Extra: Kon-el y Normie

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Ir rápido no era suficiente, al menos no en estos momentos, no tenía tiempo, apenas y podía respirar, y en serio pensó que nunca podría ir así de rápido en el pasado, aun así, quería más, quería llegar un poco más rápido.

Si uno quisiera entender la situación, debería ir unos años en el pasado.

Más o menos, a ese día.

- Quedan 10 minutos de oxígeno respirable en la cabina -la voz mecánica hace eco en sus oídos, apenas distrayéndola del agua que ya había empapado sus zapatos y medias, seguía subiendo por sus pantalones y la cosa no se hacía más fácil escuchando de fondo como "Robin más pequeño" trataba de atrapar a Impulso y ahorcarlo.

Había tenido una buena vida, lo admitía, así lo sentía, tuvo buenos amigos en su mayoría, pero de verdad hubiera preferido seguir teniendo una vida tranquila, algo muy raro y a la vez mundanamente normal en este mundo con super héroes.

No fue un buen momento para que Conner la llevase a la torre de los Titanes, bueno, él no sabía que iban a a atacarlos, muchos menos sabía que ella terminaría en algún tipo de bunker con una bomba de ira autodestructiva y un chico demasiado energético que-

¡Ups!

- Brecha detectada en las inmediaciones, el nivel de agua aumenta, quedan 5 minutos de oxigeno.

- ¡Maldita sea, deja de correr Allen!

Olvídenlo, su vida había sido un asco, uno enorme, quizás para entender lo que pasaba debía ir al pasado ante de que esto ocurriera.

Como hace 24 horas antes, más o menos.

Habían veces en que en serio no se lo creía, en especial, lo efectiva que era la cosa.

Era tan común verlo así, cabello peinado para atrás, camisa planchada, un par de pantalones jean y zapatos de vestir.

Cualquiera diría que no había nada raro en el muchacho.

Se reiría en sus caras, tan fuerte, si creyeran que en serio Conner, Kon para los amigos, era un chico estudioso y mascota de los profesores.

Bien, quizás no debía hablar demasiado de esa manera, teniendo en cuenta que lo que Kon quería aparentar ser era en parte lo que ella era realmente, si bien la normas de vestimenta del instituto eran bastante permisivas, no se sentía cómoda en muchos tipos de ropa, algo cómodo y con lo que fuera fácil moverse era suficiente.

Pero Kon no, bueno, sí, en parte, pero más que nada era para mantener su fachada de cerebrito, bueno, en realidad sí era un nerd hasta cierto grado.

Vaya, era difícil tratar de describirlo si era sincera, o tan sólo descifrarlo.

Como en estos momentos.

- ¡TOMA MI MANO!

Ah, ¿en qué momento se convirtió la damisela en peligro? si bien era cierto que era, hasta cierto punto, lindo que alguien te defienda, no le daba una sensación el todo agradable verlo tan preocupado, era en cierto punto entendible, una caída libre, él más golpeado que saco de boxeo y un villano del cual ni recordaba el nombre que la había lanzado a ella y a un puñado más de personas al aire, um, quizás lo mejor sería ir al pasado.

Como a 3 horas antes, más o menos.

Bien, recordaba que, como de costumbre, Kon salía corriendo del salón con una excusa que daba pena, pero de la pena ajena intensa porque nadie en realidad se lo creería, aún así, los maestros lo dejaban ir por su confianza ciega en él, hasta ahí todo bien, lo recordaba como la típica rutina, luego ella tendría que dar otra excusa, una más creíble por lo menos, para ir tras los pasos de su compañero y recoger la camisa que solía ser lo que lanzaba primero, a veces también los lentes que no sabía qué tenían como para lograr que nadie lo reconozca.

¡Era el mismo tipo, por favor! solo tenía el cabello para abajo, una camiseta negra con rojo y sin lentes, ¡ni siquiera llevaba máscara o maquillaje!

No sabría decir si estaba contenta con esto, claro, la adrenalina de conocer a un super héroe en ascenso y así, tener los autógrafos de varios Titanes en su colección tampoco era malo.

Quizás lo malo era esto, ser su ayudante por decirlo de alguna forma, la ayudante del ayudante del super héroe, no sabía cómo sentirse en cuanto a eso, por supuesto, también estaba el hecho de que, ocasionalmente, se pusiera a sí misma en situaciones de peligro.

Debía reconocer que esta vez fue su culpa, estaba ya tan acostumbrada a estar cerca de Kon que no se puso a pensar mucho en lo que los rodeaba, estaba bien acercarse cuando era Conner con camisa y lentes, el Conner seguro, nada que ver con el Conner con camiseta negra y sin lentes, apenas estuvo a un metro de él con sus cosas en manos antes de ser lanzada al aire.

Ahora, regresando a la situación apremiante, Conner ya tenía las manos ocupadas con otras personas, apurándose para dejarlas en tierra firme antes de volver a lanzarse al vuelo a por ella, um, la gravedad era cosa seria, podía sentir cómo su nariz sangraba a la par que su almuerzo se estaba regresando por donde vino, sería muy asqueroso vomitarle encima, ¿por qué no era como esa mujer que siempre estaba en peligro cerca de Superman? ella siempre estaba bien maquillada, ni un sólo cabello fuera de lugar o la ropa arrugada como si no hubiera estado en una situación de vida o muerte hace unos minutos, ella por otra parte, debió verse como si estuviera a un pie de la tumba.

- ¿Te encuentras bien? -no, por supuesto que no estaba bien, había caído de quién sabe cuantos metros a pesar de que la atrapó a pocos metros del suelo, la nariz le sangraba y estaba a nada de devolver el almuerzo, ¿es que acaso no se veía lo suficientemente mal como para ahorrarse esa pregunta y mejor preguntar si tenía un seguro de vida?

- Ko-Superboy, lo mejor será salir de aquí...

- ¿Por qué?

- Porque te voy a partir la cara a-

Qué sexy es ponerse a vomitar en un callejón al que la llevó para tratar de esconderla del escrutinio del público mientras trataba de amenazarlo porque esta no era la primera vez que esto pasaba, sí, muy kinky todo esto, pero empezaba a temer que en una sí terminase muerta.

Conner podía ser muy listo, pero era despistado en cantidades similares.

- ¿Te sientes mejor ahora?

- Si me sigues preguntando lo mismo juro que te pediré pago por daños.

Puede que fuera debido a que él no estaba acostumbrado a este tipo de interacciones, claro, le había entendido algo de que se seguía adaptando a la sociedad y así, no quería preguntar pero al mismo tiempo sí quería hacerlo, ¿Dónde había estado toda su vida para tener que entender la sociedad ahora? quizás en el pasado fue más introvertido que ahora.

- No tengo mucho dinero ahora para pagar daños... -ah, que no le hiciera esa cara, parecía que trataba de hacer cálculos mentales con esa expresión preocupada.

- No importa, solo... solo dame una pastilla para el dolor de cabeza.

Um, quizás lo mejor era tomar un descanso ya que estaba, no se había dado cuenta que, por el susto, seguía aferrada a las cosas de Kon, que bueno que las clases ya acabaron por el fin de semana, de otra forma seguiría caminando mientras su cuerpo temblaba, debía parecer que bajaba de varias vueltas en una montaña rusa, casi podía escuchar a los molestos de la clase decirle nombres por su actual situación.

- Deja que te lleve a casa.

- No, Conner, mira que me iré yo solita.

- Lo digo en serio, no estás bien y sería más rápido que yo te lleve para que puedas descansar-

- Kon, ¿Acaso no sabes lo que es el sarcasmo?

En un inicio era hasta cierto punto algo lindo que se confundiera por cosas así, ella tenía que ser quien se lo explicase en ocasiones, pero tampoco es que fuera a estar a su lado siempre para hacerlo a cada momento, pero luego era lunes otra vez, y de nuevo todos le veían porque junto a ella iba el gigante de Kent leyendo un libro sin darse cuenta de las miradas ajenas, cualquiera diría que era normal ver a dos nerds, según la opinión pública, incluso ahora la moda era decirles normis, algo bastante tonto desde su punto de vista, pero era demasiado obvio que Conner no era sólo un normie, estaba en el equipo de football, algo totalmente cliché si le preguntaban a la par que convincentya que era eso, cliché, normal, pero aún así retenía el aliento cuando lo veía jugar por el simple hecho de que podía matar a alguien si es que se pasaba de la raya, quizás era por eso que iba a verlo jugar, para tener el corazón tranquilo de que no ocurriera una catástrofe y enterarse mediante rumores o ver una ambulancia en los terrenos de la escuela.

De paso, también, porque tenía amigos en el equipo, unos con los cuales no se hablaba desde que tenía diez años, pero los seguía viendo como amigos.

- Buen entrenamiento -le había dicho de forma tranquila, viéndolo casi huir de las otras chicas que también se quedaban a ver el espectáculo, por así decirlo, no era raro que Kon se sintiera incómodo con personas que no conocía, especialmente si eran chicas, porque no sabía cómo tratar con ellas, apenas y podía tratar con chicos que empezaba a conocer, como lo era el equipo, pero llegaba a entender que con lo otros superhéroes se sentía más a gusto.

Si le daba una palmadita a algún héroe las posibilidades de matarlo mediante eran mínimas, claro, dependiendo del héroe.

Eso también tenía que ver con cómo la trataba a ella, si bien Kon empezaba a tener clases de "control de la fuerza" con Superman, no siempre se sentía cómodo incluso al tratar con ella, quizás se recordaba a sí mismo que podía romperla con un mondadientes con un mínimo de fuerza, aunque apaerentemente eso se le iba de la cabeza cuando venía al tema de ayudar, donde la sujetaba con toda la confianza del mundo, seguro de que no le haría daño, a veces, (...) quería decirle que estaba bien, que en los momento más críticos demostró que podía tocarla sin miedo, pero él simplemente se iba para atrás si ella se acercaba mucho, dejando sus palabras sin expresar.

Y su incomodidad se pasaba a ella, porque (...) tampoco tenía idea de cómo tratar exactamente con él.

Quizás fue por eso que terminó llevándola con los Titanes, con la excusa de que tenía algo que hacer, aunque tampoco pensaba que la dejaría sola en lo que parecía ser una sala de estar, sin conocer realmente a nadie en el lugar y casi pegando el grito al cielo cuando notó un destello naranja que se convirtió en un chico pelirrojo que le sonreía con gracia ante su cara de susto, quien no demoró en bombardearla de preguntas mientras (...) apenas se recuperaba de un posible infarto.

Una cosa llevó a la otra y, antes de darse cuenta, algo explotó al punto de mandarla volando fuera de la torre siendo llevada a un lugar seguro por el mismo chico pelirrojo al igual que un chico que se veía mucho menor que ella pero que parecía a punto de matar a alguien.

Entonces estaba en su actual situación.

Con un niño de 8 años diciendo que se suba a su espalda ya que era una molestia verla a punto de ahogarse, aunque estaba flotando muy bien y sus palabras le hacían preguntarse si esa era su forma de ofrecer su ayuda, y otro que empezaba a patear las paredes para tratar de salvar a la civil.

Más temprano que tarde, todo el lugar fue elevado fuera de la superficie, y más obvio que otra cosa, quien los levantaba con todo y agua por los aires era nada más y menos de Kon.

Un Kon muy preocupado por lo que se veía.

Pero la que terminó más preocupada fue ella al escuchar sus palabras más tarde, cuando la tuvo cambiada con sus ropas, porque las que traía estaban obviamente empapadas, con una toalla en su cabello y una manta cubriendo sus hombros, su nariz roja augurando el resfriado que le daría.

- Creo que ya no deberíamos pasar tanto tiempo juntos -parecía hasta apenado de decirlo, en cierto punto, llegaba a entenderlo, era cierto, ya muchos veces tuvo que pasar peligros que pudieron ser fácilmente esquivados si es que no lo siguiera cuando salía corriendo como loco a salvar el día, si es que ella no lo hubiera seguido, quizás tenía razón, quizás de ahora en adelante solo debía recoger las cosas que dejaba tiradas, regresar a clases y esperar a que volviera.

Aunque hubiera preferido que le dijese de frente, a la par que hubiera deseado que fuera más específico, que se refería a que no creía que fuera bueno estar cerca uno el otro, ya sea él como héroe y ella de civil hasta cuando estaban juntos como antes.

De eso, ya un año, y en un inicio fue difícil, porque pensó que necesitaba tiempo, pero se dio cuenta que quizá ya simplemente no quería involucrarse con ella del todo, medio año más y terminó la escuela, cada quién iría a ver sus futuros, y aunque en el pasado ambos hablaron de ir a una misma universidad, terminó por pensar que no valdría la pena, sí, quizás era una buena, pero ella quería volver a plantearse qué iba a hacer en realidad con su vida, que quería hacer sin tener en cuenta a Kon en ella.

Una vida en donde Kon, no, Conner prácticamente había salido a la fuerza y sin darle muchas explicaciones, que aunque eran buenas, hubiera preferido escucharlas de él antes de tener que crearlas ella misma en su cabeza para darle sentido a sus acciones.

