❄19❄

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng




Cediendo el control...


























"Te extrañé Jimin"







Las palabras pegaron demasiado fuerte para su propio bienestar.
Habían transcurrido años desde que escuchó a alguien pronunciarlas.


Le extrañaba..

¿Lo diría de verdad o sólo por vengar el tiempo en que le ignoró?

No sabía, no podía pensar en ello, no cuando los labios de Jeongguk se estaban adueñando de cada poro en su piel. La forma en que le besaba era desesperante, demasiado lento para su gusto, no se comprendía a si mismo ¿por qué no le apartaba?

Debería haberse burlado de la manera en que su menor repartía pequeños piquitos sobre la longitud de sus hombros, pero tampoco lo hizo, no quería, se estaba dejando envolver.

Y es que comenzaba a entender que esta era su forma de "querer".
Con respeto, simpleza, cariño, adoración, suavidad, devoción, ¿amor?.

Se negó a pensar en lo último, era absurdo.

Jeongguk saboreaba cada rincón, cada recóndito pequeño espacio sin dejar marca, no quería lastimarle, quería mostrarle como delinear trazos con pétalos de rosas podía ser igual de placentero que marcar la piel con arañazos y latigazos.

—Esto, me estoy desesperando Jeon.

—Shh.. — acunó ambas mejillas con sus varoniles pero suaves manos, ladeó de un lado a otro su rostro como si estuviese midiendo el ángulo perfecto para robarle unos besos.

Sus narices rozaban como si le estuviese marcando como suyo. Cuando alzó su mirada oscura conectando con aquellos ojos ámbar, Jimin se sintió temblar, vió su alma desnuda a través de sus luceros, tal cual le había prometido y por alguna razón por primera vez tuvo miedo, miedo de mostrarse ante él sin máscaras, sólo su indefenso verdadero ser.

Jeongguk apagó su visión sin importarle la atenta mirada del rubio, atrapó los bordes de sus labios en un beso tímido, sólo un toque mientras con sus pulgares acariciaba sus pómulos con demasiada calma.

Se dejó hacer, poco a poco fue barriendo sus largas pestañas hasta cerrar sus propios ojos, supo allí que no debió hacerlo, sintió exageradas ganas de ser tomado, exagerado deseo de que le tocara, de que le estrujara en sus brazos pero el chico le seguía tocando cual fina porcelana.

Fue testigo de la más hermosa y sincera sonrisa cuando Jeongguk se separó de él, tomando luego su mano para guiarle hasta la habitación.

No supo que decir cuando sus dedos se enredaron, entrelazados en un no tan fuerte agarre.

Se quedó de espaldas hacia la puerta de la habitación luego de entrar, su menor se encargó de encerrarles dentro, caminando enseguida hacia el rígido cuerpo delante suyo.

Jimin miraba hacia el balcón y el pelinegro aprovechó la posición para apoderarse de su hombro derecho repartiendo besos allí con algo más de pasión, encajando sus manos en la pequeña cintura, llevando sus labios hasta su escondite favorito siendo este la curva de la unión de su cuello y clavículas, aspiró su aroma y suspiró allí mismo, sus manos haciendo presión hacia atrás para que sus nalgas se apoyaran en su dura erección, sin saberlo ambos cerraron sus ojos, perdidos uno por el otro.

Siendo muy tontos para reconocerlo.

—Jimin~... — jadeó en su oído cuando este llevó ambas manos hacia atrás, enganchando y amarrando con sus extremidades las caderas del pelinegro para apretar más ambos cuerpos, restregó de manera obscena sus glúteos en la intimidad del más alto, recostando su cabeza sobre el fuerte pecho, su oído a la altura perfecta para el recital de suspiros y jadeos que el chico tras suyo no podía retener.


—Estoy demasiado duro bebé, si no haces algo ahora.. — le acalló cuando tomó sus labios con hambre, su lengua delineó la suya antes de chuparla casi de manera grotesca y joder que Jimin deseo que fuera otra parte de su cuerpo la que estuviese succionando.

Aún en la misma posición, Jeongguk movió lentamente sus manos hasta el botón de su apretado pantalón, con dos dedos logró sacarle del ojal bajando de inmediato el cierre y Jimin se sintió más liberado.

Sólo el eco de sus pesadas respiraciones se escuchaba por la habitación, más aún cuando el menor acarició la erección contraria por encima de la tela del bóxer conforme repartía pequeños besos por su nuca y la otra mano libre apretaba su abdomen para mantener la cercanía. Jimin torturaba sus propios labios entre sus dientes no queriendo dejarle saber a su amante que con tan sutiles toques se sentía a mil.

Caminaron en sincronía hacia la cama, esta les estaba invitando a hundirse en ella.

No lo dudó, Jeongguk volteó el cuerpo del más pequeño para recostarle de espaldas y él simplemente se dejó guiar, le estaba cediendo el poder, le estaba dejando tomar sus sentidos, su cordura.

Jimin vestía una hermosa camisa blanca con las mangas recogidas hasta sus codos. Los primeros dos botones estaban desprendidos gracias al jugueteo anterior por lo que Jeongguk procedió más fácilmente a quitar los que restaban. Lentamente quitó uno por uno dejando besos en línea recta hasta llegar al último botón.

Sus palmas barrieron la delicada tela dejando a la vista piel pálida y luminosa tal vez por las lociones que el rubio aplicaba para su cuidado o quizá porque ya de por si él había nacido demasiado hermoso.

Sus tetillas erectas y no por el frío que les traía la noche anunciando el tardío amanecer, si no por él, se dió cuenta de aquello cuando llevó su boca hasta una de ellas y halló la parte tibia.

Apretó sus labios alrededor de la piel más oscura donde lamió, succionó, mordisqueó y volvió a juguetear en círculos con su lengua.

Jimin enterraba sus deditos en su pelo oscuro, dedicándose solamente a sentir y nada más.
El menor se encontraba en medio de sus piernas, encorvado mientras seguía en su trabajo y al momento de separarse el rubio si pudo sentir el frío pues la saliva había humedecido toda la zona, aquello no hizo otra cosa que hacerle desear más.

Bajó sus pantalones y bóxer que aún estorbaban para proceder a deshacerse de su propia ropa, su hombría salió liberada de la cárcel de las telas que le apretaban, todo aquello bajo la atenta mirada de Jimin quien estaba apoyado sobre sus antebrazos, devorando con lujuria el cuerpo bien formado del pelinegro mientras este le devolvía una mirada de adoración.

Volvió a caer sobre sus rodillas sobre la cama, esta vez cubriendo al cuerpo más pequeño con el suyo por completo, mentiría si dijera que aquellos labios pomposos no se habían convertido en su obsesión, sentía sed desmesurada de ellos, no podía dejar de saborearlos y morderlos con cautela, no podía dejar de disfrutar los pequeños quejidos que brotaban de ellos.

No podía dejar de admirar a Park Jimin.


Su cadera fue marcando un ritmo al compás de sus labios, ambas hombrías rozandose en el proceso, el rubio fue abriendo más sus piernas dando la señal de que le recibiría con complacencia y Jeongguk ejercía más fuerza, hundiéndose ambos en el colchón.

La danza de sus lenguas no cesó hasta que se sintieron húmedos, sus penes dejando escapar pequeñas gotas nacaradas exigiendo ya su anhelado éxtasis.

Con pulso tembloroso Jeongguk tomó el bote de lubricante del cajón en el mueble al lado de la cama, notando algo nuevo en este.

— ¿Fresa? — leyó la etiqueta en el envase, Jimin sonrió coqueto.

—Los compré para cuando te volviera a ver — cierto era pues aún estaba sellado. —También compré sabor chocolate — el menor le miró con una ceja arqueada.

—El chocolate es mi sabor favorito.

Abrió nuevamente el cajón rebuscando hasta hallar el frasco de interés y sonriendo al percatarse de que realmente contenía aquel sabor.

No perdió más tiempo cuando vertió un poco en sus manos del contenido, frotando entre sus dedos para que el viscoso líquido se calentara y no se le hiciera incómodo sentir frío en su parte más íntima al rubio.

Cada pequeño detalle nunca pasó desapercibido para Jimin, amaba la dedicación con la que se estaba entregando.

Amaba.. no se dió cuenta de lo que su mente dictaba en ese momento.

Dirigió primero un dedo a su entrada palpitante bordeando esta sin ejercer mucha presión.

—Joder sólo entra ya! — pensaba molestarlo un poco pero la realidad era que también se sentía muy llevado así que le complació, hundió muy despacio su dígito sintiendo sus paredes calientes.

Inició el típico movimiento en modo tijeras luego de haber introducido otro dedo, planeando dilatarle por algunos minutos sin embargo sus dedos largos más temprano que tarde tocaron el punto exacto donde Jimin gimió agudo y tuvo que arquear su espalda ante el tirón de placer tan desmedido.

—Tómame ya — sus ojos estaban cerrados, sus párpados apretados.
—N-no aguantaré mucho, no quiero más antesalas Jeon.

