Capítulo 26

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(Doble actualización continua, si no han leído el  25, les sugiero que regresen para que no se pierdan nada...🥰)

— ¿Irse a vivir definitivamente? — Jungkook preguntó frunciendo su ceño, buscando con la mirada a su hermano porque este usualmente le decía ese tipo de cosas.

Estaba acostumbrado a que viajara durante meses, pero eso de irse definitivo era diferente. Buscaba su mirada y, a sabiendas de esto, Seokjin se mantenía centrado en la barriga de su esposa. Por ese ser que pronto llegaría al mundo, debería seguir intentando ser un poquito mejor persona.

— ¿Cuándo decidieron eso? — Volvió a preguntar el menor de los Jeon.

— Lo hemos venido hablando, pero hace poco nos decidimos por completo. Nos vendrá genial un cambio de aires. Decimos que es para siempre, pero quien quita que en varios años decidamos volver. — Se rio Chungha. — De igual forma las puertas de nuestra casa siempre estarán abiertas.

— ¿Estás seguro de que eso es lo que deseas y necesitas? — Indagó esta vez con calma Dongun, mirando a su hijo mayor.

Como pocas veces, Jin se la devolvió, asintiendo en silencio. El mayor comprendió, no lo iba a forzar, sí, seguiría velando por él, pero quizás eso era algo que su hijo en verdad necesitaba. Todavía desconocía la raíz de todos los males de Seokjin, no sabía si eso que le afectaba tanto tenía que ver con Kookjin o algo más, pero mientras fuera por su bien, él lo apoyaría. Sin decir mucho más asintió, dándole una mirada a Jungkook para que no lo continuara presionando en la mesa.

— Si eso es lo que quieren, entonces no veo un por qué no. Si necesitan de mi ayuda para cualquier cosa que quieran arreglar desde ya o más adelante, estaré aquí.

— Gracias. — Mencionó Seokjin mirando finalmente a Jungkook. No podía adivinar qué era lo que pasaba por su mente en esos momentos, si estaba confundido o molesto, pero esa era la mejor decisión, por su bien. Prometió que lo protegería y cuidaría hasta el final, una vez más, estaba honrando esa promesa hecha a su madre y a sí mismo. — Hace un rato dijiste que también ibas a contarnos algo, ¿de qué se trata? — Se estaba dirigiendo a su hermanito, ese que relajó levemente su semblante, elevando sus comisuras.

— Pues, Jae y yo también le teníamos una noticia. — Buscando las manos del mencionado sobre la mesa, entrelazaron las manos que llevaban sus alianzas para mostrárselas al resto. — Ayer nos hemos comprometido y, hoy en la mañana, hemos decidido que nos casaremos en tres meses. En dos semanas tiene otro comeback, estará un poco agitado después de eso por los siguientes dos meses. Cuando su agenda se vacíe un poco, nos casaremos.

El silencio total se hizo en la mesa. Taehyung, quien había continuado disfrutando su postre con tranquilidad sin interesarse mucho en el tema de la partida de Seokjin, alejó la mirada de su alimento para centrarse en los pelinegros. No fue el único, su esposo e incluso el otro matrimonio quedaron observándolos. Sus rostros fueron ininteligibles durante varios segundos hasta que Chanmi sonrió y palmeó la mano de su esposo.

— ¡Esa es una gran noticia, Jungkookie! — Exclamó luego de salir del shock inicial. — Creo que esto significa que deberemos esperar un poco después del nacimiento de nuestro hijo para marchar porque definitivamente estaremos en tu boda.

— ¡Felicitaciones! — Agregó Jin con una sonrisa que confundió un poco a Jaehyun.

— Señora Hwa, llévenos una copas y bebida para celebrar en el recibidor. — Anunció Dongun poniéndose de pie, siendo seguido por todos los presentes.

Taehyung continuaba en trance, porque aunque no le importaba mucho la otra pareja, jamás creyó que estuvieran tan consolidados como para decidir casarse. Entre ellos no había interés monetario perteneciendo ambos a familias pudientes, con buenos trabajos e ingresos propios. Tampoco presión social o interna, por lo que esa decisión debió ser un acuerdo y deseo mutuo. ¿Por qué decidirían casarse y amarrarse de ese modo?

Notó como la mano de Jungkook rodeó la cintura de su pareja mientras se alejaban del comedor. Tomando una copa primero que el resto, dio un pequeño sorbo y revoleó sus ojos.

Si bien Jaehyun le había dicho a Jungkook el día anterior que se tomarían su tiempo e irían despacio sin poner fechas, despertó con una idea totalmente diferente. El tiempo no determinaba muchas cosas cuando el sentimiento era verdadero, no quería esperar por algo que en el fondo de su pecho deseaba. Por eso se levantó haciéndole el amor a su pareja, mientras le susurraba entre gemidos que lo hicieran en tres meses, el casarse.

