𝐨𝟓𝟑. disculpas algo inútiles

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o53. ❝ time, curious time gave me no compasses, gave me no signs
were there clues i didn't see?





































































❝ en medio del nacimiento de algo tan lindo, tus disculpas son algo inútiles

✦•─────• EL BOCHORNO DE HABER PENSADO QUE Natalia estaba embarazada ya había pasado. Gracias a Dios.

La vida tenía que seguir así que Dietz y González pusieron todo de su parte para dejar ese incómodo momento de sus vidas en el pasado y seguir adelante. A veces se volvían a acordar o se miraban a los ojos y sentían escalofríos que los llevaban a ese día donde sintieron pánico como nunca antes.

Pero bueno, al final del día terminó siendo simplemente una historia más.

¿Una historia que le contarían a sus hijos? Eh...Ya, estoy bromeando otra vez con el tema del embarazo. Necesito una siesta.

Volviendo a nuestra actualidad, aquel día la pareja se reunió en casa de la rubia ya que ella había sido galardonada con un premio por su actuación. No obstante, no podía asistir al evento en vivo por distintas razones así que debería prepararse para grabar un video de agradecimiento a los premios por su reconocimiento para ser eso lo que se muestre en la ceremonia al anunciarse su categoría.

Todo había sido preparado en su casa como si fuera un pequeño set de grabación. Su sala de estar ahora estaba con algunas luces, una cámara, una silla y el fondo blanco de su pared.

El canario había sido invitado por la rubia a verla en ese momento y —que era una de las razones principales de su presencia ahí— Laura ya había estado reclamando de que no pasaba tiempo con él hace rato así que, después de la grabación, saldrían los tres a algún lugar o algo divertido.

No me miren a mí, sé que parecen una familia feliz pero quién soy yo para juzgarlos.

—Bien, tengo todo listo.

La voz anunciante de Natalia hizo que Pedri se girara de donde estaba para verla caminar hacia él. Vestía una parte de arriba tipo vest color verde musgo y unísono pantalones de tela del mismo color. Su cabello estaba arreglado con sus ondas naturales cayendo por sus hombros y su maquillaje se veía muy bien también. Todo lo había hecho ella; no habían maquilladoras ni encargados de vestuario ese día en su casa.

—Genial —se volteó Pedri a verla—. Tú dime cuando estés lista.

El set de grabación —por llamarlo de alguna manera— también lo había hecho ella pero no era la gran cosa. Tenía una pequeña cámara conectada a su laptop e instalada en su sala de estar con dos aros de luz detrás de ella para dar la luminosidad perfecta. El fondo sería una de sus paredes blancas y estaría sentada en una silla. No era algo tan profesional y preparado como en otras ocasiones; podía hacerlo ella misma desde su casa.

—Sí, sí, sí —decía ella mirando su alrededor a ver si faltaba algo—. No, creo que estoy.

—Bien —la miró de pies a cabeza con media sonrisa—. Te ves bien, Dietz.

Ella sonrió ligeramente sonrojada ante su cumplido y olvidó que ya se estaba a acostumbrando a recibirlos más seguido por parte de él. Ya no se sentía incómodo o inesperado, ahora parecía algo normal.

—Gracias —sonrió acercándose a él—. Para haber sido sólo yo en mi preparación no salió tan mal.

—Para nada —sonrió y la tomó de una mano para darle una corta vuelta y admirarla completamente. Ella rió durante el acto y cuando acabó el futbolista la atrajo hacia su cuerpo. La mano derecha de la rubia descansó sobre su pecho.

¿Qué eran? ¿Qué rayos eran? Sentían como una ensalada en su cabeza; toda revuelta con múltiples de sentimiento y hechos a lo largo de su vida juntos. Estaban ahí, sin pelear, sin decirse insultos, sin odiarse...Sino que reían, se decían cosas lindas, se besaban, se acariciaban y disfrutaban el tiempo que pasaban juntos, tanto así que ya las obligaciones de ir a un partido o a un evento ya no se sentían como una obligación como tal...Sino que era algo grato.

Muy en el fondo ellos podían ver la respuesta, pero habían muchos factores externos rodeándolos que hacían que la verbalización de aquella contestación se viera imposibilitada. Se sentía como un vacío o el final de un túnel que se veía borroso. Por el momento no pensaban en la verdad del asunto o una etiqueta, sólo en pasar el tiempo juntos.

Luego de unos segundos en silencio donde se dedicaron a mirar al otro, Natalia rompió el silencio:

—Oye, Elías me habló el otro día —dijo rascándose la nuca y recordando ese detalle a mencionar—, dijo que queda poco tiempo para que termine el contrato.

Al ver el rumbo de la conversación, Pedri alzó las cejas.

Se encogió de hombros—Dijo que ya podíamos ir pensando qué hacer con nuestras vidas y...

Aquella pausa que ella hizo pareció una eternidad. El recuerdo de las palabras de Herrera seguía haciendo eco en su subconsciente.

—...Y con nosotros —completó.

González abrió los ojos en sorpresa al oírla y contuvo la respiración. No se había dado cuenta lo rápido que había pasado los meses y que ya de estaban acercando a la terminación de aquel contrato con Adidas que los había esclavizado por tanto tiempo. El contrato que lo inició todo entre ellos. Con odio al inicio pero ahora con un sentimiento diferente que cambiarmba todas las cosas.

