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-¿Y si contrato un sicario?.

-No, Jiminie, no puedes hacer eso.

-Claro que puedo, el que tú no quieras que lo haga es otra cosa.

Llevaban media hora en la cama charlando sobre el mismo tema desde que despertaron, a decir verdad, toda la noche. Desde que el menor había aparecido tras su puerta con carita de cachorro regañado, Jimin no había podido deshacerse de su enojo, ni siquiera con los inocentes besos que Jeongguk había repartido por todo su rostro.

Estaba cabreado, él era el único con derecho a marcar su hermosa piel, poseía su total consentimiento (y un contrato con su firma), además de que sus prácticas no eran más que por placer mutuo.

Mucho texto.

Lo que lo tenía al borde de la histeria era saber que el mayor le había confesado su amor y aunque sabía que no era correspondido de alguna manera u otra lograba incomodarlo, porque Jeongguk era dócil, porque era manipulable y se sentía un maldito por admitir que esto último le había sumado bastantes puntos a la hora de convencerle para caer en su juego. Jeongguk era fácil de convencer si se usaban las estrategias correctas y le carcomía imaginar que Yoongi se las conociera todas, llevaba mucha ventaja al ser su amigo por años y su compañero de vivienda.

¡Vivían juntos!

Tan sólo con ese dato le bastaba para fastidiarle por el resto del mes y quizá más.

-¿Veneno en su kimchi?.

-No.

-¿No le gusta el kimchi? , ramen entonces, todos aman el ramen.

Jeongguk estaba descubriendo sus altos dotes de actuación porque estaba totalmente serio cuando quería realmente explotar en carcajadas.

-¡Un accidente de auto!

-Hyung ni siquiera tiene auto, Jimin.

-Entonces le compraré uno.

Las escandalosas y agudas carcajadas del menor resonaron por todo el lugar mientras Jimin mantenía un enorme puchero en sus bonitos y abultados labios, sus brazos cruzados sobre su pecho esperando a que Jeongguk terminara de revolverse en su cama.

Trató de controlarse, su estómago comenzaba a doler y el rubio parecía querer aniquilarlo con su mirada.

-No matarás a Yoongi hyung, punto- pronunció cuando al fin pudo controlar los espasmos.

-Eres un estúpido- le dijo, dándole la espalda cuando volteó su cuerpo sobre la cama. Jeongguk no esperó ni medio segundo para abrazarle con sus brazos en el lugar donde estos encajaban a la perfección, la cintura de Jimin podría fácilmente convertirse en las curvas más peligrosas existentes, porque podría morir en ellas con tan sólo el más mínimo roce.

-Lo soy.. - susurró en su oído, chupando en su boca los aretes de plata que adornaban su oreja.
-Pero tú lo eres más simplemente porque no admites que estás celoso- Jimin se tensó, quedándose rígido en sus brazos.

-¿Qué te pasa, mocoso?, estás demasiado descarado.

Pero no dijo aquello con algún atisbo de enojo, era la verdad, en los días que habían pasado juntos había descubierto que cuando el menor tomaba confianza era un caso particular, seguía siendo tímido, seguía siendo torpe de cuando en vez pero joder que cuando tomaba el papel de desvergonzado le quedaba de maravilla.

Jeongguk sonrió, llevando sus labios hasta su cuello, sus manos grandes bajando de su cintura hasta acariciar sus hoyuelos de Venus, Jimin se relajó bajo su tacto.

-¿No te gusto así? - cuestionó, nuevamente en su oído, su voz más airosa y lo hizo a propósito porque podía sentir como el mayor se destensaba, amaba sentir como sus músculos se suavisaban, era tan sensible aunque luchara por ocultarlo.

-Me gusta - murmuró con ojitos cerrados pues Jeongguk lentamente caminó dos dedos por su piel hasta llegar a su pelvis, rodeando su intimidad endurecida sin llegar a tocar de lleno allí y aquello comenzaba a torturarlo.
-Me gustas más de lo que deberías.

Si tal vez hubiese estado de frente hacía él habría captado la sorpresa en su rostro que prontamente se desvaneció para dejar una pequeña sonrisa victoriosa, e ilusionado, se inclinó y llevó sus labios hasta los ajenos para morir en ellos con un beso lento, liberando los suspiros que habían ambos contenido.

Jeongguk amagó con envolver su mano en la hombría del rubio pero no pudo llevar a cabo su cometido cuando el timbre resonó al mismo tiempo en que golpes en la puerta se escuchaban, como si alguien llamara con desesperación.

Jimin habría ignorado y habría proseguido con su rutina caliente de la mañana con su bonito pelinegro de no ser porque quien fuera que estaba detrás de la puerta parecía querer derribarla, por lo que ambos chicos se pusieron de inmediato en alerta, colocándose lo primero que encontraron y saliendo de la habitación uno frente al otro.

Los fuertes golpeteos sobre la elegante puerta no se detuvieron hasta que Jimin se paró detrás de esta y sujetó el pomo, dudando en si atender o no pero quizá si era alguna emergencia y no atendía...

Pero y si era alguien indeseado a quien no quisiera ver...

Jeongguk detrás de él colocó su mano sobre la suya y ambos giraron la manilla al mismo tiempo sin saber que esperarse.

Hasta que...

-Jimin, maldito muerde almohadas por qué no.. ¡Oh!, oh.. si que eres más guapo en persona Jeonggukie.

Seokjin dijo luego de dirigir su vista hasta el pelinegro de ojos grandes al lado de su primo, quien lo miraba curioso.

-Estaban teniendo sexo, ¿verdad? - pero aún así entró al departamento apartando a sus dos menores y dirigiéndose a la cocina para abrir el refrigerador.
-No compraste el pudín de chocolate que me gusta- chistó, con medio cuerpo metido dentro del congelador, rebuscando algo para saciar su goloso niño interior.

-¿No puedes siquiera avisar que vendrás? - preguntó Jimin luego de romper su propio récord al rodar los ojos quince veces un tan solo un minuto.

Por suerte ambos se encontraban decentemente vestidos para estar recién levantados.

-Fesfe fuando fenguo fe hazer esho.

-¡Traga antes de hablar!

-Igual entendiste, ridículo- prosiguió a tomar asiento en el diván con una funda de papas en sus manos que halló en la despensa.

Jimin rodó los ojos por milésima vez antes de ir a la cocina para preparar algo de café y el infaltable chocolate caliente de Jeongguk.

Ambos menores se giraron cuando escucharon un jadeo y sus ojos miraron hacia donde estaba el mayor.

-Este mueble lo tenías en el otro departamento antes, ¿por qué está aquí? - Jimin se encogió de hombros con una sonrisa que Seokjin conocía bastante bien.
-Iugh, no me imagino cuánta descendencia de ustedes dos habrá tirada aquí- con gesto fingido de asco se puso de pie para tomar asiento en uno de los sillones, su cara rara haciendo sonreír al menor de los tres.

Jeongguk dió un paso para ir a la cocina y ayudar al rubio cuando fue interrumpido, Jimin sonriendo luego de escuchar aquello.

-Ven aquí, ojitos de Bambi, charlemos mientras cabeza de peluche prepara algo porque tengo hambre.

-¡No me digas así! - chilló Jimin desde la cocina.

-Es tierno - se escuchó la suave voz de Jeongguk quien se dirigía hacia el asiento al lado del mayor y luego de eso no se escucharon más quejas.

Ninguno de los dos vió el sonrojo en las mejillas del rubio.

-¿Cómo te trata el gruñón?, es insoportable al principio pero cuando aprendes a conocerlo es un amor- le dijo muy bajito, solo para que escucharan ellos dos y Jeongguk se percató de que sus labios eran igual de abultados que los de Jimin, se sintió feliz porque a simple vista se veía buen chico y su amigo Namjoon merecía lo mejor.

-Va mejorando - le dijo igual de bajito, con una sonrisa tímida pues nunca fue bueno entablando conversación con extraños aunque no se negó esta vez a relajarse, Seokjin era novio de Namjoon osea que era de confianza.

Y también era primo de Jimin. También confiaba en él, si, aunque no debería.