Todos brindaron y felicitaron a la pareja, incluso quienes ya lo habían hecho. Si bien Dongun les dio algunas advertencias debido a la exposición pública y la privacidad en general, les dio su bendición. Fue Kim Taehyung último en felicitarlos, dándoles un abrazo a ambos por igual, dándole paso a una celebración mayor que ninguno esperaba en realidad. Aunque Chungha no bebía alcohol, estaba igual de animada que el resto esa noche, sorpresivamente, parecían una familia normal, afectiva, tranquila.

— Felicitaciones una vez más. — Mencionó Taehyung cuando se acercó a su hijastro. Mientras su esposo hablaba con Chanmi sobre todo lo que podrían necesitar para la mudanza y su nieto, él se escabulló a la esquina en donde se encontraba el pelinegro con su traje, observando a todos.

— Muchas gracias, Taehyung. — Respondió sin mucho interés, pero tranquilo.

— Creo que adiviné el momento justo para darte un regalo. — Brindando, se le quedó mirando directamente a esos profundos ojos azabaches. — ¿Te gustó? — Sin entender muy bien su pregunta, Jungkook alejó su copa con lentitud para llevarla a la boca. — Se verá muy bien con tus tatuajes y cuerpo, con tu personalidad. Por eso incluso mandé a gravar tus iniciales porque solamente tú los lucirías.

La bebida que se dirigía a su garganta se perdió en el camino, yéndose por el viejo y haciéndolo toser levemente, cubriéndose la boca con el dorso de la misma mano que sostenía su copa. Justo en ese instante, todo comenzaba a quedar claro para Jungkook. El regalo que había recibido esa tarde en su oficina no fue enviado por Jaehyun, sino. Por el peligris ese que sonreía mientras acariciaba el borde de su copa con los labios, sin llegar a beber. Claro, ese tipo de regalos y el modo de hacerlo iba más con la personalidad de su padrastro que con la del hombre con quien se casaría.

— Por cierto, tengo uno azul que iría a juego con el tuyo rojo. ¿Sabes que color se produce de la mezcla de esos dos? — Sonrió bajando su copa para acercarla a la contraria. — Morado. También tengo eso, idéntico al tuyo, solo que lleva mis iniciales y no las tuyas. Disfrútalo, bueno... Disfrútenlos, tómalos como mi regalo de compromiso para ambos. — Chocó su copa y se alejó con una sonrisa antes de que Jaehyun se volteara y los viera hablando juntos.

No importaba si lo usaba o no, estaba seguro de que de ahora en más, cada vez que viera el piercing que llevaba en su miembro, aunque sea fugazmente, él llegaría a su mente. No siempre, pero más de una vez, incluso cuando tuviera sexo con su prometido, lo recordaría a él. Sabía que los ataques agresivos con Jungkook no funcionarían, pero podía intercalarlos. No siempre pasivos, tampoco activos, variaría lo suficiente como para que no notara cuándo y con cuál iría hacia él. Jungkook lo había retado y él jodería su cabeza, lo volvería loco de deseo, uno tan intenso como en el que ese momento sentía hacia el pelinegro.

— ¿Podríamos hablar un momento? — Seokjin se sorprendió un poco cuando Jaehyun se acercó a él, no obstante, accedió a su pedido, alejándose un poco del resto.

Viendo esto, Jungkook sonrió, suspirando tranquilo porque eso era quizás lo único que le faltaba. Esto le permitió por un instante dejar de pensar en lo que sea que hubiese acabado de ocurrir con Taehyung. Si Seokjin y su futuro esposo limaban las asperezas entre ellos, todo quedaría perfecto, eso era lo único que tenía en mente en ese momento, lo único que tenía que tener en su mente.

— Mira, yo sé que nosotros siempre hemos tenido desavenencias. Yo no te agrado y no seré hipócrita, no es muy diferente para mí, sin embargo, ambos tenemos en común algo. Ese es el hecho de que queremos a Jungkook feliz. Es por eso que estoy haciendo un último intento aquí, no te pido que seamos amigos, solo que eliminemos cualquier problema, dejemos el pasado atrás. Sinceramente, me gustaría casarme con Jungkook sin tener algún tipo de reserva o inconveniente con tu persona.

En silencio, Seokjin permaneció observándolo por varios segundos. Su mano derecha en el bolsillo correspondiente de su pantalón mientras la otra sostenía la copa que lentamente se llevaba a la boca. Jaehyun estaba nervioso, maldición, ese hombre incluso logró que su familia lo mandara a otro país cuando les reveló sus preferencias sexuales y lo que para él era una preocupante relación con Jungkook.

Era evidente que dos personas tan conservadoras como ellos no lo aceptarían jamás, por eso incluso después de regresar, terminó cortando todo lazo con sus padres con todo el dolor de su alma. Odió a Seokjin por tanto tiempo que había perdido la cuenta, pero ya estaba cansado de ello, más si uniría su vida a la de Jungkook.

— Lo quieres, veo que en verdad amas a Jungkook y no solo buscas jugar con él. Has madurado, estás seguro de tus sentimientos y no lo lastimas, casi completamente diferente a la última vez que yo intervine. Para mí, la prioridad siempre será la felicidad de Jungkook y si esta es a tu lado, aunque no me agrades, la aceptaré. — Jaehyung ensanchó sus ojos frente a esto, pero no respondió. — En toda relación puede haber problemas, comprendo que puedan llegar a discutir más de una vez. No obstante, si veo a mi hermano sufrir más de lo que es feliz, te aseguro que no me quedaré tranquilo.

Normalmente, cuando alguien daba una amenaza o advertencia así, en verdad no había mucho que pudieran hacer. Con Seokjin, el pelinegro sabía que era diferente, este se valía de muchas maneras para joderle la vida a las personas, tan tranquilo como lucía en ese momento.

— Así que por mí no te preocupes. — Fue lo último que dijo antes de regresar al salón con el resto.

Mirándose en el espejo de su habitación a media luz, Jungkook se miraba en el reflejo de su espejo mientras se quitaba su traje. Aprovechando que todos estaban ocupados, decidió ponerse un poco más cómodo, después de todo, no estaban en una reunión formal. Ya con su ropa interior, bajó la mirada hacia sus bóxers y resopló casi incrédulo.

— No lo puedo creer... — Cerró sus ojos, acercándose más hacia el espejo al que se agarró con una mano mientras dejaba libre su pene, viendo el brillo de ese diamante morado reflejándose tan hermosamente.

Al salir del trabajo y pasar por su apartamento, tomó una ducha. Quería sorprender a Jaehyun esa noche, por eso decidió usar el regalo que creyó provenía de él. No obstante, ahora que miraba su reflejo, no podía creer que esas preciosas joyas que adornaban su entrepierna, fuese escogido y mandado a hacer para él por el esposo de su padre. Desde la primera vez que lo vio supo que era atrevido, pero ahora, ese calificativo le quedaba demasiado pequeño y no estaba seguro de que fuera en el buen sentido.

Guardó todo nuevamente en su ropa interior mientras negaba, tomando el primer pantalón de chándal que vio y una sudara cualquiera, ambos negros. Sus pies descalzos se cubrieron por unas sandalias del mismo color y, para el momento que abandonó su vestidor para dirigirse a la puerta, se encontró con un peligris recostado en esta.

— ¿Tienes alguno puesto? — La sonrisa de Taehyung era sutil, pero visible. — ¿Cuál? — Inquirió nuevamente mientras se separaba de la puerta, dejándole ver al contrario que había pasado el seguro. — ¿El rojo o el morado, tal vez los dos?

— Hoy no es noche de juegos, regresemos que todos nos esperan allá abajo. — Fue su desinteresada respuesta, pasando por el lado del mayor que lo sostuvo por una de las mangas. — ¿En serio te divierte hacer siempre esto? Me dices de mil maneras que quieres tener sexo conmigo, yo te respondo de otras mil que eso no pasará, perdemos saliva innecesaria y luego seguimos nuestro camino. Saltémoslo esta noche todos esos pasos y vayamos directamente a la parte en que cada uno sigue haciendo lo suyo.

— Te equivocas, hoy no haré eso. — Rebatió todas sus palabras, logrando que el pelinegro enarcara una ceja. A pesar de no haber bajado su guardia, no notó el momento en el que el peligris tiró de él hasta hacer chocar sus bocas.

Ese primer encuentro de labios después de años, después de aquella despedida en su penthouse, fue leve. Jungkook lo empujó rápidamente para limpiarse los labios, una tarea que realizó en vano porque no había terminado cuando Taehyung agarró su cabeza y volvió a presionar sus labios. Esta vez, no fue tan fácil romper el contacto, el peligris no se la estaba poniendo fácil.

— ¿Qué mierda haces? — Fue todo lo que preguntó Jungkook.

Sus pupilas dilatadas seguían el movimiento de las contrarias, intentando descifrar qué acababa de ocurrir. Ninguno hizo movimiento alguno, ninguno volvió hablar por largos segundos que parecieron minutos. Negando y frustrado con la situación, Jungkook se dio la vuelta hacia la puerta, quitó el seguro, pero antes de poderla abrir, Taehyung lo volvió a pasar, dejándolo preso entre la madera y él.

Sus respiraciones ya no eran regulares, hubo dos intentos fallidos de besos, dos que Jungkook evitó con éxito, uno más demorado que el otro. El tercero, ese que Taehyung volvió a propiciar, se rompió en el preciso momento que los dedos del pelinegro se afianzaron a su mandíbula para alejarlo centímetros de él. Su agarre solo incrementaba de intensidad cuando se alejó de la puerta y, con su propia mandíbula tensada avanzó hasta dejar al mayor entre la pared continua y él.

Por un momento, el peligris se preocupó, se asustó incluso, pero no pudo romper el contacto visual, ese intercambio de alientos al que se estaban sometiendo. Cerró sus ojos dejando salir una sonrisa y, cuando los abrió, ahí estaba, Jungkook mirándolo fijamente como aquella primera vez. Era diferente, por supuesto que lo era, todo su semblante, el ambiente, no había nada exactamente igual, sin embargo, se sintió con el mismo deseos de dejarse ir y al parecer, no fue el único porque lentamente, el contrario comenzó a disminuir la distancia.

Cuando Jungkook se detuvo, justo a milímetros de su piel, maldijo porque nuevamente le hacía lo de aquella vez en su oficina y esa noche, después de rozar sus labios, de sentirlo, en verdad deseaba más. Por un segundo, vio en sus ojos también deseo, pero ahí seguía esa pared invisible separándolos. Los pensamientos de Jungkook no lo permitían. Él no lo haría, lo notó en el momento en el cual el agarre sobre su mandíbula aflojó y la distancia de sus cuerpos aumentó.

— Hoy no... — Fue todo lo que dijo Taehyung mientras llevaba la mano a su cabello negro para acercarlo a otro beso.

Por un segundo, fueron solo sus labios presionados, luego, la atrevida lengua del mayor recorrió los labios contrarios hasta que fue atrapada entre aquellos dientes. Se quejó, Jungkook lo mordió duro, mas no le importó mucho porque de su lengua pasó a su labio inferior para estirarlo a voluntad con sus ojos cerrados. Porque Jeon no lo podía negar, se sentía fatal porque en ese preciso instante estaba cediendo, porque después de tanto tiempo, volvió a nacer un deseo incluso más potente que el de aquella primera noche.

Sin liberarlo de sus dientes, acarició el labio son su lengua, lo succionó con suavidad para contrarrestar el escozor, pasando luego a incursionarse en el interior de la boca ajena. Fueron unos primeros segundos que los hicieron ir casi en cámara lenta, como si ambos batallaran para seguir un ritmo tan lento. Uno que por un momento les hizo perder el equilibrio a pesar de que todo el cuerpo de Taehyung descansaba sobre la pared, que Jungkook tuviera una mano decorando la mandíbula del peligris, apoyando la otra contra la pared, unos centímetros a la izquierda y arriba de la cabeza contraria.

Autoritarias, pero sin ser agresivas, las caderas de Taehyung se aventuraron a moverse, protestando al no sentir nada. Hicieron una alianza con el resto del cuerpo, solicitándole ayuda a las manos que atrajeron al pelinegro. Sus cuerpos se rozaron, a medida que el beso adquiría diferentes tonalidades y aumentaba de intensidad, las caderas de Jungkook también siguieron el juego. Un muslo se ubicó entre los del peligris y esta vez, cuando ellas volvieron a moverse, un gemido escapó de los labios de Kim.

Ambos se miraron, sus labios enrojecidos, sus respiraciones descontroladas. Ellos no hacían nada, eran sus caderas las que continuaban oscilándose en busca de una fricción que ayudara a aliviar lo que se había creado dentro de sus pantalones. A pesar de la tela, Jungkook podía sentir como el piercing obsequiado por quien lo acompañaba le estaba agregando placer a su cuerpo. Un placer que no estaba permitido sentir. Por eso, antes de que Taehyung pudiera hacer algo para evitarlo, estiró su mano para eliminar el seguro y salir de aquella habitación convertida en sauna.

Peinó ávidamente su cabello, limpió su boca deseando que no estuviera demasiado enrojecida cuando notó como Jaehyun se acercaba subiendo las escaleras. Sabiendo que Taehyung posiblemente podría salir en cualquier momento de su habitación, se apresuró para alcanzarlo.

— Jae... — Mencionó un poco más alto de lo normal para que el peligris lo escuchase. Justamente eso fue lo que impidió que saliera, se quedó sosteniendo la puerta mientras apoyaba su frente en este maldiciendo.

2/2

Ha pasado un tiempo, los extrañé.

Este capítulo fue 7k de palabras y por primera vez, no lo iba a dividir porque sentía que rompía el flujo y la tensión del momento, pero por alguna razón Wattpad no me lo dejó publicar. Fue extraño, pero bueno...

Espero que les haya gustado

LORED

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