El tiempo vuela, y con eso los recuerdos se vuelven hechos palpables de su realidad.

Ella decidió seguir—: Bueno, dijo algo como que podíamos seguir con esto o no pero que a él le daba igual ya que él saldría del paso...Ya no sería nuestro jefe ni nada. No nos estaría mandando a hacer nada —le miró nerviosa—. Seríamos sólo...Nosotros.

El mediocampista asintió y una leve sonrisa se coló entre sus labios con ternura. Obviamente se sentía igual que la rubia, pero le causaba ternura que fuera ella la que estuviera poniendo ese tema sobre la mesa y con nerviosismo. La firme, fría e intransigente Natalia Dietz.

Segundos después, su conversación se vio interrumpida con el sonido del timbre a sus espaldas.

La rubia estiró su cabeza hacia la puerta y suspiró ligeramente frustrada el verse interrumpida. Con suavidad, el canario la tomó por el mentón, alzándolo hacia él y así poder mirarla a los ojos.

—¿Te parece que hablemos de esto con más tiempo? —sugirió él con una voz tan suave que pareció callar todos los demonios de la actriz.

Ella sonrió de acuerdo—Claro.

Luego de compartir otra sonrisa juntos, la chilena se separó para poder ir a abrir la puerta.

—Puede que sea Vivianne —anunció la rubia mientras caminaba—. Dijo que quizás venía, pero no estaba segura.

Finalmente ella llegó a abrir la puerta y cuando lo hizo algo se oyó por toda la casa:

—¡Pero por la mierda!

Pedri se volteó asustado a verla y casi corrió hasta su posición asustado por aquella inminente alerta ocasionada por su grito.

Al llegar junto a ella entendió el motivo de tanta histeria.

—Ay no —se lamentó él echándose hacia atrás.

Ay sí.

Sus sospechas eran ciertas.

—Pero ¿¡Por qué!? —volvió a exclamar ella furiosa y cerró la puerta con fuerza.

No obstante, no lo logró ya que alguien había puesto su cuerpo entre ella para evitar la acción acción ser echado permanentemente de la estancia.

—¡Espera, espera, espera! ¡Vengo en son de paz! ¡Lo juro!

Gruñó—Nunca tus apariciones son en son de paz, Benjamín.

Así es damas y caballeros, Benjamín Uría había vuelto a aparecer en el hogar de la chilena.

El actor, asustado por la reacción de su ex pareja, logró escabullirse entre el espacio de la puerta hacia adentro. Una vez más de forma irrespetuosa e inesperada se había plantado al interior del departamento. Dietz miró y siguió cada una de sus acciones con una expresión pura de odio y enfado.

—¡Te juro que ahora es verdad! —volvió a hablar él asustado y mostrando sus manos al frente, como cubriéndose.

Recién ahí, la rubia se dio cuenta que traía una bolsa de papel marrón en la mano pero no le importó.

—Fuera de aquí —ordenó ella apuntando a la puerta.

—No, no, no, no. Nat, por favor —rogaba casi tirándose de rodillas—. Vengo en paz. No vengo a insistir hoy con lo anterior. ¡Lo juro por mi madre!

Puso sus brazos en jarra—No te creo nada.

—Es verdad —asintió frenético—. Sólo es un segundo.

—No tengo tiempo, estoy ocupada ahora —se cruzó de brazos.

—¿Por qué?

Suspiró agotada—Gané un premio y tengo que grabar un video aceptando el premio.

De la nada, el rostro del actor pareció iluminarse, incluso con una sonrisa en sus labios

—¿En serio? —dijo emocionado—. ¡Venga! ¡Felicidades...!

El ojiverde había comenzado a acercarse a ella emocionado y con el motivo de felicitarla con abrazo. Sí, como si nada malo hubiera pasado entre ellos.

No obstante, la acción no se completó.

Porque alguien lo impidió.

Antes de que Uría pudiera acercarse un centímetro más a la rubia, Pedri se puso entre ambos, dejando a la mujer detrás y teniendo al actor frente a frente, mirándolo seriamente y recordando su presencia en la habitación.

Vaya, qué movimiento.

Nadie dijo nada durante los primeros segundos ya que la felicidad del recién llegado se transformó en molestia al ver al canario ahí parado de esa forma. Natalia sólo sonrió orgullosa detrás sabiendo que González ya tenía claro como actuar con Uría.

Benjamín soltó una risa seca—, y ya está tu perrito faldero contigo.

El mediocampista no se inmutó por el insulto. No le hizo ni cosquillas.

Ahora fue Dietz la que rió con sarcasmo y se adelantó hacia él cruzada de brazos—Primero que nada...Él no es ningún perro faldero. Es mi novio ¿Lo olvidas?

Uría apretó los dientes al oír eso mientras veía como el futbolista rodeaba a la mujer por a cintura y la apegaba hacia sí. Fue una tortura ver aquello.

—Segundo... —siguió ella—. Obviamente él iba a estar aquí. Es un momento importante y lo quiero conmigo.

—Patético —murmuró él por lo bajo.

—Hey —le reprendió la rubia—, dijiste que venías en paz.

—Sí, sí, sí, lo siento —dijo él como recordando que debía ser buena persona—. Es que...Verte con él...Me molesta.

La pareja se echó una corta mirada y se aguantaron las ganas de reír, disfrutado como su teatro de relación estaba fastidiando al actor.

—¿Qué quieres? —preguntó la rubia de una vez por todas—. ¿A qué viniste?

El castaño suspiró pesadamente y comenzó a pensar en formar de poner en evidencia sus intenciones sin sonar tan débil.

—Mira...Sé que el otro día cuando vine aquí estuve mal. No...No debí hacerlo —comenzó.

—Reconoces al menos.

—Sí, por eso quiero... —aclaró su garganta—. Pedir disculpas.

—¿Qué? —soltó la actriz sorprendida. No podía creer que estaba oyendo a su ex novio pedir perdón por algo.

—Sí... —se rascó la nuca—. Preparé un discurso y todo.

Ella se tomó el rostro—Benja, no tengo tiempo ahora.

—Sólo será un momento...

—Benja, no puedo.

—Pero...

—¡Tengi que grabar! —alzó los brazos.

—Sí, pero déjame hablar un instante.

—Benjamín.

—Hasta traje algo.

—Benja...

¡Nati, Nati!

Oh, oh.

Esa nueva voz no estaba planificada para aparecer en ese preciso instante.

Pedri y Natalia se miraron con los ojos abiertos al oír esa pequeña voz y en seguida unos acelerados pasos por el pasillo que terminaron en la sala.

—¡Nati, Nati! ¡Encontré las...!

La voz de la recién llegada se vio interrumpida cuando vio la escena ante ella, la cual no era la que recordaba cuando se había ido a su habitación minutos atrás. Había una atmósfera tensa, vio a la pareja nerviosa y vio a una persona adicional que definitivamente no esperaba ver...Pero que si recordaba su existencia.

Vaya shock.

Era Laura.

—...Balas de mi Nerf —completó su oración con un tono de voz muy diferente al de un inicio.

La menor de las Dietz se quedó petrificada a unos metros de los tres adultos y los analizó a todos de pies a cabeza. Le costaba creer que estaban ahí todos...Juntos en un mismo lugar.

A niña había llegado emocionada con una gran pistola de juguete Nerf con la esperanza de contarle a su hermana la buena noticia de que había encontrado más balas de espuma de su adorado juguete. No obstante, no imaginó encontrarse con esa escena.

Eso sí que se sentía incómodo.

Todos miraron a la recién llegada, pero fue Benjamín el primero en tener una reacción ante su aparición.

—Laura —le llamó con alegría y acercándose a ella— ¡Qué alegría volver a verte!

El actor dejó su bolsa de papel en el suelo y se encaminó hacia la menor para poder abrazarla mientras esta le miraba con cara de espanto. Ante el gesto, Laura ni se inmutó. Se quedó rígida en su lugar mientras Uría le daba lo que él estaba considerando como un abrazo. Incluso, siguió sosteniendo su pistola sin moverse mientras miraba a su hermana no buscando socorro, sino buscando una explicación a la presencia del hombre.

—¡Mírate! Estás gigante —se separó de ella para mirarla con una sonrisa de admiración.

—La última vez que nos vimos fue hace unos meses, no hace 5 años —murmuró ella hacia él con una mirada seria y odiosa.

El comentario no le cayó muy bien al actor y se removió incómodo en su lugar al recibir hostilidad en lugar de cariño.

—¿Qué haces tú aquí? —inquirió la pequeña hacia él—. ¿Qué mi hermana no te había botado?

Él rió nervioso ante esas palabras y por un instante olvidó lo honesta y dura que ella era a veces.

—En efecto lo hice —se adelantó la rubia poniéndose delante de su hermana—. Él sólo apareció de repente para volver a amargar mi existencia.

Al oír la respuesta de su hermana, Laura soltó un gruñido y se aferró a su pistola como si estuviera aguantándose las ganas de dispararle al recién llegado.

Pedri la observó y luego conectó sus ojos con los de la actriz y ella le dio a entender disimuladamente con unos gestos que a Laura nunca le había caído bien Benjamín. El futbolista asintió y sólo rió en silencio.

—Entonces...¿Ya te vas? —habló la menor moviendo su pistola.

—Eh, idealmente no —rió él nervioso—. Tengo que hablar con tu hermana.

—Y yo ya te dije que no tengo tiempo —apuntó las cámaras a su espalda—. Tengo que grabar.

—Puedo esperar —contestó casi de inmediato—. Me puedo quedar en una esquina sin hacer ruido hasta que acabes. Lo juro, lo juro.

Puso los ojos en blanco. Ya casi le parecía patético su ruego—Me tienes harta.

—Nat, por favor —suplicó acercándose a ella y juntando las palmas de sus manos—. Yo te espero, sólo será un instante.

La chilena suspiró pesadamente ya agotada de tanto batallar. Miró a su hermana y esta sólo le hizo una mueca de espanto. Obvio ella no disfrutaba la presencia de Uría en su casa. Luego miró a Pedri a sus espaldas y éste sólo le miró tiernamente. Dándole seguridad con sus ojos de que hiciera lo que hiciera estaría bien y él la apoyaría.

Finalmente, y sabiendo que se iba a arrepentir más tarde, la rubia se volteó a decirle a Benjamín:

—Bien.

El rostro de Uría pareció iluminarse con emoción y quiso comenzar a hablar e incluso pensó en abrazarla en agradecimiento, pero ella lo detuvo:

—No te emociones —puso una mano al frente—, si haces algo que no me gusta o dices algo fuera de lugar te voy a echar a patadas de mi casa —apuntó la puerta—, o le diré a Laura que te acabe a balazos Nerf.

Al llamado, se escuchó el sonido del arma de juguete siendo cargada y la dueña de ella mirando al actor con una sonrisa malvada.

Las cosas ya estaban más que claras.

Benjamín asintió viendo a las tres personas en su contra y eligió guardar silencio. Era verdad que venía con intenciones pacíficas, pero no podía evitar querer hablar de otros temas con la rubia o simplemente pelear con Pedri. No obstante, tendría que aguantarse las ganas y generar una mejor impresión que la que había generado en su primera aparición días atrás.

Después de la charla el grupo comenzó a dispersarse. Natalia estaba muy estresada por grabar prontamente aquel video y ser libre de aquella tarea. Quería que todos en la casa se comportaran por al menos unos minutos mientras ella se filmaba.

La rubia se alejó de su ex pareja y se giró hasta Laura asegurándose de que el ojiverde no oyera nada:

—¿Quieres ganar dinero?

Ante la maravillosa oferta por parte de su hermana, el rostro de la niña se iluminó con emoción y esa infantil codicia.

—Claro que sí. Que pregunta más tonta.

Ella suspiró agotada y se agachó a su altura—Sé que quieres mucho a Pedri, pero quiérelo un poco más de lo normal hoy.

Ella comenzó a entender y sonrió—Sigue hablando…

—Sólo… —volvió a suspirar—. Haz que el Benja se sienta incómodo. Di que Pedri es el mejor, que lo quieres mucho, en fin. Tú eres buena chamullando a la gente. Quiero que se lo restriegues en la cara.

—Entiendo —acarició su pistola como cual villana acaricia su peludo gato en su regazo—. Lo haré —la rubia se sintió aliviada—. Pero quiero algo además del dinero.

—¿Qué? —frunció el ceño.

—Quiero acostarme tarde los días de escuela.

Ella rió—No puedo dejarte hacer eso. Tenemos reglas en esta casa.

Hizo una mueca—Entonces no haré nada.

Gruñó—Bien —la contraria festejó—, pero sólo esta semana.

—Me parece justo —estrecharon sus manos—, pero el dinero va igual.

Puso los ojos en blanco con gracia—Qué rayos he criado.

Luego de sellar su trato, la menor tomó aire en sus pulmones y se dispuso a entrar en su papel actoral.

—¡Oye Benja! ¿Quieres que te cuente todas las cosas lindas que Pedri ha hecho por mí cuando tú ni mi segundo nombre te sabías?

Mientras se reincorporaba, la actriz rió al ver como inmediatamente su hermana se había puesto a trabajar. Segundos más tarde, vio como González llegaba a su lado.

—¿A mí también me vas a ofrecer dinero para actuar?

El cómico comentario del canario le sacó una suave risa.

—Sólo ayúdame ¿Sí? Este me genera migraña —se tomó la frente.

—Tranquila —masajeó sus hombros—, sé lo que tengo que hacer. No tienes que pagarme.

Sonrió agradecida y extendió su puño hacia él para chocarlo con el suyo—Ponle color, amor.

Le guiñó un ojo—A sus órdenes.

La rubia se alejó de ellos para arreglar su set de grabación y fueron Pedri junto a Laura los que se quedaron con el actor, ya sabiendo perfectamente cuales debían ser sus roles.

—…Pues sí, por mucho que me amenaces con tu pistola, es linda Laura —le decía Benjamín a la niña durante su conversación.

—Oh ¿Te gusta? —él asintió a sus palabras—. Pues Pedri me la regaló.

Una malévola sonrisa disfrazada de inocencia se pintó en los labios de la menor y Uría sintió que el ojo le temblaba, sobre todo cuando veía que González se ponía a su lado y le sonreía de la misma manera. Tuvo que tragarse todo el veneno que tenía para el futbolista y sólo sonreír con falsedad.

—Con que Pedri ¿Eh? —dijo con los dientes apretados—. Él es tan bueno.

—Oh, es el mejor de todo el mundo —dijo Laura sentándose en un taburete y así quedando a una altura más apropiada para abrazar al mediocampista por la cintura—. El mejor novio que mi hermana ha tenido. Ojalá se casen y tengan muchos hijos.

Al oír aquella última frase, Pedri tosió ahogándose con su propia saliva.

—Oye disimula, en serio quiero sobrinos —murmuró la menor hacia él tratando de que el actor no escuchara.

—Estoy bien —aseguró él cuando su tos cesó.

—Pero vamos, un regalo lo hace cualquiera —siguió hablando Benjamín—. Yo también te regalé cosas.

Laura cambió su expresión de repente y le miró muy mal—Mentira.

—Es verdad.

Rió—Tú nunca me regalaste nada. Siempre has sido mano de guagua con la plata —rió.

—No es cierto, una vez te regalé una… —trató de pensar en una sensata respuesta ya que en serio no recordaba haberle dado algún juguete…Probablemente porque nunca lo había hecho—. Una Barbie.

Laura y Pedri se echaron una juzgadora mirada en silencio.

—A Laura no le gustan las Barbies —dijo el canario.

—Pues no. Team Polly Pocket por siempre —contestó sonando obvia y chocó sus puños con el futbolista.
Benjamín ya estaba perdiendo la paciencia.

Ya no sabía cómo defenderse. Estaba desprotegido contra dos oponentes que sí sabían cómo jugar. No encontraba algo para decir que realmente lo hiciera quedar bien.

—Bien, pues lo material no es todo —se le ocurrió decir en su vana defensa.

Dietz hizo una mueca—Bueno, en ese caso él me ha llevado a ver sus partidos, me ha regalado camisetas e incluso me ha llevado a ver los entrenamientos del equipo —presumió—. Sus compañeros ya son mis amigos.

—Claro, hasta han venido a verla aquí.

Uría gruñó—Bien, bien, bien, lamento no haber sido futbolista para hacer eso por ti.

Ella bufó sarcástica y bajó del banquillo mientras lo juzgaba con la mirada—Y aunque lo hubieras sido…Nunca habrías hecho algo por mí.

La frase fue dura de oír para el actor, sobre todo viniendo de alguien tan honesta como ella. Sólo pudo guardar silencio mientras veía como la castaña daba media vuelta para irse.

—Oh —antes de hacerlo completamente abrazó a Pedri—. Estaré en mi cuarto mientras mi hermana graba. Si pasa cualquier cosa me avisas.

—Claro, Lau —le sonrió.

—Eres el mejor Pedri, te quiero —le decía agitando su mano a la distancia.

Rió sabiendo que estaba dentro de su actuación— Igual yo.

Al voltearse, González se encontró cara a cara con el frío semblante de Benjamín. Laura se había ido y Natalia estaba lo suficientemente lejos como para no oírles así que era su momento de soltar su veneno. Finalmente, de frente con la persona que en ese momento más detestaba.

—Te crees muy chistoso ¿Eh? —fueron las primeras palabras del andaluz.

Pedri le miró para nada impactado o asustado por sus dichos y se preparó mentalmente para lo que sea que él fuera a decirle. No era tonto, sabía que Uría aprovecharía para hablar pesadeces en contra suya.

—No entiendo de qué hablas —dijo el canario suavemente.

—Todo esto —apuntó a su alrededor—, este esfuerzo de pretender que te aprecian más que a mí.

Rió—Yo no he hecho nada. Todo lo que ves es la realidad; nuestra realidad —se le acercó—. Acéptalo.

La dureza de aquellas palabras le pesó. Lo peor de todo era que el futbolista tenía razón. Seguir pretendiendo que tenía cabida en la vida de Natalia era absurdo.

Él iba a contraatacar de nuevo pero la voz de la actriz se escuchó a lo lejos:

—¡Silencio, silencio! —anunció—. Voy a grabar ya así que les pido que se callen y no se maten por al menos tres minutos —miró a los hombres—. ¿Sí?

—Claro, cariño —enfatizó Pedri y luego le hizo una seña para que se acercara—. Ven.

Dietz no entendió, pero le siguió el juego. Se dio cuenta de que se trataba de algo relacionado a su actuación así que sólo siguió con normalidad.
Una vez frente a él, el chico le guiñó un ojo sin que Benjamín lo viera y la tomó por la cintura, apegándola más a su cuerpo y así depositando un corto pero lento beso sobre sus labios.

La acción sorprendió a la chilena, pero en el buen sentido. Una perlada sonrisa apareció en su rostro al finalizar la acción. Aquel acto había sido una cereza en el pastel de su actuación para hacer enfadar a Benjamín, pero, fuera de eso, estaba probando los labios del canario una vez más sobre los suyos y eso le encantaba.

—Ya sabes, para la buena suerte —agregó el futbolista guiñándole un ojo.

Maldita sea, se veía tan bien cuando hacía eso.

Dietz tuvo que contenerse las ganas de besarlo otra vez.

Al final solamente sonrió—Gracias, mi amor.

Y así, orgullosa, sonriente y campante, la galardonada se fue a grabar su video bajo la atenta mirada de los dos hombres.

—¡Ahora sí que sí silencio todos! —fue su último anuncio antes de comenzar.

Pedri sonrió al verla ahí y se alejó a la otra esquina de la sala para no hacer ruido. Ahí se volvió a encontrar con Benjamín que le miraba con el ceño fruncido y una mueca de desaprobación.

Claro, como si él fuera alguien relevante para estar así.

—Innecesario, completamente innecesario —dijo quejándose—. Se pasan.

González puso los ojos en blanco—Es mi novia, obvio tengo derecho a besarla.

—Sí, pero no lo hagan en frente de mí —susurró. Toda la conversación era en susurros mientras la rubia se grababa—. Un poco de respeto.

Rió en un susurro—Tú estás en su casa, el que debería tener respeto por algo eres tú.

Bufó—Deja de pretender que eres el novio perfecto para ella. El impacto que tuve yo en su vida no se compara al que estás haciendo tú.

Él se tapó la boca para que su risa no se oyera—Claro…Jamás se comparará, pero porque tú sólo le hiciste daño, le generaste inseguridades e ignoraste todo lo que ella decía.

En ese instante, Uría se dio cuenta de que su respuesta había sido muy mala, llevando a que ésta fuera contestada muy inteligentemente por parte del canario, dejándolo algo avergonzado.

—Tienes suerte de estar con alguien como ella —susurró al final rendido—. Es la mujer perfecta.

González se detuvo a analizar sus palabras y se volteó a mirar a la rubia mientras hablaba. Ya se encontraba cerrando el video de agradecimiento y veía como sonreía, movía sus manos o su cabello. Todo en ella tenía sentido; nada estaba hecho al azar.

Uría tenía razón: Ella era perfecta.

Finalmente suspiró—Sí…Lo es —se volteó nuevamente al hombre—. Pero ya no es tuya como para que la trates como se te dé la gana.

Él apretó la mandíbula, dolido por el recordatorio—Yo vine en paz a ofrecer mis disculpas así que no gastaré más de mi saliva peleando contigo —el contrario puso los ojos en blanco—. Además, le traje un obsequio.

Rió con sarcasmo—¿Ah sí?

Sonrió orgulloso—Sí.

—¡Ya acabé!

De repente, y sin darse cuenta de cómo los minutos habían pasado impresionantemente rápidos, oyeron la voz de Natalia a sus espaldas, anunciando que ya había terminado de grabar todo su video de agradecimiento por el premio.

—Genial, y me salió a la primera —se puso de pie de la silla y fue a ver la grabación del otro lado—. Reviso el video y estoy. Pueden volver a hacer ruido, por cierto —agregó apuntándolos.

Aquel fue el momento perfecto para que Benjamín aprovechara de moverse y caminar hacia la isla de la cocina siendo seguido por el canario. Allí, tomó la bolsa de papel que había traído consigo y la puso sobre la mesa. Orgulloso, pensando que lo que había traído era una muy buena idea.

—L e traje algo de comer —comentó hacia el curioso futbolista y sacando las cosas de su bolsa—. Le va a encantar.

En silencio, y confundido por todo lo que sucedía, González le vio desenvolver todo su supuesto objeto y dejando cada cosa sobre la mesa. Cuando los empaques comenzaron a sonar más familiares al igual que aquel logo de tan conocida compañía, empezó a sentirse desorientado.

—¿McDonald’s?

La voz de Pedri hizo que Benjamín le viera confundido, como si este se sintiera consternado porque el futbolista no entendía algo que según él era obvio.

Pues sí, Uría había traído consigo un pedido de McDonald’s.

Dios.

—Sí —se encogió de hombros—. Hay hamburguesas, papas, nuggets…Traje todas esas cosas para que ella pueda tener un pequeño antojo y salirse de la dieta —posó orgulloso—. ¿Algún problema?

Pedri sonrió victorioso para sí, como diciendo: En esta gano yo.

Una parte de sí se sentía emocionado por restregarle en la cara que estaba equivocado pero otra parte se sentía mal por lo poco que realmente Benjamín conocía a su ex novia. Realmente daba pena.

—Pues sí, hay un problema —se cruzó de brazos—. Estás mal, tío.

El actor frunció el ceño sin entender el motivo de sus palabras.

—¿Por qué lo dices? —soltó una risa nasal—. ¿Acaso estás celoso?

Él rió más fuerte—¿Celoso de una equivocación como esta? Jamás —se le acercó—. Me da pena ver que realmente no conociste ni aspectos básicos sobre ella.

Al ver que su tono de voz se ponía un poco más serio, el andaluz se tensó en su lugar y pensó qué había hecho mal.

—Y ni siquiera hablo de que ella es estricta con su dieta…Sino de un error aún peor —siguió y le miró de pies a cabeza—. No puedo creerlo.

—Ya déjate de rodeos —pidió el contrario enojado.

Suspiro—Tú fuiste su novio ¿No?

Se encogió de hombros—Pues sí.

—Entonces ¿Cómo pudiste olvidar que ella es vegetariana?

La mandíbula de Benjamín cayó al suelo.

Se sintió como el idiota más grande de la tierra al olvidar algo tan básico e importante como aquello, y lo que es mucho peor, se quiso morir al verse humillado delante de su mayor enemigo. Pedri sonreía victorioso mientras él se seguía sumergiendo lentamente en su agujero de vergüenza personal. Incluso los colores se le subieron al rostro y se quedó sin habla.

González decidió proceder—Qué gran error —se acercó al refrigerador a sacar algo—. Me temo que ella no se comerá eso…Pero quizás esto sí.

Desde la nevera, el futbolista había sacado un empaque transparente que contenía unos pequeños círculos de algo en su interior.

Y justo a tiempo.

—Bien, el video quedó grabado así que sólo tengo que enviarlo y ya —Natalia se venía acercando hacia ellos totalmente ajena a la discusión de los varones—. Pero la verdad es que muero de hambre.

—Oh, ¿Qué tal esto? —dijo el canario alzando hacia ella la caja recién sacada.
Ella abrió su boca en sorpresa y tomó el objeto en sus manos.

—¿Compraste sushi? —dijo emocionada—. Gracias, es justo lo que quería —le dio un beso en la mejilla.

—¿Sushi? ¿Pero el sushi tiene pollo, o camarón o…? —susurró Uría hacia él confundido.

—Este no. Es de una tienda que le gusta la cual reemplaza la proteína por otras verduras. Ella lo ama —le guiñó un ojo.

El actor gruñó y apretó sus puños a cada lado de sus caderas. Sólo faltaba que le saliera humo por las orejas.
Luego de unos segundos comiendo, la chilena se dio cuenta de la inusual cantidad de comida chatarra yaciendo en la isla de su cocina.

Frunció el ceño—¿Trajiste McDonald’s? ¿Benja? —el aludido quiso que la tierra lo tragara—. Será para ti y Laura ya que yo no como de eso y Pedri tampoco —contestó con simpleza y siguió comiendo.

Al oír aquello, González volvió a guiñarle el ojo, vacilándolo, y esa fue la gota que rebalsó el vaso de Uría.

—Bien —hizo un sonido plantando sus manos sobre la isla—, yo me quiero largar de aquí pero no sin decir lo que he venido a decir.

—Como quieras —dijo la rubia sin darle mucha importancia.

—Nat, perdón por haber aparecido de esa forma en tu casa la primera vez —al ver que hablaba en serio sobre disculparse, la rubia se giró con sorpresa y le puso atención—. Lamento haberte tratado mal, haber mentido, haber tergiversado la historia y todo lo demás.

La mujer no dijo nada, sólo le observó sorprendida y Pedri hizo lo mismo.

—No pensé que fuera a lastimarte tanto, pero no quiero que las cosas sigan así entre nosotros. Quiero que tengamos una buena relación —al ver donde iba todo, la expresión de la mujer cambió—. Quiero que volvamos a llevarnos bien y así con el tiempo…Hablar lo que tengamos que hablar.

—Sabía que lo dirías con segundas intenciones —habló ella—. Sabía que lo harías buscando que yo te diga lo que tú quieres y no por simple humildad.

Uría no dijo nada al verse expuesto y su silencio fue la mejor respuesta que la actriz pudo tener.

Bufó—No has cambiado.

En eso, algo interrumpió su charla: El timbre había sonado.

Natalia miró a Pedri confundida ya que ella no esperaba a nadie y tampoco tenía idea de quién podía ser.

—No es para mí —negó la rubia.

Pero se sorprendió más por otra cosa:
—Yo voy.

Antes de hacer caso a su comentario y directamente al oír el timbre, González salió disparado hacia la puerta cual dueño de casa que sabía por qué alguien estaba llamando a la puerta. Con confusión los otros dos le siguieron con la mirada hasta que abrió la puerta.

La conversación no importó mucho cuando Dietz se dio cuenta de qué se trataba.

El llamado a la puerta no era para Natalia, era para Pedri.

Él había hecho un encargo y ahora lo estaba recibiendo. Sonrió al abrir la puerta y darse cuenta de que efectivamente era lo esperado y atendió al repartidor con gusto. Este lo hizo firmar un papel de recibimiento del producto para luego entregárselo en sus manos. El futbolista agradeció una vez más al repartidor antes de despedirlo y cerrar la puerta. Una vez terminado ese tiempo, el canario caminó de vuelta a su punto anterior con aquel pedido que había hecho en sus manos.

Flores.

El rostro de la actriz era realmente un poema. Una expresión genuina de sorpresa y admiración por lo que veía. El futbolista acercándose hacia ella sonriente con un precioso ramo de distintas flores de distintas tonalidades. Un gesto ínfimo, pero detallista. Un gesto que en ese preciso momento había comenzado a sacudir cada fibra del ser de la mujer. El corazón le galopaba.

Y si esa era la expresión de la rubia, ni se imaginen la del andaluz.

Uf, pobre.

—Y…Estas son para ti —dijo finalmente el futbolista llegando hacia ella y entregándole el ramo.

La mujer no sabía cómo reaccionar. Comenzó a pensar que todo era parte de la actuación y que Pedri las había pedido mientras discutían con Benjamín y así sacarle celos. Sí, por un segundo parecía una opción válida, pero en ese instante sólo podía pensar en lo lindo que estaba ante ella.
Ya que hace años que alguien no le daba flores. Casi nunca las recibía por parte de un hombre.

—Felicidades por tu premio —agregó el canario mirándola—. Es sólo un pequeño gesto.

La chilena sonrió enternecida, con una de las sonrisas más sinceras que González había visto en ella—Muchas gracias.

Acto seguido ella se le acercó para besarlo. Ya no lo podía reprimir más. No sabía cómo expresarle su agradecimiento o lo que en ese momento estaba sintiendo hacia él. Sólo quería sentir las comisuras de sus labios sobre los suyos y fue bien recibida por un español que estaba en la misma situación emocional que ella.

Vaya par…

En ese instante, y más avergonzado que nunca, Benjamín sintió que estaba sobrando en aquel lugar. Comenzó a darse cuenta de que sus disculpas habían sigo algo inútiles y que no eran nada comparado con el romanticismo que estaba sucediendo allí. Él no era el protagonista de la historia. Era sólo un extra viendo a los verdaderos protagonistas brillar.