Ciertamente con sólo verle en ese estado él también se sentía al límite.

Sacó sus dedos con la misma lentitud que le había estado torturando todo el rato que llevaban allí y se posicionó al medio de sus piernas, ni siquiera le dió tiempo a dar atención a su pene olvidado, Jimin lo quería todo dentro, sentirle hasta el tope.

Encajó la corona de su miembro en la dilatada entrada y empujó, enterrando la desesperación de sentirle y recibiendo suspiros ahogados que prontamente escalaron a jadeos pesados cuando se hundió hasta la empuñadura.

Se quedó algunos segundos estático al sentirle demasiado apretado y no pudo evitar sentirse feliz en sus adentros puesto que Jimin se guardó sólo para él en todo el tiempo que no se vieron.

—Muévete, vamos bebé— habló entrecortado, no podía evitarlo, amaba dar órdenes.

Y Jeongguk amaba seguirlas.


Sus caderas comenzaron con un hermoso dúo de estocadas, hacia atrás y hacia adelante, en círculos mientras restregaba su vientre bajo contra la hombría del mayor, doble estimulación amenazando con llevarle a un precoz orgasmo.

Jeongguk llevó su brazo por debajo del cuello contrario, para que le ocupase como almohada y del mismo modo su cabeza quedara más arriba donde sus oídos se deleitarian con sus gemidos y jadeos.

Escondió su rostro en su nuevo lugar favorito y su otra mano sujetó su muslo izquierdo por debajo para alzarle y tener más acceso a que sus estocadas fueran más profundas.

—Gguk~.. — supo que había encontrado nuevamente su punto dulce cuando su espalda fue abusada con rasguños, los tímpanos de sus oídos vibraban con cada agudo grito que salía de su garganta y no pudo sentirse más afortunado.

Jimin disfrutaba y él era el responsable.

Los movimientos no eran bruscos pero si profundos, se enterraba cada tanto con destreza en el mismo lugar, acelerando de a poco conforme le sentía temblar más y más.

—No te contengas tanto — dijo con voz ronca aún con el rostro escondido en su cuello, sabía que se estaba aguantando.

Jimin tenía años sin acatar órdenes y habrían sido muchos más de no ser porque hizo lo que el pelinegro le pidió.

Se corrió con afición, manchando ambos abdomenes y un quejido cansino.

Jeongguk bajó un poco la velocidad pero no se detuvo, él aún no llegaba al límite.

Apretó la piel bajo sus manos,la que mantenía sujeta de sus muslos cuando sintió su interior apretarle deliciosamente, le sintió palpitar y aquello le puso mucho más.

Besó sus mejillas sonrojadas , moviendo sus caderas más despacio hasta que su agitada respiración se calmara.

Su interior le palpó aún más duro que cuando empezaron, entonces Jimin abrió sus ojos, topándose con aquellos fanales oscuros y brillantes mirando cada gesto y cada facción suya, sus pupilas dilatadas por el placer se movían de un lado a otro, esperando su permiso para seguir.

Y cuando Jimin depositó un pequeño beso en su nariz tras una sonrisa supo que podía encontrar su propia liberación.

Se afincó en sus rodillas para un ligero cambio, llevó hacia atrás sus caderas hasta casi sacar por completo su miembro para volver a entrar hasta el fondo pero sin prisa, tanto así que Jimin pudo sentir cada vena marcada y tembló otra vez cuando volvió a golpear en su próstata.

—M-mierda! ~.. — se encontró empalmado nueva vez, malditamente muy duro.

No hubo tanta paciencia esta ocasión, Jeongguk comenzó a arremeter contra su estrecho interior sin pausas, su rostro estaba justo arriba mirando todas las muecas que hacia encontrando entre muchas sucias algunas de inocencia y aquello le llevó al borde.

Su pelo húmedo por el sudor que resbalaba se apegaba a su frente dándole a su mirada ese toque de misterio pues sus ojos se asomaban a través de la cortina negra que formaban sus hebras.

Las uñas intrusas esta vez se encajaron en sus brazos y no se cohibió más en permitirse disfrutar la sensación de correrse.

—J-jimin ~.. — jadeó exhausto, liberando su semilla en su interior caliente como brazas.

Pero no descansó, no cuando su lindo rubio aún estaba deseoso de más.
Empujó su pene hasta donde ya no pudo llegar, sujetó con su mano el miembro de Jimin, embadurnando este con su propia esencia, la que aún no había secado y comenzó a bombear rápido.

