Extra: Young Justice League/Final alternativo

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Disparos.

Siempre hay disparos, golpes, caballos voladores y un planeta en guerra cuando cualquier banda de superhéroes se reunían.

Ya debería saberlo hasta este punto, pero eso, más el otro tema, le dan un plus a su enojo.

- ¡No puedo creer que todo este tiempo no pensaste en buscarme! -su brazo se alarga y forma una boca en el, su pequeño amigo sigue su rumbo y le arranca un pedazo de carne a uno- ¡hemos estado aquí por meses y me vienes con que estuviste aquí todo el tiempo y no se te pasó la mínima preocupación por lo que podría sucederme!

- Aún nos sentimos heridos porque no te uniste al abrazo de reencuentro -entre todo el problema pudo escuchar la voz de Cassie antes de darle un buen golpe a uno de esos soldados de Gem.

Gracias al cielo que los chicos habían llegado, aún no sabía cómo, a ese plante o realidad o tierra diferente; se la había pasado esos meses tratando de salir de esa cárcel del tipo que la había encerrado, pensando que nunca podría salir de ahí, no tenía fuerzas porque no tenía para comer algo, el parásito hizo lo que pudo para mantenerlos vivos y ya empezaba a sentir dolor a la altura de su hígado cuando escuchó la bendita voz de Tim.

Pero toda alegría se le fue al ver a Conner, literalmente saltó a él para preguntarle en donde había estado todo ese tiempo.

- ¡Ya te lo dije! ¡no tenía idea de que también estuvieras aquí! -hizo oídos sordos a sus palabras, en serio, estaba demasiado molesta con él y llegados a ese punto no sabía qué más podría salir mal o peor.

O, pero por supuesto que podria salir mal, porque apenas estaban luchando con ese tipo azul gigante que se hacía llamar Opal y tras lo que parecía ser terremoto terminaron cayendo en lo más parecido a una selva.

- En realidad estoy tan feliz de por fin conocerte -entre las explicaciones pudo acercarse por fin a Amatista- no sabes cuántas veces agradecí en silencio tus acciones en contra de ese tirano -literalmente hizo a un lado a Conner.

- (...), hablo en serio, no tenía idea.

- ¡Chicos, basta! -Cassie volvió a meterse entre los dos, extrañada de la situación- ¿Qué es lo que están haciendo aquí?

- ¿Cómo es que la conocen? -Tim hablaba claramente de Amatista, tratando de encontrar un sentido a todo lo que sucedía su alrededor.

Conner y (...) se miraron, ella se hizo un pensamiento raro de que a él no le caía la barba pero sí ese peinado.

- ¿Y cómo es que tienes un bebé? -la palabras de Bart le pusieron los pelos de punta hasta al caballo volador de la princesa guerrera, podría jurar que hasta le dio un ataque de histeria en ese instante, decidió tomar distancia, alzando sus manos en señal de que no quería escuchar más desde el punto en que agregó que tenía un bebé y una esposa de ese lugar.

Increíbles noticias, en serio, no podía creerse todo eso, pero teniendo en cuenta lo bocazas que era Bart y lo sincero que llegaba a ser no habría forma de que dijese una mentira.

- Okay, me alejo de aquí antes de que te arranque la cabeza.

- Bart, muchas, muchísimas gracias por eso.

No tenía ganas ni de explicarles cómo es que fueron a parar ahí, pero en cuanto Conner empezó a hablar ella también se vio metida en todo ello.

Porque ese era su problema.

Ella siempre iba detrás de él, pegada a su ritmo como un pollito a su madre, y empezaba a sentirse tan tonta por hacerlo, se sentía tan tonta por aún seguir a su mejor amigo a todas partes por preocuparse por él.

