❄29❄

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-Te amo.

Estaba frizado, y no precisamente por el cuerpo sobre él que le mantenía inmóvil bajo su total voluntad.
Las palabras más temidas para él retumbaban y se repetían en su campo auditivo una y otra vez como eco en las solitarias montañas. No habían vuelto a ser pronunciadas por el dueño de aquella suave y melodiosa voz pero su cerebro no paraba de reproducirlas como disco rayado.

La última vez que escuchó aquella pesadilla reducida en sólo dos inofensivas palabras había terminado con marcas en su piel que tardaron más de quince días en desvanecerse, dolor en sus partes íntimas y dos malditos grifos abiertos en sus ojos porque si, tardó semanas llorando noches completas hasta que su propio orgullo le reclamó que fue suficiente.

Desde entonces no permitió que ni siquiera sus padres o su primo quienes eran las personas más importantes en su vida se atrevieran a tan siquiera pronunciar esa abominación. Quienes le tuviesen algún mísero gramo de amor debían demostrárselo, con hechos, esos eran los únicos justos que sin voz hablaban a gritos sordos.

Quizá por ello se removió algo más brusco de lo que hubiese querido. La persona sobre él sintiendo sus músculos volver a tensarse cual roca y le alarmó.

-No, por favor no.

Le acarició con suavidad su mejilla derecha con el dorso de su mano. No pudo dejar pasar por alto sus facciones endurecidas.
-No me apartes, no digas algo, no me respondas, no lo hagas Jimin. No estás obligado a hacerlo, más yo si me siento obligado a decírtelo, no podía más. Perdón, mil veces perdón.

Descendió su misma mano derecha por el largo de su espalda, su cintura, su muslo hasta que la longitud de su propia extremidad le impidió llegar más abajo, entonces retrocedió su dulce andar, devolviendo las suaves caricias y repitiendo el recorrido esta vez a la inversa.

Claro que había notado la mirada perdida de Jimin, sus ojos clavados hacia un punto fijo en la habitación sin estar realmente enfocados. No sabía si era un acto egoísta, pero ciertamente se sentía aliviado de haber sacado aunque fuese una mínima parte de todo lo que le mantenía sofocado y por ello pidió perdón porque en corta medida sabía cuanto le afectaba, más él quería sanarle.

Se apoyó en las palmas de sus manos para despegar el pecho de su espalda cuando Jimin dejó de removerse. Su boca trazó el fino sendero de besos desde su nuca siguiendo por su espina dorsal hasta detener su andar justo donde comenzaba la exquisita curva que formaban sus nalgas, allí, justo en medio de sus hoyuelos de Venus y sin demora, depositó un beso en cada uno de ellos.

Sus labios sintieron envidia de la mano que segundos antes le acarició e imitaron el mismo juego, porque retrocedieron su camino pero tomando desvío por su costado izquierdo, ese que aún no había sido marcado por su toque y en el transcurso nació su osadía, porque le fue inevitable no dejar libre su lengua y dejarle degustar de cada borde. Fue como pincel dejando los primeros trazos para la más hermosa obra de arte que le catapultaría hacia la fama infinita por lo que sobreviviera la humanidad por los milenios futuros.

Juraría poder morir en su piel, enterrarse en cada poro y renacer como el Fénix, cada vez más fuerte, más invencible.

Y si así sería la muerte, que delicioso sería morir allí cada segundo una y otra vez.

De todas formas no necesitaba mucho para vivir. Podría sobrevivir con un beso aunque este fuera el que le arrancara el último respiro y le alejara por la eternidad de la mierda de mundo en la que vivía.

Inevitablemente sus párpados habían descendido hasta impedir su visión y no la necesitaba, porque su boca conocía ya de memoria sus valles y sus llanuras. Cuando volvió a abrir sus ojos porque vamos, le era imposible no admirar cual bella escultura, sus labios ya habían llegado nuevamente hasta su oído. Mordisqueó el aro que adornaba el lóbulo,halando despacio para alargar su piel y volvió a pasar la punta de su lengua llevándola hasta su barbilla, delineándola para volver a retroceder y allí, donde su recorrido terminaba sus labios articularon...

-Estoy preso en ti, te pertenezco en cuerpo y alma. Toma todo de mi porque yo ya no tengo control, Jimin.

Aprovechó la diminuta distancia para dar la vuelta sobre su espalda y mirarle a los ojos. Desesperanza contra miedo mirándose de frente.

Jeongguk miedo a no lograr hacerle confiar.
Jimin ya perdido hace mucho en el desengaño.

-Eres un maldito mentiroso- bramó dolido.
-Te irás, me dejarás como todos y de nada me habrá servido tan siquiera considerar creerte.

-No, no lo haré Jimin. No me iría aunque me lo pidieras.

-Hablar es fácil, las palabras no pesan y el tiempo siempre carga con ellas.

- Estoy contigo, aquí y ahora. No te he exigido más que solo dejarme permanecer aunque no negaré que duele amarte y que quizá nunca llegarás a sentir lo mismo.

Una sonrisa cargada de sarcasmo se pintó en su rostro, mirándole desde abajo.
-No lo haces, no me amas y no quiero que lo hagas.

-Ya es tarde, ya lo hago Jimin.

-Cierra la boca Jeongguk, íbamos bien, sobre pasamos los límites hace mucho pero íbamos bien, no debías arruinarlo de esta manera - trató de levantarse pero su paso volvió a ser restringido, sin embargo logró sentarse aún con él encima suyo a base de fuerza bruta y Jeongguk no quiso ejercer presión, él no quería lastimarle, nunca podría hacerlo.

El pelinegro se mantuvo a horcajadas sobre sus muslos quedando por algunos centímetros lejos de su rostro.
El silencio les inundó cuando no necesitaron palabras, sus ojos ejecutando una batalla que ninguno de los dos planeaba perder hasta que Jeongguk no soportó.

-Te amo, Jimin. No hay vuelta atr...

Su mejilla sintió el ardor que el golpe de la palma ajena provocó. Jimin le frenó con una fuerte cachetada que no mereció y no hizo más que aguantar, quedarse quieto en su lugar.

Sus ojos grandes que habían retirado de su campo de visión a quien le había golpeado volvieron lentamente a fijarse en él, encontrándose con aquellos ojos ámbar soltando casi fuego, la piel de su cuello roja y Jeongguk estúpidamente pensó en disculparse cuando el no había hecho nada pero fue detenido antes de emitir palabras.

-Te odio - escupió con rabia, su voz sonando grave producto del coraje que estaba reteniendo.

Dolió. Jeongguk podía sentir su sangre recorrer sus venas como agua, su corazón queriendo salir por su boca y aún así, cuando su cuerpo parecía quererle recordar que estaba vivo, el podría jurar que agonizaba.

O eso fue, hasta que el peli plata volvió a hablar.

-Te odio porque logras hacerme sentir tanto y, ¡yo no quería! He desgastado horas sin descanso analizando y tratando de descubrir cómo es que lo has hecho y ¡no entiendo! - el menor le observaba desconcertado. Sin lugar a dudas, Jimin era una maraña de emociones que ni el mismo lograba comprender.
-Te odio Jeongguk porque no pensaba en nadie antes de conocerte, no extrañaba a nadie, no necesitaba tus besos, no era una maldita necesidad tenerte cerca para no sentirme sólo. Te odio, te odio ¡te odio!

Sus manos vueltas puños colisionaban en su pecho por pocos instantes hasta que su mano derecha se enganchó en su cabello oscuro como acto instinto y le atrajo hasta estrellarlo  contra sus propios labios, besándolo con furia, descargando sus frustraciones y con ello drenandole hasta dejarle sin aire.

Jeongguk se dejó hacer porque el no se sentía con derechos de juzgarle y ¿a quién engañaba? Tampoco se sentía capaz de defenderse, no con él.

Le abrazó cuando el beso bajó su intensidad, le envolvió con sus brazos y no se dijeron absolutamente nada por no menos de cinco minutos en los que no se despegaron.

-Perdón.. - le dijo en voz baja, casi inaudible. Se disculpaba porque Jeongguk no tuvo culpa de llegar a su vida. Ni siquiera lo hizo, técnicamente fue Jimin quien le eligió, sólo no contaba con caer en la trampa de su propio juego.

-Si con ello te sientes mejor, entonces te doy el permiso y potestad de matarme si así lo quisieras- sonrió.

Jimin alzó la vista, no causándole gracia el comentario pero frizandose cuando aquellos ojos oscuros emanaban sinceridad.

-No te prometo quererte como lo haces tú, mucho menos entregarme a ti por siempre pero si puedo hacerlo esta noche - rápidamente quitó la camiseta que tapaba aquel fuerte pecho, dejándole expuesto ante sus ojos.
-Seré tuyo por esta noche Jeongguk y no quiero pensar en las que falten por venir, no por ahora - dejó un beso en su abdomen y volvió a encararle.
-Soy tuyo ahora, haz de mi lo que quieras y no me dejes tan siquiera pensar en otra cosa que no seas tú.

