El Aprendiz de Zeus Cap.10

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—Parece que Zeus te dio una paliza ayer —estaba con Hefesto en su forja, ayer peleé con Zeus y me fue mal, amanecí con un moretón gigante en el pecho.

—Aún me duele... —murmuré conteniendo el dolor.

—Éso es dolor de hombre —señaló el moretón —, aguanta si eres uno.

(Claro, de seguro tú recibiste este tipo de dolor)

—Eso hago. Auch... Debo irme.

Me despedí de Hefesto y me dirigí al palacio principal de nuevo, cuando entré visualicé a Zeus apoyado en una pared.

—Te esperaba —dijo al verme.

—¡Mira lo que hiciste! —le mostré el moretón, él reaccionó indiferente.

—Éso es una marca de hombre.

(Dolor, marca, lo que sea...)

Zeus bajó conmigo las escaleras ya que ambos íbamos a charlar un rato cerca del coliseo. Cuando llegamos ambos vimos a Hera fuera del coliseo con una chica, su cabello era de un marrón muy claro, un tanto rojizo, acomodado en una cola, tenía una falda larga hasta sus pies y una  blusa blanca sin mangas con una suéter marrón cubriéndola. Desde aquí podía ver sus ojos, eran rojos parecidos a la sangre, como mi cabello, y se notaba mucho el color, era hermosa y se veía simpática y muy cariñosa. Sus labios eran rosados y lindos, el perfil y las facciones de su cuerpo eran perfectas, su color de piel era un poco similar a la de Afrodita y era un poco flaca, ¿acaso era una diosa?

Sentí una... Atracción inmediata, un llamado extraño y... Especial.

—¿Q-Quién es ella...? —le pregunté a Zeus sin quitar mi mirada de sus ojos —¿Es del Olimpo?

—No, es del Cielo.

(Sí, es hermosa como el cielo...)

—¿Cómo... dices? —quise escuchar de nuevo lo que dijo.

—Es del Cielo, es una Ángel, sí, lo es, aunque no se vean sus alas. Detecto su energía angelical y de seguro tiene sus alas ocultas.

(Tiene razón, su energía es diferente a la de los Humanos)

—¿Y qué hace una Ángel aquí? —inquirí entre suspiros y susurros, me perdía en su belleza, en sus ojos rojos, en su cabello llamativo, era como ver a Afrodita, pero muy diferente y... Única.

—¿Nunca te preguntaste qué haces aquí? —eso me ofendió pero lo ignoré, yo negué al respecto —Ella es la mensajera del Cielo, como Hermes; tiene el permiso y el derecho permitido por Hera de entrar aquí, es una chica de confianza y muy buena. Toda una Ángel. Casi no se le ve pero debe tener nueva información.

—¿Información de qué?

—De Demonios Puros. Últimamente Demonios Puros andan sueltos por el mundo causando un desastre y arrasando con todo a su alrededor, su rey no parece estar poniendo orden...

Hades y yo eliminamos a uno pero parece ser serio este tema, quizás enfrentemos a Demonios Puros más tarde, lo que no sería bueno para mí.

—Yo te expliqué lo del Consejo Mundial, somos parte de ello y tenemos relación con los Ángeles.

—¿Habrá un problema por esto? —siempre que pasan cosas así terminan mal.

—Esperemos que no, y si lo hubiera, sería entre Facciones y eso no nos involucraría.

Ya tengo miedo y no ha pasado nada; Ángeles, Demonios Puros, poderes, preferencias, decisiones y problemas. Todo un caos antes del caos.

—… Deberías hablar con ella —balbuceó el dios a mi lado.

—¿Qué...?

—Parece que estás sordo. Te dije que deberías hablar con ella, no recuerdo bien su nombre pero tiene tu edad de veintiún años.

(Vaya...)

—N-No puedo —me niego apenado —. Además, ¿acaso no está prohibido que un Ángel y un Humano tengan contacto?

