El Aprendiz de Zeus Cap.49

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Me teletransporté rápido adonde se sentí la energía, y casualidad era en la ciudad de Atenas, en el centro de toda la ciudad, ¿cómo no pude reconocerlo antes? Ahí estaba Darkius, los dioses ya debieron percatarse de la presencia de él. Cuando llegué vi a gente corriendo por sus vidas, adultos, jóvenes y niños, personas inocentes corriendo para vivir, más adelante se veía humo negro salir de varios lugares.

Con mis rayos llegué a la energía del hacha, Darkius terminaba de acometer a unos cuantos guardas y guerreros locales, otra masacre se había hecho y no pude llegar a tiempo.

(Desatará el Infierno aquí)

—¡Darkius! —llamé su atención, él giró y al verme se rió a carcajadas.

—¡McFly!

—¡Acabemos con esto de una vez! ¡Tú y yo! —sin pensarlo dos veces le disparé un rayo que lo envió lejos.

Se levantó segundos después del impacto y caminó torpemente a mí.

—No te dejaré escapar otra vez, no esta vez.

—Créeme, ya no pienso hacerlo —de mi cuerpo empezaron a salir rayos, rayos que poco a poco perdían el control —. ¡Mataste a Hurtson, cosa que no te perdonaré! ¡Mataste a gente inocente y estoy seguro de que quieres más! ¿Te haces llamar Humano? Pues yo creo que no eres uno.

—Déjate de sermones. ¡Ven y enfrenta tu destino! —me moví en un parpadeo y lo golpeé en la cara varias veces evitando con suma concentración los intentos de matarme con su hacha, pero en un momento me separó de él lanzándome un puñetazo directo al pecho dejándome sin aire —Maté a Hurtson, me dio mucha lástima hacerlo, fue un acto valiente y estúpido a la vez, no estaba en condiciones para recibir tal daño de mí; tu amigo fue un completo tonto al intentar matarme. Acto fallido, nadie puede matarme.

Eran insultos para Hurtson, no iba a dejar que hablara mal de él aun así estando muerto, me quemaba por dentro y me enfurecía.

—No te atrevas a seguir hablando de él...

—Pobre Ángel Caído, su muerte bastó para dejarle una advertencia a su reino. Témanme y mueran.

Concentré una gigantesca cantidad de energía en mi puño derecho y le disparé al centro de su armadura, una pequeña explosión se formó por el impacto, pero luego Darkius salió del humo intacto con una mirada orgullosa y victoriosa.

—¡Hey, tú! ¡Basura gigante que se cree Mortal!

Una voz llamó a Darkius por detrás de él y de todo, esa voz…

—¡Deja a mi pequeño amigo en paz!

(¡Hefesto!)

Hefesto apareció caminando apoyado de su bastón, llevaba un chaquetón de cuero marrón y el resto era todo oscuro con una espada envainada en su funda en su cintura.

Darkius rió al verlo.

—¿Qué es esto? ¿Un… discapacitado desfigurado? ¿"Pequeño amigo"? —eran burlas para Hefesto.

—¿Qué? ¿Tienes miedo de enfrentarte a mí y perder?

—Qué engreído. Digamos que no podría hacerlo, no quiero dejarte peor de lo que estás.

(Eso me dolió hasta a mí y no me fue dirigido)

Eso no importa. ¡¿Qué hace ese imbécil aquí?! No, significa que ellos ya debieron llegar.

—¡¿Qué haces aquí?! ¡Vete, esta es mi pelea! —grité de lejos.

—¿En serio no dejarás que te ayude al menos? Es mi oportunidad de probarle a mi madre que puedo hacer cosas como esta —Hefesto desenfundó su espada, era una espada gruesa y blanca de doble filo con punta en forma de V con una hermosa guarda dorada y guardamanos.

—Eso no son juguetes para personas como tú.

—Esa hacha no es un juguete para algo oxidado como tú —replicó el cojo. Hefesto siempre te gana una discusión, te ataca hasta con el punto más débil que tienes —. ¡Ven, y enfréntate a un Dios del Olimpo!

Darkius sólo rió más a carcajadas, incrédulo por las palabras de Hefesto.

(En realidad nadie le creería a Hefesto que es un Dios)

—¿Tú? ¿Un Dios del Olimpo?

—Soy Hefesto, el Dios del Fuego y de la Forja, hijo de Zeus y de Hera, y el inmortal que viene a ayudar a su mejor amigo mortal.

—¿Tú eres el tal Hefesto, el que crea armas para guerreros y para el Olimpo? —ya parecía creerle, pero parecía poco crédulo —¿En realidad crees que podrás derrotarme?

—Vale la pena intentarlo —como un guerrero dignado, Hefesto lanzó lejos su bastón y caminó lentamente cojeando a Darkius empuñando su espada en una sola mano.

—Como quieras —Darkius dando pasos torpes arrogantes, también se dirigía a él. Pude levantarme e idear algo para hacer algo ahora que tengo a Hefesto, ¿pero por qué vino él solo?

Quedaba mucha gente a los alrededores, todos corrían desesperados mientras que nosotros tres nos concentrábamos en pelear solamente.

Corrí con mi puño derecho electrificado para golpear a Darkius, pero cuando llegué éste me detuvo con una de sus manos deteniendo mi ataque y apretándome la mano. Me la aplastaba con su presión.

—Eres tonto, McFly, pero descuida, pronto verás a Hurtson y mucho… —Hefesto le clavó la espada a Darkius en el cuello haciendo que me soltara, por algo se trajo esa bendita espada y fue la salvadora de mí y de mi mano —¡Malditos sean todos! —Darkius sacó la espada y se la lanzó a Hefesto como una lanza, éste por suerte se tiró al suelo y evitó la espada.

Por otro lado, el hacha de Darkius se iluminó y un fuerte aura escarlata la recorrió, éste la alzó y la impactó en el suelo provocando una pequeña sacudida en el suelo.

Con mis rayos me moví hacia Hefesto y lo levanté. Una corriente de agua apareció a una distancia al frente de Darkius, la corriente se unió y formó una figura humana, de esa figura salió Poseidón con su tridente y con una armadura igual a las que usa Ares.

—¡Poseidón! —reconoció el Dios del Caos, nunca había visto a Poseidón en acción. Éste clavó su tridente al suelo y una gran marea fue invocada llevándose lejos a Darkius.

—¡Tom! —la voz de Afrodita sonó lejos de ambos, ella venía con Hera y las demás diosas, incluyendo a Atenea que estaba equipada con una espada y armadura con un casco.

—¡Llegan tarde! ¡Casi logro matarlo! —exclamó Hefesto.

(Ni casi)

Los demás dioses llegaron a los lados de Poseidón. Ares, Apolo, Zeus, Hermes y raramente Hades.

—Afrodita, Hera, Atenea y las demás, ayuden a las personas atrapadas y evacúenlos lejos de la ciudad. Esto es ahora un campo de batalla —ordenó Zeus dando unos pasos adelante.

—No, yo me quedaré —Atenea se negó a ir.

—No. Tú irás a ayudar a las personas, entiendo que quieres ayudarnos contra Darkius, pero no quiero que salgas herida, harás mejor trabajo ayudando a otros.

—No sigas protestando —terció Ares —, le patearé el trasero por ti.

—Bien —las diosas con sus poderes mágicos se alejaron de nosotros y fueron a ayudar a las personas.

(Ya llegaron los refuerzos)

—¿Alguna idea, hermano? —le preguntó Hades a Zeus mirando los alrededores destrozados por el poder del hacha.

—Evitar que Darkius tome su hacha, puede hacer cosas peores que esta. Mantengámoslo a margen y intentemos diferentes formas para acabar con él.

—Ahí viene —informó Hermes señalando a lo lejos de la calle, Darkius se recuperó de la marea de Poseidón.

—¿No podemos simplemente desterrarlo al Infierno? —pregunté.

—Hades lo intentó hace mil años y no funcionó —respondió Hefesto, eso responde a mis dudas, son completamente inmortales de vida.

Hasta Lucifer debe temerle, Hades no pudo enviarlo a ese sombrío lugar, ¿qué podemos hacer? Escuchar cosas fallidas me quita la esperanza.

—¡Vaya, vaya! ¡Toda la familia reunida, lista para ser perdonados por sus pecados, listos para morir decapitados! —decía Darkius de lejos acercándose a nosotros.

—El Infierno es más bonito que aquí, Darkius, deberías ir y quedarte algunos días, o para siempre —bromeó Hades.

—Mejor no, estoy feliz con mi tierra y... No estoy condenado a ir a ese lugar.

—Oh, créeme que lo estás desde que tomaste esa hacha. LLUVIA DE CENIZAS —una nube inmensa se formó arriba en el cielo y de ella cayó un polvo brillante, todo el polvo le cayó a Darkius, no parecía hacerle nada hasta que la armadura empezó a hacerse polvo, ese polvo llegó hasta la piel de su cara y se empezaba a borrar, le caía polvo al hacha pero no le pasaba nada, Darkius no gritaba, no parecía tener dolor o sentir algo, su armadura se hizo polvo pero cuando éste tomó el hacha con una mano su armadura se regeneró al igual que su piel perdida.

—De verdad que odio la magia, la aborrezco. Pensé que ustedes serían guerreros que luchan cuerpo a cuerpo ya que se hacen llamar "Dioses", pero ya veo que no. Puedo resistir a sus ataques todo el día, pero prefiero mano a mano.

—¿Crees que nos importa cómo te gusta pelear? —Ares salió adelante, llevaba su armadura y un casco espartano.

—¿Qué crees que haces?

—Voy a probar mi verdadera fuerza con él, eso es lo que haré. Acompáñenme y acabemos con él de una vez.

Apolo, Hermes y Poseidón se pusieron al frente con él para empezar el asalto, Zeus y el resto nos quedamos atrás, pero también íbamos a apoyarlos.

—Pueden venir cuantos más quieran, ya no me cuesta luchar en desventaja.

Ares se rió.

—No nos conoces muy bien.

—Ni tampoco necesito hacerlo, con tan sólo verlos, sé a lo que me enfrento.

Darkius dejó que todos nos acercáramos a él y todos quedamos delante de él.

—Les dejaré dar el primer go… —rápidamente Ares golpeó el rostro de Darkius tirándolo al suelo, fue impresionante de ver, fue épico.

—Gracias por darle la iniciativa a tus superiores —espetó Ares agradecido del primer movimiento.

Poseidón levantó su tridente, una corriente de agua elevó al cielo a Darkius, Hades invocó unas cenizas que lo llevaron devuelta al suelo con un gran impacto, Zeus se abrió paso entre todos y impactó a Darkius con un relámpago arrastrándolo por el suelo.

—¡No te levantes, Darkius, última advertencia! —vociferó Zeus.

Sé cuánto debió soportar Darkius en ese ataque combinado y, sin embargo, se levantó lentamente intentando luchar con sus dolores y su peso mismo.

—Lo siento, soy un poco necio cuando se trata de pelear en una batalla. Me acabo de levantar, ¿ahora qué harán?

El hacha de Darkius estaba frente a nosotros, la había perdido cuando lo atacaron, eso significaba que teníamos ventaja.

Zeus le disparó otro relámpago, Darkius alzó su puño derecho y lo puso al frente como si fuera a golpear el relámpago y en el preciso momento del impacto el relámpago se deshizo.

Hermes petrificó los pies de Darkius evitando que se moviera, Apolo creó un portal que llegaba hacia Darkius y Ares pasó en él, ya en el otro lado le acertó un derechazo a Darkius y empezó a golpearlo como a un saco de boxeo. Apolo pasó también por el portal y al llegar al otro lado pateó el rostro de Darkius y los dos hermanos empezaron a golpearlo agresivamente.

(Mi turno)

Me teletransporté a ellos y salté para darle un rodillazo a un Darkius inmóvil sin su hacha. Ares y yo destrozamos la armadura y el rostro de Darkius mientras que Hermes lo mantenía y Apolo lo atacaba con magia.

ESTRELLA SOLAR.

Se sintió una inmensa energía proveniente de Hefesto, todos giramos y vimos que una bola de fuego gigante venía a nosotros directamente a Darkius. Todos nos quitamos y vimos la bola impactarse en Darkius y explotar así quemando al dios. El humo negro se esparció y vimos a Darkius quemándose, pero él mismo se apagaba el fuego en su cuerpo con sus manos, soportando las quemaduras.

—Increíble, aún sigue de pie —Hades se sorprende de una mala manera, todos retrocedimos y nos juntamos.

—Hermes, suéltalo —pide Ares.

—¿Te volviste loco?

—Suéltalo —ordenó ahora Zeus —, nosotros lo mantendremos mientras ustedes destruyen el hacha.

—Ahora vendrá lo bueno —dijo Ares —VIRTUD BÉLICA —reconozco ese poder, es el poder que hace que Ares se vuelva muy fuerte y que su cuerpo se ilumine de un color dorado.

(Podemos ganar ahora. Lo haremos)

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