--Sé que eres un buen chico, demasiado según me ha contado Joonie - Jeongguk sonrió tras escuchar el apodo cariñoso que usó el mayor.
-Jimin es una bolita de arroz por más que quiera demostrar lo que no es, amaría que tu pudieras ayudarle a olvidar su pasado, sería felíz él y sin dudarlo yo también.

Jeongguk frunció el ceño no sabiendo exactamente porque le decía aquello.

-No ha vuelto a fumar hace algunas semanas, no lo he visto volver a mi departamento a dormir conmigo porque se siente sólo y estoy más que seguro que tu tienes que ver en eso- se confundió un poco más.
-Es vulnerable, sólo tenle paciencia.

-¿P-por qué me dices todo esto? - se atrevió a preguntar, quizá no sabía de todo lo que había detrás pensó, pero rápidamente el mayor le dejó boquiabierto.

-Jimin nunca ha dejado a ninguno de sus "compañeros"..- hizo comillas con sus dedos en la última palabra - .. dormir en su cama más de dos veces y las ocasiones en las que lo hizo fue cuando hicieron alguna práctica algo fuerte, sin embargo a ti ..- sonrió- .. estoy seguro que aspira tu perfume cada mañana cuando no estás y no manda a la lavandería las ropas de cama hasta que no vuelves junto a él, eres el indicado.

-¿Qué tanto chisme hacen ustedes dos? - ninguno se dió cuenta de cuando el rubio llegó con una bandeja con café, dos tazas de chocolate y dos paquetitos de galletas.

-Te seguiré contando después- el mayor guiñó en dirección hacia el pelinegro y Jimin frunció las cejas captando el gesto.

-No creas nada de lo que te diga, él sabe todo de mi así que estoy en desventaja - dijo el rubio mientras acomodaba la mesa pequeña de centro y Seokjin aprovechó aquello para volver a guiñar un ojo al menor porque sin saberlo, Jimin había afirmado todo lo que el mayor había dicho.

Jeongguk escondió su inmensa sonrisa tras la taza que le pasó Jimin y luego de allí sólo hubo un corto silencio donde ambos chicos se miraban cómplices y el rubio en el medio de los dos alternaba su mirada curiosa entre uno y otro. Ya averiguaría más tarde.

-¿Por qué vienes a buscar comida a mi casa?, eres rico, compra la tuya propia- el rubio rompió el silencio.

-Tengo, pero me gusta molestarte - sacó su lengua cual infante travieso y Jimin rió bajito.

-No me molestas hyung, pero si interrumpiste mi ronda de sexo matutino - Jeongguk se ahogó con el chocolate.

-¿Y por eso te enojaste y golpeaste al niño? - señaló el ojito hinchado de Jeongguk y este negó rápidamente.

-Esto no fue Jimin, es una larga historia.

-Ummh.. -asintió Seokjin, sacando su celular del bolsillo delantero de su pantalón y poniéndolo en manos de Jeongguk, este no entendiendo.

-Anota tu número y te agendaré, ya somos amigos y además me gusta el chisme, niño, te aseguro que no le contaré a nadie.

-Deja de acosarlo.

-Tu casi lo violas el primer día y míralo, no te demandó así que ¡sshhh!


Entre chistes raros y carcajadas escandalosas la mañana había transcurrido rápido y armoniosa. Seokjin había partido antes de la comida del medio día porque almorzaria con Namjoon, así que nuevamente se hallaban solos.

-Mañana es mi primer día, debo..

-Iremos a buscar tu ropa más tarde- Jimin le interrumpió, hablando antes de llevar el tenedor con pasta a su boca, odiaba comer esta con palillos, se le hacía difícil.

Jeongguk dejó lo que estaba haciendo y le miró por algunos minutos hasta que el otro lo percibió y le miró a los ojos.

-Me encanta estar contigo, en verdad lo hago, pero en algún momento esto pasará o te cansarás de mi - dijo con pesar - Deberé volver a casa y me harás mucha falta, no puedo.. no podemos ahora estar tan unidos, aunque lo que más me gusta es estar siempre a tu lado.

Jimin apartó el plato, el apetito perdiéndolo de un instante a otro.

-¿Y no es esto lo que querías?, ¿que te diera la oportunidad de estar junto a mi y vivir el momento mientras durara?, ¿tan rápido te arrepentiste? - su tono subió, sintiendo el enojo emerger.

