15; EL PORTAL Y LA HEREJE

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EL PORTAL Y LA HEREJE

Con

Connor Leslie como Athanasia Deveraux

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Cuando abrió los ojos todo a su alrededor estaba oscuro, apenas podía ver la sombra de sus manos moviéndose frente a sus ojos cuando las extendió. Intentó dar un paso, pero por alguna razón sus piernas no respondían, se sentía entumecida y estaba segura que eso tenía que ver con el frío que estaba comenzando a calarle hasta los huesos.

—¿Qué es lo que quieres de mí?—exclamó con la voz rota por el esfuerzo—¡Sé que estás ahí!

—¿Brooke?

El sonido de esa voz tan conocida le hizo contener la respiración porque ese no era Finn, ¿O si?

—Brooke.

Llevó sus manos a sus oídos y los tapó para bloquear el sonido de Finn llamándola, su cabeza comenzaba a doler y la voz se distorsionaba cada vez más hasta que todo volvió a quedar en silencio nuevamente. El frío cambió y un calor agradable tomó su lugar, el entumecimiento de su cuerpo también se había ido y al abrir los ojos se dio cuenta que ahora todo estaba iluminado. Estaba en un bosque, los árboles se balanceaban de un lado a otro con la brisa que soplaba y removía sus copas, bien podría pasar por una escena tranquila, pero la imagen de una mujer de pie bajo un enorme árbol rompía esa ilusión.

—¿Quién eres?

Esta vez sí podía ver el rostro de la bruja que la había estado atormentando, se veía joven y Brooke casi sintió lástima por ella. Casi.

—Espere tanto tiempo por este momento—la voz de la bruja era más suave de lo que Brooke pudo haber imaginado—, te espere a ti.

Brooke se quedó estática en su lugar mientras la bruja se acercaba a ella, por alguna razón la idea de tenerla cerca no le causaba tanto terror como antes, pero en su mente se decía que solo era una ilusión. Ella la estaba manipulando.

—Por fin mi plan está listo—una mano fría se posó en su mejilla derecha—, y todo gracias a Marcel Gerard.

La confusión llenó los ojos de Brooke, pero no logró preguntar nada porque el suelo bajo sus pies se abrió dejándola caer en el vacío.

Por otro lado, en el mundo de los vivos una discusión se había desatado en el pent-house de Marcel. Virginia había revisado a Brooke y tras encontrar las marcas en su cuerpo se negó a ayudarlos por alguna razón que no quiso aclararles, esto había molestado a Marcel dando inicio a la discusión en la que se encontraban. Discusión que Camille trataba de detener sin éxito.

—¡Matarla es un acto de piedad!—exclamó Virginia cansada. —Es demasiado tarde.

—¿Cómo puedes estar tan segura?—el vampiro se acercó a ella tanto como Camille se lo permitió.

—Espera, espera—Camille fijó su mirada en Virginia empujando a Marcel fuera de su camino—. Tu sabes algo que no nos has dicho.

Un silencio cayó sobre ellos y Virginia se negó a mirarlos tratando de evitar la mirada juzgadora de su amiga. Antes que ninguno de ellos la pudiera presionar a hablar, el sonido de una tos los distrajo. En el sofá Brooke estaba recobrando la consciencia, esa distracción le dio tiempo suficiente a Virginia para escapar del pent-house.

—Brooke—Camille se acercó a ella para ayudarla a sentarse—. Hey, ¿Cómo te sientes?

—¿Dónde está Virginia?—la castaña miró hacia la puerta. —Tienes que encontrarla.

—¿Cómo sabes de Virginia?—Marcel la miró con algo de confusión.

—Va a matarla si deja Nueva Orleans.

Camille y Marcel compartieron una mirada y el vampiro no espero a que alguien le dijera algo más, salió en busca de su amiga enseguida. Cuando llegó a la acera fuera del edificio se encontró a Virginia arrodillada en el suelo, la hereje estaba tosiendo sangre y murmuraba algún tipo de hechizo que Marcel no reconocía, pero le parecía magia oscura. Con pasos rápidos se acercó a ella llamando su nombre, pero cuando intentó tocarla tuvo que quitar su mano al sentir lo fría que estaba.

—Es tarde—susurró ella levantando la mirada para poder verlo—, no puedo detenerlo.