La que ella era antes de ser puesta en esa asquerosa prisión e Gemworld pensaba constantemente en si Conner estaba bien, siempre mandándole mensajes para saber si estaba bien, cambiándose de escuela a la de él para ser su apoyo más cercano y hasta apareciendo en ocasiones en la casa de los señores Kent; pero ahora, después de haber vivido todo lo que vivió por seguirlo en todo su desastre en los laboratorios S.T.A.R. y terminar en ese mundo en donde, tras caer prácticamente del cielo, apenas tuvo la conciencia para verlo irse con una mujer mientras a ella unos soldados la tomaban como prisionera.

No sabía si la había visto, pero estaba segura de que había gritado por ayuda muchas veces, más de las necesarias para que él fuera capaz de escucharla y pudiese encontrarla durante todo el tiempo en que estuvo encerrada.

Y temió por él, pensó que algo muy malo le había pasado, por un momento pensó que lo estaba olvidando, pero luego iba a lo mismo, preocupándose más por él que por ella y el pequeño ser vivo que llevaba con ella como pasajero, aunque su pequeño parásito seguía ayudándola a sobrepasar el hambre.

Ahora, escuchar que se había hecho su vida, y que hasta tenía un bebé con una mujer que, por cálculo, conocía de unos meses, no le cabía en la cabeza.

Aunque escuchar su ligera explicación de cómo se la había pasado como "refugiado" de esa mujer viuda y su bebé, haciendo el papel de su esposo, llegó a entenderlo.

Pero no pensaba perdonarlo tan fácil.

Y parecía que él también se dio cuenta cuando no dijo nada, o quizás se mordió la lengua, cuando fue golpeado por el castillo de Opal que se convirtió en un gigante, y hasta que ganaron fue que decidieron entregar al tipo, con el plan de seguir sus vidas normalmente tras regresar a casa por ese portal que les daban los Gem nobles.

- Te voy a explicar todo a más detalle cuando volvamos -se acercó a ella cuando lograron despedirse de la supuesta esposa de Conner y su bebé, en realidad, ya entendía la cuestión, pero no la razón porque no hizo caso a sus llamados.

Sentía que la había abandonado, y le dolía demasiado porque ella nunca podría hacerle eso.

Y la idea de ello también se repetía en la cabeza de Conner, pensando en una manera de explicarle sin hacerle entender mal su situación.

Tremenda sorpresa fue cuando se vio a sí misma sacando la cabeza de un arbusto y ver un letrero a un lado de ella que decía "Fury" y luego notar a la liga de la justicia en caricatura hasta que los mandaron a otra dimensión de animales parlantes, luego a otra en donde Superman en sus 50's se mató a Shazam, para ser luego lanzados a la dimensión con la tierra más asquerosa de la existencia.

No es que tuviera algo en contra de la tierra, en realidad no tenía nada contra ninguna, pero sí que tenía un problema con los habitantes de esa tierra.

Y ese problema incrementaba conforme recibía más golpes de la contraparte malvada de Superboy.

De todas las contrapartes malvadas tuvo que ir y encontrarse con ese tipo.

- ¡Esto es como un Deja vú, señorita! -dijo tras darle un buen puñetazo y luego tomarla del cuello- aún recuerdo a nuestra Káiser, pero a ella terminó volando en pedazos por Ultraman, ya sabes como son las cosas-

Estaba cansada, tan hambrienta, que agradeció cuando Superboy le dio una paliza a Luthor-El para luego tomarla en sus brazos.

- Aguanta un poco más, solo un poco más y te juro que te daré un pie de manzana completo de Ma Kent cuando regresemos -le dijo al dejarla en la camioneta de Jinny Hex y bajo cuidado de Teen Lantern.

Vaya día del asco.

Y se puso aún peor cuando Tim desapareció de la nada para luego reaparecer con la llave para salir de ahí cuando estaba por perder los papeles y tratar de comerse a alguien.

Si era sincera, había concordado con ese niño, debían matar a esos pubertos idiotas, la sola idea de pensar en matarlos y comer sus vísceras le hacía dar aún más apetito.

Apetito que por fin pudo saciar cuando la madre de esa chica, Naomi se llamaba, les dio un lugar para dormir y hasta los alimentó tras por fin regresar a su tierra.

