- 1 7 -

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


"Arte no es lo que creo. Lo que yo creo es caos"



Estaba acostada en mi cama cuando comencé a reflexionar y pensar una vez más en todo lo que estaba pasando en mi vida.

Las terapias con Carlos no me estaban ayudando, principalmente porque yo no participaba y quería que siguiera siendo así. Por otro lado, las terapias con Asa eran distintas y no sabía por qué, no quería que lo fueran, no quería decir nada de mí pero aun así lo hacía, y ya no quería que siguiera pasando. Cuando empecé estas estúpidas terapias dije que no hablaría de mí, ni de lo que sentía, ni de lo que pasó. Estaba traicionándome a mí misma y eso no podía ser, sin querer me estaba ablandando y estaba diciendo cosas de las que ya me arrepentía profundamente.

No sé qué me estaba pasando. En mucho tiempo no había necesitado a nadie y ahora estaba pasando más tiempo con Matilda y Cori, me estaba acercando más a ellas, con Lea también y a Asa le estaba diciendo cosas personales. Esta no era yo, nunca quise hacer estas cosas, siempre me dije a mi misma que ya no me acercaría a nadie más, que ya no necesitaría a nadie. Aunque creo que es inevitable con Matilda y Cori, ya que prácticamente paso todos mis días con ellas, pero con Asa no hay una explicación lógica, es decir, odio todo lo que tiene que ver con él, ¿porque tengo que decirle todas esas cosas?

Buscando explicaciones en mi mente, llegué a la conclusión que nunca nadie me había preguntado de verdad como me sentía. En la terapia que fui al principio de todo esto, el estúpido doctor no me prestaba atención. Siempre viendo su libreta, tirando preguntas al aire por si las respondía, nunca mirándome a los ojos, nunca una preocupación real o falsa. Con Asa era distinto, el si me ponía atención, y sé que era porque su trabajo estaba en juego, pero en el momento en que me hacia esas preguntas sentía que por fin alguien se estaba preocupando por mí, y creo que en mi interior sólo eso quería, preocupación de parte de alguien, cualquiera, y por eso decía esas cosas, aunque es todo una mentira. Él está haciendo su trabajo. Él no se preocupa de verdad por mí. Nadie se preocupa por mí.

Esa es la explicación que puedo encontrarle a esta indeseable situación. Pero yo, Adela, no necesito a nadie. No necesito que nadie se preocupe por mí y tengo que recordarmelo de nuevo. Tampoco necesito ni quiero que alguien me entienda, porque ni yo lo hago. Sólo quiero que las pesadillas de todas mis noches se calmen, desaparezcan. Sólo quiero dejar de recordar los malos momentos. Sólo quiero estar con ellos.

Tomé una decisión. Lo único que habría en mis terapias con Asa sería silencio. No necesito que nadie me tenga lastima, menos él. No necesito a nadie en mi vida, sólo a mí. Al fin y al cabo siempre puedo volver a mi santuario y olvidarme de todo por un momento. Aunque después todo llegue con más fuerza, vale la pena un momento de sanidad.

Ya que era miércoles tenía que ir a la terapia en grupo, y me quedaban unas horas para arreglarme. Mi cara ya estaba mejor, sólo quedaban las cicatrices de mis cortes, y bueno las cicatrices invisibles... esas nunca se van.

Mi vestimenta negra habitual me acompañaba mientras me dirigía a la bendita terapia. Nickelback salía por los audífonos en mis oídos y decía "Soy el único fantasma caminando por estos pasillos". No puedo creer como la música puede entenderte más que cualquier otra cosa. Sin música mi vida sería menos que nada, porque nada ya es.

-Hola Lea- dije sentándome a su lado.

-Hola Adela, veo que tus heridas están mejor- dijo sonriéndome.

-Sí, mejor- Si supieras, pensé.

-Creo que es hora de que nos digas algo, Adela- dijo Carlos.

¿QUÉ?, NO NO NO, MUNDO AYÚDAME, POR FAVOR.

-Por fin- dijo Cruela con mala cara.

-No voy a hablar- dije sin ninguna expresión y Asa solo me miraba como esperando ver como reaccionaba.

-Creo que ya ha pasado suficiente tiempo, es hora de que te abras con nosotros o que digas algo, cualquier cosa. Lo que sea y que te sientas cómoda- dijo Carlos.

-Dije que no lo haré- dije no sabiendo que más decir.

Me estaba quedando sin excusas, pero lo que estaba a mi favor es que a pesar de todo, ellos nunca podrían obligarme.

-Adela, si no hablas no entiendo que haces aquí- dijo Carlos con expresión preocupada.

¿Me estaba queriendo decir que si no hablaba tendría que irme? No podía irme. No puedo hacerlo. León lo descubriría y estaría decepcionado, sabría la verdad y eso no podía pasar.

Mierda, ¿qué diré ahora?

Asa P.D.V.

Podía notar en su cara lo preocupada que se estaba sintiendo. Ella no estaba lista para hablar, yo lo sabía. 

Necesitaba pensar rápido en una manera de ayudarla, es lo mínimo que puedo hacer por ella si quiero que confíe en mi, si quiero que me vea como su aliado, no como su rival. 

-Carlos...- dije sin saber que diría después.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro