☪️: 11'Perdiendo los estribos

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Jungkook había conocido a Park Jimin a sus catorce años, cuando el chico tenía dieciséis y era su nuevo vecino. Jimin se había mudado con sus padres a la casa junto a la de Jungkook. El pelinegro siempre había sido introvertido, tranquilo y no se juntaba mucho con los chicos del barrio, por lo que una mañana se encontraba entrenando en el patio de su casa. Jungkook quería ganar masa muscular para dejar de ser víctima de los bullyings de la escuela, porque se le quedaba viendo demasiado a los chicos.

Jimin hacia dos semanas vivía allí y ya había conocido a la mayoría de los chicos, pero no conocía a su vecino. El chico tenía unos ojos enormes, brillosos y se la pasaba entrenando solo. Tenía su propia rutina de ejercicios y Jimin solía mirarlo por su ventana, hasta que su alma extrovertida y curiosa, había salido aquella mañana para presentarse finalmente, ya que Jungkook, ni siquiera le había saludado cuando sus padres se habían presentado en su puerta para darles la bienvenida al vecindario.

—Hola —saludaba Jimin. Tenía en ese entonces su cabello de un rojo tipo borravino y se veía jodidamente atractivo para Jungkook.

Este había dejado su rutina de abdominales, por mirar al chico junto a la cerca que, le sonreía amigablemente, logrando que sus ojos se volvieran finas líneas sobre sus pómulos.

—Hola... —saludaba el menor, un poco bajo, Jimin casi y no lo oía.

— ¿Eres Jungkook, cierto? —preguntaba con una sonrisa.

El pelinegro se ponía de pie y limpiaba su ropa, acomodaba su cabello sudado y se sentía impresentable.

— Eh, si... ¿sucede algo? —preguntaba incómodo.

Cualquier otro muchacho hubiera creído que Jungkook era un "rarito" y se hubiera burlado de lo incómodo que sonaba, pero a Jimin le parecía adorable y bonito. Aquella, había sido la primera vez, oficialmente, en la que habían hablado y se habían presentado. Jungkook no entendía por qué sus manos sudaban cerca de su Hyung o por qué sonreía cuando recordaba las horas pasadas con él.

Pero poco a poco comenzaba a entender lo que le sucedía, no solo se trataba de admiración. Le gustaba su Hyung, le gustaba Park Jimin y todo se había vuelto peor cuando Jimin le había mencionado que, en realidad a él no le gustaban las mujeres. Toda esa confesión sucedió una tarde que Jungkook había llegado con el ojo morado porque de nuevo, sus abusadores habían "delirado" que estaba viendo demasiado a los chicos de básquet y Jimin había sido honesto con él, porque Jungkook aún estaba en la negación. Luego, toda fantasía con su Hyung iba tomando más fuerzas, una oportunidad con él, era todo en lo que podía pensar mientras crecía. Jimin se había vuelto un bueno amigo, un gran consejero y su cómplice, no había sido difícil, finalmente, admitirle que, al parecer si se sentía más atraído por los chicos del equipo que, por las porristas de la escuela.

Una de la frases más icónicas que Jungkook jamás olvidaría por parte de Jimin cuando había salido del clóset para él, había sido: "Me alegra que lo compartieras conmigo y lo siento si te pegue lo gay".

Claro que Park Jimin, seguía sin ver a Jungkook como algo más que su simple mejor—y pequeño—amigo, casi hermano menor. Y eso Jungkook no sabía cómo manejarlo. Jimin le había dado su primera ilusión y cuando le había mencionado que le gustaba alguien—más precisamente él—también le había mencionado que no tenía idea de cómo mierda besar a otra persona. Jungkook sabría que Jimin no se burlaría de él por haber pasado los catorce y seguir sin besar a nadie. Todo lo contrario, Jimin había hecho algo descabellado que había logrado que Jeon terminará más estúpido de lo que ya estaba.

— ¿Quieres que te dé tu primer beso? —habia sugerido Jimin. Los ojos del pelinegro se habían abierto de par en par—. Solo para que estés listo para cuando te animes a invitar a tu Crush en una cita —sugería amigablemente, levantando sus hombros como si no hubiese dicho nada extraño.

Pero Jeon Jungkook sabía que era una oportunidad increíble, aunque estaba nervioso de arruinarlo con sus dientes. Él quería que fuera Jimin y él había dicho que "sí", totalmente, él quería clases particulares con su Hyung, quizás y con el tiempo, Jimin se daría cuenta de lo que podrían llegar a tener. Siempre le decía a Jungkook que era precioso y atractivo. Qué no se diera por menos y que los hombres podrían ser unos imbéciles, pero otros valían la pena.

Claro que luego del primer beso, de la forma en que los labios carnosos de Jimin le iban guíando, en la forma en que la lengua del—en aquel entonces—pelirrojo se inmiscua en su boca, hacía a Jungkook hervir su sangre. Su piel se volvía del tipo gallina y sus manos se habían aferrado a la cintura de su Hyung, Jimin lo besaba con vehemencia y Jungkook se dejaba guiar, hasta que el beso terminaba y Jimin lo miraba con sus mejillas rosadas, Jungkook era algo así como un tomate.

—Jungkook-ah... —soltaba suavemente—. Eres bueno, solo mete tu lengua en mi boca y deja que ambas bailen juntas.

Jungkook lo miraba anonadado, su cuerpo caliente, sus manos temblorosas, su labios húmedos y sus pupilas dilatadas.

— ¿Qui-quieres mi lengua en t-tu boca? —preguntaba sorprendido.

Jimin relamia sus labios y le sonreía mientras asentía—. Si, solo hazlo, dejaré que tú uses tu lengua y luego sentirás la mía chocando con la tuya... Créeme, no eres malo en esto, nadie realmente lo es —susurraba con dulzura, hasta que tomaba la nuca del menor y volvía a besarlo.

En ese entonces, ambos eran de la misma estatura.

Jungkook no había podido evitar cerrar sus ojos, continuar el beso y sacar tímidamente su lengua, para poder usurpar la cavidad ajena. Había abierto sus ojos, cuando había sentido como Jimin succionaba suavemente su lengua y eso daba un leve tiron a sus bolas, mierda... Estaba sudando como cerdo, rogando que su Hyung no notará su cuerpo embravecido, tomando vida.  Pero Jimin parecía disfrutarlo, Jungkook sentía que tenía una chance ahí, él podría conquistarlo, Jimin podría verlo como un potencial compañero romántico, muy pronto.

Jungkook podía soñar, podía hacerlo mucho más cuando sentía finalmente la lengua de su Hyung acariciar la suya, enredarla, luego cambiar el ángulo de la cabeza para profundizar el beso. El tiempo se había detenido para el pelinegro y hasta el día de hoy, Jungkook consideraba ese primer beso uno de los mejores de su vida. Y lamentablemente, Jimin nunca le había visto como algo más que su mejor amigo. Jungkook había entendido su lugar en la vida de Park Jimin y solo sabía que era el único verdadero amigo que, según el rubio creía, jamás le había visto como un compañero de cama. Un pedazo de carne. Jungkook lo veía a él y lo quería. El resto, solo quería su culo, Jungkookie jamás, él no pensaba con su polla. Pensaba Jimin.

El menor era para Jimin la relación más valiosa que tenía y él sabía que nadie lo conocía tan bien como el pelinegro, por eso lo último que deseaba hacer era arruinar su amistad con Jungkook y éste con el tiempo, entendió que para Jimin, ser visto como algo más que un compañero de cama, era más importante que saber que era su primer amor. Así que Jeon Jungkook aprendió a crecer suprimiendo sus verdaderas intenciones, dejándolas de lado, por ser la clase de amigo que Park Jimin amaba y necesitaba. Especialmente porque con el tiempo, ambos habían dado por sentado que Jimin tenía pésimo gusto en hombres y que no creía en el amor verdadero, solo en el buen sexo.

Y Jungkook era el único que realmente le cantaba las cuarenta y lo traía nuevamente a la realidad cuando estaba siendo demasiado revoltoso, incluso para su propio bienestar y diversión. Si, Jungkook siempre estaría ahí, Jimin también... Pero una relación mas allá de la amistad, con el tiempo simplemente quedó enterrada en el baúl de lo deseos y sueños rotos del pelinegro.

SeokJin había despertado hacía más o menos, media hora. Se encontraba mirando su techo y quería evitar pensar en su encuentro de media madrugada con TaeHyung en su cocina. Suspiraba sonoramente considerando los posibles próximos escenarios. ¿Así sería la convivencia con el azabache?. Su paciencia no era tan grande y lo último que deseaba era tener una mala relación con TaeHyung... Otra vez.

Jungkook se giraba, dormido, desnudo y precioso. Lo miraba confundido, con un bonito puchero en sus finos, pero siempre, tentadores labios.

—Es extraño despertarme después de tí y sin que estés enroscado a mi cintura —soltaba con voz adormilada.

SeokJin suspiraba, lo veía y no podía evitar sonreírle con dulzura. De inmediato trepaba encima de un Jungkook que le abría los brazos sin rechistar, todo su cuerpo estaba siendo aplastado por el del mayor y le sentía meter su cabeza en el hueco de su propio cuello, aspirar su aroma y dejar leves chupetones que, le hacían sonreír genuinamente.

—Ahora, este si es un buen despertar —susurraba el pelinegro ronco, estirando su cabeza al lado contrario de los besos de SeokJin para dejarle lugar de hacer lo que quisiese.

Jungkook tenía apenas notorios chupones de la noche salvaje juntos, pero ahora SeokJin los remarcaba. A Jungkook no le importaba, de hecho, era esa minoría de hombres a los que les gustaba andar con las marcas de su amante en un lugar tan notorio como su cuello. Y ciertamente estando bajo el mismo techo que TaeHyung, él quería que las marcas que SeokJin le había hecho, si se notarán.

«TaeHyung...» pensaba Jungkook, de mala gana.

— ¿Tu esposo falso no te deja conciliar el sueño? —preguntaba muy a su pesar.

Aquello había cortado los besos que SeokJin le estaba dando. El mayor se quedaba quieto, sin saber que responder con exactitud. Pero luego recordaba que su relación con Jungkook se basaba, primero que nada en la honestidad, no le negaría eso.

Saliendo de su cuello lo miraba con un deje de cierta tristeza—. TaeHyung y yo tuvimos encuentros raros anoche

—Define raro —pedía el pelinegro, intentando calmar los latidos de su corazón.

SeokJin pasaba saliva.

— Después de años él-... —SeokJin ni siquiera podía decir las palabras porque le costaba entender que un hombre que se empeñó toda su vida en rechazarlo y dejarlo de lado, inclusive negándolo, ahora de repente volvía a insinuarse como si no tuviera un pasado en el que había dejado más que claro que no quería volver a tener nada que ver con SeokJin.

— ¿Él qué? —preguntaba Jungkook, con suma seriedad.

SeokJin le sonreía por lo serio que había sonado.

— ¿Estás celoso? —se mofaba.

Al iniciar su relación con Jungkook, éste había dejado en claro que los celos no eran parte de él, a pesar de que SeokJin hubiese admitido que si eran parte de su esencia, pero que aceptaba totalmente su trabajo en el ILLECEBRA como lo que era, un trabajo. Pero coquetear con otros imbéciles, eso sí que no.

—Dijiste que tú no siente celos, pero mírate —se burlaba el mayor, intentando tocar su barbilla, pero Jungkook le quitaba la mano.

—No son celos, sería diferente —mencionaba—. Estuviste muchos años enamorado de él. ¿Qué se supone que harías si él tuviera las pelotas de admitir que siente algo real por tí? ¿Dónde me deja eso a mí? —preguntaba el pelinegro.

Claramente como le había mencionado a Jimin, Jungkook sabía muy bien el pasado de Tae y su pareja, también sabía lo mucho que SeokJin había amado al pequeño bastardo y culo promiscuo.

SeokJin suspiraba—. Le dejé en claro que no se le ocurriera iniciar ningún juego conmigo —mencionaba el mayor, poniéndose de pie finalmente de la cama para buscar el pantalón que seguía en el suelo.

Jungkook apretaba sus mandíbula y lo veía mirar al suelo.

—Jin... —le llamaba el menor, con un tono más dulce.

SeokJin alzaba la vista y tenía una mirada triste en sus bonitos ojos. Jungkook no resistía las ganas de tocarlo, así que se ponía de pie. Todo su cuerpo musculoso, trabajado y perfecto, era malditamente glorioso y camino al mayor, sentía la mirada de este por cada rincón. De inmediato al pararse frente a SeokJin, éste se adelantaba y tomaba su cintura para atraerlo a su cuerpo, Jungkook no dudaba en dejarse arrastrar más cerca y sus manos peinaban el cabello alisado algo enmarañado del castaño.

—Si vuelves a sentir algo por él...

—No suce-... —SeokJin vasilaba—. No sucederá.

Jungkook quería creerle, pero no podía evitar repetir—. Si vuelves a sentir algo por ese pedazo de mierda, quiero que tengas el maldito coraje de decírmelo —las palabras fuertes de Jungkook, contrastaban mucho con las suaves caricias que le estaba dando al mayor y con sus ojos dulces—. Tú y yo no tenemos secretos, ambos arrastramos un pasado con los imbéciles de la siguiente habitación, pero si algo llegará a pasar con el estúpido de tu falso esposo, quiero ser el primero en saberlo.