Tantas penas y al fin el estómago lleno tras 2 meses sin tener nada.

Casi se lanzó a llorar a los brazos de esa amable pareja pero estaba demasiado agotada descansando en la espalda de su casi ex mejor amigo.

Una vez ya establecidos en la casa de esos amables señores, tras haber arrasado con todo lo que pudo comer quiso impedir ser tomada por el brazo por esa persona en particular, pero antes de quererlo ya estaba sentada en el pórtico de la casa y Conner se mantenía a un lado de ella.

- Te juro, yo no sabía que estabas ahí -fue eso con lo que empezó, mantenían cierta distancia uno del otro, pero (...) decidió hacerse más para su lado, poniendo aún mayor distancia porque en serio que ni quería verlo.

- ¿Esa es tu excusa? -tan molesta como estaba lo miró, un pequeño ser tramando todos los colmillos y las garras en caso de que quisiera dejar ir su ira- estuve ahí, contigo, cuando dejaste la escuela de porrazo -los recuerdos de ese día, se suponía que Conner tendría una cita con su amiga Stacy esa tarde- y yo, como siempre, tan tonta, fui tras de ti para que no te pase nada porque te veías tan exaltado -reprime a la ella del pasado que lo vio todo alterado, buscando algo sobre el laboratorio S.T.A.R. en su teléfono como un loco- no recuerdo del todo bien qué rayos ocurrió luego porque estoy segura que fui arrastrada a ese vórtice después de ti y no te vi los primeros tres segundos que estuve flotando en la nada antes de caer de cara sobre el suelo y verte con una mujer.

- Ya te expliqué eso -trata de acercarse de nuevo, fallando miserablemente cuando ella decidió pararse de su lugar- necesitaba ayuda, estaba embarazada y sola.

- Te lo acepto, pero, ¿qué pasó después? -ahí estaba, esa expresión de culpabilidad que le dejaba en claro que sí la había escuchado- eso pensaba, me dejaste sola cuando yo te necesitaba.

- Lo sé y en realidad no estaba seguro -no la toca de ninguna manera, no aún, sabe que podría tomarlo como una tonta excusa, y quizás tuviera razón- pensé que estaba alucinando, pensé que era algún juego de mi mente porque te extrañé muchísimo y quería escuchar tu voz una vez más, te extrañé tanto que de verdad pensé que me estaba volviendo loco.

Cuanto hubiera querido hacer una mueca por lo lindo de sus palabras, pero gracias a su pequeño su rostro se mantuvo estoico.

- ¿Cómo podría creerte eso? No, mierda, por qué te pones así cuando se supone que eres un chico malo y cool -era débil ante sus palabras, siempre lo fue, incluso en ese entonces ella quería tener una vida normal cuando él apareció en su vida y le dijo que usase a ese ser suyo para ayudar a la gente, con unas cuantas palabras o acciones podía hacer con ella muchas cosas.

Volvió a tomar asiento a su lugar, tenía ganas de llorar, puede que por el puro alivio de haber regresado, de haber podido saciar su hambre y sed o por el simple hecho de estar con su mejor amigo de nuevo tras un largo tiempo, agradeciendo que la conociera lo suficiente como para atraerla entre sus brazos y tratar de consolarla en silencio, aunque más que consolar su llanto quería que siguiera y sacase todo lo que se guardaba.

Conner rió cuando notó que estaba llorando hasta el punto de que su parásito se filtró entre sus lágrimas y sus mocos.

Débil aún como estaba dejó que la llevase al sofá de la casa al igual que agradeció el dormir juntos después de tanto tiempo, disfrutando del movimiento de su pecho al subir y bajar por su calmada respiración mientras tenía sus brazos alrededor de su cuello.

Eso era paz, paz que se rompió al ver a Conner salir volando lejos de la casa de Naomi con un rumbo desconocido.

Y como Tim ya se esperaba, fue detrás de él.

Y estaba segura de que llegados a este punto hasta los nuevos sabían que ella gustaba de él.

Pero no se imaginó que, al seguir a Conner volverían a terminar en otro agujero del multiverso.

- ¡(...)! -le escuchó gritar mientras la doctora Glory encendía su aparato del mal, veía como ella y Conner eran atrapados por esa cosa, lo vio estirar su brazo para tratar de llegar hacia ella, y trató de anclarse a él para no volver a perderse.

Cuando ya pudo reaccionar estaba entre una piedra, literal, se encontraba empalada por una piedra en la mitad de un bosque en otro mundo, otro que no conocía.

Estaba sola.

Haciendo uso de su poderes se las arregló para salir de aquella situación y, completamente hambrienta de nuevo, no puso bien sus claves y para cuando se dio cuenta ya de estaba comiendo algo que parecía un reptil, a pesar de no tener estómago, porque lo dejó en la piedra al igual que sus intestinos, este le volvió a crecer y empezó a llenarse a la par que nuevo tejido volvía a completar el espacio vacío.

Veía todo a su alrededor, no sabía en donde había terminado a parar, ni siquiera estaba segura de en dónde estaba Conner o si es que ambos habían terminado ahí.

- ¡Conner! -tal y como hizo en Gemworld llamó su nombre tan alto como le permitían sus poderes pero era obvio que a ninguna distancia él podría responderle, estaba decidida de que esta vez no iba a esperarlo.

Ella iría a buscarlo, y le tomó tiempo, hasta que su parásito le avisó de la sustancia salina, más conocida como lágrimas, provenir de Conner, muy pero muy lejos, pero al menos estaban en el mismo lugar, la alegría y el alivio también la hicieron llorar pero antes de poder moverse o de secarse las lágrimas fue tacleada por lo que parecía un dinosaurio.

Para el punto en que terminó con ello y llegó a donde estaba Conner, lo encontró a punto de ser acuchillado por una espada de Kriptonita.

Fue toda una guerra, mientras usaba su cola apenas generada para lanzar a ese tipo lejos de Conner.

- ¿Me escuchas? Dime que lo haces -lo tomó entre sus brazos, sus niveles de nutrientes estaban bajos y por lo que veía en él la intoxicación por exposición era increíblemente alta, esa espada debió haber sido hecha de kriptonita pura- dame una señal, algo -siguió implorando por una señal de que no se hubiese desmayado, o peor, en pleno shock, el último casi acaba con él, usó sus poderes, sus dedos hicieron contacto directo y empezó a pasarle los pocos nutrientes que a ella le quedaban mientras un tipo con facha de vikingo trataba de ayudarlos aparentemente.

Respiró con alivio cuando vio a Cassie y Bart, junto a un chico que no reconocía, llegar a su rescate, ayudándoles a sacarlo de ahí.

El final fue satisfactorio, aunque no el saber que tanto Conner como ella habían quedado fuera del nuevo "reinicio" del mundo.

Si bien ella aún existía ahí, él ya no.

Quiso quedarse a su lado en todo momento, pero él decidió ir por Bart y hablar, a solas, durante un tiempo, para cuando regresó fue directamente a ella.

- ¿Ocurre algo? -tenía la mirada pérdida, en cuanto la encontró solo atinó a abrazarla- ¿Conner?

No sabía que pasaba por su cabeza y no quería ponerlo más nervioso de lo que parecía estar, le devolvió el abrazo, con el pensamiento de que posiblemente la realidad que los rodeaba le dio un golpe más duro de lo que quiso dejar ver en realidad; había una sonrisa pequeña en su rostro que estaba en frente de la señal de los El, no sabía que Conner estaba al punto del llanto recordando lo que le dijo Bart.

El cómo había terminado ella en el otro universo y agradeciendo que se quedase unos segundos más para que se borrarse esa realidad de ella.

La sola idea de imaginar verla pero no verla realmente.

El simple hecho de ver su imagen, como un recordatorio permanente de que, por confiar en él, terminó muerta y su cuerpo vagaba por el mundo; casi pudo perderla en su tiempo en Gemworld y él se mantuvo en su mente diciendo que ella estaba en algún lugar de su tierra buscando por él cuando estaban más cerca de lo que creía.

