Capítulo 46

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— Si logran reducir el coste de producción a la mitad, podrían enviarme una nueva propuesta en lo que resta de mes. No puedo negar que la idea sea buena, pero los costes son demasiado elevados para un programa de supervivencia que será costeado en un cincuenta por ciento por nuestra empresa. Los patrocinadores también deberían ser reconocidos. Dos o tres está bien, pero ya más de esto es difícil de gestionar y en su mayoría, nos entregan una poca inversión solo para poder poner su nombre en la pantalla.— Mencionaba Jungkook observando sutilmente la hora en su reloj. — Si logran limar estos detalles, entonces estaré dispuesto a hacer un programa de audiciones y supervivencia aquí en Japón para la segunda mitad del año.

— Tomaremos en cuenta todas sus solicitudes y nos comunicaremos con usted lo antes posible, señor Jeon. Estamos ansiosos por colaborar con usted. — Con un asentimiento, Jungkook le regaló una cordial sonrisa mientras se ponía en pie. — Muchas gracias por aceptar reunirse con nosotros antes de abandonar el país.

— A ustedes por contactarme. — Respondió mirando una vez más su teléfono. — Tengan un buen día.

Acompañado por el sujeto del equipo de seguridad designado, Jungkook salió de aquella empresa directamente a su hotel. Ya había estado una semana fuera de Corea del Sur; aunque fue poco el tiempo libre que tuvo entre Japón y Tailandia imposibilitándole extrañar demasiado, ya quería volver a su país, tenía muchas cosas que hacer. Mirando una última vez su reloj, frunció el ceño, comenzando a desvestirse cuando su teléfono sonó y una ladeada sonrisa tiró de sus labios. Veinte minutos más tarde de lo que lo había estado llamando durante esos días, pero ahí estaba la llamada de Taehyung que tomó después de dejar que diera varios toques.

— ¿He llamado justo a tiempo? — Preguntó Taehyung cuando la cámara se encendió y notó como el pelinegro estaba a medio desvestir. — Creo que mi atraso fue una obra divina de los ángeles. — Jungkook casi ríe ante sus palabras, pero simplemente negó acomodándose en la cama. — Hoy estábamos reunidos, seguramente ya lo sabes, pero... ¡Nos ofrecieron la oportunidad de una segunda temporada! La serie todavía se está emitiendo, pero por la alta audiencia y la respuesta del público, están planeando una segunda temporada. Jamás me esperé que mi primera serie gustara de este modo.

— Eso suena muy bien, ¡felicitaciones! Veo que estás muy animado con ello, eso es bueno. ¿Ya revisaron los detalles con el equipo de la empresa? — Preguntó tranquilo, sonriendo ahora contagiado con la euforia que el mayor parecía mostrar. — Debes asegurarte de cada detalle y los pormenores, también ver si lo que ofrece realmente vale la pena porque a veces las segundas partes no son buenas y en vez de ayudarte, terminaría quitándote algunas oportunidades futuras.

— Solo nos reunieron para hablar de ello, es decir, contarnos algo que tienen en mente y las ideas iniciales, pero la próxima semana será una reunión algo más formal con todos los detalles. Tú deberías mirar eso por mí.

— Tae, yo no soy tu representante artístico y tampoco me inmiscuyo en eso.

— Cuando a ustedes no le conviene algo o lo quieren, eres el primero en dar un paso adelante, pero bueno, si no quieres ayudarme lo entiendo. — Se encogió de hombros con naturalidad, aunque Jungkook sabía que eso no era más que un acto en el que estaba cayendo.

— Cuando te comenten todo no aceptes de inmediato, nos reuniremos y le echaré un vistazo a lo que te ofrecen.

— Sabía que no te resistirías a mis encantos. — Se burló viendo al menor rodar los ojos. — ¿A ti cómo te fue hoy?

— Bien, creo que tengo casi todo arreglado por aquí, algo cansino, pero cuando termine de hablar contigo tomaré una ducha y me acostaré a dormir unas horas.

— ¿Puedo ver esa ducha?

— No puedes y ya, chao, continúa trabajando. — Musitó viendo como detrás de Taehyung varios trabajadores parecían terminar su pausa. — Come algo, no descuides tu alimentación. — El peligris asintió con una sonrisa. — Hasta mañana.

— Ah, porque estarás esperando mi llamada mañana también, interesante.

— Adiós, Taehyung.

El nombrado le sacó la lengua y sonriendo, Jungkook terminó la llamada, quedándose viendo su teléfono durante algunos segundos antes de terminar de desnudarse y dirigirse al baño. De alguna manera, no fue todo eso lo que esperó del hombre que era su padrastro cuando accedió a ser su amante. Si se comportaba de este modo de su padre, no le resultaba difícil comprender que este hubiese caído completamente en los encantos de Taehyung. Afecto, atención, comodidad, sexo, aventura, placer, vida...

Si no conociera el otro lado de la moneda que no es tan bueno como ese porque está lleno de mentiras, engaños, egoísmo y otras tantas cosas por las que estaba caminando y pisoteando, él también hubiese caído como lo hizo su padre. Ahora es incluso más peligroso porque durante aquel primer encuentro y fin de semana, el peligris ni siquiera mostró todas sus cartas y ya él se había sentido conquistado. Fuera toda esta actitud de Taehyung real o una farsa, todavía desconfiaba tanto como le estaba agradando ese tonto, peligroso juego. Todavía estaba la latente añoranza por Jaehyun, lo que vivían y todos sus planes, pero cada vez estaba más inmerso mentalmente en lo que fuera que estuviesen haciendo, demasiado podría decir.

A muchos kilómetros del país nipón, justo en algún lugar de su empresa, sosteniendo todavía su teléfono, Taehyung también le sonreía a la pantalla apagada. Podía escuchar los murmullos, las personas de un lado a otro, pero su mente estaba limpiando toda la suciedad creada en su mente al ver al pelinegro desnudo de torso hacia arriba, esos tatuajes, los músculos...

— ¿Taehyung? — Su manager tocó su hombro para llamarle la atención. — Creo que las cosas han estado saliendo bien para ti o mejor dicho, para nosotros. Desde el estreno de la serie has conseguido la publicidad que los nuevos actores aspiran a tener. Vamos, tenemos que darnos prisas, nos están esperando para ultimar detalles de tu sesión fotográfica. — Todavía un poco perdido y sin entender muy bien lo que le decía Moon Taeil. — Es raro que una serie de romance entre chicos tenga tanta popularidad, así que aprovechémosla al máximo.

— Como digas, hyung. — Se levantó del suelo en donde se había sentado y lo empezó a seguir hasta que este se detuvo para mirar algo en su teléfono. — ¿Qué sucede?

— Choi Wooshik, tu amigo, te está buscando. No le permitieron la entrada al edificio, pero mandó a que me localizaran a mí a pesar de que no lo conozco aunque ya me habías hablado de él y Hoseok. Ve a ver qué quiere y luego regresa, no tardes mucho, debes estar en veinte minutos en el estudio.

Algo extrañado por la repentina visita, Taehyung frunció el ceño pensativo, asintiendo a lo dicho por su manager mientras se giraba para irse. — Estaré de regreso puntualmente, hyung.

+++

Indeciso, así estaba Jungkook mientras aguardaba en la estación VIP del Aeropuerto Internacional de Tokio a que su vuelo saliera. Apenas restaban unos minutos para que lo llevasen a abordar, pero terminó poniéndose de pie, yendo hacia unas de las tiendas del Duty Free. Había olvidado comprar algunos presentes, así que tendría que aprovechar.

Su vuelo no fue extenso, dos horas pasaban literalmente volando dado que iba en avión, pero realmente no se las sintió. A su llegada a Seúl su chofer como siempre aguardaba por él para llevarlo a su casa, pero decidió ir directamente a su empresa. Envió al chofer con todo su equipaje y regalos a la mansión, descendiendo solo con dos pequeñas bolsas y su portafolio. Su secretaria siempre se sorprendía a pesar de estar acostumbrada a que muy de vez en cuando, su jefe le traía un mínimo presente del país al que iba y esta vez no fue la excepción. Un hermoso juego artesanal para beber Sake, desde la botella y copas hasta la pequeña bandeja.

— Señor Jeon, Min Yoongi ha solicitado verlo en cuanto llegara, ¿le aviso que está en la empresa? — Jungkook asintió, pasando tranquilamente a su oficina, ahí una vez más se sentía como en casa después de tantos días fuera.

Min fue tan rápido como se retiró, lo cierto es que solo había ido como mensajero de Seokjin a llevarle algunos informes que Jungkook ya había pedido no le enviara más. No obstante, el pelinegro se sentó detalladamente a estudiarlos, cerrando al finalizar sus ojos con un suspiro. ¿Lo llamaba personalmente o a través de su secretaria? Estaban en la empresa, lo más natural sería que le pidiera que fuera a través de Somi, así que la envió a localizar a Taehyung.