-No es eso Minie..

-¡Entonces qué! - volvió a interrumpirle.

El menor mordía sus labios, mirando de frente las facciones endurecidas de Jimin, decidió que el momento no era adecuado para seguir la conversación.

Se puso se pie lentamente, dudando pero no desistiendo, rodeó la meseta de la cocina y llegando hasta a él para abrazarle por la espalda, aferrándose allí y hundiendo el rostro en la curva de su cuello.

-Tienes razón - murmuró suave - Soy afortunado, me has dado lo que quizá muchos han querido, Perdón.

Jimin suspiró casi ahogándose en el proceso pues por algún motivo le enfureció pensar que Jeongguk sólo tuvo un capricho y le pediría que se alejaran, pero no fue así, el muchacho temblaba poco mientras se sujetaba a su cintura y espalda así que no, no podía ser eso, había algo más pero reclamarle sintiéndose enojado no daría algún resultado positivo.

-Está bien - palmeó con suavidad su cabeza que aún mantenía escondida.
-Si no quieres, esta bien- repitió pero sintió al otro negar.

-Me llevarás a buscar mis cosas y.. s-si quieres dormiré contigo esta noche también.

Su voz sonaba lejana gracias a que sus labios se mantenían unidos a sus clavículas, en ningún instante sacó el rostro de su escondite y Jimin tuvo que sonreír.

¿Cómo enojarse con un ángel?

-Si quiero y ya suéltame o harás que la comida que ingerí se regrese - sonrieron, Jeongguk dejó un beso donde sus labios habían estado más temprano aquella mañana y se separó para volver a su lugar.

Terminaron de comer y el menor se ofreció a lavar los platos, Jimin le miraba desde el marco de la puerta y juraba que jamás se había sentido como en casa desde hacía muchos, muchos años.

Más tarde cuando pasaron a recoger la ropa y cosas personales que el pelinegro necesitaría este invitó a Jimin a entrar pues el departamento estaba sólo, suponía que Yoongi estaba en el trabajo por lo que no vió inconvenientes en mostrarle su pequeño espacio.

No había mucho que mostrar pero el lugar era acogedor, todo organizado en su lugar correspondiente y Jimin sintió envidia de Jeongguk y de Yoongi  aunque no le conociera, a él le daba pereza incluso lavar un solo vaso, ser doméstico no se invitó para los Park.

Cuando Jeongguk le mostró su habitación no pudo evitar tirarse en la cama de espaldas y allí permaneció hasta que el chico recolectara lo que necesitaría en su primer día de trabajo. Jimin pudo sentir la fragancia favorita del menor en su almohada y quiso dormir ahí aunque fuese pequeña la cama y el colchón fuese más duro que el que tenía en casa.

Quizás donde quiera que estuviese Jeongguk era su nueva casa, y mientras tuviera aquellos brazos fuertes rodeando su cuerpo siempre tendría un lugar cómodo para dormir.

Media hora más tarde ya estaban camino hacia el departamento del mayor, Jeongguk conduciendo y bendita sea la hora en la que se le ocurrió la idea porque el menor se veía demasiado sexy al volante del Lamborghini, Jimin nunca imaginó que fuese de los que les gustara la velocidad y adrenalina. Habían muchas cosas por conocer de él y se permitiría el tiempo de descubrirlas, era un hecho.

Esa noche, no hicieron más que hablar cualquier tontería que les llegara a la mente hasta que Jeongguk fue quien cayó rendido primero a los brazos de Morfeo, Jimin lo arrulló cuando se acurrucó en su pecho y por un largo rato acarició su pelo azabache que se desparramaba sobre su rostro, así se mantuvo hasta que el sueño le envolvió y durmió también, cálido, relajado y sintiéndose seguro.















































-Relájate muchacho, son chicos al igual que tú, se llevarán bien y se entenderán.

-Eso sonó raro, papá.

-Me refiero a que son jóvenes y.. Jimin no empieces - dijo el señor Park al ver la sonrisa en el rostro de su hijo.
-Lleva a Jeongguk al salón en la cuarta planta, los nuevos chicos ya aguardan, buena suerte muchacho- esto último iba para el pelinegro quien se mantenía nervioso pero reverenció al señor antes de verlo marchar.

-Bien, vamos- Jimin emprendió camino adelante para guiarle.
-Debo cerciorarme de que ninguno se pase de la raya contigo.

-Ajá - dijo en tono de burla, sabiendo cual era el verdadero significado de sus palabras.

-Sólo por eso te ganaste un castigo, bebé.

-¿Qué? - se detuvo a medio camino.  -Pero si no hice nada, ni siquiera respiré, Jimin-ah.. - el otro rió al escuchar su pequeño berrinche.

Decir que le encantaba lo que veía era atenuar, los chicos a pesar de ser principiantes eran muy buenos y dedicados, cada uno esforzándose por sobre salir y posicionarse entre los mejores.

No fue tan difícil después de todo, le tocó un grupo obediente y por ser un grupo pequeño y él alguien sin experiencia, las rutinas no serían muy exhaustivas, sólo hasta que fueran tomando forma y adaptándose.

El día había concluido y Jeongguk no podía borrar una sonrisa de su rostro a pesar de estar cansado, los chicos le habían agradecido e incluso algunos tomando confianza llamándole <<hyung>> fue raro pero no le disgustó, se sintió orgulloso de ellos por ser talentosos y se sintió orgulloso de si mismo.

Empacó sus cosas y se dirigió a las duchas luego de que sus aprendices partieran, se encontraba sudado así que se daría un rápido baño antes de reunirse con Jimin quien suponía estaba en alguna de las oficinas pero no le vió en los pasillos ni contestó sus mensajes. Le restó importancia, no se adentraría más a las zonas que no conocía para no perderse de nuevo.

El lugar era inmenso.

Se sorprendió al encontrar las duchas vacías pero se alegro, le gustaba su privacidad.

Tiró sobre el lavabo la mochila donde tenía ropa limpia y se adentró a la ducha. Quitó su ropa sudada y se metió rápidamente bajo el potente caño del grifo de agua fría, su cuerpo de inmediato relajándose.

Luego de haber mojado su pelo y sacar junto al agua el sudor que recorría su piel fue cuando recordó que había dejado su jabón personal y shampoo en la mochila por lo que cerró el grifo y abrió la puerta pues estaba tan apurado que también olvidó su toalla, estas cosas siempre pasaban, ninguna novedad.

Buscó entre sus cosas hasta encontrar lo necesario y volvió a la ducha, refregando el jabón sobre cada rincón de su cuerpo para eliminar cualquier rastro de impureza. Su pelo cubría sus ojos gracias al peso que le sumaba el agua que goteaba.

Era una rutina a la que se había acostumbrado hace mucho tiempo, su concepto de ducha rápida consistía en tardar al rededor de veinte minutos. Esa ocasión sin duda sería una que nunca olvidaría, porque casi se rompió el culo cuando resbaló al sentir una mano brindarle una nalgada.

-Tengo envidia hasta de una maldita barra de jabón - Jimin mordía sus labios mientras observaba sin pudor el cuerpo desnudo frente a él.

-Jimin por los dioses, no vuelvas a hacer eso, me matarás de un susto.

Rió.

-¿Tampoco hago esto? - se acercó a él con sonrisa coqueta, devorando sus labios sin importarle que mojara su propia ropa en el proceso.

Jeongguk jadeó cuando el mayor no perdió tiempo en sujetar su hombría y estimular, esta despertando ante su toque sin aviso.

-Aquí no, p-pueden vernos- respondió apenas, pero vaya hipocresía, no estaba haciendo el más mínimo gesto de separarse.

-Puse seguro a la puerta, pero no podemos tardar.

Jimin sacó su miembro ya duro de sus pantalones y frotó la punta de este con la ajena, esparciendo el líquido seminal de ambos, provocando temblores en los dos cuerpos.

-Dame tu mano- Jeongguk lo hizo, observando como el rubio guiaba las dos juntas hacia sus penes erectos comenzando un vaivén sin delicadeza alguna.

Maldijo bajo, llevando su mano libre a la nuca del menor para atraerlo y volver a retomar el beso desenfrenado.