Siempre estuvieron tan cerca, aquí y en otras realidades y tierras.

Pero siempre iba a lo mismo.

《Aún recuerdo a nuestra Káiser》

Esas eran las palabras de Luthor-El, dando aún más realidad a su situación.

Que ella no estaba viva en casi todas las tierras, ni siquiera lo estaba en la anterior a la que ellos pertenecían.

- Voy a cuidarte mejor -(...) no comprendió sus palabras, estaba demasiado feliz al ser abrazada, obviando el hecho de que empezaba a sentir su cabello mojado y su parásito le decía que eran lágrimas- Te voy a cuidar mucho mejor -pensaba que simplemente lo decía porque al igual que ella, le había extrañado todo ese tiempo separados y ahora que tenían un pequeño momento de paz podían ponerse al día.

Por otra parte, Conner pensaba diferente.

No lo dejaría, no iba a permitir que lo que les ocurrió la última vez, en el anterior mundo, se volviese a repetir.

- Me estás dando nervios, ¿qué te ha dado de repente? -rió mientras hablaba, podía sentir que ahora estaban flotando por acción de Conner, así que tuvo que soltarse un momento para poder agarrarse de su cuello con sus brazos, fue algo difícil porque no la soltaba para nada- Conner -llamó de nuevo pero él la puso sobre su espalda como una muñeca de trapo para tomar vuelo a toda velocidad finalmente.

Aquello le trajo recuerdos, de por el tiempo en que apenas se habían conocido, ella había gritado por el miedo, por esos tiempos aún no aprendía a volar y recuerda que Superboy, que en esos tiempos tenía el mismo corte de cabello que Superman, se burló de ella por no estar acostumbrada a volar e iba a toda velocidad a propósito, se tuvo que agarrar con fuerza, aunque en realidad él solo iba a cierta a velocidad pero no su máxima solo para molestarla.

Pero luego estaba este Conner, que seguía recordando lo que Bart le mostró, los otros mundos en donde no estaba ella.

Ese mundo en que prácticamente la hizo elegir entre él y ella misma en más de una ocasión, siempre separándose durante un tiempo para volver a estar como antes.

Al final, ella ya nunca regresó.

Al llegar a la granja de los Kent y explicar la situación, la primera en recordarlo fue la señora Kent que se lanzó a abrazarlo, dando sentido a por qué seguía limpiando ese cuarto extra que tenían todo este tiempo y luego fue el señor Kent, (...) fue arrastrada al abrazo grupal de toda la familia y hasta vieron a Superman llegar para hacer el cuadro perfecto.

Pudieron darse un baño, por fin después de tanto, (...) ya se había secado el cabello, se puso ropa de Conner, bueno, ropa que fue alguna vez de él aunque le seguía quedando enorme, quizás el hecho de que Conner no fuese alcanzado por el cambio del mundo permitió que pudiese anclarse al mismo.

Se lanzó a la cama, agradeciendo por fin tener una.

- ¿Qué haces? -preguntó cuando notó que él iba directo a su pequeño reproductor de música tras salir del baño ya vestido y ponía una canción que ella conocía bien.

Era de sus favoritas, pero nunca le había gustado a Conner; su expresión de incredulidad le dijo todo mientras se mantenía tirada sobre la cama, mirándolo sin creérselo.

- ¿Y ese milagro? -lo dijo a forma de broma pero parecía que no había ninguna broma o indicio de juego en lo serio de su expresión- ¿hay algo que quieras decirme? -Conner se acercó a la cama, a la misma altura que ella, era de una sola plaza con una colcha de color negro aunque ambos recuerdan que antes tenía una de puras insignias de Superman, las piernas de ambos estaban fuera de la cama, (...) sentía las almohadas a su espalda y se preguntó si debía darles algunas.

Le daba muy mal espina verlo con esa mirada, pero también le daba un movimiento revolucionario en el vientre.

- ¿Por qué me miras así? -sus ojos azules, tan bonitos, siempre le habían gustado y sentía que le daba algo al verlos.

La canción seguía sonando y él la seguía mirando de manera demasiado intensa para su propio bien, no había demasiada expresión ensnu rostro como para darle una idea de qué le estaba pasando por la cabeza.

- Te quiero.

...

Wow, su cerebro se desconectó por unos momentos.

- Yo también te quiero -trataba de que sus piernas dejasen de temblar, más de una vez ya le había dicho "te quiero, bro" en todo su sentido de amor fraternal.

Conner sonrió, ya sabía lo que ella se imaginaba, pero eso era lo que quería decir, y no sabía si era solo él, pero sentía que debía decírselo lo más pronto posible.

Las palabras, a veces, pueden llegar a ser más fuertes que algunas acciones, pero necesitas hacer algo para que tus palabras lleguen realmente a otra persona.

Fue por eso, que se acercó más a ella, tomando su mano y por fin terminando toda distancia que alguna vez tuvieron al poder tomar su rostro entre sus manos, terminando con todo.

Terminaba con su amistad de "hermanos" para poder comenzar de nuevo, con su amistad como base pero tratando de llegar a más.

Había roto esa distancia que ambos habían compartido por tantas realidades y durante tanto tiempo.

Para cuando se separó de ella, por un momento, pensó que le iba a dar un ataque porque no estaba respirando pero llegó a ponerse a reír al ver que agallas salían a los lados de su cuello para luego toser y volver a respirar por sus pulmones.

- ¡Conner! -estaba roja, y se puso aún más roja cuando volvió a besarla, se quejó un poco con un gruñido cuando ella hizo su boca como una fina línea.

- Tienes que respirar para seguir viva -dio un toque en su nariz, pero ella seguía igual- ¿quieres que te respiración boca a boca? -puso esa sonrisa coqueta que ya le conocía, en la desesperación de su mente solo atinó a esconderse en su pecho.

- ¿Qué diablos? -dijo por fin al no estar en su campo de visión, ya desde hace tiempo se había dado por vencida con la idea de que podría llegar a gustarle.

¿Y ahora venía y le daba un beso mientras la tomaba de la mano y ponía su música favorita?

¿Acaso el hecho de casi ser apuñalado y morir en otra realidad le había dado tan duro que ahora ella le gustaba?

No lo entendía, más de una vez había conocido o visto a los ligues de su amigo y ella estaba milenios de parecerse a ellas o de las chicas superheroínas que ambos conocían.

- Nada de diablos, señorita.

- Esto en serio está pasando.

- Sí, así es, por lo tanto, creo que debes aprender a respirar mientras nos besamos.

- Ay madres.

- Tu técnica aún es terrible -no le veía la cara pero sabía que se estaba riendo de ella, reconocía su voz cuando le iba en tono de broma el muy bastardo- en serio, apesta, pero qué te digo, soy muy bueno enseñando, si seguimos así, con una sesión de besos al menos 24 veces al día por todo un mes podrías mejorar.

- Ajá, y yo te voy a creer eso.

- Te lo juro, palabra, te enseño gratis, tienes descuento de novia -en algún punto entre sus palabras se las había arreglado para tenerla entre sus brazos- porque quieres ser mi novia ,¿verdad?

Como respuesta (...) gritó como si estuviese harta y se apretó tanto como pudo a él devolviendo el abrazo.

- Supongo que el silencioso otorga -ya se lo imaginaba sonriendo así como hacía, tomó valor para levantar la cabeza y logró dar un beso, o más bien un cabezazo, por supuesto que a él no le dolió nada, más bien pareció disfrutar su iniciativa.

Así era lo que habían decidido, y así era como pensaban quedarse hasta que alguno dijera lo contrario.

No hubo escena más irreal para (...) mientras dejaba de sonar su canción favorita y ahora se cambiaba a una que a ambos les gustaba.

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