—Bien, no me gusta ver esto así que mejor me voy —anunció no siendo muy atendido ya que la pareja seguía en su momento—. Ya tuve suficientes traumas por hoy.

Posteriormente, y muy derrotado, Uría pegó media vuelta y caminó hacia la puerta del departamento para por fin irse, dejando todo como siempre debía estar: Libre de él y en armonía.

—¡Muere!

Bueno, no tanta armonía.

De la nada, Lura había aparecido corriendo con su pistola Nerf en mano y, al gritar esa palabra, no sólo sorprendió a la pareja que tuvo que separarse, sino que también disparó su juguete hacia la puerta por la que Benjamín se había ido, dando a entender que esos balazos iban para él.

Al ver aquella cómica escena Dietz y González rieron suavemente mas no se separaron el uno del otro. Había algo, como una especie de hilo invisible que los estaba jalando cada vez más hacia el otro y no podían hacer nada para detenerlo.

—Oye, gracias por las flores, me encantaron —habló la mujer nuevamente pero ahora un poco más relajada—. Si las pediste justo para que Benjamín las viera…Fue ingenioso.

El mediocampista no dijo nada y su rostro no cambió como el de ella que se había arrugado ligeramente en la parte de sus mejillas al reír. Él se mantuvo sereno mirándola, y eso puso nerviosa a la actriz.

—No lo hice por Benjamín —confesó—. Las pedí mucho antes de que él apareciera. Realmente eran un regalo por tu premio.

La mujer abrió la boca sorprendida.

Le miró mientras se alejaba un poco a botar unos papeles a la basura y no podía entender cómo estaba tan tranquilo. No había nerviosismo en su voz, sólo sinceridad y eso la descolocó. Una vez más se encontraba volviéndose loca por el actuar del hombre.

—Oh —fue lo único que pudo emitir ante sus palabras, sujetando aún el ramo en sus manos como si nunca lo quisiera dejar ir—. No sé qué decir.

—No tienes que decir nada —le regaló una sonrisa—. Sólo disfrútalas.

Sólo disfrutar. ¿Cuándo, en su tan atormentada vida, había podido simplemente disfrutar de algo tan pequeño de su existencia? Se sentía fuera de lugar, pero a la vez se sentía…Tan lindo que no lo quería dejar ir.

—Bueno —contestó al final—. Pero tengo una pregunta.

—Dime —habló mientras podía las bolsas traídas por Uría en otro lugar.

—¿Realmente te sabes el segundo nombre de la Laura?

Obviamente ella había alcanzado a oír la conversación donde su hermana menor mencionaba que el canario sabía su segunda nombre. Ella no estaba al tanto de que él tenía esa información y por eso le causó curiosidad saber.

—Claro, es Belén —contestó con normalidad robándole un sushi y llevándoselo a la boca.

Ella le siguió con la mirada sorprendida ya que la respuesta era correcta. Laura Belén Dietz Morales.

Pero eso no fue lo peor de todo, lo peor fue cuando agregó:

—Y el tuyo es Elizabeth.

Natalia Elizabeth Dietz Morales.

Aquel susurro en su oído le causó un cosquilleo. No sólo por su cercanía, sino por sus palabras.

Todo dentro de ella se sacudió cuando lo oyó llamarla por su segundo nombre. Él se lo sabía, conocía detalles sobre ella y ella sentía que estaba en un mundo que jamás había conocido.

Un mundo donde ella era apreciada.

Luego de salir de su trance, y como si quisiera rematar el momento, ella alzó su voz hacia él diciendo:

—Y tú no tienes.

Pedri se quedó estático en su posición.

Estaba dándole la espalda, había ido a hacer otras cosas pero al oírla se quedó casi petrificado. Un escalofrío recorrió su espalda y fue totalmente tomando por sorpresa. Ese jaque mate en la conversación, ese giro inesperado y aquella información le fueron causa de sorpresa.

Lentamente se giró a verla y ella sólo mantenía su vista agachada, mirando las flores que aún descansaban en sus brazos.

—Tú no tienes segundo nombre.

Sí, sólo era Pedro González Lopez.

Y ella lo sabía.

Ella volvió a repetir la información, dándole a entender al canario que ella sí sabía eso de él...Que sí le había puesto atención a detalles de su vida y se los había guardado para sí, como si fueran un tesoro.

Después del rato de silencio, la mujer eligió seguir con normalidad y olió las flores delicadamente—Las pondré en agua.

Ay, estoy dos.

Díganme ¿Qué vamos a hacer con estos dos?





































































HELLO HELLO, FIN DEL MARATÓN CON ALGO LINDOOO

CAPÍTULO LARGO Y DE MUCHO ROMANCE. QUÉ LES PARECIÓ??? sucedieron muchas cosas hoy. cuál fue su fav? Laura y su nerf? pedri ganándole a benja? LAS FLORES? AY LES LEO

bueno gente, ya con esto nos vemos la otra semana. espero les haya gustado este especial de cumpleaños 🎂 💕

yyyyy, ahora sí que sí, empiecen a traer sus pañuelos, tanques de oxígeno y terapeutas...se nos vienen días difíciles, pero no se angustien, siempre hay luz al final del túnel ❤

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les amo

SEE YOU SOON

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