Capítulo 04

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—¡Jimin, espérame! —Gritaba el de cabellos negros mientras corría tras su hermano. Sin embargo, el mencionado no hacía caso. —Dime que ocurre, por favor.

Cuando el rubio no pudo huir mas simplemente se paró en medio de la calle y su llanto salió a flote. Su dolor ya era notorio y eso hizo que su hermano se preocupe. 

—Jimin, dime que pasa, ¿Por qué estas actuando así? —Lo último que el azabache recuerda haber visto es al dueño del lugar acercarse hacia ellos y a su hermano salir corriendo como si su vida dependiera de ello.

—Jungko-ok —Le hablaba a su hermano con la voz entrecortada por el llanto. —Es él  —Dijo eso y su hermano cayó en cuenta, ahora todo tenía sentido. 

El llanto de Jimin era luctuoso, y lo peor era que el pelinegro no podía hacer nada, él no sabía como se sentía el rubio. Jimin solo no pudo evitar recordar aquellos años, todo lo que aguantó para que Yoongi sea feliz, no pudo evitar recordar cada noche de llanto y de suplica para que el mencionado se fije en él. Cada tarde haciendo cualquier cosa de Yoongi para que le de un halago. Cada desvelada pensando en qué pasaría si simplemente no puede seguir. Recordar aquellos momentos en los que tenía que evitar a su amigo para que no lo vea llorando por un amor que jamás le pudieron corresponder.  

Ahora Jimin gritaba y el cielo era testigo de su dolor, cada herida de su corazón que creyó haber sanado estaban abiertas de nuevo. Pues el simple hecho de ver a Yoongi nuevamente le había hecho recaer, y ver que jamás lo va a poder superar, o no como quisiera.

Desde lejos, un hombre bien vestido con la respiración agitada —por haber corrido—, veía como aquel rubio lloraba en medio de la nada, él quería acercarse y consolarlo pero no lo hizo. No lo hizo porque sabía que no era lo correcto, después de todo el había causado aquel daño, y también quería repararlo, pero no estaba seguro si era el momento. La impotencia lo apresaba, solo se limitó a ver como un chico de cabellos negros aliviaba el dolor del rubio, era su turno de caer en la realidad. Habían pasado siete años, era evidente que Jimin conseguiría a alguien mas. 

Pero verlo simplemente hizo que cada parte de el se sintiera viva, cuando lo vio en su propio restaurante sintió como su corazón palpitaba como si quisiera salir. Quería acercarse al rubio y abrazarlo, pero cuando lo vio huir, se dio cuenta que no debió hacer eso. Ni siquiera debió pensarlo.

¿Realmente le había hecho daño a Jimin?

 ¿Verdaderamente el rubio no lo quería volver a ver?

 ¿Nunca lo perdonaría?

Sin obtener respuestas a sus propias preguntas, Yoongi solamente empezó a sollozar, la nostalgia ya estaba dentro de él. Ver a la persona de la que estuvo enamorado por siete tormentosos años llorar por su culpa le estaba causando daño. El arrepentimiento estaba dentro de él. ¿Qué hubiera pasado si este hubiera podido corresponder los sentimientos del chico de orbes color avellana? ¿Hubiera vivido una buena vida sin arrepentimientos? Fue su culpa, por ser tan ciego y no fijarse en su amigo, en la única persona que verdaderamente lo quiso, en la única persona que lo amó.

Sin mas, se fue de allí, sabía que no era el momento para intentar algo, sabía que aunque él quisiera, Jimin quizá no lo querría volver a ver. Y él lo entendía.

[...]

Los días —de prejuicio y aversión— pasaron y  junto a ellas el dolor que Jimin cargaba, no volvieron a salir a algún lado después de ese día, simplemente se la pasaban en su negocio tratando de ganarse la vida.

Superar a Yoongi...

¿Realmente lo lograría? Porque la verdad evitar salir a las calles de Seúl no estaba funcionando.

Y si, era tonto pensar que sin salir lograría olvidar a Yoongi —pues Seúl era un lugar amplio—, pero era lo único que podía hacer. 

—Jimin, ya no puedes seguir así —Jungkook hablaba, pues estaba preocupado por los sucesos acontecidos. Ver a su hermano de esa manera lo estaba matando por dentro. No le agradaba ver al rubio atribulado. —Por favor, mírame —Suplicaba, y el de ojos color avellana no hacía caso, su mirada era cabizbaja, no tenía la fuerza. —Solo un momento ¿Si? 

Sin mas, Jimin con la poca firmeza que cargaba levantó su rostro y por fin observó a su hermano. Los ojos del rubio estaban rojizos de tantas lagrimas malgastadas; causa de las tantas noches de desvelo intentando pedirle al cielo que por un día pueda ser feliz y dichoso.

—Jimin, tienes que dejar de pensar que el viernes o el verano traerán mejores momentos, pues no es cierto. —Explicaba su hermano intentando mantener la cordura. Por varios días pensó en ir a ver a Yoongi para terminar este tema de una vez, pero él sabía que esto no era algo que él tuviera que hablar, esta conversación le pertenecía su hermano.

—La felicidad se consigue cuando dejas de esperar y le sacas provecho y ventaja al momento en el que estas ahora —Decía con gran seguridad —Hey, tú eres mi hermano, y te quiero bastante. Y créeme, daría todo por que tu felicidad este concretada. —Con amor abrazó al rubio, el calor en sus cuerpos era necesitado. La gran hermandad que llevaban por años los había hecho fortalecer, pues solo se tenían a ellos.

—Yo también te quiero, Kookie 

¿En que momento tener el recuerdo de Yoongi se volvió doloroso? 

Si pudiera cambiar el pasado, confesarse hubiera sido su primera opción, y enfrentarse al rechazo era la consecuencia. Pero no le importaba si ahora ya no derramaba alguna lagrima.

El arrepentimiento lo embargaba, y todo su presente se basa en lo que él creyó haber  hecho mal, era triste, pero ya no había salida.

Ahora lo único que le queda es afrontar a Yoongi, y dejar sus inseguridades, el miedo seguía en él. Pero no conseguiría nada esquivando cosas que deben ocurrir. 

Mientras mas intentara alejarse, mas se acercaría; esa era la verdad. 

Y aunque al rubio le doliera, su corazón tenía un gran aprecio por Yoongi, y no estaba dispuesto a dejar que se lo arrebaten. 

Porque en aquel entonces, su amor fue algo que no debió ocurrir, pero su corazón de forma repentina, decidió ignorar las leyes de la vida y darlo todo por alguien que no le correspondía,

Así es el amor.


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