- 1 8 -

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


"Hoy soy una batalla perdida. Quizás mañana sea el vencedor"



Tenía que pensar rápido porque muchos pares de ojos me miraban, ni siquiera los pude contar. Sentía que habían pasado horas y yo aún seguía barajando excusas en mi mente.

-Carlos...- dijo Asa confundido.

-Adela, te estamos esperando- dijo Cruela demasiado feliz para mi gusto- Asa, no te metas- 

-Lo sé. Estoy decidiendo como comenzar- dije fulminándola con la mirada.

-Carlos, ella no está lista- dijo Asa mirándome fijamente.

Me estaba empezando a sentir rara pero aleje todo pensamiento de mi mente.

-Eso tu no lo sabes, Asa- dijo mirándolo con reproche- Lo primero que se venga a tu mente. Sácalo, sé que puedes- dijo Carlos.

Mierda, todos estaban mirándome y Asa lo hacía como disculpándose. Esto no me estaba gustando para nada.

Y Aquí venía.

Mi pecho.

No puedo respirar.

Mierda.

No pude seguir mirando hacia las personas que estaban delante de mí. Bajé mi cabeza y puse mi mano en mi pecho, traté de controlarme pero mi ataque ya me estaba ganando. 

No pude aguantarlo más, salí corriendo de la sala. Creo que escuché que me gritaban pero no pude asimilar qué fue ni quién. Solo corrí fuera del edificio, necesitaba aire, mucho.

-Adela, tranquila- me dice Asa tomándome por los hombros.

-Déjame- dije apenas, tratando de que entrara todo el aire que podía a mis pulmones.

Sentía que no podía respirar, que el aire que había no estaba entrando. Me estaba desesperando demasiado.

-Adela, mírame- dijo Asa demasiado cerca.

-Aléjate, por favor. No puedo...-

-Mírame-

-No puedo- dije con mis ojos llenos de lágrimas por la desesperación.

-Si puedes, hazlo-

Con todas las fuerzas que me quedaban lo miré. Miré sus ojos, eran de un color demasiado raro, pensé que eran verdes, pero no, eran de un azul oscuro. Dirigí mi vista hacia sus aros, examiné cada parte de su cara. Estaba demasiado cerca y como era muy alto yo tenía que levantar mucho mi vista. Una pluma salía por el borde de su chaqueta y me pareció hermosa, tenía una belleza oscura, como si estuviera muerta. Volví mi mirada a sus ojos y me di cuenta que él sólo me miraba sin decir nada.

¿Qué estoy haciendo?

-Suéltame- dije ya más tranquila. Sin darme cuenta que mi ataque ya no estaba.

-Claro- dijo haciendo lo que le ordené.

-¿Por qué hiciste eso?- Estaba frustrada, y él también lo podía notar.

-Funcionó- Me dice con una sonrisa cálida.

-No te necesitaba- Sólo quería salir de ahí.

-Yo creo que sí-

-¿Por qué estás aquí? ¿Por qué viniste?- Dije con una curiosidad que me mataba.

-Es mi trabajo, además creo que la única forma en la que te tranquilizas es cuando piensas en otra cosa, y creo que te ayudé en eso-

-Claro- Dije alejándome lo más posible de él.

Pensándolo bien, tenía razón. Cuando estoy con él me siento tan incómoda, sólo quiero alejarme lo más que pueda. Y él al acercarse hizo que solo pudiera enfocarme en su cara y en que lo quería lejos de mi.

-Ahora volvamos-

-No volveré ahí- dije adoptando mi conducta rebelde de siempre.

-Me alegra ver que volvieras a ser tú. No te preocupes, no diré nada- dijo caminando hacia la entrada del edificio.

No entendía el porqué de dejarme ir tan fácilmente, su trabajo le decía que tenía que hacer todo lo contrario. Cada vez me costaba más entendernos, nuestra dinámica, que especie de relación era la que teníamos. Pensé que el me odiaba tanto como yo lo odiaba, pero creo que ese sentimiento estaba cambiando en los dos, pero yo no quería. Quería odiarlo y que él me odiara aún más. No puedo arrastrarlo a mi desastre, y no me puedo dar el lujo de sentir porque si así fuera lo destruiría tanto o más de lo que me destruí a mi. 

Me fui lo más rápido que pude a mi santuario. Estaba tan enojada conmigo misma por todo. Como puedo ser tan tonta, como me puede dar esto en frente de todos. Como no me puedo controlar. Como puedo estar pensando en él de otra forma. Por qué me pasa esto, por qué no puedo ser normal, por qué tengo que estar tan vacía, por qué no puedo vivir mi vida como los demás, por qué me tuvo que pasar esto a mí. ¿Qué hice? Mundo, dime ¿qué hice para merecer todo esto?

"Casi" es una gran palabra para mí. Me persigue a todos lados. "Casi" en casa. "Casi" bien. "Casi" perdonada. "Casi" pero nunca completa. Pronto, quizás.

ASA P.D.V.

Ahora entiendo un poco más por lo que está pasando. Su mente debe estar tan cansada, tan asustada que su único mecanismo de defensa son las malditas crisis. 

Adela... ¿cómo puedo ayudarte?

Cuando volví a la sala Brunella me estaba mirando enojada.

-¿Por qué tuviste que salir detrás de ella?-

-Porque es mi trabajo-

-Eso no es tu trabajo-

-Te dejaré algo bien en claro, no te metas en mi vida. Lo que sea que pase por tu cabeza guárdatelo para ti. No tengo porque darte explicaciones de nada de lo que hago. Tu y yo no somos nada-

-Lo siento- dijo dándome una sonrisa triste.

Creo que tendré que pensar mejor las cosas que estoy haciendo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro