Capítulo 73

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Había pasado mal la noche, Jungkook no pudo pegar un ojo debido a todos los pensamientos que lo invadieron desde la noche anterior. La incertidumbre de no saber qué planeaba su padre o qué pensaba, le imposibilitaba el hacer algo más que mirar alrededor de aquel lugar en donde tuvo que pasar la noche. Una casa de campo en donde su padre lo mantuvo custodiado y vigilado todo el tiempo. No fue hasta que entró la llamada de Taehyung que su progenitor no le entregó el teléfono, permitiéndole marchar poco después.

El pelinegro continuaba sin entender nada, ¿por qué motivo lo mantuvo ahí si realmente no le hizo o dijo nada? ¿Cuáles eran los planes de su padre ahora que sabía casi todo? Suponía que estaba probando, organizando o tramando algo, pero le incomodaba no saber qué era exactamente. El papel que su persona desempeñaría en la telaraña tejida por su progenitor. Sin importar cuán tranquilo pareciera estar todo esa mañana, estaba consciente de que la marea estaba por subir, un desastre estaba a punto de suceder y era agobiante no saber cómo proceder en esos momentos.

Sentado en su vehículo y sin poder ponerse en marcha, Jungkook se dejó ir totalmente, cerrando sus ojos, poniendo en orden sus sentimientos. ¿Dónde estaba su odio hacia Kim Taehyung? Estuvo tan molesto durante el último tiempo que todo lo que deseaba era enseñarle una lección, devolverle un dolor que no causó sin querer, al contrario, sabía perfectamente lo que hacía y no le importó. Eso era lo que más cólera le causaba. No obstante, tras ver a su padre se preguntaba qué derecho tenía él de sentirse traicionado y dolido.

Le exigió exclusividad a un hombre que no se lo otorgaba ni siquiera a su propio marido. Creyó estúpidamente en la justificación que el pasado de Taehyung brindaba. Comprendía que este quisiera tener un buen futuro después de pasar tanto trabajo y vivir casi miserablemente. Se había encontrado con Jeon Dongun, un hombre que le ofrecía mucho de lo que su vida carecía, pero esa vida después de casado continuaba sin ser plena.

Jungkook pensó que aquel primer fin de semana en donde sus vidas se cruzaron había significado tanto para su padrastro, como lo hizo para él mismo en su momento. Esa podía ser la razón para que Taehyung utilizara la excusa del sexo y todo lo que esto les brindaba para poder tener algo con él. En verdad creyó que había un sentimiento más profundo llamado amor, algo que servía como excusa para lo que ellos estaban haciendo.

Porque cada vez que sus miradas se cruzaban y tenía la oportunidad de perderse en sus ojos de avellana, sintió que era correspondido, que compartían un mismo brillo, un mismo deseo y sentimiento. Las veces que lo vio tan vulnerable supo que había sinceridad, muchas heridas que seguían sin sanar, pero que con su ayuda podrían cicatrizar verdaderamente.

No porque él fuese mágicamente una ayuda o la solución a todos los problemas de Taehyung, sino, porque creía que su presencia le ayudaría a encontrarse, a ver las cosas que realmente quería, esas que lo inspirarían o animarían a buscar algo más, a sentirse pleno, a intentar, al menos, dar un paso hacia la claridad en el medio de ese túnel oscuro en el cual se encontraba. Por eso estuvo dispuesto a defender aquello infame que tenían incluso frente a su padre, pero fue un idiota.

No fue el hecho de que Taehyung tuviese sentimientos por él o por su padre lo que volvió todo difícil. Se trataba del juego consciente, utilizando a las personas, las mentiras y engaños constantes, la presencia de tantos hombres en su vida. No era un amor o relación frustrados por las circunstancias ajenas a ellos, sino, la decisión latente de Kim Taehyung, alguien que activamente buscó matar todo lo que ellos podrían llegar a ser.

Su molestia no se derivaba de la ausente correspondencia de sentimientos. Comprendía si el hombre que él amaba no podía devolverle sus sentimientos, si todo lo que vivieron fue un fugaz encuentro entre amantes, ¿pero por qué le había mentido? ¿Por qué continuaba queriendo jugar con sus sentimientos? Una parte de su persona deseó hacerlo pagar, otra desaparecer por un largo período de tiempo. Sin Taehyung, sin Jaehyun, sin Hoseok o cualquier otra persona en su vida, no deseaba una relación porque no tenía la capacidad y fuerza mental suficiente para ello.