SeokJin pasaba saliva y lo miraba con un deje de tristeza—. Si eso llegará a suceder, te doy el permiso de meter la mano dentro de mi pecho y arrancarme el corazón, porque no quiero sentir nada por él.

Jungkook apretaba su mandíbula y largaba todo el aire por sus fosas nasales, se acercaba lentamente para rozar su nariz a la SeokJin con vehemencia y dulzura, mientras los dedos de este otro, trazaban cinrculos sobre su espalda baja.

—Te quiero —susurraba el pelinegro de repente, tomando a SeokJin por sorpresa. El castaño había dejado de dibujar invisibles líneas sobre su piel. Se había tensado y lo estaba mirando fijamente.

Jungkook había dicho dos palabras que no eran tan fuertes como las que se venía callando, hacía ya un buen tiempo, pero que SeokJin nunca presionaba por escuchar. Obviamente ellos se querían, las acciones hablaban por si solas, aunque eran un obvio camuflaje para las verdaderas dos palabras que quería soltar. Estaba seguro que tiempo atrás lo hubiera hecho sonreír de oreja a oreja, sabiendo lo que realmente significaba decirlas de esa forma, pero ahora no sabía cómo sentirse.

Jungkook suspiraba—. Sabes, entiendo que somos pareja y que quizás es muy extraña la frase, no lo sé... —se excusaba el menor, sintiéndose atrapado—, pero no lo tomes de esa forma. Aparte de Jimin eres la persona más cercana a mi —susurraba—. Si fuéramos solo amigos, también te querría, muchísimo, idiota —sentenciaba más relajado.

Y con eso, SeokJin sonreía, abrazaba a Jungkook y besaba su cabeza. El menor suspiraba y lo miraba con sus ojos grandes y brillosos.

—Si te enamoraste de un tipo como TaeHyung, merezco totalmente que te enamores de mi —replicaba Jungkook, doblando la apuesta, con un tono más serio.

— ¿Qué te hace creer que no lo estoy? —preguntaba el mayor.

Jungkook hacía un puchero—. No lo sé. No me gusta ser este tipo inseguro, pero tú me contaste todo y... No me siento tan confiado de repente

—Tampoco me siento confiado, si vamos a admitir que tenemos problemas con los imbéciles de la siguiente habitación.

Y al parecer, estaban admitiendo por primera vez en verdadera voz alta y no con indirectas que, cargaban con un corazón solo un poquito pisoteado.

—No me gusta que TaeHyung juegue contigo —susurraba Jungkook.

SeokJin lo miraba con dulzura—. Sé cómo lidiar con él, solo tengo que recordarme que se cansó de negarme cual Pedro a Jesús y que por mi culpa se hizo gay —exclamaba con una risa seca, luego miraba a Jungkook—. No tienes de que preocuparte.

Jungkook fruncia el ceño—. Voy a pretender que te creo

—Créeme, por favor —susurraba, luego finalmente besaba al pelinegro.

Suave, intenso y a pesar de que le idea era bajar a desayunar, SeokJin y Jungkook habían vuelto a la cama, y no exactamente para dormir.

Minutos más tarde, TaeHyung se había despertado por el ruido en su habitación. Venía durmiendo solo tantas noches desde su falso casamiento que, el ruido de alguien más en su dormitorio lo había sobresaltado de repente.

— ¿Qué-qué? —balbuceaba, intentando abrir sus ojos.

—Park Jimin, follamos anoche ¿me recuerdas? —preguntaba el rubio como si nada, mientras TaeHyung lo enfocaba de espaldas a él, sentado en la cama y atando sus zapatos.

TaeHyung reía ladino—. Si te recuerdo, solo fueron segundos en los que no entendía de donde venía el ruido —respondía con voz ronca, fregando sus ojos.

—Lo lamento, no quise despertarte —se apresuraba el rubio, a disculparse y tomar sus cosas restantes de la habitación del azabache—. La pasé genial, cuídate

—Oye, espera, espera —pedía TaeHyung, levantándose totalmente desnudo y duro. Jimin lo miraba completo y relamia sus labios—. Creí que podríamos tener un poco más de diversión antes de irte y un desayuno.

Jimin alzaba sus cejas, era la primera vez que le ofrecían desayuno y mañanero, pero por más tentado que se sintiera, tenía un turno que alcanzar en la cafetería de su tío.

—Lo siento, tengo que entrar a trabajar —se disculpaba apenado—. Pero podemos repetir en otro momento, como quieras.

Jimin hablaba tan relajado y con una sonrisa tan preciosa en su bonito rostro adormilado que, TaeHyung definitivamente se aseguraría de que ellos repitieran, pero antes lo tomaba de la cintura y lo atraía a su cuerpo, haciéndole sentir esa dura erección entre ellos, perteneciente a su pelvis.

—Dios, si quiero... Pero ¿no puedes quedarte?. ¿También trabajan de día en el burdel? —abría sus ojos inmensamente.

—Ay, no —respondía Jimin—. Es mi trabajo de día, soy Barista y camarero en la cafetería de mi tío y no puedo llegar tarde, ese trabajo cubre la mayoría de mis gastos —se lamentaba.

TaeHyung fruncia sus cejas, pero no pensaba mucho y lo besaba, era un beso suave, tranquilo y muy bien dado que a Jimin le gustaba, por lo que llevaba a TaeHyung contra su puerta y se arrodillaba decidido a hacerse cargo de ese problema que tenía entre sus piernas. Su boca y lengua se había hecho amiga del bajo abdomen de TaeHyung, de sus sutiles abdominales y de su larga, gruesa y bonita polla. Un gemido ahogado abandonaba la garganta de TaeHyung, despertándolo de su pereza, logrando que hilos de palabras sueltas llenas de halagos al bonito rubio de rodillas frente a él, fueran el buen incentivo que Park Jimin necesitaba para dejar de jugar con su lengua sobre la longitud y hendidura de la polla torturada de TaeHyung.

Y por más que éste lo estuviese disfrutando y aJimin le gustaría alargar más el momento, al parecer no convencería al muchacho de que faltará a tu empleo, así que, ayudado por su boca y ambas manos, una que masturbaba a TaeHyung y la otra que jugaba con sus bolas para más tortura, lo hacían correrse rápido, intenso y muy bueno, robando una sonrisa perezosa y sensual del azabache que, ahora lo miraba y notaba que lo había despeinado por completo al tener sus largos dedos enredados en sus hebras rubias.

—Gracias por eso —soltaba ronco—. Te debo una mamada —soltaba, alejándose de la puerta para a buscar un pantalón de chándal de su armario—. ¿Tienes como ir?. Puedo pedir un auto por ti.

Jimin se ponía decente y negaba—. Kookie se despertó antes que yo, él ya hablo con quien ya sabes y nos llevará a ambos.

TaeHyung alzaba sus cejas—. ¿El chiquillo se irá contigo también?

—Tiene que estudiar y aparte SeokJin Hyung tiene su programa esta noche, usualmente no se queda cuando trabaja porque el programa radial es tarde —respondía como si nada—. Em-... Te veré por ahí, ya me están esperando para partir.

Jimin se notaba incómodo y TaeHyung no entendía por qué, pero se encargaba de ir hacia la puerta con él.

—Te acompañó hasta abajo —exclamaba tranquilo.

Cuando llegaban, Jungkook estaba desayunando con un SeokJin que lo tenía de la mano, besando sus nudillos y secreteando muy íntimamente quién sabe que cosa. A TaeHyung le provocaba cierto rechazo, era extraño. Llámenlo rarito, pero ver a SeokJin "mimoso" lo hacía sentirse extraño, con un nudo en su estómago, algo nauseabundo, pero ver a SeokJin tomando a Jungkook le calentaba hasta la sangre y sus ojos no querían ver hacia otro lado, como ahora.

El pelinegro cortaba el momento cursi de sonrisas de puros dientes y ojos brillosos con SeokJin para ver a Jimin llegar con su bolso y un TaeHyung semi desnudo, dormido... Despeinado, cara de pocos amigos, pero sosteniendo firme la cintura de su Hyung. Jungkook suspiraba sonoramente.

—Hace media hora te estamos esperando, Jin tiene cosas que comprar y tu turno para trabajar va a ser en menos de una hora. Ni siquiera bajaste a desayunar —le regañaba el pelinegro.

Jimin fruncia sus labios—. Lo siento yo-...

—Me desayunó a mi —soltaba TaeHyung de repente y ahí estaba, veía a SeokJin fruncir sus labios y beber su taza de café mientras soltaba la mano de Jungkook.

¿Eso era algo, cierto? ¿Lo había incomodado? ¿Puesto celoso?. Momento... «¿Y por qué mierda lo quiero poner celoso?»

TaeHyung estaba tan desorientado con sus propios pensamientos que, no notaba como Jimin se había puesto rojo como un tomate y Jungkook negaba con la cabeza desaprobando la actitud de su amigo.

—Como sea, vamos —pedía Jungkook, tomando su té y poniéndose de pie.

SeokJin le acompañaba en el ademán, dejando las cosas en la pileta y ordenando arriba de la mesada, luego de mala gana resonaba su cuello, tomaba llaves del auto, de la casa, celular y su billetera, para finalmente mirar a TaeHyung.

—Iré al supermercado, aparte de condones ¿deseas algo más para agregarlo a mi lista? —soltaba con una seriedad mortal.

Jungkook miraba hacia otro lado y Jimin quería evitar suspirar, estaba seguro que en cuanto quedara a solas con Jungkook, éste le daría sus buenos golpes por haber salido sin protección aquella noche anterior.

TaeHyung ponía el dedo en su mentón y abultaba sus labios, mirando hacia arriba, todo pensativo. SeokJin apretaba sus dientes y sobaba su frente, no podía verlo ser tan... Él.

— Pensándolo bien —soltaba—. Me hacen falta varias cosas, así que iré contigo —añadía con confianza.

— ¿Qué? —SeokJin alzaba sus cejas—. No saldré de compras contigo

— ¿Por qué no? —soltaba TaeHyung con cejas fruncidas, luego alzaba su mentón—. Soy tu esposo, espérame aquí, ya vuelvo

—Tae-...

— ¡Qué ya vuelvo! —gritaba como respuesta.

El castaño soltaba un jadeo de frustración, se giraba y veía a Jungkook y Jimin mirándole. El rubio estaba incómodo y Jungkook lo miraba cauteloso.

—Vayan al auto —SeokJin le daba la llave a Jungkook—. Ábrelo, ya vamos. Revisaré una última vez la despensa a ver si falta algo, pueden ir acomodándose —pedía con dulzura.

Jimin asentía y salía antes que Jungkook, este último se acercaba a SeokJin y lo tomaba de la cintura—. Podemos salir ahora y dejarlo aquí —mencionaba.

Sonaba como un buen plan, pero...

—Me va a molestar por una maldita semana si hago eso, créeme... —SeokJin suspiraba y Jungkook notaba su lucha así que, le daba un casto beso y se dirigía al auto para encontrarse con Jimin.

SeokJin volvía a revisar a ver si a su lista le faltaba algo, porque no podía confiar en que TaeHyung hiciera las compras. Solo tendrían snack y alcohol o quizás nada de eso y SeokJin era fanático de una buena alimentación que no podía confiar al azabache.

—Listo —la voz gruesa de TaeHyung, se escuchaba tras él—. ¿El resto?

SeokJin se giraba, anotando algo en su celular—. Esperando en el auto —mencionaba sin ver a TaeHyung a los ojos y caminando a la puerta—. ¿Estás listo?

— ¿Qué no piensás mirarme o qué? —preguntaba tras él, siguiéndolo a la puerta y sorprendiéndose cuando SeokJin giraba de repente y lo miraba seriamente—. Oh, hola...

El castaño apretaba su mandíbula—. Listo, ya te miré —respondía sin mucha gracia, intentando no bajar su mirada de los ojos traviesos del azabache—. ¿Tienes todo?

—Necesito pasar por un cajero para un poco de efectivo —respondía TaeHyung, suavemente.

—Si hay uno al llevar a Jimin y Jungkook, pararemos, sino irás por tu cuenta —mencionaba, girando sin esperar una respuesta.

TaeHyung rodaba los ojos y resoplaba, pero no decía nada, cuando llegaban al auto de Jin, los chicos ya estaban dentro y TaeHyung no podía evitar mirar seriamente a Jungkook, por ir en el copiloto. Cuando se sentaban, SeokJin abrochaba su cinturón y advertía:

—No hagas nada estúpido allí atrás, extrañamente la prensa amarillista tiene una rara fascinación contigo y conmigo, guarda las apariencias —y Jungkook quería creer que realmente tenía razón.

De hecho, SeokJin lo cuidaba mucho de eso, porque había algún que otro paparazzi muerto de hambre que, se encargaba de fotografíar demasiado a los hijos de los empresarios dueños y encargados de uno de los diez viñedos más populares de Corea. Y ahora estaban en el ojo de la prensa amarillista de las que los Kim mayores estaban hartos. Si, había verdad en sus palabras, pero Jungkook lo sentía personal.

—Tranquilo, angelito cretino —murmuraba TaeHyung, poniendo su mano en el muslo de Jimin—. A lo máximo, voy a manosearlo por lo bajo, nadie se dará cuenta.

Jungkook fruncia el ceño y de giraba, clavando sus orbes en Jimin y este sentía como le juzgaba a través de una simple mirada, por lo que el rubio miraba a TaeHyung y negaba con su cabeza.

—Pfff. Hoy se levantaron todos aburridos —resoplaba y todos coincidían en que tenía el talento de llenar el ambiente de un aire tenso e incómodo.

Pero SeokJin solo lo ignoraba y se disponía a echarse a andar. Minutos más tardes, dejaba a ambos chicos en el edificio de Jungkook. Jimin no vivía muy lejos de allí y la despedida había sido realmente extraña, pero TaeHyung había sido sumamente decidido cuando había tomado a Jimin de la nuca para besarlo. SeokJin fregaba su frente y miraba a Jungkook, le pedía una disculpa con sus ojos y suspiraba.

En el pasado hubiera habido un beso, pero ahora, era un poco más incómodo y cuidadoso.

—Dime cuando quieres que venga por ti o vendré aquí a verte ¿de acuerdo? —susurraba.

Jungkook tomaba su mano y la apretaba, sonriéndole dulcemente—. Amo tu cama, pero ven a mi apartamento la próxima vez.

SeokJin asentía y de repente una puerta se abría y notaban que Jimin había salido del auto. Un poco sin aire y con labios hinchados mientras TaeHyung limpiaba sus labios.

—Tu chico tiene todo el cuello masacrado, no me veas así por besar a Park Jimin como despedida —soltaba serio.

Jungkook había sonreído interiormente porque el azabache había notado las marcas.

SeokJin por su parte negaba con su cabeza—. Avísame si necesitas algo

—Estaré bien —respondía suavemente el pelinegro.

SeokJin asentía—. De igual forma, avísame si necesitas... Lo que sea —luego se aproximaba a Jungkook y besaba su frente con dulzura.

TaeHyung levantaba apenas su mirada y hacía una mueca de asco que, ninguno de los presentes captaba, minutos después Jungkook sabía que no obtendría un beso, pero se encargaba de mirar con verdaderas ganas los labios de SeokJin y relamia los suyos.

—La próxima me dejas sin aire o no te dejo entrar —se burlaba.

SeokJin sonreía y asentía, TaeHyung imitaba a Jungkook haciendo mímica y el pelinegro justo lo veía.

—Muy maduro, Tae —replicaba, el azabache alzaba la cabeza con sumo orgullo y mentón en alto—. No fue un placer conocerte —replicaba Jungkook.

TaeHyung abría exageradamente su boca y luego la tapaba con su mano fingiendo sentirse herido.

—Jimin piensa diferente —replicaba a cambio.

Jungkook reía, sin gracia y luego abría la puerta para salir, antes de cerrarla añadía—. Buena suerte, cariño. No te estreses con cosas que no lo valen.

Cuando la puerta sonaba, TaeHyung salía de atrás y se sentaba en el copiloto, SeokJin lo miraba con sus cejas en alto.

— ¿Qué? ¿Quieres hacer de chófer conmigo atrás? —soltaba.

SeokJin negaba—. Cómo sea —arrancaba nuevamente camino al supermercado.

—No pasamos ningún cajero camino aquí

—Seguro habrá alguno en el supermercado y sino, te dejo cerca —mencionaba sin ganas.

TaeHyung apretaba sus dientes—. ¿Te pasa algo hoy?

SeokJin se detenía en un semáforo—. Te pedí que no hicieras un show, e hiciste todo lo contrario

—Oh, vamos. Puede que nadie haya visto, exageras un poco —mencionaba.

—Yo exagero, pero cuando la gente habla de mi, habla por lo que yo digo en mi programa, no por lo que hago, como otros —respondía, andando nuevamente.

TaeHyung chasqueaba con su lengua y decidía no responder nada, cuando finalmente llegaban, SeokJin comenzaba a buscar un lugar para estacionar. Todavía estaba el aire tenso, al igual que la mandíbula de SeokJin, apretada, marcada, dejando lucir un sensual perfil.

Cuando encontraba un lugar, apagaba el motor y suspiraba, dejando caer su cabeza en el asiento y tomando un cigarrillo de la guantera. TaeHyung lo miraba sin decir nada.

—Puedes bajar y hacer tus compras, luego te alcanzo —mencionaba SeokJin, encendiendo el auto.

—Te ves estresado, cariño —soltaba con sorna el apodo cariñoso—. ¿Tu chico no te ayudo esta mañana?

—Cuida tus palabras, Tae —susurraba, abriendo la ventanilla y tirando el humo hacia afuera.

— ¿Necesitas un mamada para sonreír?. Puedo ofrecerme como tributo —susurraba sensual, desabronchándose el cinturón.