El peligris no sabía exactamente cuándo Jungkook llegaría, este no le había pasado esos datos, por lo que saberlo en la empresa tiró de sus comisuras con fuerza. Se despidió de Hoseok que había pasado para ayudarlo a repasar algunos cambios en su guión dado que cambiarían algunas cosas del final de la serie que se estaba transmitiendo y salió casi corriendo hacia la oficina del CEO de Jeon's Entertainment.

Con cordialidad, como si fuera llamado por alguien cualquiera a pesar de su ligero nerviosismo por la ansiedad que tenía, Taehyung saludó a Somi y esperó a que esta le indicara que podía entrar. Una vez dentro, vio a Jungkook al teléfono, mordiendo sus labios se acercó a él lentamente para abrazarlo y depositar un suave beso en los labios de un pelinegro sorprendido que terminó la llamada solo para besarlo correctamente.

— ¡Bienvenido de regreso! — Exclamó Taehyung con una sonrisa perenne en su rostro, estirando sus labios una vez más para recibir un suave pico de Jungkook. — ¿Cómo te fue el viaje? No me dijiste que regresarías hoy.

— Ya lo sé, realmente terminé algunas cosas antes y vine directamente a la empresa desde el aeropuerto. — Musitó caminando hacia el discreto mueble a una esquina de su oficina. Dudó por unos segundos, rascó su nuca confundido, pero terminó tomando la bolsa de regalo que le extendió con aparente desinterés al mayor. — Esto es para ti.

— ¿Te acordaste de mí y me trajiste un regalo? — Preguntó con una amplia sonrisa porque estaba acostumbrado a los presentes de su esposo cada vez que viajaba. Jamás Dongun llegaba sin traerle algo, muchas veces extremadamente caro, otras muy simples como cuando regresó con una hermosa planta desde Jeju para él. Ahora, Jungkook, era un caso especial, tal cual estaban las cosas entre ellos, jamás se esperó que el menor le trajera un presente de su viaje a Japón. — Gracias.

Avanzó hasta donde estaba el pelinegro para tomar su presente y una vez más besarlo, lánguidamente esta vez, suave, sin prisa. Cuando se separaron, Jungkook tomó asiento creyendo que el peligris bordearía su escritorio para también sentarse, en cambio, el mayor decidió usar su regazo como asiento, obligándolo a asegurar mejor la puerta desde su posición presionando algunos botones.

Taehyung lentamente fue sacándolo todo, primero algo muy sencillo e incluso cliché que Taehyung suponía lo había adquirido a última hora en alguna de las tiendas del aeropuerto. Se trataba de una caja con dulces tradicionales japoneses, Daifuku que era muy parecido a los pasteles de arroz coreanos, mochi, arare y luego sus preferidos, yokan y monaka.

— No como mucho esto, pero lo acepto si para tus próximos viajes me traerás algo más que dulces. — Fingió desinterés frente al regalo, viendo como el menor enarcaba una ceja.

— Basurita interesada. — Negó indicándole que mirara nuevamente dentro de la bolsa. — Deja de asumir que te traeré presentes de todos mis viajes.

Ignorándolo, Taehyung sacó de esa bolsa otra envoltura que abrió con cuidado, encontrándose algo que encajaba mucho más con él y su estilo. Quiso esconder su emoción, pero su cuadrada sonrisa lo delataba frente a la curiosa y feliz mirada de Jungkook al ver al mayor como un niño emocionado. Esta vez se trataba de un kimono moderno con chaqueta y pantalón adornados por estampados de pintura tradicional japonesa, "uma wang".

Rojo oscuro, cuero, escote de pico y mangas largas. Taehyung llevaba mucho tiempo pensando en comprarse uno, pero no quería ninguno hecho en Corea, sino de Japón. El único inconveniente es que no había tenido la oportunidad de ir, tampoco quería comprarlo por internet y ahora resultaba que ese hombre bajo él le había sin más comprado y traído algo que hacía tanto deseaba. Acariciando la suave tela, sonrió una última vez antes de inclinarse para besar al pelinegro profundamente.

— Muchas gracias, me gustó mucho este regalo, bueno, seré sincero, todo me gustó. Muchas gracias por acordarte de mí.

— Modelo único, ni muy caro ni muy barato.

— Si costó menos de mil dólares es muy barato, ¿tan poco valgo?

— Esta basurita interesada. — Se carcajeaban los dos mientras el mayor volvía a besarlo. — De hecho, sobrepasa los dos mil dólares. Como dije, ni muy barato ni muy caro. — Taehyung hizo una mueca mientras lo besaba por última vez para poder guardar sus regalos nuevamente en la bolsa. — Me alegro de que te hayan gustado. Ahora... Hay algo de lo que me gustaría discutir contigo.

De acuerdo, ese tono serio contrastaba demasiado con el que había estado utilizando hasta el momento, así que Taehyung dejó de sonreír y se volteó en su sitio. Sentándose ahora a horcajadas y de frente a Jungkook, le dio toda su atención.

— Se trata de Choi Wooshik. — Afirmó viendo como el mayor rodaba sus ojos. — Supe que vino ayer a verte.

— ¿Ahora te dan parte de todas las personas que vienen y van de la empresa o es que solamente son aquellos que tienen que ver conmigo? — Indagó levantándose molesto del regazo de Jungkook para bordear la mesa y sentarse frente a él. — Lo siento, Jungkook, pero no debo darte parte de lo que hago o dejo de hacer con mis amistades. No somos pareja, no somos nada. — Tensando la mandíbula momentáneamente, Jungkook asintió. — Además no tiene nada que ver contigo, no es tu dinero el que se está gastando, sino el de tu padre. — Jungkook ladeó la cabeza y exhaló profundo.

— Tienes toda la razón, no somos nada y no puedo decirte qué hacer con esos supuestos amigos tuyos. Ni aunque lo fuéramos tendría yo derecho de inmiscuirme en tu vida de esa manera, pero resulta que tus acciones no te afectan solo a ti. ¿Dónde está la tarjeta corporativa que te entregó mi padre? — Frunciendo el ceño, Taehyung relamió sus labios y miró hacia el suelo. — Tu amigo Choi Wooshik vino ayer a verte, hoy, las cámaras lo situaron en un garaje automovilístico cambiando el auto nuevo que tú le compraste tiempo atrás, embolsillándose ese dinero mientras procedía a hacer la compra de un Lamborghini. Todo esto, con la tarjeta corporativa del grupo Jeon que tanto mi padre, como Jin y yo podemos ver sus manejos. Es normal que esa tarjeta se utilice para hacer grandes movimientos, pero casi ocho millones de euros serán siempre notable.

— ¿Q-Qué?

— Ocho jodidos millones de euros, ¿sabes cuántos wones es esa puta cifra? ¿No te das cuenta de que ese amigo tuyo te está defalcando y exprimiendo hasta el último centavo que tú no has trabajado y no siquiera gastado? Yo que los tengo no los gasto, él que es como una sanguijuela, se atreve a pedirte la tarjeta corporativa y utilizarla en algo así, ¿sabes lo peligroso que es eso para la empresa?

— C-Cancelen esa tarjeta, yo hablaré con él y...

— No, la tarjeta ya está cancelada desde el momento en el cual intentó hacer esa transacción, mi hermano la detuvo en cuanto le dieron el aviso. Tuvo que llamar personalmente para arreglar toda esta basura sin que mi papá se entere y metieran preso a ese idiota.

— J-Jungkook...

— Escúchame atentamente, Kim, me importa una mierda cómo acciones con mi padre y si él te lo permite, pero para tu jodida mala suerte decidiste meterte conmigo e incluso si no lo hicieras, no iba a permitir que ese imbécil consiguiera un centavo más del dinero que mi padre se mató trabajando, el mismo que mi hermano y yo ayudamos a mantener e incluso incrementar. Si me entero de que tú le vuelves a dar aunque sea cinco mil won que es el equivalente a cinco dólares, tú y yo tendremos un problema serio porque hay un límite para todo, uno que ustedes han cruzado ya. Tampoco quiero volver a verlo cerca de ti o la empresa, porque si no lo metimos preso hoy, podremos hacerlo más adelante, que no te quepa la menor duda. Ahora retírate.

— ¿Es en serio, me vas a sacar de tu oficina sin permitirme hablar? — Indagó Taehyung molesto, pero sin atreverse a decirle nada porque todo el semblante de Jungkook había cambiado, no recordaba jamás haberlo visto así. — Es que... Vete a la mierda, Jungkook.

— Me iré para allá, pero te espero para que vengas conmigo. En una hora te veo en el estacionamiento y no te tardes. — Musitó mirándolo fijamente caminar hacia la puerta con la bolsa que le regaló en sus manos. Cuando finalmente estuvo solo, le dio una última hojeada a los papeles que Yoongi llevó más temprano y los cerró.