La parte de su vida que involucraba héroes eran sólo recuerdos, mayormente, en su actualidad, toda información era provista por las noticias, a veces también era imposible evitar problemas secundarios como tráfico por una pelea o un incendio por el mismo motivo.

Era una vida tan normal como podía haber.

Y entonces pasó.

No quería tener que pasar toda una tarde copiando y guardando nuevamente todos sus contactos en su nuevo teléfono, por ende sólo guardó todos en la tarjeta de memoria y lo puso en el nuevo teléfono, pensó que estaba alucinando cuando vio el nombre Conner en la pantalla.

Habían sido años, se notaba, porque aunque su voz le sonaba familiar, era sólo eso, le daba más una sensación de saludarse tras años sin contacto, extrañamente, Conner le hablaba como si apenas hubieran sido días o eso trataba de aparentar, hacía las preguntas más comunes, ella daba respuestas vagas, pero él parecía escarbar en su memoria para mantener la conversación.

Era incómodo.

- ¿Quisieras, bueno, ir a la vieja heladería? -preguntó cuando se quedó sin las preguntas que parecía haberse memorizado, casi se lo podía imaginar, al Conner del pasado al menos, cuando era llamado de la nada por un maestro para responder algo que no sabía, rascando su nuca, recuerda que le gustaba pasar sus dedos sobre el cabello a la altura de su nuca cuando estaba recién cortado, porque le daba una sensación de calma, su cuello solía ponerse rojo de la vergüenza en ocasiones, al igual que sus oídos, cuando no sabía qué decir.

- Conner, me mudé de Smallville hace años.

Puede que lo tomó por sorpresa, pero él también lo hizo, no sólo al llamarla, si no que ahora también le decía que podía ir hacia donde ella vivía ahora si se lo decía, le mencionaba que ahora tenía un trabajo mucho más estable y que, para celebrar, quería invitarla a por algo que comer.

Quizás eligió el helado de ese local ya que en ese tiempo era uno de los pocos locales en el lugar, una buena opción a donde ir tras exámenes ya sea para celebrar sus notas o calmar las penas en azúcar, lo segundo casi nunca le pasaba a él ya que apenas y sacaba bajas notas por desaparecer de clase sin mucha explicación.

Fue extraño volver a oír algo de él después de tantos años, al igual que fue extraño tener que estar parada en la puerta del cine en el que habían acordado encontrarse, la gente entraba sin darle mucha importancia a su presencia, sola, esperando por una persona que no había visto hace mucho, recostando su espalda sobre un pilar en la puerta, empezando a sentir con mayor peso las miradas de las personas conforme pasaba el tiempo, sus manos sudaban mientras seguía revisando su teléfono en búsqueda de una llamada perdida, un mensaje no leído, algún tipo de anuncio que él se hubiera molestado en darle para hacerle saber que llegaría tarde o que no podría presentarse, o por ultimo, que conteste sus mensajes preguntandole en dónde estaba, así de simple, porque quería dejar de sentir las miradas de personas que desconocía, sentía que iba a llorar, no sabía si de la pena, la vergüenza, la impotencia, la ira o la tristeza.

- ¿Viste lo de esos héroes?

- Por supuesto, todos están hablando como Superboy salvó a Wondergirl de esos villanos.

Ah.

Por supuesto.

Claro, siempre fue así, y en realidad ya debió hacerse una idea de que algo relacionado a los héroes había ocurrido, que era por eso que Conner no se apareció ni tuvo tiempo para decirle que mejor fuera a casa, que él estaba muy ocupado salvando el día, bueno, quizá fue mejor no haberlo escuchado de él, pero sí de un par de chicos que pasaban por ahí, quizá fue lo mejor verlo salvar el día en otra ciudad al otro lado el continente, con un curioso traje negro y rojo, lejos del que le conocía que sólo consistía en su camiseta, todo ello por la televisión de un pequeño local de comida en su camino a casa tras ver la película, sola, para darse cuenta que en serio no vivían en mundos parecidos aunque sí vivían en el mismo; quizás fue mejor no hacer nada de lo que él había planeado, primero comprar un ramo de rosas para ella, sabía que era muy retro y cursi, y no estaba del todo seguro si le gustarían pero aún así quería dar ese gesto, llegaría 15 minutos antes para poder esperarla, compraría boletos para una película que (...) quisiera, si alcanzaba el tiempo podría llevarla a comer algo cerca, quizás unas hamburguesasu otra opción si sus referencias eran otras y habían combiado con el tiempo, luego llevarla de vuelta para ver la película, al salir podrían ir al centro de juegos cercano, tenía listo el dinero suficiente y hasta había comprado con tiempo una tarjeta recargable por si ella también quería invertir en ello, juraba que controlaría su fuerza para evitar cualquier accidente y así no tener que llegar a situaciones del pasado donde (...) inventaba excusas poco creíbles por tratar de cubrirlo, también juraba que la llevaría a casa al final de la velada, ya tenía su número así que no sabía qué podría hacer en ese momento, quizás pedirle volver a salir así, volver a reunirse, quizá volver a pasar más tiempo juntos como en el pasado, disculparse de nuevo por su tonta elección de tomar distancia, preguntarle si seguían siendo amigos y si podría verlo como una persona con la que se viera en una relación, bueno, quizás aun era muy pronto para lo último, sería presionarla demasiado, lo mejor sería preguntarle si le gustó la salida y si era así podrían tener otra.

Pero no pudo hacer nada de eso.

No pudo comprar las rosas a tiempo, cuando finalmente se había librado de los problemas sólo pudo atinar a ponerse su ropa de civil encima de su traje, sabía que se veía desalineado y quizá no olía bien, en su carrera entre las personas pudo llegar a un local con las ultimas rosas del día, que empezaban a marchitarse.

No quería ni pensar en lo tarde que era, no sabía si en serio quería que (...) se hubiera quedado, parada en la entrada del cine, esperando por él, cuando ya habían pasado horas, tampoco sabía si quería que ella se hubiera ido desde un inicio, porque, primero, lo entendería, segundo, se lo merecía, pero eso no aminoró su búsqueda por todo el cine, con el ramo de rosas que se quedaban sin pétalos por cómo corría con estas en una mano y el teléfono en otro, con la esperanza de que al menos el zumbido de su teléfono le indicase que seguía ahí, pero no obtuvo nada.

No hubo nada de lo que había planeado y sabía que, aunque fuera a buscarla, sería demasiado descarado de su parte.

Al momento de llegar a casa no tuvo que decir nada para que Clark comprendiera sus circunstancias, los hombro caídos y una expresión de que estaba por caer en cualquier momento, suficiente para borrar la sonrisa de su rostro y quitarle cualquier pregunta que pudiera hacerle sobre su "cita con la chica de la escuela que le gusta", apreció su silencio al igual que apreció el que no se metiera a su cuarto a preguntar sobre algún detalle mientras se dejaba caer en su cama, exhausto de forma física y mental.

La conocía, al menos a la (...) del pasado, sabía que sí se las llegaba a arreglar para obtener su dirección e ir directamente a disculparse, ella le cerraría la puerta en la cara para después disculparse si es que terminaba rompiéndola en su cara, luego lo bloqueará de su vida y nunca más querría verlo.

Era demasiado raro aparecerse en la casa de un viejo conocido, por más que quería decir amiga no podía hacerlo, ya le había llamado demasiadas veces, al igual que sus mensajes eran totalmente ignorados.

Y entendía sus razones, cualquiera en su sano juicio estaría molesto.

Era en momentos como estos en los que volvía a preguntarse, ¿hice lo correcto? aparte de tomar la decisión de volar como un loco hacia esa ciudad en peligro, sabía que hizo lo correcto en ir, pero empezaba a dudar teniendo en cuenta que habían héroes ahí, mucho más capaces que él, que podrían lidiar con el problema, no sabía por qué fue, o quizás sí, una forma de huir, eso podría ser porque, ¿Qué le dices a una persona a la que alejaste de ti? en un inicio por preocuparte por su bienestar, pero luego porque no puedes decirle que extrañas su presencia, que quieres volver a juntarte con esa persona, pero tienes miedo a su rechazo, tienes miedo de que realmente no te vea más que como un recuerdo lejano que está a nada de olvidar y no sabes si es mejor que se olvide del tú que fue un cobarde y decidió alejarse o si era mejor el tú que fue su amigo.

Quiso hablarle al final de la escuela, con su diploma en mano, quizás ir a pasear cerca, quizás ir a comer un helado aun cuando desde la mañana ya estaba nevando, era una idea tonta, esa fue su conclusión.

Pero quizás hubiera sido mejor haber tenido el valor en ese momento, hace varios años, cuando notó que al llamarla lo había bloqueado.

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