SeokJin suspiraba, daba otra calada a su cigarro en silencio, TaeHyung lo miraba seriamente de brazos cruzados y aún no salía del auto, pero resoplaba sonoramente a propósito. Por lo que el castaño daba una última calada y sonreía algo divertido por sentir a TaeHyung algo molesto a su lado, refunfuñando como un niño. Cuando el cigarro caía, levantaba la ventanilla, desprendía su pantalón y bajaba el cierre del mismo mirando a TaeHyung con ojos oscuros.

—Hazlo —ordenaba desafiante.

TaeHyung quería esconder que se había sorprendido por aquello, pero su cuerpo recibía una escalofríos por toda la columna y su boca comenzaba a salivar.

—Diablos, si —TaeHyung se inclinaba más entusiasmado de lo esperado, pero SeokJin se horrorizaba y lo tomaba por los hombros justo a centímetros de su entrepierna y sus manos en su muslo.

— ¡Espera, no! —el castaño intentaba levantar la pierna derecha para evitar la cercanía—. ¡Era una maldita broma, TaeHyung!.

El azabache fruncia su ceño y hacía un puchero confundido—. ¿Y por qué mierda desabotonaste tu estúpido pantalón? —manoteaba para quitarse las manos de SeokJin de encima.

— ¡Creí que te burlarias y me rechazarias y luego me reiría en tu cara por el pánico!  —sentenciaba—. Mierda, yo no creí que tú-... —las palabras de SeokJin morían en su boca y su cuerpo acalorado mientras abrochaba su pantalón, luego sus ojos abiertos de par en par y TaeHyung estaba seguro que si seguía viéndole se sonrojaría.

Así que fingía comenzar a reírse como un demente, SeokJin fruncia su ceño y lo miraba confundido, luego lo veía abrir la puerta y con ese porte de culo engreído y relajado, se acercaba a escasos centímetros, éste apenas se había alejado ante el acercamiento de TaeHyung.

—Que ingenuo eres, angelito —susurraba, intentando aparentar que realmente no lo quería desesperadamente y las cosas con SeokJin eran tan extrañas que, él no debía de preocuparse porque su actuación funcionaba a la perfección.

SeokJin no creía realmente que lo había hecho esperanzado de tener su polla en su boca, otra vez como en la noche anterior, de sentir nuevamente su textura y sabor como un muerto de hambre al que no alimentaban hacía un buen tiempo de su comida favorita.

—Imbécil —susurraba TaeHyung—. Un adorable imbécil, eso es lo que eres

—Tú comenzaste, la próxima que te ofrezcas y quizás hasta te obligue para que dejes de molestar con tus chistes bizarros —sentenciaba dulcemente.

— ¿Mis chistes bizarros tienen algún efecto en ti, Jinnie? —cuestionaba TaeHyung.

Ansioso de saber si tenía algún poder sobre SeokJin.

Éste suspiraba, negaba mirando hacia otro lado, pero luego volvía a mirar a TaeHyung y añadía—. Te dejé en claro no jugar conmigo, estoy intentando recobrar la maldita extraña normalidad entre nosotros

— ¿Abriéndote los pantalones? Muy listo —la distancia aún era tan escasa.

SeokJin apretaba sus dientes, estaba cayendo como imbécil ante el juego retorcido de TaeHyung.

—Olvídalo, fue un mal chiste. Por poco y hasta me haces creer que me la querías chupar, que ingenuo soy —setenciaba SeokJin y salía del auto de una maldita vez con un portazo que hacía saltar a TaeHyung.

SeokJin salía y exhalaba el aire contenido, fregando su rostro e intentado recobrar su estabilidad emocional. TaeHyung por su parte, apretaba sus dientes por haberse quedado con la última palabra atorada en su garganta, cuando en realidad...

«Su polla debería estar atorada en mi maldita garganta» pensaba, ya ni siquiera sabía qué diablos creer sobre él mismo a estas instancias.

Perdón la tardanza 😔 estaba que escribía y borraba para desarrollarlos sede otro ángulo y así... Pues, esto salió.

¿Qué piensan de ambos?

Estado de la rueda de actualización:
EROTOFONOFILIA ✅ 27/6
ANATEMA ✅ 28/6
REMEMBER ME ✅ 01/07
HOLA, SOY VANTE ✅ 04/07
UPSÍDA ✅11/07
ILLECEBRA ✅ 18/07
¿Y SI DIGO QUE NO? ❎

De nuevo pido perdón por estar retrasada respondiendo sus comentarios 😭😭😭

Con amor Niñita Nany 💜

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