+++

— Te dije que Wooshik te traería problemas. Eres demasiado inteligente para unas cosas, demasiado estúpido para otras, Tae. — Hablaba Hoseok secando el sudor en su cuello, había pasado toda la semana desde que Namjoon le entregó la pista de la canción de Jungkook, trabajando en la coreografía. Creyó tenerla terminada para el segundo día, pero cada vez veía espacio para mejoras, cambios que continuaba haciendo porque la iba a pulir hasta crear una obra de arte. — ¿Qué vas a hacer?

— Mañana hablaré con él, no me queda de otra, no arriesgaré todo lo que tengo ni siquiera por él a pesar de que fue quien me ayudó a llegar aquí. — Mencionó mirando su teléfono, viendo que ya era hora de irse. — Ya debo irme y saca la mano de mis dulces, nadie puede tocarlos y mucho menos comerlos, me los trajeron a mí.

— Wow, ese egoísmo ha escalado ferozmente. — Musitó dejando la bolsa en su lugar, sonriendo para animar a su amigo, dándole un beso en la frente. — Vamos, anímate y mucha suerte.

— ¡Maravilloso, mira lo animado que estoy, wujuuu! ¿En serio crees que por decir anímate me voy a animar?

— Algo es mejor que nada, dale, vete de aquí, debo seguir practicando.

¿Por qué estaba asustado? ¿O era nervios? Taehyung no estaba seguro, pero no podía evitar relamer sus labios ansioso mientras descendía en el ascensor hasta el estacionamiento del edificio. Con su mirada buscó el automóvil de Jungkook, viendo que este ya estaba sentado en él. Caminó en su dirección, mas cuando abrió la puerta para sentarse, el menor se lo impidió.

— Mejor toma tu auto y sígueme. — Asintiendo, Taehyung volvió a cerrar la puerta para hacer lo que se le dijo.

Desde la empresa hasta su destino pasaron casi veinte minutos debido al tráfico de la ciudad. Era un poco más bajo que en horario pico, pero notable a fin de cuentas. Cuando llegaron a Pyeongchang-dong, el Beverly Hills de Seúl, Taehyung quedó un poco confundido dado que allí no había para él nada interesante porque era más bien una zona residencial. No le gustaba porque era el sitio preferido de muchas celebridades para vivir, utilizado para películas y series de televisión coreanas, él mismo estuvo grabando por ahí meses atrás. Sí, era una zona bonita e inusual, ya que estaba enclavada en las montañas rodeadas por casi todo dando la sensación de un suburbio boscoso en el medio de la ciudad.

Avanzaron por medio de todas esas mansiones con estilo estadounidense hasta llegar a una que a diferencia de las demás, pasaba bastante desapercibida. Desde el exterior no se veía absolutamente nada, pero una vez que pasaban la muralla, todo cambiaba exponencialmente. Taehyung se estacionó detrás del pelinegro y descendió junto con él.

— ¿Qué hacemos aquí? — Jungkook no respondió inmediatamente, solo lo miró y luego lo atrajo para un beso nada fugaz que bajó todas las barreras de alerta que el mayor había subido a raíz de la discusión que tuvieron más temprano. ¿A dónde había viajado la molestia de ambos que con ese besa tan fácil se disipó? — Eso no me responde... — Logró decir risueño, mirando fijamente a su hijastro mientras este entrelazaba sus dedos y colocaba los dígitos de acceso al lugar.

— No podíamos seguir utilizando el apartamento de mi hermano, los hoteles están completamente descartados porque de solo poner un pie en uno Dongun recibe una alarma en su teléfono, demasiado expuestos. Mi apartamento, bueno, ha sido testigo de demasiadas cosas, conocido por muchos y realmente no me sentiría muy cómodo ahí. La mansión, los dos sabemos que es terreno más que pantanoso. Si vamos a seguir adelante con esta locura, necesitamos un lugar del cual absolutamente nadie sepa nada, no siquiera Hoseok a quien le cuentas hasta tus orgasmos como ya me dijiste. — Callando, sacó de su billetera una tarjeta que le entregó. Estos son los códigos del sitio para que puedas entrar cada vez que nos encontremos aquí, pero te aconsejaría que los memorices, llevar la tarjeta contigo no es muy inteligente de nuestra parte. No sé si sea correcto llamarlo así, pero, bienvenido a nuestra casa, Kim.

Espero que les haya gustado el capítulo, ya muchos deben dormir, pero tendrá actualización para cuando despierten. Estaré leyendo sus comentarios. 🥰

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro