𝐨𝟓𝟐. embarazosa situación

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o52. ❝ i'm having his baby. no i'm not but you should see your faces ❞

mini maratón icsy birthday 1/2 🎉






























































❝ ups, vaya qué embarazosa
situación amigos míos ❞

✦•─────• PEDRI SE IRÍA A LA RUINA SI SEGUÍA PENSANDO que Natalia realmente estaba embarazada.

Si bien es cierto, el Barcelona ganó aquel partido, el canario sintió que fue uno de sus peores juegos de la temporada. Llegó al estadio y entró a la cancha completamente distraído. Se mantenía centrado en sus pensamientos mientras jugaba, erraba pases y no prestaba claramente atención a las instrucciones de su entrenador. Parecía otra persona.

Desde las gradas la chilena notó aquel cambio. Sabía cómo era él: Concentrado, disciplinado, preciso y profesional. Ahora, parecía un niño asustado jugando su primer partido en las más grandes ligas.

Notaba que algo le pasaba, pero no tenía idea qué era.

Pasaron dos días y Pedri seguía aturdido por la noticia. No vio a Dietz durante ese lapso de tiempo y fue intencionalmente, ya que no estaba preparado para verla a los ojos y preguntarle si estaba embarazada o no. Pasó noches sin dormir y con el único pensamiento en su cabeza de que existía la gran posibilidad de que fuera a convertirse en padre.

Estaba siendo una tortura para él. No sabía como sentirse.

Seguía distraído hasta en los entrenamientos —como el de aquel día— y su entrenador ya lo había sermoneado. Ojalá pudiera explicarle la verdad para que no lo tirara más abajo de lo que ya estaba.

—Hermano, ¡Cambia la cara, por favor!

La voz del Ferran a su lado lo trajo a tierra de su propio caos mental y se dio cuenta que había estado caminando sin ser totalmente consciente de que estaba caminando. Iba junto a su amigo hacia los vestidores luego del entrenamiento del día en las dependencias del club.

—¿Ah? —se volteó a mirarle perdido ya que no le había puesto atención a sus palabras.

El valenciano rió—Que cambies la cara, tío. Estás como en otro planeta. Te veo muy raro.

Suspiró pesadamente—Es que han pasado cosas...

—¿Cómo qué cosas? —inquirió—. ¿Qué cosas pueden traer así a nuestro mejor mediocampista? Tío, que Xavi ya te ha tirado colleja como tres veces. Nunca había sido así contigo.

—Lo sé, lo sé, lo sé —dijo cansado—. Trato de concentrarme pero no puedo.

—¿Por qué? —allí, el contrario se dio cuenta de que se trataba de algo medianamente serio—. ¿Pasó algo?

Ante la pregunta y la necesidad de poder desahogarse con alguien de confianza, el canario se detuvo en medio del pasillo y su compañero le imitó, miró a todos lados dándose cuenta de que estaba solo y se preparó mentalmente para hablar del tema que en ese momento se lo estaba comiendo vivo.

—Sí, sí pasó algo —suspiró—. La he cagado, tío. Estoy en aprietos.

Torres alzó las cejas asustado—¿Qué pasó?

Movió su pie nervioso contra el suelo—Es una larga historia...Tiene que ver con Nat.

El mayor abrió los ojos como platos y la sensación de una alerta lo hizo mirar a todos lados y jaló a su amigo consigo hacia los vestidores. Quizás no había mucha gente allí, pero era un lugar más seguro que el pasillo en donde las administradoras de redes sociales podían aparecer de la nada a grabarlos.

Ya en el interior del camerino, se dieron cuenta de que no quedaba mucha gente allí ya que era la hora de irse a casa. Sólo vieron a Robert, a Raphina, a Gundogan y a Frenkie, el resto eran unos chicos de la Masía pero todos estaban enfocados en sus propios asuntos. Casi ni les importó verlos entrar.

Ya allí, Ferran lo jaló al rincón más privado que pudo para poder hablar.

—Venga ya, suéltalo —le habló—. Dime, ¿Qué pasó?

Obviamente le era difícil comenzar y sintió que las palabras se le atoraban en la garganta. No dijo nada durante los primeros segundos en los quea insistente mirada de su amigo no se despegaba de su anatomía.

—Hermano —volvió a llamarle.

—Yo... —se rascó la nuca—. Bien, es que no hay una forma suave de poder decir esto.

—Entonces sólo dilo, cómo salga —animó—. Cuéntame qué sucede.

Nuevamente la duda se presentó en el moreno y los recuerdos de ese día en casa de Dietz viendo la caja del test de embarazo lo sacudieron de pies a cabeza.

—Lo que pasa es que... —gruñó al verse bloqueado con sus palabras—. Joder, es más difícil de lo que creí.

—Pedri —puso sus manos en sus hombros—, sólo dime.

Bien, tenía razón, era solo decirle. ¿Qué cosa mala podía suceder? Era su amigo; de las personas en las que más confiaba. Podía haberle dicho a Gavi pero sabía que este lo mataría. Ferran tenía una personalidad distinta; se lo tomaría de otra forma seguramente.

Bien, al carajo.

Soltó un suspiro—Creo que Natalia está embarazada.

¿¡Qué!?

La fuerte exclamación de Torres se oyó con claridad en todo el vestuario, tanto así que sus compañeros se voltearon a verles con confusión.

Pedri maldijo en su interior y jaló a Ferran de un brazo reprendiéndolo por lo que había hecho. El resto volvió a sus quehaceres simplemente.

—Baja la voz, hijo de puta —lo regañó en un susurro.

—Perdón, pero ¿Cómo quieres que reaccione a esto? —se tomaba el rostro—. Dios, tienes que estar jodiéndome.

—No...El otro día encontré una caja de un test de embarazo en su casa —el contrario se jaló el pelo—. Así que no, no es una broma.

—Pedri, joder —suspiró ruidosamente—. ¿Qué quieres? ¿Que te felicite? ¿Seré tío?

—Ferran, no me estás ayudando —lo regañó serio.

—¡Perdón! ¡Pero es que no sé qué decir! —alzó las manos—. ¿Estás seguro de que lo está? ¿Le preguntaste?

—No pude. Desde que vi la caja que colapsé y no he sido capaz de hablarle del tema. De hecho, la he evadido.

—Chaval —cerró los ojos—, la mejor manera de saber la verdad es hablarlo con ella...¿Que acaso no usan protección?

—Claro que lo hacemos —regañó—. Pero si apareció un test en su casa ha de ser por algo.

—¿Hay una alta posibilidad de que realmente lo esté?

Meditó ladeando la cabeza—La última vez que lo hicimos ella estaba ovulando, así que eran sus días más fértiles.

Frunció el ceño—¿En serio te sabes su ciclo menstrual?

—¿Qué? ¿Tú no? —se encogió de hombros—. Es básico, tío.

—Eres un romántico —puso los ojos en blanco.

—Bien, pero a lo que quiero llegar es que...Sí, hay una alta posibilidad.

—Ay, mi madre —se pasó una mano por la cara—. Bueno pero...Tú querías ser papá.

—¡Pero ahora no! —reclamó en un susurro—. Obviamente lo decía pensando en mi futuro.

—Bueno amigo, tendrás que hacerte responsable como todo hombre verdadero —ladeó la cabeza.

—Por supuesto que tengo pensado hacerlo. ¿Crees que no he pensando en formas de poder ayudar en esto y tomar mi responsabilidad? —se tomó el rostro—. Pero bueno, primero tengo que saber si está embarazada o no.

—Ya sabes cuál es la mejor manera —chasqueó la lengua—. Ve y pregúntaselo. Sé directo, no estés con rodeos.

—Pero es un tema sensible.

—Lo sé, pero lo mejor que puedes hacer es hablar con ella —puso una mano en su hombro—. Es ahora o nunca.

El canario se lo meditó en silencio sabiendo perfectamente que él tenía razón. Esa era la mejor idea y la única forma de calmar su ruidoso subconsciente que le gritaba cada dos segundos que estaba en aprietos.

—Si quieres saber la verdad de todo...Le tienes que ir a preguntar.

Y eso fue lo que hizo.

Después de irse a su casa luego del entrenamiento, Pedri estuvo pensando toda la tarde sobre el asunto. Sí, pensaba en cómo preguntarle a la rubia sobre su inquietud pero también su ansiedad se estaba encargando de pintar muchos posibles escenarios de él siendo padre. Se estaba torturando por mero masoquismo.

Pasaron las horas y recordó algo bastante importante: Aquella noche Elías les había asignado una reservación en un restaurante para que ambos fueran a comer y así seguir alimentando a las masas con su relación falsa. González lo vio como una oportunidad ya que estaría obligado a ver a la mujer y así poder encarar la verdad.

Se arregló de forma decente acorde a la ocasión —sí, a ese punto Natalia ya le ordenaba sus outfits— y condujo hasta el departamento de la rubia. Iba inmensamente nervioso. Trataba de no pensar en el tema mientras manejaba ya que sino podría tener un accidente por lo distraído que iba.

Al llegar al edificio subió por el ascensor hasta el piso de la chilena y mientras tanto iba repasando discursos en su mente para iniciar y sobrellevar la difícil conversación que debían tener. Pensaba en frases, en preguntas y en un discurso bastante masculino y lleno de testosterona que iba enfocado en la responsabilidad que él tomaría al ser padre de aquel bebé.

Estaba en su puta ruina. ¿Cuándo pensó que aquello iba a pasarle tan pronto y de sorpresa?

Al llegar al departamento, tocó el timbre y rápidamente fue atendido por la dueña de casa que fue a abrirle la puerta con una sonrisa.

—Llegas temprano...Ven, pasa.

La actriz se hizo a un lado para que él pidiera entrar a la estancia y trató de disimular sus nervios lo mejor que pudo. Natalia cerró la puerta a sus espaldas y se adelantó hasta quedar frente a él.

—Estoy casi lista. Déjame ir por mi bolso y mis zapatos y nos podemos ir —explicó con una sonrisa.

La respuesta del canario tardó en llegar ya que seguía absorto en lo obvio.

Acabó asintiendo—Claro, yo te espero.

Ella le sonrió por última vez antes de correr a su cuarto en búsqueda de sus cosas faltantes.

González se sintió igual que la última vez en que había estado en casa de la rubia y el recuerdo de lo que en ese momento había sucedido le causó un escalofrío.

Había sido de esa misma forma en que había descubierto lo del test de embarazo: Dietz yendo a buscar sus cosas y él solo en la cocina. Múltiples cosas pasaron por su mente, tantas que se sintió absorbido. Por el rabillo del ojo vio el mismo bote de basura de la vez pasada y sintió un escalofrío que lo hizo poner los pies en la tierra y en la realidad una vez más.

Ya estaba bueno, no era tiempo de juegos y debía centrar su mente en lo importante: Un posible embarazo. Debía hacerse cargo, ponerse bien los pantalones y ser el apoyo más incondicional del mundo para Natalia. Mostrarle que ella no estaría sola y que iba a involucrarse.

Puta madre, sería padre.

Bueno, según él.

Segundos más tarde, vio como Dietz salía de su habitación hacia él sonriente y con un precioso atuendo: Un vestido color burdeo de una tela tipo satín más arriba de la rodilla y zapatos del mismo color.

Por un instante, Pedri sintió que todo su estrés y su ansiedad se iban con sólo verla así de preciosa como siempre.

—Ya estoy —anunció plantándose en frente de él—. ¿Nos vamos?

El futbolista salió de su trance y analizó su vestuario, habían cosas que no le gustaban, obviamente hablando en el sentido referente a que él pensaba que estaba embarazada.

La analizó ladeando la cabeza—No quiero que pases frío.

Suspiró con media sonrisa—No entiendo porqué me has estado diciendo eso tantas veces —alzó una tela en su mano—. Por eso llevo este tapado. Tranquilo, no me congelaré.

Asintió dudoso mirándola y otra cosa le llamó la atención; tuvo que mirar hacia abajo—Eh...¿Esos zapatos no son muy altos?

Ella frunció el ceño y miró sus pies. Sus tacones rojos de diez centímetros fueron el objeto de atención en ese instante.

—¿Por qué me dices eso ahora? Siempre uso cosas así.

Rascó su nunca nervioso—Bueno sí, sí...Es que —tosió—. No creo que sea bueno que uses cosas tan altas por ahora.

Se vio mucho más confundida—¿Y por qué?

González iba cada vez más perdiendo la paciencia. No entendía porqué ella no entendía y actuaba como si todo estuviera en su curso normal. Si estaba actuando lo estaba haciendo demasiado bien.

—Pero... —lo ponía nervioso verla tan calmada—. Es que...No...No te hace bien.

—Pedri, he usado zapatos así hace años, no me duelen ni nada. No me pasará nada —aseguró—. Estás muy raro.

¿Raro? Obvio que estaba raro, pensaba que se convertiría en padre.

—Es que...Es que... —ya no hilaba las palabras—. Necesito que estés cómoda.

—Lo estoy —asintió—. Oh.

En ese instante y por tanto alegar, la tela de su tapado, que era bastante fina, se deslizó por su mano hasta caer al suelo. Inmediatamente, y por instinto, la chilena se agachó para poder recogerla.

—¡No!

La rubia se sobresaltó al oír la exclamación de Pedri. Detuvo su proceso y volvió a reincorporarse mientras lo miraba con el ceño bastante fruncido. El español completó la acción cuidando de que ella no se agachara, recogió la tela y se la entregó.

—No te agaches —negó como en desaprobación—. Tú no puedes.

—¿Por qué? —reclamó tomando su tapado.

—Porque... —gruñó—. Porque no.

—Ya, ya, ya, ya, ya —alzó sus manos al frente—. Pedri, has estado demasiado raro los últimos días. No te entiendo.

Hubo un momento de silencio en el que el canario eligió meditar por sí mismo sintiendo que el momento crucial de la conversación ya se acercaba. La chilena, por otro lado, lo analizaba una y otra vez en busca de respuestas.

—Pedri, háblame —pidió—. ¿Qué te pasa?

Entonces el mediocampista comenzó a tomar valor para poner el tema principal sobre la mesa.

—No sé, tú dime —soltó mirándola fijamente.

Aquella respuesta la sorprendió y abrió su boca formando una O. Miró a todos lados y balbuceó sus primeras palabras confundida.

—¿Qué? ¿Que yo te diga? ¿De qué hablas?

Se cruzó de brazos—Pues eso...Deberías saber de qué hablo.

Realmente aquello tenía a la chilena en el inicio de un colapso. No entendía nada.

—No, Pedri, no entiendo. ¿Querrías ser más explícito?

Suspiró—¿Cuándo ibas a decirme?

La rubia abrió los ojos como platos.

—¿Cuándo tiempo pensabas ocultar esto de mí?

La actriz comenzó a entrar en pánico y trató de pensar en opciones a aquella respuesta. Cosas que pudiera estarle ocultando que fueran tan malas como para que él estuviera en ese estado. Se sintió como en un interrogatorio policial.

—Eh...¿Decirte qué?

Suspiró otra vez y se tomó el rostro—Venga Nat, por favor. Eres una actriz fantástica pero no actúes conmigo hoy.

—Pero si no lo estoy haciendo —alzó sus manos a la defensiva.

—Sabes que eso es mentira —ella se confundió más—. Ya sé la verdad, no puedes ocultarlo de mí.

—¿¡La verdad de qué!?

—¡De que estás embarazada!

Silencio.

Ante la exclamación de Pedri que ya estaba atorada en su garganta suplicando por salir, ambos se quedaron callados con temor. El futbolista mantuvo su misma expresión firme pidiendo honestidad de la rubia. A ella, por otra parte, se le desfiguró el rostro. Su expresión de confusión se transformó en una de terror. Ojos bien abiertos, mandíbula que caía al suelo y comenzó a temblar.

Nadie dijo nada por los primeros instantes ya que aquella impactante frase resonó con intriga por todas las paredes del departamento. González no sabía qué más decir; Dietz tampoco. Ella sólo comenzó a sentir que todo le daba vueltas y que aquello que había elegido no mencionarle al futbolista estaba saliendo a la luz.

Esperen, eso no era lo peor. Lo peor es que él —por algún motivo— estaba pensando que aquel test negativo había salido positivo y que ella estaba embarazada.

Todo iba mal.

—Natalia —finalmente el futbolista tomó la palabra y se acercó a ella—, ya lo sé, no tienes que seguir ocultándome nada.

La rubia tenía pensando responderle pero se había quedado rígida como piedra.

—Lo descubrí por accidente, perdón —siguió—. El otro día en tu casa tiré algo al cesto y encontré la caja de un test de embarazo...Fue casualidad.

Ahora la chilena entendía porqué desde ese día él se había puesto así: Extremadamente cuidadoso de ella y cuidadosamente preocupándose de cada detalle de su bienestar. Siempre lo hacía, pero aquello era distinto y raro.

—Mira, cuando lo vi me tomó por gran sorpresa y colapsé. Lo confieso —tomó aire—. Pero voy a estar contigo en todo este proceso, me haré responsable.

Al ver a donde apuntaba la conversación, la mujer comenzó a desesperarse y buscó el momento para detenerlo...Ya que debía hacerlo.

—Ay no, Pedri...Pedri... —se lamentaba tomándose la cabeza.

—Déjame terminar —ella negó pero fue ignorada—. Lo estuve pensando mucho y es lo que hay que hacer. Si vamos a tener un hijo lo tendremos y estaré contigo en lo que sea.

—Pedri, por favor, escúchame —rogó.