—¿Desde cuándo le prestas atención a eso? Vamos. Parece que ella también quiere hacerlo. Mírala —giré para verla, ella me estaba mirando mientras estaba desprevenido, tuve contacto visual que solo duró dos segundos, quitó su mirada y se acomodó un rizo suelto de su cola detrás de su oreja derecha.

(Es tuya...)

No lo sé... Tengo miedo y creo que no es lo correcto.

—No sirvo para estas cosas —musité.

—No la dejes con las ganas, una Ángel y un Semidiós, un poco raro pero no importa.

(¿Ahora es Zeus, el Dios del Amor?)

—No puedo ir y interrumpir su conversación con Hera, tu esposa me pegaría —Hera era dura ante todo y sería de buena educación.

—Tienes razón. Tienes el día libre.

(No me jodas...)

Zeus se dio la vuelta y se largó, no podía estar aquí parado, ella y Hera pensarán que las estoy acosando. Usé mis rayos y entré al coliseo sin pasar por la entrada. Lo haré, pero para no dejarla. Se notaba en sus ojos las ganas de tener un contacto conmigo, admito que yo también quiero pero… No me acostumbro a ver seres como Ángeles, aunque debe ser genial.

Estuve esperando sentado en el piso del coliseo, miraba la energía de Hera y la de la chica esperando a que Hera se fuera pero parece que ella también lo hará, no sé qué hacer.

Esperé por un buen rato y por fin vi que Hera se había ido, aproveché y salí por la entrada del coliseo y me dirigí a la chica, me acomodé el cabello y mi ropa muy rápido con mis manos. Ahí estaba ella, parada como si estuviera esperando algo pero parecía estar más sola y pensando algo, tenía su vista lejos y perdida hasta que llegué yo.

—Hola —saludé y ella se asustó un poco, pero al ver que era yo se giró y bajó su cabeza, estaba sonrojada.

—Ho-Hola —saludó apenas.

—¿Qué haces aquí sola? ¿Esperas a Hera?

—N-No, y-yo so-solo estaba… Aquí —respondió tartamudeando, sus manos temblaban, su voz era la de una chica simpática y amable, suave, cálida de escuchar.

—Pensé que estabas sola y quise al menos hablarte y no dejarte sin... Compañía —su rostro estaba mirando al suelo pero veía que estaba totalmente roja del sonrojo —. S-Soy Tom, Tom McFly —me presenté. Ella estaba balbuceando algo, estaba muy nerviosa —. Si quieres puedes decirme tu nombre después, no hay problema —había que calmarla un poco —. ¿Eres una…?

—¡Á-Ángel! —exclama, parecía estar conteniendo su vergüenza.

—¿En serio eres una? Debe ser genial tener alas y poder volar, volar por los cielos y ver todo —no es que fuera un sueño pero al menos quise volar una vez en mi vida.

Ella asintió.

—De seguro tienes tiempo aquí, debes tener la confianza de todos.

—Yo… Solo he… Ha-Hablado con Hera.

—¿En serio? Entiendo. Tus ojos, son bonitos, me recuerdan a mi cabello
—ella levantó su cabeza y miró mi cabello, pude ver de cerca sus ojos color sangre, nadie poseía tal color de ojo, igual que no había nadie con el color de mi cabello —, parece ser que somos especiales en este mundo, un chico de cabello rojo y… Una Ángel de ojos rojos.

Ella miró con atención mi cabello y parecía querer tocarlo, más bien quiso pero se arrepintió de querer hacerlo.

—Anda, hazlo, sé que te causa curiosidad, puedes tocar mi cabello —le dí seguridad y se acercó más a mí, subió sus manos y tocó mi cabello.

—E-Es hermoso —opina en un susurro que pude escuchar claramente.

—Gracias —le agradecí por eso. Ella terminó y se acomodó donde estaba, parecía tener seguridad y comodidad ahora, no tenía expresión pero me miraba directamente a los ojos.

¿Ahora qué?

(Invítala al coliseo y muéstrale tus poderes)

¿Quieres venir conmigo?

Se sonrojó de nuevo, se veía tierna y totalmente perdida cuando sus mejillas se teñían de rojo. Asintió como respuesta.

—B-Bien. Sígueme.

La chica me siguió al coliseo pero nos sentamos en lo más alto de las gradas. Me senté con ella a su lado, pero no tan cerca, debía dejarle su espacio.

—Mira lo que puedo hacer —le enseñé mi mano izquierda, unos rayos empezaron a salir de ella.

La chica se sorprendió y miró más de cerca mi mano electrificada.

—¿Eres… Hijo del Dios del Trueno? —preguntó apenada.

—No. Digamos que tuve un accidente en el Olimpo y obtuve sus poderes. Puedo hacer muchas cosas y aprendí rápido.

Ella se levantó y se puso frente a mí sin mirarme a la cara.

—M-Mira —parece que quería devolverme la demostración. Ella sacó sus alas, alas de Ángel blancas, eran grandes, largas y con muchas plumas blancas extendidas a los costados. Eran increíbles y alucinantes, jamás había visto un par así con mis propios ojos.

—¡Guau! —me levanté y empecé a verlas por diferentes partes, admiraba a los Ángeles y a sus alas —¡Son geniales!

—G-Gracias.

—Son hermosas, al igual que tus ojos... —en ese momento su rostro se puso rojo de nuevo —¡No! ¡Lo siento, no quise...! ¡Ah! Contrólate, Tom, siempre me dejo llevar. ¡Tonto Tom!

Mientras me insultaba a mí mismo escuché las carcajadas de la chica, se estaba riendo de mí, hasta su sonrisa es bonita; sin esperarlo repentinamente empecé a reírme de mí también.

—Soy… Jenissia, Jenissia Magdanol —su nombre era muy interesante, tal vez sea porque es una Ángel y pertenece al Cielo.

—Ya me sé tu nombre, yo…

—¿Puedo pedirte algo? —ella me interrumpió.

—Ehm... Sí, lo que sea —no podía pedirme algo malo ni nada.

—Sé mi amigo, por favor.

(Pero claro que lo iba a ser)

—C-Claro, pero yo creí que éramos amigos desde que te dije mi nombre —al decirle eso se sorprendió y su mirada se congeló —, de todos modos ya valió la… ¿Jenissia? —ella no se movía, estaba congelada totalmente, me acerqué a ella y la tomé de los hombros, era suave. La sacudí un poco con cuidado —¿Jenissia? ¿Estás bien?

Jenissia reaccionó y miró mis manos en sus hombros y luego tuvo contacto visual conmigo.

—¿Tom? ¿Qué pasó?

—Estuviste en shock por unos segundos pero ya estás bien —le regalé una sonrisa.

—¿Eres mi… amigo? —preguntó mirando a otro lado para que no viera sus ojos. Yo la solté y respondí.

—Sí —en ese momento vi cómo su cara volvió a cuando estaba en shock —, ¿estás en shock de nuevo? —le pregunté y ella negó girando a los lados su cabeza.

Parecía ser algo curioso de ella y no aguanté las risas. Estuvimos un rato hablando, la hacía reír y solo para pasar un rato y conocerla, ya parecía no estar nerviosa conmigo. Mala suerte fue cuando ya tenía que irse.

—Lo siento, tengo que irme —se levantó y yo también lo hice.

—¿Te volveré a ver? —le pregunté sin esperanzas.

—Ahora que… eres mi amigo, sí —respondió con una sonrisa —PORTAL ANGELICAL —un portal se abrió y yo quedé asombrado.

—¿Sabes usar magia?

—Sí, es algo nuevo. Adiós, Tom.

—A-Adiós... —la vi pasar por el portal y se fue, quedé un poco desanimado, sentí que creé un lazo con ella. Bajé y salí del coliseo.

—Parece que le agradaste —Zeus estaba apoyado de la pared al lado de la entrada, cuando lo escuché casi le disparo con un rayo.

—N-No me tomes por sorpresa así. Pero sí, parece ser buena y me agradó mucho.

—Sigue así, ya aprendiste mucho este día —empezó a andar sin rumbo. Estuve pensado un poco sobre lo que dijo, no entendí nada.

—¡Espera! ¿Qué fue lo que aprendí hoy?

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Jenissia sintió un gran impacto al conocer a Tom, un chico de ojos azules y cabello rojo, pensó que era el indicado para ella, sintió sentimientos verdaderos y puros cuando lo vio. Sintió amor a primera vista. Pero no tuvo el valor de presentarse ante todo como se debía por sus nervios, jamás vio a un chico tan apuesto y agradable como el Semidiós del Olimpo.

Jenissia corrió hasta llegar al castillo del Rey Ángel, Sebastián, cuando llegó al rey tomó aire y se preparó para hablar, pero el rey tuvo la primera palabra.

—Buenas noches, Jenissia. Sabes que pudiste volar a mí, ¿cierto? —el rey vio a la joven tomando fuertemente aire.

—L-Lo siento.

—Apuesto a que viniste por algo —el rey acertó, Jenissia sabía que el rey conocía a todos en el mundo sin apenas verlos y quería saber de... Su chico.

—Si me permite, sí.

—Claro. Dime.

—Quiero saber sobre alguien —el rey se sorprendió al escuchar lo de la joven Ángel.

—¿En serio? Nunca vienes a mí a pedirme información de alguien —el rey sonríe extrañado.

—Lo encontré, encontré al… Chico perfecto —Jenissia se sonrojó al decir eso y el rey se sorprendió aún más.

—¡Excelente! ¿Quién es el afortunado? —inquirió ansioso por saberlo.

Jenissia se acercó al rey para hablar más claro.

—Se llama Tom McFly, tiene mi edad, su cabello es rojo como mis ojos, sus ojos son como el mar que refleja el color del cielo azul, su sonrisa y su personalidad, es… Perfecto —Jenissia suspiró con tan solo describir a Tom.

—Ya lo encontré —el rey usó magia para detectar al joven —Grecia, un... ¿Semidiós del Olimpo? Oh... Con poderes eléctricos... Vaya… ¿Estás segura? —quiso asegurarse.

—Sí —respondió con una sonrisa.

—Es un Humano... Parece que tiene muchas cosas en común. Es huérfano, como tú.

Jenissia sintió lástima al escuchar eso pero se animó y preguntó una cosa más.

—¿T-Tiene un Ángel Guardián? —preguntó.

—No, pensé que estaría bien con los dioses —Sebastián notó los sentimientos de Jenissia a Tom y ya adivinó lo que quería.

—¿Puedo ser su Ángel Guardián? —preguntó con ansias y emoción de serlo. Sebastián pensó un poco en ese momento pero sólo quería comprobar que Jenissia sentía cosas por él —Por favor, se lo ruego por Dios. Asígneme, deje que yo me haga cargo y lo vigile y lo cuide.

Ya eran los límites. Eran suficientes pruebas.

—Está bien —Jenissia sintió que este era el mejor día de su vida y empezó a saltar de la emoción —, pero creo que más bien él te cuidará a ti —Jenissia se sonrojó y le agradeció.

Sebastián vio a la joven Ángel  enamorada irse con felicidad pura y con amor.

(Así que el amor a primera vista es real, ¿eh?) Pensó el Rey Sebastián.

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Gente aquí ya se hicieron presente los Ángeles. Acaban de conocer a una Ángel totalmente enamorada de Tom McFly. Jenissia Magdanol... Es uno de los mejores nombres que se me han ocurrido.

No solo eso, ahora le daremos inicio al origen de éste lazo entre ambos y serán testigos del reinado del Rey Sebastián.

Déjenle su voto por Jenissia y comenten sus primeras impresiones de ella y del rey Ángel.

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