Jeongguk le buscó también oficio a su mano libre guiandola a las nalgas de Jimin, apretando y atrayendo más cerca sus cuerpos juntos. Uno de sus dedos curiosos tanteó su entrada, acariciando con lentitud los bordes mientras sentía su otra mano adormecerse por los bruscos movimientos.

No pasó mucho para sentir como Jimin temblaba de a poco, escuchándole soltar pequeños gemidos y supo que estaba cerca, muy cerca, así que sin dudarlo insertó su falange en el orificio húmedo y caliente, ganándose un gemido más agudo y no pasaron dos minutos cuando sintió su mano ser llenada con viscosa esencia.

Respiró profundo, tratando de calmarse cuando se separó de sus labios, él se corrió pero Jeongguk aún no.

Cayó de rodillas entre sus piernas, levantando la vista, sus ojos brillantes le observaban desde abajo y Jeongguk sintió desfallecer, más aún cuando su miembro sensible fue comido casi por completo, casi, porque por más que se esforzara Jimin no podía abarcar con su boca toda su extensión.

Estaba muy bien dotado y eso era premio doble para el rubio.

Succionó la punta con los labios apretados, creando mayor presión y Jeongguk jadeó echando hacia atrás su cabeza. Con una mano masturbó lo que no podía meter a su boca y con la otra masajeó sus testículos, la combinación fue brutal si le sumaba el hecho de que estaba al borde por el doble handjob de minutos antes.

-Uhm, J-jimin ~... - no supo por qué aquel gemido de liberación había sonado tan suave y devastador al mismo tiempo.

Lo que si sabía era que desde su posición tenía una vista maravillosa, las venas marcadas en su cuello ancho, sus músculos resaltando y las gotas de agua aún recorriendo su pecho.

Era esa obra de arte que nunca se cansaría de admirar.

Tragó su esencia, el toque salado en esta haciéndole saborear de más y no pudo evitar darle un beso blanco, sucio, en el que el propio Jeongguk pudo saborearse así mismo y tragar sus propios fluidos.

-Me gusta más tu sabor- sonrió bonito, como si aquello que había dicho no había sido igual de pervertido que el anterior beso y Jimin sonrió, porque no tuvo que hacer mucho para mal influenciarle, Jeongguk era una cajita de sorpresas.

-Te espero afuera, debo cambiarme - le sonrió también y antes de salir para que terminara de ducharse le propinó otra sonora nalgada.

Jimin no sabía el desastre que era hasta mirarse al espejo, se limpió allí y metió su ropa mojada a la mochila del pelinegro no sin antes sacar la ropa limpia.

Tomó una camiseta extra que el menor siempre llevaba y bueno, le quedaba enorme pero lo importante era salir de ahí seco, tenía hambre y se le antojaba otra corrida así que irían directo a la cama luego de comer.

-Te ves tierno- con una sonrisa le había dicho Jeongguk y últimamente Jimin sonreía como un idiota por absolutamente todo.

-¿Por qué siempre haces eso? - preguntó mientras terminaba de arreglarse.
-Decirme algo bonito cada que tienes oportunidad- le dijo cuando vió como arqueaba una ceja.

No escuchó respuesta más que un suspiro tembloroso y cuando volvió su vista hacia él le vió cabizbajo. Sabía que algo pasaba pero no entendía por qué se reprimía en decirlo.

-¿Bebé? - se acercó a él, sorprendiéndose cuando se dió cuenta de que estaba más nervioso de lo que nunca estuvo y se preocupó.
-Dime que pasa - Jeongguk dió otra pesada respiración, buscando valor de donde no tenía y cuando sus bonitos ojos redondos y grandes se conectaron a los suyos Jimin entendió incluso antes de que pronunciara las palabras que le dejaron mareado.

-Y-yo.. Jimin, no pude evitarlo, por más que traté, perdón.

Internamente le gritó que se detuviera, que no lo hiciera, que no dijera algo más pero cuando quiso gesticular y decir sus palabras ya era tarde.

-Me enamoré de ti.

















Actuemos sorprendidos todos😱








Les tenía en abstinencia de lemon 😂 les dejo sólo un poquito para que no se pierda la costumbre ❤












💕Denle mucho amor a los bebés siempre💕




















See u soon 💜











❄BigBabe_Jeon

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