—¿Qué está pasando realmente?—preguntó con la esperanza de recibir alguna respuesta, pero no hubo nada.

—Es tarde—volvió a susurrar ella—. Cuando se acabe todos vamos a morir.

Antes de poder preguntar algo más la pelinegra se desvaneció frente a él apenas dándole tiempo de atraparla, el cuerpo de Virginia estaba frío y en su brazo tenía la marca de una mano igual a las que tenía Brooke, eso no le inspiro nada bueno a Marcel que se arrepintió de haber intentado presionarla para que los ayudara. Con cuidado se levantó de la acera cargando el cuerpo inconsciente de Virginia para regresar al pent-house donde Camille y Brooke lo esperaban, las dos luciendo preocupadas.

—Va a estar bien—aseguró dejando a la pelinegra sobre el sofá vacío—, solo está inconsciente.

—Athanasia Deveraux—Brooke se puso de pie—, ella es la bruja que está detrás de todo esto.

—¿Cómo lo sabes?

—Me lo mostró—la castaña se acercó a Virginia—, me mostró todo. Como creo el portal y como soluciono el defecto que tenía su plan.

—¿Cuál defecto?—Marcel comenzaba a sentirse cada vez más confundido que antes.

—Cuando un portal trae a alguien a la vida hay un intervalo de tiempo en el que la persona puede tener contacto con el otro lado—comenzó a explicar—, esto era un problema para ella porque otras brujas podrían aprovecharse de esto. Por eso creó a los sifones.

—Espera, espera—Camille la detuvo—. ¿Estas diciendo que esta bruja no solo creó portales, sino que también creó brujas sifón?

—Necesitaba algo para evitar que la magia abrumara a los portales—una cuarta voz se unió a ellos—, la solución a la debilidad temporal del velo entre el mundo de los vivos y los muertos.

Los tres se giraron para encontrar a Vincent de pie en la puerta, el brujo lucía cansado, pero a Brooke no le importó en lo más mínimo. La castaña corrió hasta él y lo envolvió en un abrazo que le sacó algunas quejas al brujo.

—Yo también te extrañé, Brooke.

Mientras ellos tenían un momento de paz en medio de la tormenta, Amelie y Finn luchaban por escapar de las brujas en el mundo de los muertos, ninguno de los dos había tenido un minuto de paz desde que fueron sacados del pent-house de Marcel y cada vez estaban más cerca de su perdición. Sabían que Brooke estaba en Nueva Orleans por lo que se decidieron a interrumpir los planes de las brujas y salvar a su amiga, era lo menos que podían hacer por ella.

Sin embargo, todas las fichas estaban en su lugar. El portal y la hereje estaban en Nueva Orleans, solo faltaba que se entregarán para poder dar fin a todo. Y la única forma de hacerlo era atrapando a ciertos vampiros escurridizos que se empeñaban en causarles dolores de cabeza. Era cerca de la medianoche cuando Finn había sido capturado tratando de ayudar a que Amelie escapará, otra vez. Las brujas lo llevaron hasta el cementerio donde lo torturaron sin compasión alguna, para cuando el reloj marcó la medianoche el alma de Finn estaba casi disipada, estaba a nada de morir de verdad y lo único en lo que podía pensar era en el bienestar de Brooke. No podía dejar de pensar en las palabras de su cuñada y en lo mucho que se arrepentía de no haberla escuchado antes.

De regreso al pent-house de Marcel, Virginia despertó a medianoche sobresaltada. La pelinegra lucía aterrada y esto solo alteró a los demás que intentaron acercarse a ella, pero fueron detenidos por Brooke. La castaña fue quien se acercó y al hacerlo las dos se miraron como estudiándose la una a la otra. Una situación algo tensa para el resto de ellos.

—Está pasando—fue todo lo que dijo Virginia—, tenemos que ir al cementerio.

La hereje pasó junto a Brooke tomando su mano para llevarla a la salida.

—¿Por qué irían al cementerio?—Vincent agarró la otra mano de Brooke deteniéndolas.

—Están intentando matar a Finn.

Tan pronto como Virginia dejó salir esas palabras Brooke se liberó del agarré de Vincent, la imagen de Finn desapareciendo comenzó a crearse en su mente causándole ganas de vomitar.

—Tenemos que irnos—ahora fue la castaña la que comenzó a caminar.