—¿Somos muy jóvenes? Sí. ¿Seremos un escándalo? Sí.

—Pedri, mi vida... —negaba con la cabeza y con un toque de lastima.

—¿Yo jamás he cambiado un pañal? Pues sí, pero tendré que aprender.

—Pedri...

—Pero ya, todo eso da igual. Haremos esto juntos.

—Pedri...

—Elías nos matará pero...

—¡Pedri! —exclamó ya desde el colapso.

—¿¡Qué!? ¡Si estoy hablando! —reclamó al verse interrumpido.

—¡Escúchame a mí primero! —en ese momento la conversación se tornó en gritos. Al parecer les estaba sirviendo para liberar estrés.

—¿¡Por qué!?

—¡Porque no estoy embarazada!

Silencio.

Sí, de nuevo.

La misma especie de silencio que antes se generó se estaba generando ahora. Sin embargo, los papeles se habían invertido. Ahora Pedri tenía la cara de horror y Natalia la de seriedad.

Todo le dio vueltas al canario; se sintió hasta mareado. No entendía lo que sucedía y pensó que estaba dentro de un mal sueño o una simulación. Se sintió como un loco. Él afirmaba que ella estaba embarazada y ahora le decían que no.

El mundo le daba vueltas.

—¿Qué...? —susurró.

Su casi imperceptible susurro llegó a los oídos de la rubia y esta llegó a sentirse mal. Pedri había llegado ahí con un discurso preparado sobre cómo iba a hacerse responsable de su hijo siendo que jamás hubo uno dentro de su vientre. Pero bueno, obviamente ella jamás pensó que él se enteraría de aquel test por algo externo a ella.

Vaya qué embarazosa situación, chicos.

¿Entienden? Como en embarazo, já...Bien, necesito unas vacaciones ¿De acuerdo? Este par me tiene al borde de la locura.

Mejor sigamos.

—Sí... —dijo ella con una mueca.

Pedri balbuceó sus primeras palabras y se tomaba el rostro—Pero yo...Es que...Yo...Yo vi un...Un...

—Sí, viste un test —comenzó ella la explicación con voz suave—. Efectivamente sí, era un test de embarazo...Y era mío.

—¿Entonces?

Suspiró—El otro día no me sentía muy bien. Tenía náuseas y mareos y esas cosas y además mi período se me había retrasado unos días —él asintió esperando ansioso que siguiera—. Vivianne estaba conmigo y me incitó a hacerme el test ya que todos eran síntomas de embarazo y ella juraba que era una gran posibilidad —de encogió de hombros—. La verdad sí, era una gran posibilidad.

—Sí, la última vez que lo hicimos estabas ovulando —murmuró pero como para sí mismo. No esperó realmente que aquella meditación fuera a ser oída por ella.

Ella frunció el ceño de repente—¿Qué?

—¿Qué? —se hizo el desentendido al verse expuesto.

Lo apuntó—¿Te sabes mi ciclo menstrual?

Hizo una mueca—Venga, no es tan difícil, es sólo sumar días. Obvio es algo básico.

Ella trató de reprimir una pequeña sonrisa nerviosa y sólo pudo susurrar para sí misma—: Hot.

—¿Puedes seguir? Por favor —pidió nervioso y rascándose la nuca.

—Claro —suspiró—. La cosa es que, gracias al cielo, el test salió negativo. Me lo hice el mismo día y casi al mismo momento en que me fuiste a buscar para ir a Montjuic. Vivianne tiró la caja al basurero y ahí la viste por accidente...Maldita Vivianne, ni eso sabe hacer —murmuró para sí eso último.

—Oh.

Ese oh por parte del canario fue una pausa mucho más larga de lo esperado.

Al finalizar la explicación ambos se quedaron sin palabras. Había sido una especie de alarma de emergencia y una histeria colectiva para nada. Todo había sido en vano y por un simple error de comunicación. Pobre Pedri, realmente se había torturado por días tan sólo por una confusión.

Fue un momento tenso y...Raro entre ellos. La sensación que conllevaba al hecho de pensar que se convertirían en padres para luego ver como ese aterrador hecho se iba como arena entre los dedos fue bastante que procesar en un instante tan corto como ese.

Después de unos instantes, el español fue el primero en reaccionar:

—¿Por qué...No me dijiste?

Con ternura, la mujer ladeó la cabeza mirándolo—Porque era innecesario. Era un test negativo. No quería alarmarte para nada y preocuparte de más...No lo necesitabas con tanto estrés a este punto de la temporada —él asintió en silencio—. Yo ya había pasado por el pánico de pensar que estaba embarazada...No podía hacerte lo mismo. Soy cruel pero no tanto.

—Bien... —suspiró—. Creo que...Me estresé por días en vano.

Se cubrió el rostro—Lamento tanto que hayas visto ese test. Pudiste decirme de inmediato y así yo te explicaba como ahora.

—Sí, pero no podía ni verte, Nat —hizo una mueca—. Lo único que podía pensar es que existía la posibilidad de que fuera a tener un hijo y no era algo fácil de digerir.

—No sabes cuánto te entiendo.

—Por eso esperé cobrar valor, armar un discurso y hacerte la pregunta —se cubrió el rostro—. Pero ahora veo que quedé como un idiota.

—No, claro que no —se acercó a sacarle las manos de la cara—. No te sientas así...Es totalmente normal que tuvieras esa reacción. Ser padres a tan corta edad no es algo...Fácil. Asusta y definitivamente no estaba en nuestros planes. Ni siquiera estamos saliendo de verdad.

—Lo sé —suspiró—. Vaya qué susto he tenido —se llevó una mano al pecho—. Ya hasta había pensando en formas de sobrellevar todo esto.

—¿En serio? —ladeó la cabeza.

—Eh... —se puso nervioso—. Puede ser.

—¿En serio...? —aclaró su garganta—. ¿En serio pensaste en la posibilidad de formar una familia conmigo?

La pregunta de la rubia fue bastante sorpresiva para el canario. ¿Que si lo había pensado? Obvio que había tenido que hacerlo por obligación. Sin embargo, entendía el trasfondo de su pregunta que iba más allá de sólo pensar en pañales y ropa para bebé, sino que en el hecho de formar una familia juntos...

Eran términos demasiado elevados para ellos. Eran tan...Delicados que de sólo pensar en ellos se sentían asustados y volvían a bajar de aquella nube de imaginación a algo más seguro y estable.

¿Pensar realmente en una familia juntos? ¿Eso no hacía más difícil entender lo que sucedía entre ellos y que aún no eran capaces de comprender?

Uf, era mucho.

Segundos más tarde, el hombre tomó la palabra:

—Eh...Yo... —se puso nervioso—. No...¿Y tú...?

—¿Qué? Ah —tosió igualmente nerviosa—. No, no...Obvio no...

Ambos estaban nerviosos.

Muy nerviosos.

¿Estaban diciendo la verdad? Sepa Dios.

—Bien —dijo él.

—Bien —secundó ella—¿Podemos ahora olvidar definitivamente que todo esto sucedió y seguir con nuestras vidas omitiendo este hecho?

Suspiró aliviado—Dios, por mí fantástico.

—Genial —sonrió—. Entonces ¿Qué? ¿Iremos a comer?

Hizo una mueca—Perdí hasta el apetito.

Soltó una risa—Igual yo. Si quieres te puedo ofrecer un té para que bebamos como unas señoras de 40 y simplemente nos sentemos en silencio en el sillón meditando sobre la vida.

Chasqueó la lengua—Me parece perfecto.

Bueno, a veces lo sencillo era mejor, sobre todo para aquietar la mente.

Brinden chicos, brinden con su té, para que nunca les vuelva a pasar eso de nuevo.

Uy, también quiero un té.
















































escribo esta nota específicamente tomándome un té muajaja

HOLAAAA, BIENVENIDXS A ESTE MINI MARATÓN POR EL CUMPLE DE ESTA HISTORIAAAA 🥳🥳🥳🥳🥳

CÓMO ESTÁN? qué les pareció el desenlace de este enredo incómodo??? JSJXJSKX DIOS PEDRI, ME DIO MUCHA TERNURA. cuéntenme su parte favorita!!!!

algunos decían que el test podía ser un falso negativo pero lo siento, no habrá bebé JSJXJSJXK sobre todo con todo lo que está por venir...

DESDE YA PERDÓN

bueno, sé que lo vengo diciendo hace rato pero este maratón (si no me equivoco) son los dos últimos capítulos pacíficos JSJFJWJ se vienen días duros para los fans de esta fic. no me odien xfi

pero bueeeeeno

recuerden que nos vemos el miércoles para otro capitulo pero igual dejaré un limite para que voten y no me ingoren UAJAJAJA el siguiente capítulo igual está bueno y...YA, HASTA AHÍ DIRÉ

sólo que es como:

70 votos para actualización

YA GENTE, ME DESPIDOOO

SEE YOU (very) SOON

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