Le vió arquear su espalda y moverse inquieto pero no le soltó, le gustó verle sobre estimulado, apretando con fuerza sus ojos y sus dientes ante la devastadora sensación.

—Jeong... Oh Dios! ~.. — el orgasmo le sorprendió por segunda vez dejándole tendido en la cama sin fuerzas.

El pelinegro descansó su cuerpo sobre el suyo sin aplastarle, le abrazó con sutil delicadeza, depositando besos sonoros sobre sus mejillas, pecho y frente.

No se apartó hasta escuchar sus casi inaudibles sollozos, entonces se exaltó.

—¿Estás bien? — trató de mirarle pero Jimin había llevado sus manos temblorosas a su cara, se asustó más pensando que le había hecho daño.

—¿Jimin? ,di algo por favor, ¿hice algo mal?  ¿te lastimé? — sus pulgares limpiaron las pequeñas gotas salinas que resbalaban por el costado de su rostro rojito.

Apartó de un manotazo sus caricias y se sentó sobre la cama luego de apartarle, Jeongguk le miró sorprendido pero aún preocupado, analizó como pudo su cuerpo pero no encontró ninguna marca que pudiera causarle dolor.

—Estoy bien— contestó dándole la espalda y el chico se sintió cada vez más perdido.

Se puso de pie rápidamente sin importarle su desnudez, le alcanzó antes de que se encerrara tras la puerta del baño.

—N-no entiendo.. ¿Qué pasa? — sus ojitos preocupados hicieron que el rubio soltara una carcajada que no hacia sentido.

—Tú, tú pasas— a él tampoco le importó que el semen ajeno resbalara por sus muslos desnudos. — No estoy acostumbrado a esto Jeongguk, no.. no estoy acostumbrado a... Mierda! .

Tomó su mano antes de que se diera la vuelta, quería entenderle, sólo eso.

—No, no eres tú, soy yo.. — suspiró — ¿Por qué no podías ser simplemente como los demás? ¿por qué eres tan.. tan tú? — cada vez entendía menos, más cuando aún sollazaba bajito.

—¿Quieres que me vaya? — se sintió triste cuando le vió apartar su mirada y la única respuesta fue el sonido del viento al estrellarse contra la ventana.

Caminó cabizbajo hacia su ropa regada en el piso, recogiendo sin ganas su ropa interior para vestirse.


—No, no quiero — la voz se escuchó rota y lejana —No quiero que te vayas.

Detuvo de golpe lo que hacía y una pequeña curva se dibujó en sus labios.

—Tengo demasiadas cosas guardadas Jeongguk, cosas que no espero que entiendas pero.. maldita sea no sé qué estoy haciendo, sólo quédate— le miró desde su sitio sin acercarse, sin creerse lo que estaba escuchando y es que básicamente no imaginó verle débil, expuesto, pidiéndole su compañia.

—Por favor.

Este no era el chico prepotente y con aires de dictador que conoció.

Este era el verdadero.

—Tengo una condición — dijo dudoso, no quería arruinar el pequeño avance.

—¿Pu-puedo tomar una ducha contigo? — estuvo a punto de retractarse, aquella petición si que iba  mucho más allá de las reglas.

Mordió sus labios nervioso cuando no escuchó respuesta nuevamente.

—Y qué esperas, ¿que te cargue y te lleve hasta la ducha? — bien, eso fue un sí.

No pasó nada más por su mente, las putas reglas se fueron al carajo cuando Jeongguk tomó su cuerpo levantándole como recién casados llegando a su destino de luna de miel, logró con aquel detalle sacarle una sonrisa sincera sorprendiéndose a si mismo.

Le acomodó con cada pierna de lado a lado, sujetando sus nalgas para mantenerle firme colgado de su cintura mientras esperaban a que se llenara la tina con tibia agua.

Sus brazos no tan largos se envolvían alrededor de sus anchos hombros mientras Jeongguk le llenaba de besos y aún faltaban dos horas para que el sol saliera.

Tenían ansias de todo menos de dormir.


Dejarse llevar no era tan malo después de todo o ¿si?...



















































нєℓℓσ!!!




Hoy es ya día trece en Corea, nuestros bebés cumplen siete años de trayectoria!! Y no puedo sentirme más orgullosa, celebremos con ellos sus éxitos y démosle apoyo cuando nos necesiten 💕



Porque llegaron a mi vida cuando necesitaba apoyo y ni yo misma me daba cuenta 💜 llegaron en el momento correcto y sé que no fui la única.






💕Denle mucho amor a los bebés siempre 💕












See u soon💜








❄BigBabe_Jeon

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro