿Por qué no eres una heroína también? -le había preguntado en una ocasión, cuando ese Superman con googles se apareció le dio de alma, en más de un sentido debido a que tuvo que sacarlo de entre los escombros de una pequeña torre de la reconstrucción de la ciudad, encontrando al chico con el orgullo hasta el suelo.

Los héroes y sus orígenes, el hecho de que cualquiera pareciera querer ser Superman.

- Sería problemático ser una heroína que come cerebros -dicho y hecho le dio un sorbo más a su batido, haciendo estreno de las nuevas y exageradamente caras pajillas de Bambú de Lexcorp.

Nunca recibió respuesta de él en cuanto ese tema, porque se quedó inusualmente callado mientras veían la ciudad desde lo alto de la edificación, era una pequeña escapada ya que Luthor estaba molesto con el niño por no estar a la "talla" de Superman.

- Hey -dejó caer su cabeza en su hombro, su mano derecha terminó en su hombro, eso fue lo más cercano a un abrazo en todo ese tiempo.

Y luego se daba cuenta que ya no podía decirle por "Hey" toda la vida.

Después, aparecieron más tipos con la insignia de Superman, más decepciones y más problemas socio parentales que le dieron un dolor de cabeza porque el chico seguía queriendo buscar algún tipo de confort en ella, quien no era exactamente la más optimista de las personas.

No sé sorprendió para nada que al final Lex Luthor fuese el padre, o mitad padre al menos, de Superboy, que si antes odiaba ese nombre ahora lo tomaba de lo más normal.

Lo que la sorprendió fue "encenderse" tanto al ver a Superman en traje negro, con una barba incipiente y cabello largo, demasiado bueno para ser verdad porque volvió a los pocos días luego del quilombo a su usual estilo ordenado.

- ¿Por qué diablos te salió fuego azul del cuerpo? -le había preguntado en esa ocasión, con una ceja levantada y mirándola de manera inquisitiva.

- Estaba en un modo de defensa, casi nos matan por quinta vez si es que no te diste cuenta.

Primero muerta antes que aceptar que su medio padre biológico le había parecido sexy y varonil al punto que hasta su parásito tuvo la palabra "procrear" paseando innumerables veces por su mente compartida.

Quizás era por ese hecho que vio inusualmente extraño, a la par que definitivamente sospechoso, que ya instalados con los jóvenes titanes Conner trató de dejar crecer su cabello.

En un instante fue un niño completamente pendejo, luego un nieto terriblemente adorable con los señores Kent, a quienes fue a visitar para hacer un monitoreo sobre él aunque ya no era necesario hacerlo, dejándolo como una costumbre de la cual le costaría librarse cuando esté le vino a preguntar que qué hacía ahí sin ningún motivo aparente, sonriendo de una manera que juraba que le iba a quitar sus buenos ánimos de un certero golpe.

Entonces, se preguntaba, en qué momento fue que ese niño se convirtió en ese intento de macho mata mujeres otra vez.

Diablos, ¿sería que había metido la pata en algún punto de su crianza?, luego iba de nuevo la otra pregunta, ¿por qué ella tenía que preocuparse por su crianza?

Para eso estaba Superman, su padre, y los señores Kent, personas increíblemente buenas, también estaba Nightwing y Starfire que eran buenos tutores de la muchachada que se encontraba en la torre de los Titanes, sin mencionar la ocasional visita con Pizza de Ciborg.

Vivía ahora en un ambiente demasiado bueno, al igual que ella, que ahora era surtida de batidos por las empresas Wayne gracias a Nightwing, fue demasiado fácil saber quién era, nada podía ocultarse de su buen sentido del olfato.

Entonces qué pasó.

¿Por qué Superboy se apareció de la nada en su cuarto de la torre titán y empezó a hablar como si no se hubiesen distanciado hace un tiempo?, era exageradamente raro, pero le pareció bien volver a tenerlo a su alrededor, aunque su cabello ligeramente largo no le quedaba muy bien que digamos con esa parte del corte rasurado; si bien ella aún no estaba permitida en las misiones, porque Starfire dijo que conocía ese tipo de parásito que tenía dentro de ella y que debía dejarlo madurar primero antes de hacer más que solo regenerarse, quizás tomaba como un alivio escuchar su manera tan alegre y emocionada de hablar de las misiones.

En ocasiones se aparecía con una gran sonrisa, hablando de cómo había ayudado a mucha gente, en otras venía pateando una lata invisible con la mirada baja, en otras entraba muerto de risa con alguno de los chicos detrás para luego esconderse en su cuarto, era casi como una zona segura de palizas, aunque no lo entendía del todo ya que él era kriptoniano.

Más de una vez notó que el lado salvaje de chico bestia estaba asustado de su pequeño individuo extraterrestre, y parecía que tampoco le caía muy bien al propio parásito de Jaime.

También recuerda su raro temperamento cuando Nightwing se le acercaba, si bien sabía que el hombre tenía su "fama" no le hubiese importado tener un poco de su manera de ver el mundo, pero Conner se aparecía para bloquear cualquier avance.

Así iban los días.

Días tranquilos en la torre con Starfire y Raven en su club de lectura, escuchando a los chicos de fondo.

Días con los Kent.

Días muriendo de hambre incontrolable por el crecimiento del parásito antes de florecer como un adulto y darle más poderes locos según dijo Gar, junto a los días de pizza en la torre.

Días de risa, peleas sin sentido y uno que otro malentendido.

Y se sintió feliz.

Mucho más feliz de lo que hubiera pensado en el momento en que de alguna de las naves alienígenas cayese ese pequeño bicho que se le pegó al cuerpo.

Si bien ella solo se quedaba en la torre, podía ver a ese pequeño engreído casi todos los días y ser un niño medianamente normal, conviviendo con otros de su edad que podrían comprenderlo; ayudaba cuando podía curar a los que llegaban medianamente heridos y agradecía no tener que usar sus poderes más violentos porque luego la mataba el hambre.

Era una vida tranquila para ella.

Pero supuso que ella no estaba destinada a ser feliz.

Recuerda ese día, alineada con el resto de los Titanes aunque no se consideraba una del todo, escuchando sobre ese loco del espacio y todo lo que había causado, y olió el miedo profundo que por un segundo emitió Raven pero decidió dejarlo de lado cuando olió el miedo por parte de todos al ver los mundos que ya había conquistado.

- Bueno, creo que ya es momento -Conner volvió a aparecerse a un lado de ella, primero caminando y luego flotando.

- más claro -le dijo mientras aún caminaba, si bien ahora tenía alas que podía usar la cansaban terriblemente.

- Un traje, un nombre de héroe, si te soy sincero te va bien el negro -hizo un cuadro con sus dedos, cerrando uno de sus ojos mientras la ponía en medio.

- No sé si estás bien de la vista, pero yo no pienso entrar ni quiero intentar las mismas mallas ajustadas que tú.

- No sé, hay muchos tipos de trajes estos días y- momento, ¿qué dijiste de mi traje? -volvió a seguirla a su cuarto, y, esa vez, no supo que le picó a ese niñato, pero le sorprendió su increíble acercamiento.

Tan cerca que terminó por besarla, y supo que no fue un accidente ya que se quedó mirandola para ver su reacción, y aunque en algún momento tenía que admitir que eso había sido un beso no pudo hacerlo a tiempo, quiso dar la idea de que ese lado suyo que era capaz de hacerlo tratar de ligar con una mujer con el triple de edad le había vuelto, pero no tuvieron tiempo ni para preveer la mierda que se aproximaba.

Cuando la guerra explotó, estaba con los titanes, y en algún punto todo se fue a la mismísima mierda misma, si bien pudo curarlos hasta algún punto, no tuvo el tiempo suficiente para pelear contra esas cosas y tratar de curar a Bumblebee, a la cual le arrebataron de su lado para ser acribillada por metal de la torre.

Vio a todos ellos, caer uno tras otro, al final, esas cosas la agarraron a ella y sufrió el dolor de ser desmembrada y ver sus miembros ser consumidos.

Si bien su vida estuvo acabada ahí, la masa negra que conformaba a su pequeño amigo salió rompiendo a la mitad a esas criaturas y volviendo a "arreglarla".

Para cuando se despertó, al primero que vio fue a Conner.

Y nunca pensó que lo vería tan feliz mientras la abrazaba con fuerza, mucho menos se imaginó que volvería a besarla, mucho menos que terminaría por devolverle el beso.

Su habilidad de ser devorada y volver a sí misma siguió, eso funcionaba, así que continuaron hasta que dejaron de llegar por un pequeño período de tiempo, dando oportunidad a todos los que quedaban.

- Solo diles que ya basta, ya no puedes hacerlo más -una vez más su refugio era atacado, todos debían escapar, y ahí estaba ella, ya acostumbrada a la carnicería de su propio cuerpo, con un pie fuera del lugar para hacer de carnada y darles tiempo de huir, como siempre, Conner tomaba su mano, pero en esa ocasión pudo decir lo que antes no podía.

- Si no lo hago yo, que puede volver, ¿cómo puedo pedir a los otros que no pueden que vayan? -quizás mentía, porque deseaba no ser quien fuera, sí sentía todo y nunca se iba a acostumbrar, siempre gritaba del dolor y no le gustaba para nada ver la mirada de miedo de Conner cada vez que ella iba a la horda de demonios.

Pero era una manera de hacer las cosas funcionar.

No iba a ser eterna, pero les daba tiempo mientras Clark y Raven iban por más ayuda, se repetía eso como un mantra, una y otra vez, que vendría ayuda, que habría esperanza, no como en la torre, que pensó que iba a morir y todos a los que quería nunca más iba a verlos.

Pero luego volvía a despertar, con hambre, hasta tomar los pedazos de los Paradooms y comérselos antes de volver a buscarlos, tomando precauciones.

Vio cierta felicidad en su rostro al saber que ambos irían a China, a pelear juntos, algo diferente de la felicidad y alivio que le mostraba cuando la veía volver.

- ¿Cómo puedes estar feliz? -le había preguntado de camino hacia allá, ya podía ver la enorme máquina a la lejanía, podía ver desde ahí a los engendros volando, el miedo volvía a establecerse en su interior y la idea de simplemente esconderse le parecía tentadora.

- Porque, míralo así -como en los viejos tiempos, la tenía sujeta de los muslos mientras que ella ahora lo abrazaba , y si bien ahora ya tenía un significado mucho más íntimo de lo que alguna vez fue, siendo ahora un toque de amantes, no podía dejar de sentir los nervios a la muerte- esta es nuestra primera misión juntos.

Que lo dijese con esa gran sonrisa, le hizo olvidar un segundo todo lo que ocurría, se dejó de maldecir por no poder salvar a los demás, se dejó de culpar al no ser hábil como para curar un usuario de la magia como Shazam y, sobre todo, pareció darle la mínima esperanza de que esto funcionaría y que tendrían una buena vida.

En ocasiones Conner hablaba de su futuro, un futuro juntos, un futuro distinto a ese mundo muerto, decía que se iban a casar al menos por el civil, como hubiesen querido los señores Kent, tendrían tres perros, dos gatos y un conejo además de una casa muy grande, con una granja donde vivirían felices e iban a ayudar a los que lo necesitaban porque recordaba cómo sembrar y cosechar.

Conner era exageradamente optimista en ocasiones a pesar del origen complicado del que era fruto.

(...) era la definición de decepciones sin fin, sueños rotos, pasado chungo y trágico, con mínimas intensiones de mejorar su vida más allá de lo estrictamente necesario para vivir.

Supuso que eso iba a hacer que doliera menos, ver su sonrisa mientras la sacaba a empujones de su zona oscura en donde poco faltaba para que crecieran setas en su cuerpo, diciendo cualquier tontería para verla al menos hacer una mueca en sus labios, pero no, fueron apenas minutos, puede que segundos en que estuvieron alejados, ella había volado tan rápido como pudo para atrapar y sanar a John Irons tras ser abatido por los Paradooms.

Fueron sólo unos minutos, podía jurarlo mil veces en su mente.

Pero sólo se necesita de pocos segundos para que ocurra una tragedia.

Cuando Conner murió destrozó al Paradoom que lo tenía y lo tomó en sus brazos, quiso llorar por él cuando no pudo sanarlo y tampoco devolverlo a la vida, pero los demonios los separaron y la arrastraron al mismo pozo de muerte por el cual arrastraron más tarde a Shazam.

Era una gran mentira decir que no volvió a tener miedo, al igual que decir que Billy tampoco lo tuvo, supuso que sería el fin, cuando lo vio a los ojos y esperó por la descarga de magia que iba a terminar con ambos.

Y volvió a sentirse impotente cuando, de nueva cuenta, se encontró viva, a un lado del cuerpo calcinado de Billy mientras trataba de arrancarse los ojos porque estaba harta de ver la muerte de otros, pero volvió a tener la facultad de ver antes de salir volando y destruir esa máquina maldita con una forma enorme que no sabía que poseía, destrozando a los engendros que seguían apareciendo.

De eso, ya habían pasado horas.

El sol salía por el horizonte, su cuerpo de humano ya no tenía nada, una forma extraña era su nueva forma física, y a juzgar por el fuego que salía de ella se daba cuenta que esta era la forma adulta y verdadera que el parásito debía tener.

Y luego se dio cuenta que, desde que el último rayo de Shazam cayó, solo podía escuchar su propio latir, ya no dos, porque como ya temía, su pequeño amiguito era vulnerable ante la magia.

Lo había perdido todo.

Ya ni siquiera tenía lagrimales como para seguir llorando, sus párpados se cerraron de forma horizontal para ajustar sus nuevos ojos, que veían cómo esa masa de color rojo, en el mismo lugar de donde debería aparecer el sol, empezaba a agrandarse.

Y su brillo era lo último que pudo ver mientras volvía a cerrar los ojos.

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Este one-shot tendrá su mini historia propia, porque la herida ha sido muy grande como para cerrarla en solo 3k de palabras.

Esperen por ella.

S.A.

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