—¡Brooke, espera!—Vincent intentó detenerla otra vez, pero Camille lo detuvo.

—Lo siento, sé que no te agrada Finn, pero él es importante para nosotras—la rubia les dio una mirada de disculpas antes de seguir a sus amigas.

—¿Desde cuando Finn Mikaelson es tan importante como para que sacrifiquen sus vidas?—se preguntó en voz alta Marcel.

Para cuando los dos salieron del edificio ellas no se encontraban cerca. Las tres se habían apresurado al cementerio, todas con el objetivo de salvar a Finn, cada una por motivos diferentes. El cementerio estaba vacío cuando llegaron, al menos del lado de los vivos lo estaba, en el lado de los muertos estaba repleto de brujas, tanto así que Brooke se sintió abrumada. Entre la multitud la castaña reconoció a Amelie, la mujer estaba cerca del final del camino con una mirada de preocupación que solo incrementó la de Brooke, pero no pudieron hablar. Cuando Virginia se detuvo fue que Brooke se dio cuenta donde estaban.

Estaban en el centro del cementerio, el lugar donde las brujas se reunían en ocasiones especiales. Frente a ellas se encontraba un altar y a los pies de este la forma casi transparente del alma de Finn, a Brooke le dieron ganas de correr a él y regresarlo a la vida, pero sabía que eso solo los pondría en más peligro aún. Camille se había quedado unos pasos detrás de ellas para darles espacio de hacer lo que sea que iban a hacer, ella no estaba muy segura, pero estaría ahí por si la necesitaban.

—Sabía que vendrías—la voz de la bruja, Athanasia, se escuchó dándole un escalofrío a Brooke—, el amor nos hace hacer cosas estúpidas, ¿No?

—Terminemos con esto de una vez por todas—Virginia avanzó arrastrando a Brooke—, haz lo que tengas que hacer.

Brooke la miró y dejó salir un gritó de dolor cuando la pelinegra comenzó a sacar magia de ella. Intentó liberarse de su agarré, pero sus intentos fueron un fracaso total. Los gritos de Brooke llenaron el silencio del cementerio cuando una mano fría agarró su brazo deteniendo de una vez por todas sus intentos de liberarse. En el mundo de los vivos Camille se sintió impotente al escuchar los gritos de su amiga y cuando Marcel y Vincent por fin aparecieron tuvo que impedirles el paso, aún si estos se veían claramente preocupados. Y en el mundo de los muertos Finn intentó reunir la poca fuerza que le quedaba para ponerse de pie, el hijo mayor de la familia Mikaelson nunca había tenido una buena razón para vivir, no hasta que conoció a Brooke y no podía dejar que muriera de esa forma. No para salvarlo a él que no se lo merecía.

Con un último esfuerzo se impulso hacía adelante logrando agarrar a la bruja del brazo, en ese momento todo se fundió en una luz blanca que los dejó ciegos, pero eso no se comparaba con el dolor que recorrió el cuerpo de Finn en ese breve momento. De un momento a otro los gritos de Brooke cesaron y la oscuridad lo consumió dejándolo inconsciente. Virginia y el resto de los presentes en el mundo de los vivos fueron golpeados por una ola de poder que los mandó a volar varios metros hacia atrás dejándolos inconscientes también.

Cuando despertaron el sol ya había salido, Virginia había sido la primera en despertarse así que cuando los dos vampiros y el brujo abrieron los ojos se encontraron a la hereje sentada en el suelo con un cuerpo recargado en su regazo. Camille fue la primera en darse cuenta de quién se trataba, con pasos rápidos se acercó a ella y un suspiro de alivio dejó sus labios al ver bien el rostro de la persona.

—¿Se acabó?—preguntó Marcel acercándose.

—Apenas está comenzando—le respondió Virginia.

Ni Vincent, ni Marcel, dijeron algo sobre la persona inconsciente frente a ellos, sabían que era mejor no preguntar, pero no podían negar que no les gustaba lo que veían. Después de todo, Finn Mikaelson había regresado a la vida.

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NOTA:

Este no es el final oficial, decidí dividirlo en dos partes porque había cositas que quería agregar y no quería que fuese tan largo.

Lamento la demora, pero no me siento muy bien emocionalmente en estos momentos y la universidad me tiene muy ocupada, pero intentaré tener le final listo lo más pronto posible.

Lu.

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