CAPÍTULO OCHO
pov's baek narae

Reposando mi cabeza sobre ambas rodillas, pequeñas lágrimas se deslizan desde mis ojos, pasando por mis mejillas hasta caer sobre mi regazo. DÉJALO DÉJALO DÉJALO. La incesante voz de TaeHyung retumba en mi cabeza, todo parece repetirse pues el recuerdo no se va, cada vez que veo al paraguas colgada en la puerta de mi armario su rostro regresa a mi cabeza, me hace sentir peor el hecho de que Lima no haya vuelto aún, ellos se fueron más temprano que yo, no les importó dejarme.

¿Por qué ella todavía no está aquí?

La voz de papá fue oída desde la sala, me levanté. Lima llegó a las diez de la noche, varias horas después de haber dejado la escuela con JungKook, mi novio. Y a quien ella llama su mejor amigo, incluso aunque yo los haya presentado. 

—¿Dónde has estado? —pregunté siguiéndola de atrás, apenas salí de mi cuarto la vi de camino al suyo.

—Con unos amigos.

—Es tarde. —le recordé— Y llovió mucho.

Se detiene en el marco de la puerta, gira para verme— Lo sé.

( … )

Las clases de arte del profesor Joo son conocidas por ser las más divertidas de la escuela. Es un hombre en sus cuarenta que siempre anda vestido con ropa manchada de pintura, cabello desparramado por toda su cabeza y unos lentes rotos que fueron reparados por cinta adhesiva, era gracioso escucharlo hablar porque nunca decía más de dos oraciones con coherencia. En sus horas de clase deja que nosotros comamos, nos divertimos mucho. Esta clase no fue la excepción, sólo que había un pedido de su parte, hacer equipo de a dos para trabajar en un proyecto en conjunto y así mostrarlo en la próxima gala de arte que la escuela organiza.

Me pareció una buena idea hacer un retrato de nuestros compañeros. No soy la mejor dibujante, sin embargo es agradable intentarlo, cuando JungKook aún era mi amigo nosotros pintábamos juntos todo el tiempo. Él es bueno, dibuja lindo y con una técnica envidiable. Podría decirse que tiene talento, así como absolutamente todo lo que se propone ejercer, él hace que los demás tengan envidia.

Cuando los demás comenzaron a formar sus parejas, yo fui en busca de la mía. Me acerqué a JungKook en el salón de arte, se hallaba detrás del atril.

—¿Me vas a dibujar? —mis mejillas se sonrojan de tanto sonreír emocionada.

Su mejilla se abulta por el golpeteo de su lengua. Parece incómodo, ve a sus costados y termina negando lo que dije.

—Mmh, bueno… la verdad es que… —rasca su cuello sin verme.

—Lo haremos juntos. —unas uñas pintadas de rojo sangre se posicionan sobre sus hombros, ladea la cabeza con inocencia.

Mi hermana toma posesión de mi novio con total impunidad, como si yo, la persona que debería estar ahí, no valiera nada. El papel de estúpida que me veo obligada a jugar cada vez es más grande, me siento pequeña frente a ellos, frente a todo el salón que se mantiene pendiente a nuestra conversación. Mi estómago vuelve a ser golpeado, no quiero sentirlo más, es molesto. ¿Acaso debería irme a los baños a llorar? Tal vez así tendría más fuerza para después.

Mis manos tiemblan, no sé qué decir. Quiero insultarla, pero no debo, es mi hermana, ella… no quiere herirme.

—Haremos equipo juntos. —una mano ajena toma mi muñeca, se cierne sobre mí con una delicadeza extrema, apenas veo en su dirección él ve hacía ellos. TaeHyung, como le es de costumbre en estas semanas, no detiene sus intentos de salvarme de cada mala situación que me hacen vivir.

Le agradezco. Pero no quiero su lástima.

—¿Ustedes? —Lima arquea su ceja con burla.

—Sí, nosotros. Pienso que Narae podría ser una gran musa, me gusta la forma de su rostro, es tierna. —dice.

Por primera vez, el rubio tomó entre sus dedos mi barbilla, examina cada detalle buscando algo que yo no sé. Sonríe, sus ojos bajan a mis labios, y los roza con su pulgar. Oh, Dios.

—Suerte. —habló el Jeon, sin levantar la vista del lienzo. El tono de voz me indica su indiferencia, con una pizca de recelo.

¿No se supone que soy su novia? ¿Por qué me deja ir tan fácil?