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-Me enamoré de tí...






La cruda corriente del silencio era lo único que les apretaba el pecho a los únicos dos cuerpos en aquel cuarto de baño.

No sé había escuchado algo más luego de aquellas palabras que le costó decir y que habían salido con sinceridad de lo más profundo de su alma, arriesgándose al vacío, sabiendo que quizá no traerían buenas consecuencias pero con la esperanza de que tan siquiera fuesen tomadas en cuenta.

Jeongguk podía sentir como su corazón latía salvaje dentro de su pecho y podría haber jurado que sentía como golpeaba casi rompiendo sus huesos, anhelando salir para posarse sobre su mano y extenderlo hacia el chico a quien acababa de confesar su amor.

Un amor inválido, un amor sin lógica, un amor sin fundamentos, un amor rebelde por haber roto tan sencillas reglas.

Un amor no correspondido.

Sintió debilitarse en el momento exacto cuando aquellos hermosos ojos color ámbar habían apartado su mirada de la suya. Sus labios se apretaron sin soltar palabras y, no es como si supiera que responderle, no es como si el otro esperara una respuesta tampoco.

Jeongguk se habría conformado con un silencio cómodo, uno donde le dejara abrazarle sin emitir palabra alguna, sabía de ante mano que quizás nunca recibiría una muestra de sentimiento mutuo, con que le dejara estar era más que suficiente.

-Di algo, porfavor.

Fue un ruego en el que no obtuvo respuesta inmediata. Jimin parecía haber entrado en trance cuando su vista se fijó en el espejo de en frente y se perdió en si mismo, buscando dentro de si algo que pudiera decirle, pero no lo encontraba.

Jeongguk capturó el preciso instante donde su mirada se volvió dura, donde sus gestos suaves se apretaron y sus facciones ya no lucían tan delicadas, como si su álter ego hubiese tomado el control, ese que no sentía empatía, remordimiento, dolor por nadie. El Jimin que había conocido en las últimas semanas ya no estaba allí y aquello le dolió, porque en cuestión de minutos había echado a la ruina lo mucho que había logrado.

-Eres estúpido, lo sabía, pero no a tal nivel - el menor dió un paso atrás cuando Jimin le encaró con la voz llena de rabia, quizá odio, no logró descifrarlo en ese momento.

Jeongguk bajó su mirada hasta sus pies, no siendo lo suficientemente valiente para sostener la ajena y eso era patético porque encontró fuerzas para decirle lo que sentía y que rápido la había perdido.

-¿Por qué? - le preguntó Jimin, dándose cuenta del gesto apenado del pelinegro, trató de controlar sus instintos porque no lograba entender por qué carajos se le oprimia el pecho al verle de aquella manera. Amaba verle sumiso, verle doblegado ante él pero no sintió aquello al volver a conectar sus miradas, se golpeó mentalmente y se reprendió porque aunque no lo quisiera admitir, le descolocó en demasía su confesión.

-Porque me mostraste lo que realmente eres, porque eres dulce y adorable, porque no eres el chico sin sentimientos que quieres demostrarles a todos - habló con su vista fija a su pecho, no queriendo acobardarse si aquellos ocelos volvían a mirarle con ira. Aún así, ya no importaba nada, ya lo había dicho y lo más probable era que luego de aquello se distanciaran y no volvieran a verse jamás, entonces ¿por qué callar?

-Amé cada despertar a tu lado en las pocas mañanas que me diste el privilegio de hacerlo, amé besar tu cuello en las noches de fuerte lluvia  donde te removias asustado cada que un escandaloso trueno rompía tu sueño, me enamoré de cada poro de tu piel en el que pude hundirme con un beso.. - y esta vez fue Jimin quien debió bajar la cabeza, sus palabras eran tímidas pero sin titubeos, era su alma quien hablaba, porque Jeongguk sabía que su cordura le obligaría a quedarse en silencio y tal vez si la hubiese escuchado desde el principio no habría abierto la boca cuando no debió.

-Estás hablando sin sentido, nadie puede enamorarse tan rápido.

-Entonces llámame estúpido las veces que quieras, porque yo si lo hice.

Jimin sonrió con sarcasmo, a punto de salir de aquel lugar que comenzaba a asfixiarle y dejarle sólo hasta que recobrara la conciencia, pero todo pensamiento fue anulado cuando su brazo fue tomado con sutileza y odiaba aquello, lo odiaba porque él siempre le trataba con tanta adoración incluso en un simple roce.

-No he terminado aún- sus ojitos grandes por fin se enfocaron en los suyos, le estaba dando permiso para que se adentrara en ellos y de alguna forma irreal se asegurara de que sus palabras eran reales, de que sus sentimientos no eran ficticios.
-Me enamoré incluso de tu manera ruda de tratarme, tu forma de besarme tan destructora porque sé que incluso eso es parte de ti, me gusta mirar las marcas que dejas en mi cuerpo, me siento orgulloso al portarlas porque sé que aunque no soy el único quien las ha tenido,si soy el único quien ha tenido el privilegio de devolvertelas y no, no lo he hecho, nunca te he marcado ni querré hacerlo porque yo no quiero ser uno más de los que quieran tomar sólo tu cuerpo, quiero ser ese que pueda mostrarte que una caricia puede calar más profundo que una herida de cuerdas, te lo dije aquella vez, quiero amarte a mi manera, quiero ser la excepción entre todos tus iguales, así, estúpido como soy, porque soy el único con quien puedes ser el verdadero tú y no arrepentirte en el proceso.

Jimin apretó sus labios, no supo de ninguna reacción en su cuerpo hasta que sintió húmeda una de sus mejillas, entonces no quiso siquiera apresurarse en limpiarla porque simplemente estaba petrificado. Lo estuvo por un rato más hasta que sus dos manos fueron acogidas en aquellas dos grandes y suspiró cansino.

-Déjame ayudarte a sanar tu pasado, déjame intentarlo.. - suplicó con sus ojos inundados en lágrimas pero sin dejarlas caer, con miedo de no volver a ver aquella hermosa sonrisa que a todos les ocultaba.
-Nunca te lastimaria, te lo he demostrado..-suspiró antes de lamer sus labios resecos.

-No soy un puto experimento, Jeon.

-Lo sé, eres una persona que merece ser feliz - le atrajo más, posando sus manos en las curvas de su pequeña cintura, mirándole desde arriba.
-No te pido que te cases conmigo, sé que yo no tendría algo que ofrecerte y tampoco lo necesitas, materialmente hablando lo tienes todo, pero eso no es suficiente en la vida si con ello no te sientes realmente bien.

Jimin soltó una carcajada triste porque jodidamente era cierto,muchas veces se ahogó en su mísera, sólo, y no ayudó en absolutamente nada que el alcohol con el que se embriagara fuera el más caro, que pagara miles sólo por una maldita cajetilla de cigarrillos, nunca sirvió de nada tener dos apartamentos de lujo, autos ridículamente caros, millones en el banco o que sus padres se limpiaran el culo con laminas de oro si así lo quisieran, el se seguía sintiendo igual de infeliz.

-Sólo quiero mostrarte que no todo en la vida es una mierda, que puedes confiar. Quiero ayudarte a recuperar todo lo que perdiste y luego de eso, me iré, si así lo quieres lo haré.

Miraba ancioso su rostro, esperando alguna afirmación, hasta que el sonido de la puerta les interrumpió.

-Abriré la puerta, quien quiera que esté encerrado aquí - el sonido de una voz grave se escuchó fuerte.

Jimin rodó los ojos deshaciéndose del agarre de los brazos ajenos, se dirigió hasta la puerta para quitar el seguro.

-Si no quieres ser despedido ya mismo será mejor que controles tu tono.

-Oh, joven Park, disculpe usted mi osadía, no sabía..

Pero no lo dejó terminar, salió de allí a paso apresurado y si el conserje no se hubiera echado a un lado rápido quizá le hubiese tumbado al piso.

El hombre de unos cuarenta y pico años miró dentro del lugar, hallándose con la mirada perdida del chico pelinegro. Se adentró, pues debía limpiar pero no pudo evitar distraerse ante los hombros decaidos y los ojos acuosos del muchacho quien terminaba de recoger sus cosas para partir.

-La clave es la paciencia, niño - le dijo, Jeongguk alzó la mirada y el hombre le sonrió, le asintió de vuelta no entendiendo del todo lo que quiso decir y salió de allí a paso lento, suspirando.

Salió por la gran puerta principal, obviamente Jimin no le esperaría en el estacionamiento o eso supuso, confirmandolo cuando se paró en la acera para pedir un taxi y vió el auto del rubio salir a toda velocidad por su frente rechinando las gomas y él sólo pudo mirarle hasta que se perdió entre los demás autos sobre la carretera.

Hizo señas al primer taxi que vió, dándole la dirección de su departamento y lamentándose porque algunas de sus cosas personales se hallaban en el departamento de Jimin.

Estaba cansado por el largo día, decaído por lo sucedido y realmente no quería llegar a casa, no se sentía listo aún para enfrentar a Yoongi.

Vaya día.

Abrió la puerta de su departamento, por suerte siempre tenía las llaves consigo. No se percató de la presencia en el interior del lugar hasta que subió su rostro y vió a Yoongi allí, sentado en medio de la sala con el televisor encendido.

-Hola.

No sabía cómo dirigirse hacia él o si le recibiría de manera cortante, eso sería lo más lógico. Sin embargo el mayor le invitó a tomar asiento a su lado, lo cual hizo con suma lentitud, no se sentía de humor para otro choque.

-Quiero disculparme contigo, actúe como animal.. bueno, no, eso sería una ofensa para ellos - Jeongguk trató de sonreír aunque lo único que salió fue una mueca rara.

-Está bien, hyung.

Le notaba decaído, suponía lo que ocurría pero no quiso meter nuevamente sus narices en su vida personal, hacerlo le había generado muchos problemas que no quería volver a repetir.

-Estuve pensando..- dijo el mayor, despacio, dudando un poco (mucho) en si era el momento adecuado para plantearle su decisión.
-No podemos seguir viviendo juntos.

Pensó demasiado en ello, llegando a la conclusión de que lo más sano para ambos sería apartarse definitivamente y sabía que era inmaduro aquello, pero era más fácil no verle más a tener que convivir a su lado viéndole feliz con otras personas o siendo su paño de lágrimas cuando algo no le funcionaba.

Jeongguk guardó silencio por algunos minutos. Era increíble la manera en que cierta persona se habia instalado en sus sistemas porque no lograba concentrarse del todo en lo que su amigo decía.

-¿Ya no seremos amigos? - preguntó con voz baja, jugando con el borde de su camisa y Yoongi quiso correr a abrazarlo.

Se había enfocado más en calmar sus ansias de quererlo sólo para él que en cualquier otra cosa, ni siquiera pensó en la bonita amistad que juntos mantuvieron por años.

-Está bien, dame por favor algunos días mientras busco un lugar.

Yoongi no había dicho algo porque no sabía como responder y Jeongguk había roto el silencio, suponiendo que él era quien debía marchar pues cuando se conocieron el mayor ya vivía allí.

El menor de ellos caminó perezoso hasta su habitación, preguntándose cómo era que todo había cambiado tan absurdamente rápido.

-Nochu.. - no se había percatado de que Yoongi le había casi pisado los talones.
-Yo.. no quiero dejar de ser cercano a ti, es sólo que, ya sabes.

Si, lo sabía pero ninguno de los dos podrían cambiar nada ya.

Sonrió un poco cuando vió su piel más pálida de lo normal teñirse de un bonito color durazno. Por escasos instantes le miró sin vergüenza, cuestionándose el por qué no pudo enamorarse de él. Yoongi era exageradamente guapo, independiente, talentoso en cada mínima cosa que hacía, tenía sus momentos de idiotez como todo mundo pero era una persona madura, no cualquiera salía de casa a temprana edad hacia una ciudad distinta a la suya para trabajar y buscar mejores oportunidades.

-¿Qué pasa? - era la primera vez que le miraba de esa manera, se sintió intimidado.

-Yo soy quien debe pedirte disculpas, Yoonie hyung.

-¿Por qué?

-Nunca respeté tus sentimientos, no me di cuenta de ellos y cuando lo hice, simplemente no hice algo- suspiró -Eres un chico maravilloso, no mereces a alguien que no sepa apreciarlo.

Se dejó caer en la cama de espaldas cuando por fin le dejó de mirar, sus pies aún tocaban el suelo, sus ojos los había cerrado porque comenzaban a dolerle y no sabía exactamente por qué.

Yoongi le conocía tanto, cada pequeño gesto suyo lograba descifrarlo.

-¿Está todo bien? - se sentó junto a él en la cama, no lo pensó mucho para acariciar su pelo como solía hacerlo cada vez que sabía que le necesitaba.

Jeongguk colocó su cabeza sobre sus muslos para más cercanía, siempre lo hacía con sus amigos pero para Yoongi no era algo fácil de llevar.

-No me apartes, sólo un ratito - le dijo el menor pues sintió como el cuerpo contrario se erizó al contacto. Fue un acto egoísta, lo sabía pero se sentía vulnerable y en momentos así nadie más le entendía.

Yoongi se mantuvo en silencio, acariciando ahora con ambas manos sus hebras finas y despeinadas, viéndole desde arriba mientras él mantenía sus ojos cerrados. Se atrevió a rozar el pómulo que aún mantenía un tono violeta claro pues ya las huellas del golpe empezaban a borrarse, acarició con sutileza hasta subir a su ceja y delinear esta. No obtuvo queja, así que se aprovechó un poco del momento para rozar su suave piel.

-¿Qué viste en mi? - Yoongi se sobresaltó un poco pues le veía tan relajado que pensó que dormitaba.
-¿Qué fue lo que te hizo fijarte en mi?

-¿Quién no se fijaría en tí, Jeon?, es la pregunta correcta.

Yoongi conocía de sus muchos complejos mas nunca logró entenderlos.

-Eres demasiado guapo, Jeongguk- continuó, agradeciendo que el chico mantuviera los ojos cerrados y no pudiera verle, de esa manera tendría valor para hablar.
-Pero tu físico sólo es la carátula, cuando fui conociéndote me pareciste tan irreal que cada día me preguntaba si realmente existias o eras producto de mis sueños. Eres buena persona, eres inteligente, apasionado, competitivo, te desvives porque las cosas te salgan perfectas así sea algo sin mucha importancia, eres atento, eres tímido, eres pervertido cuando quieres, eres educado, aún cuando te provocaba nunca me faltaste, eres detallista, sin mencionar que tienes mil talentos, ¡joder!, eres el prototipo de hombre perfecto.

Sonrió abobado pues las caricias en el pelo siempre le adormecian.
-Si es así, ¿por qué no puedo manejar bien mis sentimientos?

Hubo silencio, uno no incómodo pero si uno en el que Yoongi sintió un apretujon en el pecho, porque aquello no había sido una pregunta, si no una confesión disfrazada.

-Aún tienes demasiadas cosas por aprender, llegará el momento indicado para cada una de ellas - y no recibió respuesta hasta que luego de un rato sintió su respiración suave.

Le dejó dormir sobre la almohada, supuso que estaba cansado pues temprano le había avisado en un mensaje que era su primer día de trabajo, se sintió mal al no responderle pero si lo hacía sus defensas volverían a irse al piso.

Luego de pensarlo un tanto más mientras le observaba dormir desde la puerta de su habitación se replanteó la idea de alejarse, al menos no quería hacerlo de manera tan brusca, al menos no por el momento. No podía fingir el tratarle con frialdad porque más allá de que Jeongguk no le correspondiera, siempre estuvo para él.

Recordaba incluso los primeros días en que se mudó con al departamento. El menor se había aparecido con algunas cortinas y manteles porque según él aquello le daba un toque más hogareño al lugar, incluso le pidió disculpas cuando Yoongi le miró con ceño fruncido, pensando que el mayor no le había agradado la idea, pero el en ese entonces cabello plateado sólo sonrió con ternura, luego ambos acomodaron todo y realmente se veía bonito. Desde esos momentos Jeongguk se había comenzado a meter en cada rincón de su mente, sin permiso, y nunca pudo sacarlo.

Suspiró por milésima vez esa noche, yéndose hacia su propia habitación aunque su cuerpo gritara por sentir el calor ajeno.
Si no podía amarlo como quería, entonces le amaría de la forma en la que se le fue otorgada, sería un buen amigo aunque con ello sufriría por un tiempo. Como él mismo había dicho <<cada cosa tiene su momento>> .
Esperaría, hasta que su corazón amara a alguien más, hasta que se le olvidara o hasta que Jeongguk decidiera darle una oportunidad, quien sabe. Hasta entonces, sólo se dedicaría a ser feliz.






































El reloj en la pantalla de su celular marcaba las 12:40 am, Jeongguk llevaba despierto largo rato y por más que cambiaba de posiciones no podía hallarse cómodo en aquella cama. No era que se había acostumbrado a dormir en otras sábanas si no que le hacían falta aquellos brazos sobre su pecho.

Necesitaba sujetar aquella diminuta cintura para poder conciliar el sueño.

Salió de la cama rápido, como si le quemara. Se percató de que aún tenía la ropa puesta y sólo sus zapatos no estaban. Frotó sus ojos con pereza y volvió a colocar su calzado en sus pies.

Hizo el menor ruido posible al salir del departamento y con sólo su celular en el bolsillo de su abrigo caminó escaleras abajo, ni siquiera tuvo ganas de usar el ascensor, total que siempre se dañaba así que prefirió caminar.

En el cielo flasheaban destellos, avisando que la lluvia volvería a caer en cualquier pestañear, mas no le importó, sólo pudo pensar en por qué llovía tanto en los últimos días pero no le dió mayor importancia.

Extrañaba sentir el olor a tierra mojada, cuando era adolescente y aún vivía con sus padres amaba salir y permanecer bajo la lluvia.
Ahora estaba en la selva de cemento llamada ciudad, no era lo mismo, nada era igual.

No supo que tanto caminó pero cuando alzó la cabeza estaba frente al parque. No había nadie allí y era lógico, las personas preferían dormir calentitas en sus camas en vez de sentir sus dientes castañear gracias al frío, así como él lo estaba haciendo.

Se adentró, hasta sentarse en una de las bancas y pudo sentir su culo congelarse al entrar en contacto con el metal frío, tampoco le dio mucha importancia.

Que importaba si pescaba un resfriado o una hipotermia, eso era mejor que el nudo en su pecho, no era sano y lo sabía pero se aguantó hasta sentirse lejos de todo.

Entonces lo soltó, no quiso ahogarse en ello, sólo dejó salir algunas lágrimas, las necesarias para sentir que el oxígeno entrara correctamente a sus pulmones, las necesarias para que su pecho dejara de doler.

Todos tenían razón, no podía haberse enamorado tan rápido, no debió, pero lo hizo, pudo haber disfrutado de la mejor experiencia de su vida: sexo sin compromisos con el chico más guapo del planeta, no podía desearse más. Y es que a los años en los que el mundo ha logrado sobrevivir, las personas sólo buscan lo más fácil, el amor es como esa moda que muchos critican porque ya pasó.

¿Y qué si él era amante de lo antiguo?
¿Qué si quería ser parte del 1% apasionados del amor a la antigua?

¿Qué si el tenía las herramientas necesarias para reparar un corazón?

Aún si Park Jimin era el reto al que todos le temían, haría el intento porque antes de retirarse al menos le mostraría el universo que tenía para darle, sólo a él.

Cuando sacó su celular del bolsillo y las gotas de agua mojaron la pantalla fue cuando se percató de que la lluvia había comenzado a caer. Desbloqueó e inmediatamente fue hacia el primer chat, no pudo evitar sentirse ridículamente mal cuando vió debajo del contacto un 'en línea' pero igual no se detendría.

No pensó mucho en que le escribiría, tampoco tenía algo en mente, hasta que recordó los borradores de un intento de canción en la que había estado trabajando pero que aún no tenía nombre. Empezó en ello luego de dos semanas de conocerle, cuando le intrigaba tanto su forma de actuar, cuando sabía que algo ocultaba. Los últimos versos y arreglos los terminó la misma madrugada en la que Jimin le había confesado su pasado. No planea decir algo acerca de ello hasta que no la terminara, ni siquiera tenía la melodía completa pero se vió desesperado, de alguna manera quería poder hablarle de forma cristalina, que Jimin viera que no había maldad para con él. Así que eligió la forma más sencilla de hacerlo.




¿Por qué  hay tantas lágrimas cayendo?
☑☑
Quédate a mi lado y sonríe
☑☑
Un futuro sin ti es un mundo sin color
☑☑
Incluso la oscuridad es tan hermosa, quiero que me creas.
☑☑





Envió cada uno de los mensajes y volvió a bloquear la pantalla. Alzó su rostro hacia el firmamento oscuro dejando que la sutil lluvia le cubriera mientras cerraba los ojos y suspiraba doloroso pues las gotas estaban heladas, sentía como si fueran pequeñas agujas cayendo en su piel.

Tres latidos de su corazón transcurrieron cuando su celular vibró.

No esperaba respuestas, se sorprendió al mirar nuevamente el aparato y leer lo que decía.



Minie 💓

Las sombras del pasado me persiguen una y otra vez, cuánto más trato de escapar y luchar, más me siguen.
☑☑



Su pecho se apretó un poco más de lo que antes estaba porque no se imaginaba todo lo que él haya sufrido. Se lamentó por no llegar a tiempo a su vida y se decidió aún más a demostrarle con hechos todo lo bueno que tenía para darle.

Tocó la pantalla táctil para comenzar a escribir pero no pudo siquiera colocar la primera letra porque su celular fue arrancado de sus manos.

Alzó la vista, asustado, pero le vió allí empapado igual que él. La lluvia había apretado haciendo que su pelo ahora oscuro goteara por todo su rostro.
Su mirada gélida le detalló sin emitir palabras mas su gesto se fue suavizando a medida que Jeongguk se ponía de pie con lentitud.

-Jimin..

El nombrado izó una ceja esperando que dijera algo más pero parecía perdido mirándole con esos ojitos grandes y brillosos.

-¿No dirás algo? - preguntó con cierta burla, le había seguido y no le explicaría cómo hasta que él no exigiera una respuesta.

-Si.

Jimin se cruzó de brazos esperando pero todo lo que obtenía era mirar como de a poco su ceño se iba frunciendo y lo siguiente que escuchó era algo típico suyo...

-¿A quién rayos se le ocurre teñirse el pelo a media noche?

La sonrisa que se dibujó en su rostro luego de su infantil pregunta fue mágica. Jimin le vió temblar por el frío y no se contuvo en abrazarle fuerte, cómo si quisieran fundirse en uno sólo.

Jeongguk no dijo algo más, ya lo haría luego, no le presionaría, la paciencia era la clave o eso decían, ¿no?

Jimin en cambio si le ahogaban las palabras, tenía muchas cosas que decirle pero no quería hacerlo, así que sólo trataron de quitar el feroz frío de sus cuerpos. La solución más lógica era refugiarse de la lluvia y mantenerse secos pero no querían separarse, como imán y hierro se quedaron, así hasta que Jimin le sintió temblar un poco más.

-Vámonos de aquí, y por favor, no hablemos de esto, no por ahora.

Jeongguk asintió y sus ojos grandes se volvieron medias lunas tras una sonrisa, sus manos frías tomaron aquellas mejillas abultadas, plantando un tierno beso.

Y llámenle loco, pero no fue falacia cuando sintió su cuerpo ser golpeado por una ligera ola de calor, aquella que le hacía falta.

Jimin negó despacio,definitivamente, Jeon Jeongguk era un caso único y le estaba rogando ser suyo, en todos los sentidos posibles.

Verdaderamente, se le estaba haciendo difícil de ignorar.











































I'm back 😎









Los que notaron la transición del nombre de Jimin en los contactos de JK les debo un chocolate 😂









No pude evitar poner la nueva canción en este cap, es que me enamoré, Your Eyes Tell es arte!!!!









Si... en esto pensé al escribir que estaban bajo la lluvia.




💕Denle mucho amor a los bebés siempre 💕









See u soon 💜















❄BigBabe_Jeon

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