Sólo eso bastó, Jeongguk no dejó pasar tres latidos de su corazón para devolverle de espaldas a la cama, volviendo a apoyar sus ante brazos sobre la almohada y cayendo sobre él. Tomó sus labios entre los suyos y los devoró con parsimonia, con hambre, con adoración, con lujuria, con obsesión.

Succionó de ellos con lentitud desesperante como si quisiera extraer el néctar que poseían, aquel sabor dulzón que sus papilas degustaban cada que sus labios permanecían juntos y llámenlo suicida, porque deseó morir nuevamente en sus belfos.

Por primera vez se le fue concedido el grandísimo honor de ser su dueño y su mente maquinó mil maneras de destruirlo en orgasmos más sólo eligió repararlo haciéndole el amor.

-¿Dónde vas? - preguntó Jimin cuando el menor salió de encima suyo y de la cama más luego.

No escuchó respuestas pero le agarró desprevenido cuando Jeongguk volvió a su posición inicial pero con algo en las manos. Jimin sonrió cuando supo lo que tramaba, dejándose hacer.

-Quiero verte de la misma forma en la que tu me ves a mi- colocó en sus ojos la venda que llevaba en sus manos, privándole de aquel sentido.

-¿Y qué si quiero verte cuando me estés haciendo tuyo?

-Lo siento, esta vez me toca a mi.

Ambos sonrieron. Jeongguk sabía que era imposible aplicar en él las prácticas íntimas que Jimin solía hacerle, se requería experiencia para ello. Sólo quería mostrarle como podía amarle con suavidad con los mismos utensilios que tenía bajo su mando para sexo rudo.

Inmovilizó sus manos con las esposas que guardaba siempre en una de las gavetas de la mesita de noche y culminado su trabajo se separó para observarle. Era tan insano la manera en la que Jimin lograba dejarle mal y ni siquiera estaba haciendo algo, sólo estaba acostado allí con el pecho descubierto, vendado y atado de manos.

Su pene palpitó.

-Puedo sentir tu mirada Jeongguk, deja de babear y dale un mejor uso.

Rió por lo bajo.

-Eso es una orden bebé.

-¿Cómo que bebé? Soy mayor que tú no... ¡Oh, joder!

Jeongguk había palmeado su muslo derecho haciéndole sobre saltarse por el inesperado asalto. Sus hábiles manos deshicieron de inmediato el cordón que sujetaba su pantalón de pijama y rápidamente bajó este junto con sus bóxers, tiró ambas piezas sin cuidado por encima de su cabeza y sabrá quien donde habrán caído.

Sujetó sus rodillas y abrió sus piernas todo lo que pudo situando su pecho en el medio de estas y pronto Jimin sintió el aire caliente que supuso salía de su boca sobre su hombría empalmada. No se equivocó porque como si fuese el corte de un sable sintió sólo el cosquilleo del lenguetazo que había dejado en su glande sensible. Sólo un pequeño roce y fue suficiente para hacerle encorvar su espalda.

Cuando quiso bajar nuevamente sus nalgas fueron tomadas con fuerza manteniéndole con su parte baja suspendida y nada pudo replicar porque cuando el segundo roce de lengua volvió y su pelvis volvió a subir Jeongguk aprovechó el impulso para llevar su miembro hasta el fondo. Jimin tembló, pudo sentir sus arcadas y como no, si se encontraba en lo más profundo de la boca del menor.

Le bajó de vuelta hasta que sus nalgas volvieron a tocar el colchón, pero no le soltó, se auto folló su propia boca con el pene de Jimin y quiso sonreír cuando escuchó el exquisito gemido que salió de él.

-Me n-niego a pensar que has aprendido todo eso de mi.

Jeongguk se retiró con una sonrisa burlona que el otro no pudo ver por obvias razones y Jimin quiso morderlo.

-Dijiste que le diera mejor uso a mi baba o al menos eso entendí yo - levantó sus piernas hasta posarlas sobre sus abdomen. Delineó el borde de su entrada con su músculo húmedo y carente de huesos y con este mismo le penetró, lubricandole con la saliva que su lengua iba esparciendo mientras Jimin se retorcia.

Una de sus piernas fue liberada sólo para ocupar la mano que le sujetaba en introducir el primer dedo en su cavidad.
-Mm-mgh ~ no empieces con esta tortura, entra a fondo - le pidió jadeante cuando aquel dedo entraba y salía despacio.

-Hoy mando yo, Jimin, así que te callas.

-Tan descarado, me fascina- articuló risueño.
-Pero me las pagarás, mocoso y.. ¡Ah, mierda!, si bebé a-ahí~ .. - Jeongguk había insertado otro dedo y esta vez si que cumplió su deseo, llevando ambos dígitos hasta lo más profundo, torciendo estos hacia arriba y tocando justo aquella protuberancia que le ponía a temblar.

Atacó allí sin pausas y sin escuchar las quejas de un Jimin que estaba siendo empujado demasiado rápido hasta un muy precoz orgasmo para su gusto.

Sus dedos cambiaron la técnica y ahora le masajeaban en forma circular pero no más de un minuto porque Jimin prontamente jadeó tras una deliciosa corrida. Jeongguk saboreó sus labios tras observar su esencia desparramarse sobre su vientre y llenar su ombligo. Quiso beber cada gota pero su mente tuvo otros planes.

Quitó la venda de los ojos ajenos y volvió a incorporarse entre sus piernas. Jimin le miró con atención cuando recogió con su mano el líquido aún caliente, humectando y esparciendo la esencia ajena en su propio miembro para llevar este a la entrada ya dilatada y palpitante, adentrándose en el delicioso calor de su interior con una estocada lenta y suave.

-Tan sucio - la comisura de sus labios izada tras una pícara sonrisa. Mordiendo estos de forma morbosa para provocarle más si es que acaso aquello era posible.
-Harás que me venga otra vez sólo con eso. Vamos precioso, dame duro.

Y lo hizo.

Jeongguk retrocedió hasta dejar sólo la punta de su miembro dentro de aquella cavidad que le oprimia para volver a arremeter con fuerza, dando justamente en su próstata ya sensible, provocando que Jimin soltara un grito disfrazado de gemido que lo dejó aún más al tope de lo que ya estaba entonces, sin miramientos ni excusas comenzó un torbellino de movimientos.

Su cintura danzaba en forma circular y aquello era un plan asesino porque en ningún instante su pene salió de su interior, frotaba su punto dulce con la punta, dándole a ambos cuerpos un desborde de sensaciones, desmoronandose en jadeos y gemidos.
Jeongguk no se apoyó de lleno en él, sostenía el peso de su cuerpo en sus manos mientras le observaba.

Jimin era un hermoso desastre.

Su pelo gris apegado a su frente gracias al sudor que desprendía a pesar de que el clima era frío.
Sus ojitos pequeños le miraban con un brillo peculiar y difícil de admirar pues estos formaban una fina línea al estar entre abiertos y es que con cada toque directo en su punto débil se le hacía imposible no cerrarlos con fuerza sin embargo volvía a mirarle, no quería perderse de un Jeongguk dominando, era demasiado placentero.
Y este con ello le seguía admirando por igual. La nariz pequeña de Jimin luchaba por recolectar algo de oxígeno, mientras su boca yacía abierta soltando sin vergüenza alguna sonidos demasiado eróticos incluso para el más pervertido.

Deliciosa combinación.

-B-bebé ~ .. Me correré de n-nuevo.

-No, amor. Aún no.

Jeongguk salió de él, dejándole sentir el vacío y necesidad, quiso protestar pero parecía ser que conocía incluso sus pensamientos porque le desató las manos con agilidad y le cargó. Una pierna a cada lado de su cintura y sus labios besando los suyos con apetito voraz. Jimin tembló entre sus brazos porque jodido todo, nunca se había sentido tan pleno.

-¿Pero que haces? No creo que tirarnos por el balcón sea una experiencia que quiera disfrutar- estaba loco, había abierto las puertas de cristal saliendo hasta el balcón, el frío de la noche les golpeó y sonaba muy ridículamente cliché pero era romántico ver como las luces de la ciudad cortaban como cuchillo la oscuridad.
-No me digas que tienes súper poderes, ¿me follarás suspendidos en el aire como la chica rubia de la película? Joder, sólo eso te falta, lo tienes todo.

-No es mala idea, agendemos alquilar un helicóptero o algo porque volar no puedo.

Le puso de espaldas, apegando su pecho a esta y dejándole de frente ante la avasallante inmensidad de la noche. Abrazándole para tratar de mermar el frío, dejando pequeños besos en sus hombros.

-Quise hacerlo aquí porque quiero que entiendas que eres libre, aunque te quiera conmigo, yo nunca te detendré. Te amaré con las alas que sé que has tenido guardadas por mucho tiempo por miedo a volar, pero conmigo estarás seguro siempre - sus dedos acariciaban su cintura - Nunca más permitas que nadie te reprima, eres un alma libre y debes saberlo siempre. Además, estamos en un último piso, no hay vecinos que molesten.

Jimin sonrió, entregándole caricias de vuelta con sus dedos sobre los suyos. Definitivamente no existía alguien más como ese hombre.

-Muy lindo bebé, pero mi pene se congela.

-Entonces, entremos en calor.

Su mano sujetó su hombría y se introdujo en él nueva vez. Se sujetó del barandal donde Jimin también había llevado sus manos y allí comenzó el vaivén que les envolvió en aquella neblina de deseo que tanto disfrutaban.

Pronto Jimin volvió a sentir sus piernas temblar, el orgasmo interrumpido volviendo a crearse cuando el pelinegro sujetó fuerte su cintura y arremetió contra su interior sin ritmo aparente pero cada maldito embiste chocaba directo donde le hacia delirar.

-Gime fuerte, Jimin. No me importa que te escuchen, que cada curioso que se detenga a escuchar se aprenda mi nombre.

Fue una explícita orden porque cuando Jeongguk sujetó su miembro para masturbarle mientras le follaba duro, Jimin gritó su nombre una y otra vez hasta correrse en su mano.

Con la otra mano en su cintura tuvo que sujetarle fuerte porque sus piernas amenazaron con dejarle caer.

-Jeongguk.. ¡Jeongguk!... - este seguía moviéndose sin detenerse, buscando su propia liberación, llevando a Jimin a un nivel de sobre excitación que podría llevarle a desmayarse en cualquier momento si no fuera porque sintió la esencia desbordarse en su interior y a su compañero parar de moverse.

-Te amo- suspiró- Te amo, te amo, te amo Park - rendido y exhausto susurró detrás suyo.

Ambos volvieron a sujetarse del barandal buscando equilibrio, tratando de recuperar el aliento.






























































-¿Estabas dormido? Disculpa por llamar a estas horas.

Eran las 2:15 am cuando su celular timbró anunciando la llamada entrante de su padre.

-No precisamente papá, ¿qué sucedió? - Jeongguk estaba a su lado. Los dos terminaban de darse una ducha luego de comer algo porque el hambre les había atacado luego de terminar su faena en el balcón. Ya casi listos para ir a dormir cuando la llamada les interrumpió.

-Encontraron el auto que les persiguió- Jimin se tensó e inmediatamente puso el aparato en altavoz.
-Estaba abandonado a las afueras de la ciudad, parece ser que el individuo salió de Seúl o tal vez eso quiso hacer creer - el hombre resopló porque ciertamente toda la situación le tenía bajo demasiado estrés.
-Jimin, lograron apresar a Ryan, estaba en la oficina del prostíbulo que tiene como club nocturno. Las buenas noticias son que el bastardo guardaba tus videos aún en su computadora y sin mucha protección el hijo de puta.

Habían pruebas suficientes para hacerle pagar por el pasado.

Jimin cerró los ojos y respiró despacio para tratar de calmarse, Jeongguk apretando cariñosamente sus hombros, siempre dándole algo de paz en medio del caos.

-¿Y las malas? - preguntó no sabiendo que esperar.

Su padre hizo una pausa dramática y estuvo a punto de discutirle cuando este volvió a hablar.

-No se encontró ningún vínculo con Ryan y la persona que los intentó atropellar. El estaba en el club cuando todo ocurrió, las cámaras del lugar lo confirman. No había nada que le vinculara en sus archivos privados. Hasta que el detective y la policía no investiguen más a fondo, la persona que intentó hacerles daño sigue libre.

Su celular cayó de su mano y fue Jeongguk quien tuvo que despedirse de su padre y finalizar la llamada.

Parecía ser que su felicidad quería aferrarse a lo efímero.

-¡Maldita mierda! - gritó con rabia.

Al menos, por esa noche, no lloraría sólo. Tenía unos brazos donde poderse refugiar.






















нєℓℓσ!!!






Realmente no planeaba escribir hoy, así que el capítulo quedó por debajo de las 4 mil palabras que suelo escribir y les digo que fue totalmente a propósito. Quise darles algo de amor entre estas dos hermosuras antes de que empiece el caos.



Empecé a escribir a las 4:15 de la tarde y he terminado ahora (12:25 am). No tengo idea del por qué pero amé narrar este capítulo 💕

💕Denle mucho amor a los bebés siempre 💕













Es un ángel ✨







See u soon 💜





















❄BigBabe_Jeon

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