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El ser humano suele pasar toda una vida completa errando, no admitiendo fallos, desperdigando el valioso tiempo que se les fue concedido y no aprovechando cada maldito segundo como es debido, hasta que se les hace tarde para recuperarlo, más lamentable es enterarse que lo único imposible de recuperar son las horas perdidas. El reloj nunca ha detenido su paso a esperar por nadie. El tiempo no perdona, pero el tiempo no es cruel, es justo. Cruel es quien aún sabiendo las reglas de la vida las ignora. Afortunados aquellos a quienes se les ha concedido segundas oportunidades y sacan provecho. Estúpidos los que corrieron la misma suerte pero ejecutaron diferente.

Pocos son los que corren con la suerte de elegir. Ellos reconocerán su principio o su final.

Jeongguk agradeció a los cielos el ser un amante de la velocidad y adrenalina. Nunca tuvo miedo a la hora de tomar un guía y meter acelerador a fondo. Sentir la vibración de la máquina rugiendo por todo su cuerpo siempre fue algo que amó, su destreza en la carretera fue por mucho tiempo el tema principal de sus compañeros de clases mientras aún no culminaba la secundaria, cuando su amigo Yugyeom le cedía el control de su auto o cuando tomaba sin permiso el de su padre y este le regañaba.

Siempre fue tímido para socializar con personas y era como si liberara su verdadera personalidad cuando estaba al mando del guía. Sin embargo, nunca pensó que sus hazañas de adolescente rebelde servirían de práctica para salvar su vida y la del chico de quien había caído enamorado como amante del arte a una obra de da Vinci.

Y ese fue su más grave problema, Jimin, la persona dueña de cada suspiro suyo iba a su lado, le ponía nervioso el sólo pensar que algo pudiese sucederle y que no lograra evitarlo porque joder, deseaba con toda su alma mostrarle el mundo a su manera, tenía mil y una cosas por enseñarle y para ello requerían tiempo.

Rezó a todos los dioses que su mente logró recordar en ese instante para que si pasara lo que sea que tuviese que pasar Jimin saliera ileso.

El conductor del vehículo que por obvias razones planeaba estrellarse de frente contra ellos había acelerado al momento de cambiar de carril, logrando que el chirrido de los neumáticos molestara sus oídos. Quiso mirar hacia su costado para verificar si su chico estaba bien pero no podía, no apartaría la vista del frente porque en ese momento la vida de los dos estaba en sus manos.

Calculó las distancias entre los autos, trató de adivinar la velocidad a la que el hijo de puta frente suyo había acelerado y trató de calmarse. Escuchó el grito de Jimin a su lado cuando este vió que redujo más la velocidad de su propio auto y las luces de enfrente lastimaron sus ojos.

Jeongguk frenó de golpe, dando marcha hacia atrás lento. El auto contrario hacia zig-zags para no dejarles escapatoria.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca y Jimin volvía a gritar su nombre, Jeongguk incrustó por completo el guía hacia su derecha al mismo tiempo que aceleraba, logrando esquivar al demente que les acorraló.

No se detuvo, Jeongguk condujo como maniático hasta llegar al estacionamiento del departamento luego de lograr deshacerse del desconocido.

Ambos no se dijeron palabras hasta que el automóvil se detuvo, fue entonces cuando Jeongguk giró para mirarle encontrándose con aquella expresión llena de miedo que le hizo doler hasta las entrañas.

-Ven aquí - ni siquiera esperó que se moviera, el pelinegro le atrajo en un abrazo potente, apretándole entre sus brazos tratando de transmitirle calma.
Le escuchó sollozar y aferrarse a su espalda, aquello dolió aún más.
-Ya pasó amor, estamos bien.

Ninguno de los dos se dió cuenta del cariñoso apodo en el momento, era la primera vez que se atrevía a llamarle de esa manera aunque muchas veces quiso hacerlo. Le transmitió algo de tranquilidad sólo para apaciguar el latir desenfrenado de su corazón.

-Tenemos q-que ir a la policía - se separó, Jeongguk limpió las lágrimas que caían ensuciando sus mejillas. Jimin odiaba verse débil frente a él pero aquello importaba más que poco en ese momento. Por desconcertantes minutos sus vidas pendieron de un hilo, estaba asustado aún pero prontamente la ira colérica consumió todo a su paso.

-No iremos a ningún lado Jimin, no pienso arriesgarte de nuevo, llamaremos y ellos tendrán que venir a investigar, logré ver la placa cuando lo evadí, llama a la policía ahora.

Se sorprendió en medio del lío de sensaciones de la situación ¿dónde había quedado su chico tímido?. Jeongguk estaba hecho una fiera, lo notaba en su ceño formando dos hondas rayas y su mandíbula apretada. La forma en la que logró sacarlos a ambos del peligro fue por no muy lejos irreal. Juraba ver su cuerpo bajo las llantas de aquel desconocido vehículo cuando su mirada se perdió en los focos de luz, pero la segunda vez que gritó luego de despertar de tu trance Jeongguk ya conducía a toda velocidad hasta mantenerlos a salvo, a los dos.

Colgó su celular luego de contarle lo sucedido a su padre, este tenía vínculos con los altos mandos, la policía no haría mucho y lo sabía, cuanto mucho catalogarían el suceso como un caso más de un ebrio conduciendo irresponsablemente y listo. Él no podía darse el lujo de correr ese riesgo.

Salió del auto imitando al menor quien lo había hecho minutos antes, Jeongguk observaba fijo el faltante espejo retrovisor del lado del piloto. Jimin se tensó, el maldito psicópata quiso atropellarlos, y casi lo logró. Los dos automóviles se rozaron tan cerca y a tal velocidad que el espejo se halló desprendido.

Tembló ante la idea de que si Jeongguk no hubiese metido a tope el guía quizá no hubiese sido suficiente, quizá él...

Corrió los tres pasos que le quedaban para abrazarlo, el menor no dudó un sólo segundo en envolver sus brazos en su cintura y refugiarse en el espacio de su hombro y cuello, entregando también su calor al cuerpo ajeno.

-Por esto no quería acostumbrarme a ti, Jeongguk, si te hubiera pasado algo yo..

-Calla, hombre, no pasó ni pasará nada. Estoy aquí para protegerte ¿me oíste? - sus manos capturaron sus mejillas haciendo que alzara su rostro, mirando como sus ojos estaban nuevamente llenos de lágrimas.
-Sea quien sea, pagará por esto. Estarás bien, estaré bien, ¿entendido?

Jimin asintió, fundiéndose nuevamente en aquel abrazo del que no quería salir hasta que el sonido de varios vehículos les interrumpieron poniéndolos en alerta.

-¡Jimin! - su padre descendió de uno de los autos, casi corriendo hasta su hijo.
-Por Dios ¿estás bien? - esta vez se refugió en los brazos de su progenitor y nunca se había sentido tan seguro teniendo a su lado a los dos hombres más importantes de su vida. Ni siquiera supo en que momento Jeongguk había alcanzado ese puesto pero era un hecho.
-Muchacho, ¿estás bien tú? -se dirigía con preocupación hacia el pelinegro pues su hijo parecía en trance nuevamente.
-¿Qué sucedió? - preguntó esta vez cuando vió los daños en el auto de su hijo.

Caminaron hasta el departamento para conversar más calmados. Jimin recuperó de a poco la compostura luego de un necesitado trago de whisky, su garganta se calentó y su cerebro por igual, logrando volver a su postura frívola.

-Salimos de la empresa y veníamos a casa. Un hijo de puta nos interceptó a media carretera, se cruzó a nuestro carril con intención de colisionar de frente y si no hubiese sido porque Jeongguk fue astuto al volante quizá ahora estaríamos muertos y talvez el sujeto también.

-Esta es la placa del auto - Jeongguk le extendió su celular al padre de Jimin donde había anotado la información cuando llegaron al estacionamiento.

Este a su vez le pasó el aparato al detective quien era amigo del señor Park y por ende de su entera confianza.

-Con esto nos será de mucha ayuda, lamentablemente la zona donde ocurrió el hecho es poco transitada y solitaria. Corrieron con la mala suerte de no hallar alguna patrulla haciendo las rondas o..

-Nos han estado vigilando hace tiempo - interrumpió Jimin. El hombre asintió, corroborando sus sospechas.

- De igual forma debemos dar parte a la policía, ya envié los datos que se me fueron entregados y.. - el sonido de un celular irrumpió - Disculpen.. - se retiró para atender el llamado.

Jimin estrujó con fuerza las manos en su rostro, sus pensamientos golpeando causándole un pulsante dolor de cabeza. Jeongguk notó cada uno de sus gestos, tomando la mano a su lado para intentar relajarle.

-Cálmate, precioso, resolveremos esto pronto- susurró en su oído. El señor Park también hablaba por celular resolviendo cosas de la empresa, enojado porque en ese momento no tenía cabida en su cabeza para algo más que no fuese el bienestar de su hijo.

-¿Y si fue él? - Jimin plantó su mirada en sus ojos oscuros, captando preocupación que trataba de esconder para no alarmarle más.
-Hace menos de dos meses que vino a molestarme, y sí.. Jeongguk, hay mucha gente a quienes no les caigo bien, he hecho más estupideces de las que crees pero no creo que alguien quiera hacerme daño así, y a tí, ¡joder ! A tí, mira hasta donde ha escalado toda esta mierda.

-Jimin cálmate, si estoy en esto es porque quise, no porque me obligaras. Luego de lo ocurrido, por más que quieras que te deje no lo haré, así que ya deja de decir esas cosas - quería ayudarle a mantener la compostura pero se le dificultaba cuando ni siquiera él mismo lograba calmarse del todo.

Si ese tipo había intentado algo realmente contra él, sería capaz de golpearlo hasta verle jadear por su último asqueroso suspiro, pero no sin antes hacer que le pidiera perdón de rodillas a Jimin por cada error cometido aunque no sirviera de nada más que obtener la satisfacción de verle humillado.

-La placa del auto fue reconocida - habló el detective luego de terminar la llamada. Los tres restantes en la sala estuvieron atentos a cada palabra.
-El auto había sido reportado como robado unas seis horas antes. El dueño es un hombre de 30 años de edad, mismo quien reportó el robo mientras este trabajaba. El parqueo del local no cuenta con cámaras de seguridad por lo que no tenemos algo que nos acerque al ladrón - el hombre concluyó de resumir los reportes que se le fueron enviados.
-Mis hombres ya están trabajando en el caso, resolveremos esto lo antes posible. Por lo pronto, chicos, necesitamos saber a certeza varias cosas para ir descartando lo menos irrelevante. ¿Tienen ustedes algún tipo de riña, ajustes u cualquier otro asunto pendiente con personas problemáticas y/o que representaran alguna amenaza para ustedes?

Jimin suspiró y Jeongguk tocó su espalda, acariciandole de arriba hacia abajo. Se había callado tantas cosas por años y ahora parecía que su bienestar y el de su chico dependían de soltar aquello, aunque doliera.

-Ryan...

Su padre abrió sus ojos como platos al escuchar el nombre de la persona que odiaba. Jimin no pasó por alto su reacción, sonriendo triste hacia él. Le hubiese gustado que si algún día decidía contar las cosas que calló por años fuera en tranquilidad, solo él y sus padres. Pero ya no importaba mucho, de cualquier forma la cicatriz seguiría en el mismo lugar, imborrable.

-Lo odiarás más, papá - borró su sonrisa y tomó aire. No supo que hizo para merecer al ángel a su lado que sostenía su mano dándole apoyo y fuerzas.
-Sólo te conté una parte de la historia, aquella noche luego de la graduación, el me.. el me violó - su padre saltó de su asiento poniéndose de pié, su rostro comenzando a adornarse de rojo. A su lado, Jeongguk apretó su mano al volver a escuchar su relato, contagiándose por la misma ira de aquella noche en la que Jimin se desahogó.
-Me amenazó con videos íntimos de nosotros. Obvio ya sabrás como logró terminar su carrera en la Academia.. En fin, hace no menos de dos meses volvió a buscarme aquí a la casa. Sólo para molestar, pero sospecho que quizás pudo ser él.

-¡Maldito hijo de puta, cabrón! ¿Por qué nunca dijiste nada?

-Me amenazó con mostrar los videos esa noche, papá, también los de la zorra de tu otra hija. Quise protegernos a los dos, supongo que no quise lidiar con el escándalo que se armaria, mucho menos en ese momento donde me sentía tan..- suspiró- Papá, no es momento de hablar de ello.

-Lo es - el señor Park miró al detective - ¡Lo quiero preso!, me importa una mierda el tiempo que haya pasado. Te daré toda la información que necesites sobre ese bastardo y su familia - el hombre asintió.

-Trabajaremos en ambos casos y descubriré si existe realmente un vínculo, por ahora me retiraré - dijo sintiendo la pesadez del ambiente y comprendiendo que requerían privacidad.
-Por ahora, chicos, lo mejor es que no salgan sin seguridad, hasta que todo esto esclarezca.

Con una reverencia se retiró, dejando allí a los tres presentes envueltos en una neblina de sentimientos.

-Creo que yo también debo irme.. - susurró Jeongguk, sabiendo que aquello era un momento íntimo.

- Tu no irás a ningún lado - más que una orden como solía ser su tono habitual, aquello sonó como una súplica. Jimin apretó su mano rogándole porque siguiera dándole fuerza.
-Jeongguk y Seokjin son las únicas personas que saben sobre esto. Mi hermana tampoco lo sabe, tal vez por eso siguió con él pero tampoco me importa. En el tiempo en que le reclamé lo que hizo sólo lloró y me dijo que se había enamorado de él, no quise romper su burbuja a pesar de que se revolcaba con mi pareja pero esta parte ya lo sabes - sonrió sin gracia. Ya no le dolía contarlo.

Le enfermaba recordar lo ingenuo que fue.

Su padre frotó el puente de su nariz, frustrado y dolido. Había perdonado a su hija tres años atrás, ambos eran su adoración aunque nunca estuvo de acuerdo con su forma de actuar, mucho menos en que ella siguiera aquella relación, pero era su hija, no podía solamente olvidarse de ella.
Por otra lado estaba su pequeño, porque Jimin siempre sería su bebé por más que creciera. Cómo es que nunca se dió cuenta de todo lo que ocurría en la vida de sus retoños, todo por estar de cabeza entre trabajo y viajes.

Cuando quiso darse cuenta, sus ojos se habían llenado de lágrimas. Amaba tanto a sus hijos pero no supo ser un buen padre, se culpaba de ello cada día.

-Oh, papá .. - le abrazó - Estoy bien ahora, todo eso no me afecta ya.

-Eso no es cierto y lo sabes, hijo, pero no te juzgo, eres fuerte como nadie que haya conocido - palmeó su mejilla con suavidad, Jimin no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran por enésima vez esa noche.
-Perdóname pequeño, por no estar lo suficiente a tu lado ni al lado de tu hermana- Jimin le abrazó esta vez más fuerte, su padre sobrepasaba su estatura, volvía a sentirse como el niño de veinte años atrás entre sus brazos protectores, cuando correteaba por toda la casa y su padre curaba sus rodillas raspadas cuando caía.

-No tengo algo que perdonarte, siempre has sido mi pilar. Fui yo quien tomó malas decisiones, si te hubiera hecho caso cuando me dijiste que él no te caía bien, quizá me habría evitado tantas cosas. Pero no puedo dar vuelta al tiempo.

Su padre negó y lo separó de su pecho, dejando un cariñoso beso en su cabellera gris.

-Nunca vuelvas a ocultarme nada, puedes confiar en mi para lo que sea y lo sabes - su hijo asintió con una sonrisa - Dios, tu madre se pondrá mal cuando sepa esto.

-No se lo digas por ahora por favor, serían muchas cosas juntas, resolvamos primero el meollo de este asunto, después le contaremos, juntos.

-Tienes razón - su padre se apartó hacía el pequeño bar, necesitando también un trato para digerir toda la información que su cerebro recolectó en tan poco tiempo.
-No descansaré hasta verlo en la cárcel - Jimin caminó hasta sentarse en las piernas de Jeongguk quien había permanecido en silencio durante la plática de padre e hijo.
-Contrataré cinco convictos cuando ese hijo de puta este ya dentro de aquellas rejas y sabrá lo que se siente que le tomen en contra de su voluntad - soltó de repente.

-¿Le pagarás a los presos para que lo cojan por el culo? - rió Jimin porque sabía que su progenitor no usaría nunca esas palabras.

-En efecto- dijo sin más, provocando la risa de los dos más jóvenes.

-Pero que malote, ¡ahora te admiro más! - no pudo evitar reír con ellos, hasta que vió la escena frente a sus ojos y cayó realmente en cuenta.

Su hijo se veía diferente, incluso luego de aquel momento lleno de estrés y desconcierto. Se miraba radiante, se miraba más feliz.

Luego de algunos minutos, Jimin se encaminó para darse un baño mientras Jeongguk preparaba una rápida pasta porque ya hacía hambre y el señor Park tomaba un trago en el balcón, tenía mucho tiempo sin compartir con su hijo, pero cuando se halló sin él por los alrededores se coló hacia la cocina, sobresaltando al pelinegro.

-Debo darte las gracias, muchacho - le dijo, dejando al otro sorprendido sin saber qué exactamente decir.
-Sea lo que sea que estés haciendo, está logrando que mi Jiminie poco a poco sea el de antes, tan risueño como lo recuerdo - miró hacia el pasillo para verificar si realmente estaban solos.
- Eres un buen muchacho. Ya tienes su confianza, no bajes la guardia.

Y con ello volvió a irse, provocando que Jeongguk sonriera al verle caminar de puntitas. Pero le cedió la razón, ahora menos que nunca bajaría la potencia.



Hora y media más tarde, luego de cenar los tres a gusto y que el señor Park partiera, se encontraron solos.

Eran las 12 de la media noche y no podían dormir, estaban cansados por el largo día y estresados por todo lo sucedido. Jimin no quiso abandonar las piernas del menor en toda la noche, refugiándose allí mientras apoyaba su cabeza en su pecho, acurrucado como un ovillo. Jeongguk le abrazaba con una mano, con la otra le acariciaba el pelo, era un honor estar allí para y con él. A pesar de que se sentía también turbado y enojado por la incertidumbre, trató de hacer aquello a un lado porque su misión era ser su soporte.

-Estás tenso, ¿quieres un masaje? - su barbilla descansaba sobre su pelo, ambos estaban tan cómodos en la cama que no querían salir de allí. Habló suave y despacio, buscando transmitirle serenidad incluso con su voz.

Jimin asintió. Jeongguk no tardó ni un latido de su corazón para separarle, sus dedos tomaron el borde de su camiseta deshaciéndose de ella cuando él levantó los brazos dejándose hacer. No tenía ánimos para nada así que se sentía afortunado de tenerlo en ese momento preciso, soportando su bipolar carácter y cuidando de su debilidad. Porque si, Jeongguk se estaba lentamente convirtiendo en su cura.

Le recostó con el pecho pegado a la almohada, subiéndose a horcajadas sobre la parte trasera sus muslos. Sus manos tantearon su espalda desnuda sintiendo su piel más fría de lo usual. Jimin se relajó bajo su tacto, cediéndole el control de su cuerpo una vez más.

Lo más cerca que tuvo al alcance fue crema corporal, no dudó en usarla para poder resbalar con más facilidad los movimientos y que el roce piel con piel fuese más sutil.

Llevó sus manos a sus hombros, deslizando sus dedos de izquierda a derecha con lentitud e incorporando pequeños apretones para suavizar los nudos rígidos que iba encontrando.

La sensación era exquisita, sentía cada fibra soltandose , sus músculos más flexibles y su carne más moldeable entre aquellos largos dedos. No contuvo el sonido que salió de sus labios, logrando que Jeongguk sonriera porque su cometido estaba siendo satisfactoriamente logrado.

-Tienes magia en esas manos- habló por primera vez en más de una hora. Porque estar junto a él era sanador, no hacían falta las palabras, una caricia suya era más que suficiente.

Jeongguk sonrió, continuando con su labor porque ciertamente tocar su cuerpo era manjar de dioses, delito de condena, pecado y salvación de los puros. Goce, trampa para inocentes.

-No sabes el miedo que sentí hoy- se atrevió a plantear el tema por primera vez desde que se quedaron en privacidad.
-Quise en ese momento tener el poder de teletransportarme, llevarte a algún lugar fuera de allí.

Jimin acomodó su rostro ladeado sobre sus brazos, escuchándole con atención.
-Yo también sentí mucho miedo, no quería que te vieras envuelto en esto.

-Pero ya lo estoy y te repito nueva vez que no me iré - detuvo los movimientos de sus manos que ahora masajeaban su espalda, llevando sus antebrazos a la almohada para apoyarse allí y cubrirle con su propio cuerpo.
-Me di cuenta que el tiempo no da chances - susurró en su oído, dejando besos por su cuello y mordisqueando la oreja izquierda en su boca.

-Eso lo sé - suspiró, cerrando los ojos, dejándose llevar por su voz endulzante.

-Lo sabes... - inició una ligera succión por la extensión de su cuello, la misma que besó segundos atrás y volvió a llevar su boca justo sobre su oído.
-Entonces también sabes que no perderé más tiempo, no le daré el gusto de pasar y que yo pierda la oportunidad de decirte lo que tengo atascado aquí..- señaló su pecho - ..carcomiendome cada vez que veo tus sonrisas, cada minuto contigo es una década de vida pero cada día sin decirte esto son mil años de tortura.

-¿De qué hablas? - trató de removerse pero aquel cuerpo le tenía apresado y aunque era la cárcel más hermosa en la que hubiese querido recibir cadena perpetua quería mirar sus ojos para saber si se encontraba bien porque sus palabras le descolocaron en preocupación.

Jeongguk enredó sus dedos entre los suyos, aferrándose un poco más. Sus labios fueron hasta su oído derecho esta vez y suspiró, cerrando sus ojos, liberando sus culpas, dejando salir su vida en tres palabras para que él se adueñara de sí lo poco que le faltaba, porque ya no se sentía libre, él era suyo, le pertenecía.

-Te amo, Jimin.








You don't have to say you love me.
You don't have to say nothing.
You don't have to say you're mine.

Oh Honey .. I'd walk through fire for you.

JUST LET ME ADORE YOU 💓













💕Denle mucho amor a los bebés siempre 💕















See u soon💜












❄BigBabe_Jeon

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