Creía que, sin importar con quién se involucrase en esos momentos, la relación estaba destinada al fracaso. Emocionalmente, ya no estaba preparado para tener a alguien a su lado, ni siquiera al hombre que amaba a pesar de todo, tampoco al pelirrojo con quien tan bien se sentía.

Mirando a su alrededor para constatar una última vez más si estaba siendo seguido o no, Jungkook se puso en marcha. No obstante, antes de hacer nada más, decidió pasar por casa de Hoseok. Fue agradable la paz que sintió en ese pequeño departamento, la misma que tenuemente tembló por unos instantes, era imposible no recordar a Taehyung y el día en que se percató de lo que sucedía con el hermano mayor de Park Jimin.

— ¿Hay algo que te esté molestando? — Hoseok le preguntaba mientras ambos se sentaban a desayunar. Ya le había explicado que en verdad no sucedió nada con su padre más allá del susto inicial, pero era evidente que todo aquello seguía afectándolo. — Me parece que no es muy agradable ser casi secuestrado por tu propio padre.

Frente a sus palabras, Jungkook no pudo evitar reír, no era gracioso, sino raro, pero de igual modo una sonrisa cansada brotó en sus labios.

— No es algo bonito o agradable, fue un mal momento, pero quizás ya estoy tan jodido que no me afectó tanto o simplemente estoy demasiado cansado como para sentir algo con respecto a eso.

— ¿Entonces?

— Se trata de Taehyung. — Enarcando una ceja, Hoseok asintió en silencio. — Perdona por hablarte de él.

— Jungkook, tú y yo no estamos en una relación real, incluso si estuviésemos en una, comprendería que estás pasando en estos momentos por un proceso bastante difícil en el cual se incluye la persona que amaste. Además, aunque esté muy molesto con él, Taehyung es mi persona, mi mejor amigo, al menos de mi parte. Lo quiero, podría decir incluso que lo amo porque por años hemos sido él y yo. Así que no te preocupes, puedes hablarme de Taehyung sin problema cuando lo necesites.

Con una sonrisa triste, el pelinegro asentía sin poder prestarle atención a la comida que tenía delante.

— Pienso que sigo muy dolido con él. Todavía me parece inaudito que vaya por el mundo jugando con las personas sin importarle nada, principalmente, estoy enojado porque jugó conmigo a pesar de todo lo que conversé con él, de dejarle claro mi posición. Por eso siento que debo hacerle pagar de la peor manera posible, dejarlo sin nada y verlo llorar lágrimas de sangre.

— ¿Pero? — Había uno y Hoseok lo pudo notar desde que comenzó hablar, había algo en su tono, la manera en como su mirada estaba concentrada en la taza de leche mientras sus dedos la palpaba sutilmente.

— Vaya, me asustas que me estés conociendo tan bien.

— No te conozco realmente, al menos no a ese extremo, pero puedo notar tus expresiones. — Sonrió él esta vez, animando al contrario para que continuara con sus palabras. — ¿Qué sucede?

— Lo que pasa es que estuve pensando en lo que has hablado conmigo, yo estoy cansado de esta situación y todo lo que tiene que ver con Taehyung. Lo que acaba de suceder con mi papá fue la gota que rebasó el vaso. Ya me siento miserable como persona en muchos sentidos. No puedo ser un hipócrita, al final, yo permití que sucediera todo eso con él, pero la culpa que sentía en un comienzo y que dejé atrás según me iba embriagando de su persona, ahora ha regresado con fuerza. Ver a mi papá, ver su dolor me hizo empatizar muchísimo más. Llegué a pensar que la razón para que Taehyung se negara a aceptar sus sentimientos por mí era debido a él. Ahora sé que se trataba de que simplemente no quería tener nada con nadie, que no sentía nada por mí. Soy más empático con el dolor de mi padre porque yo todavía sigo amando al hombre con quien él se casó y sé lo que es sentir el corazón calcinándose por el sufrimiento.

— Te comprendo, pero a la vez se me hace un poco confuso todo. De algún modo puedo entenderte a ti, a él, a tu padre incluso. Sin embargo, todos tienen demasiadas emociones y pensamientos enredados en su cabeza que no se arreglarán de la noche a la mañana, necesitan tiempo. Tú, Jungkook, necesitas tiempo para saber lo que harás con tu vida. Si deseas ir contra él como tu deseo de venganza te lo exigía, si te apetece perdonarlo, si simplemente te alejarás, lo que decidas estará bien si es lo que de verdad necesitas. De lo contrario, podrías pasarlo mal. Te aconsejo que termines de poner en orden todo, solo, quédate con la compañía de tu mente y corazón durante algún tiempo.

Jungkook ya había pensado en ello tantas veces, hasta ese momento continuaba debatiéndose entre sus opciones y por eso esperaba una opinión más concreta de parte de Hoseok. No obstante, lo sabía, nadie más podía tomar esa decisión por él.

— Ahora que te vas a encontrar con él, ¿por qué no le expones todo esto? Ya sea para cerrar este ciclo que han mantenido por años y seguir adelante, o lo que sea que ambos decidan hacer. Puede ser difícil si él no está abierto a oírte, pero creo que se deben una última conversación ecuánime en donde puedan expresar sus sentimientos e inquietudes sin ser cegados por las emociones.

¿Podría conversar con Taehyung civilizadamente?

No estuvo seguro, pero igual decidió intentarlo. Desconocía el motivo por el cual le había pedido reunirse ese día, quedaba suponer que tenía algo interesante para decir. Fueron muchas las ideas que pasaron por su cabeza, excepto aquella que descubrió al responder su teléfono camino a encontrarse con él. Le costó un poco al comienzo, el contexto de la llamada no era claro, pero escuchar la voz de Seokjin fue su primera alerta, nada bueno saldría de una conversación de ese calibre entre ellos dos.

Intentó por todos los medios evitar aquel desastre, pero no pudo contenerlo siquiera. Vio el terror en la mirada de su hermano cuando llegó al apartamento, no era para menos, el secreto que había guardado durante casi toda su vida había sido descubierto por la persona que menos quería. Para Seokjin, el pelinegro recién se estaba enterando de todo, desconocía el hecho de que su hermano había estado buscando la mejor manera de afrontar todo aquello sin señalarlo, juzgarlo o dañarlo en el proceso. Porque él lo sabía mejor que nadie, Seokjin nunca buscó que eso ocurriera y, si hubiese tenido la posibilidad de eliminar esos sentimientos, lo hubiese hecho desde un comienzo.

A pesar de visitar a un psicólogo y poder encontrar claridad para hacerle frente a varias cosas, seguía sin encontrar respuestas para otras. Por ese motivo seguía sin confrontar a su hermano, que todo quedara ventilado por la fuerza, por un tercero que no tenía cabida en esa dañada relación de hermanos, no era lo que quería.

Ver el rostro de Taehyung le causó algo más que simple rechazo, le dolía. Estaba molesto por notar que el hombre que él amaba y decía falsamente amarlo, nunca pensaba en él antes de tomar una decisión, como si dañarlo deliberadamente fuese su única intención. Hubiese preferido que, en caso de querer arreglar las cosas, Taehyung le comentara todo personalmente sin lastimar a Seokjin y de paso a él. Sí, podría haber encontrado esa confesión ridícula de no haberlo comprobado por sí mismo meses atrás, pero no la hubiera ignorado. Hubiese buscado la mejor forma para confirmarlo o desestimarlo por completo.

Jungkook no lo supo, pero a esa misma conclusión llegó Taehyung luego de verlo dar la vuelta y abandonar aquel lugar acompañado de Hoseok. El peligris se había dejado llevar por la rabia, por esa pequeña lucha de poder con Seokjin, porque estaba seguro de que el mayor de los hermanos Jeon se estaba interponiendo entre ellos y no de la mejor manera. Se rehusaba terminantemente a perder a Jungkook por algo así, pero en ese instante en que sus oscuros ojos se posaron en él por última vez, sintió la extraña sensación de ya haberlo perdido.

¿Por qué estaba Taehyung angustiándose tanto?

A medida que fue recogiendo sus pertenencias se hacía esa y varias preguntas más, pero nada quedaba realmente claro en su mente. Era obvio que le gustaba, que estaba enamorado incluso, pero eso no justificaba la extraña aprensión de su pecho. Mientras tomaba sus pertenencias para dirigirse a su vehículo, sopesaba la idea de visitar a Jungkook directamente, pero no sabía qué decir. ¿Disculparse? ¿Explicarle sus motivos para enfrentar a Seokjin?

¿No debería haberle dado la razón después de escuchar la verdad?

O tal vez...

Tal vez su mayor molestia se debía a que escuchó con detalle el resto de la conversación, Jin había nombrado a personas con las cuales se había acostado. Siempre le daba prioridad a su hijastro, las otras personas llegaron cuando sus encuentros no fueron fructíferos. Cuando se sentía solo, necesitado, cuando su esposo o Jungkook no podían brindarle lo que necesitaba.

Entre ese y otros pensamientos, Taehyung había estado tan ensimismado que tardó en notar que estaba siendo interceptado por un grupo de seis hombres. Vio el reflejo de los sujetos en las ventanas y no pudo evitar asustarse por un momento, pero al reconocer a algunos de ellos como trabajadores de su marido, se tranquilizó. No obstante, cuando estos se acercaron para garrarlo, el miedo volvió a recorrerlo, intentó liberarse, golpearlos, pero varios golpes lograron que él perdiera toda su fuerza y consciencia al caer al suelo.

+++
Si Kim Taehyung se tuviese que virar al pasado para buscar el punto exacto de inflexión en donde su vida comenzó a irse por el excusado, no lo encontraría. Siempre creyó que todo comenzó a salirse de control desde el instante en el cual el espermatozoide de su desconocido padre, fecundó el óvulo de su madre. Lo obligaron a batallar en un mundo que no quería, le dieron una vida que no podía vivir correctamente.

No tenía recuerdos de las amenazas de aborto de su madre, pero esas podrían haber sido advertencias, un sentido no desarrollado que sabía lo que vendría. Cuando la comida que lograba llevarse a la boca, era el pago de algún cliente que veía dentro de su propia casa teniendo relaciones sexuales con su progenitora, su apetito se disipaba, pero su cuerpo le exigía alimento.

En esas noches, donde la lluvia se sentía con mayor fuerza dentro de su casa que en el exterior debido al precario estado de su vivienda, deseaba salir corriendo, aunque eso significara quedarse sin lo único que tenía. La compañía de su madre no siempre fue la mejor, emocional y mentalmente, ella fue una mujer inestable, pero a pesar de todo, amó y protegió a su hijo de la manera que pudo lograr.

Taehyung muchas veces se consideró una mala persona. Aquella noche fatídica en la cual la mano de uno de los clientes de su madre, le quitó la vida a la misma. Mientras él lo veía todo escondido en su rincón preferido, las lágrimas abandonaron sus ojos, pero en algún lugar de su pecho, se sintió aliviado. Fue como si alguna parte de su subconsciente se alegrase por verle el fin a esa situación, aunque no como le hubiera gustado. Siempre soñó con que su madre se encontrase otro trabajo o con algún cliente que de verdad le pagase una buena suma de dinero. De ese modo, podría retirarse y ambos pasar tiempo juntos.

Nunca se imaginó que la vida, a cambio de ofrecerle el fin de esas rutinas que tanto pedía, se llevaría a su madre, la única cosa que quería junto a la tranquilidad faltante de su hogar. Inocentemente, creyó que juntos, podrían salir de esa miseria, que abandonaría esa precaria vivienda. De cierta forma lo hizo, la abandonó para ir a una comisaría en donde dos señoras lo saludaron con fingida amabilidad antes de llevarlo a otro sitio.

La sensación de estar rodeado de personas y sentirse completamente solo, no era nueva. Tener comida diariamente y un techo que no dejaba filtrar la lluvia fue la mayor novedad. Conocer a un sujeto que como él se encontraba algo perdido, alguien que vio cuando estuvo en aquel juicio donde condenaban al asesino de su madre, si fue novedoso. Le intrigaba verlo cada día sonriendo cuando a él le costaba elevar las comisuras de sus labios.

Sorpresivamente, la compañía de alguien que creyó debía odiar, se volvió la más cómoda y gratificante. Juntos asistían a la escuela, estudiaba, compartían dormitorio junto con otros chicos, expresaban sus miedos, escuchaban sus temores y también los pequeños momentos donde algo similar a la felicidad los embargaba. Jung Hoseok, fue lo más parecido a una familia que tuvo, fue un amigo y también un hermano desde que sus caminos se cruzaron. Por circunstancias diferentes, ambos perdieron a su madre y padre el mismo día, por un mismo evento.

Entonces llegó el día en que no eran adultos, pero tampoco tenían edad para estar bajo el cuidado del gobierno. Con su uniforme escolar y escasas pertinencias, cada uno recibió un sobre con 1 000 000 de wones. Eso era, aproximadamente, mil dólares por persona. Esto fue el presupuesto que tenían para buscar un sitio en el cual vivir, alimentarse y sobrevivir.

Fue en búsqueda de una viviendo cuando ambos se quedaron dormidos debajo de la escalera de un edificio, al llegar la mañana y ser despertados por el conserje del lugar, se vieron nuevamente sin rumbo. Tal vez, fue una casualidad del destino el hecho de que en ese preciso instante, una mujer le estuviese gritando a uno de los residentes que debía pagar la renta atrasada. De no hacerlo, no le quedaba más remedio que echarlo.

Choi Wooshik, vio en ellos dos una oportunidad que no desaprovechó. Una solución que los ayudaría a los tres se ideó rápidamente. Con el dinero que ellos traían pagarían la renta y podrían vivir juntos. Era arriesgado, ese era todo el dinero que tenían, pero ningún propietario le daría la entrada a un apartamento si no pagaban la provisión y unos meses por adelantado. En ese momento, vivir juntos fue la solución perfecta, así se fueron acercando lentamente.

Hubo conflictos de intereses, para Hoseok, vivir con Wooshik siempre fue un reto, pero el tiempo lo ayudó a acostumbrarse de cierto modo. Ver el paso de los años mientras ellos permanecían en la misma situación fue lo que les hizo intentar diferentes cosas. Eso y bueno, el corazón dolido de Taehyung junto al poder de convencimiento de Wooshik. La finalización de su relación con Johnny fue ese último empujón que necesitaba para animarse a buscar un estilo de vida diferente.

Conoció a varias personas, hombres principalmente. Fue increíble ver lo que el deseo, la mente y un cuerpo podían hacer. Lo llevaron a lugares que no se imaginó que existía, vistió, comió y vivió como no lo hizo en toda su vida. Fue agradable sentirse en poder, sentir que podía tener todo lo que quisiera.

Un día, llegó a él un hombre completamente diferente, Jeon Dongun. Estaba claro que él también estuvo interesando en su atractivo, en todo lo que tenía para ofrecerle físicamente. Dejando de lado a Hoseok, fue la primera persona que realmente se preocupó por su bienestar, sus pensamientos, sueños, deseos, su pasado, presente y futuro.

Pasar horas en un lugar precioso con alguien que ni siquiera estiraba la mano para tocarlo, permaneciendo risueño y atento mientras él le hablaba de cualquier tema, fue fascinante. Después de tanto luchar para conseguir mejores escuelas y oportunidades con las que personas como ellos no podían contar, se encontró con una persona que, sin necesidad de pedirle algo, le comenzó a dar todo, incluyendo la educación que le fue negada.

Por primera vez en mucho tiempo, alcanzó todos sus objetivos y se sentía feliz, satisfecho entre todo lo que le ofrecía Dongun y Seojoon. Nunca se imaginó encontrase a Jungkook en una noche donde buscaba cerrar algunos ciclos y abrir unos nuevos. Jamás encontró tan atractiva a una persona que se sintiera motivado a cazar como un depredador a su presa. Pero otra cosa que jamás se imaginó es que, más allá del placer carnal, la diversión y adrenalina, sentiría otras cosas por un hombre que hacía tambalear su estabilidad conseguida. Que esa situación lo llevaría a esa en la que se encontraba en esos momentos.

Para el momento en el que abrió los ojos nuevamente estaba mareado y confundido. Todo a su alrededor se veía borroso, pero cuando finalmente sus pupilas se enfocaron, gritó completamente aterrorizado. Frente a él, guindando de unas vigas del techo, se encontraba el cuerpo sin vida de Choi Wooshik.

Taehyung desconocía cómo Wooshik había huido hacia Japón después de su encuentro con Seokjin, cómo, cuando su dinero se agotó e intentó sacar provecho de todos sus conocimientos, se encontró con un Jeon Dongun que le encandiló su vista y pensamientos. Creyó que, con un viaje de primera clase, todos sus cuentas y gastos pagos por ese hombre, lo llevarían a una vida repleta de lujos. La realidad fue muy diferente y, antes de que pudiera darse cuenta de su error, su corazón había comenzado a disminuir sus latidos hasta detenerse completamente.

Era obvio que Taehyung no comprendiese nada, que se removiera e intentara liberar de la silla en donde fue confinado sin éxito alguno.

— ¡Ayuda! — Gritaba completamente desesperado. — ¡Auxilio! — Gritó una vez más, viendo algunas puertas abrirse para darle paso a los mismos hombres que lo habían atacado. Pocos segundos más tarde, una figura más familiar apareció en su campo de visión. Lo conocía y a su vez le parecía que estaba viendo a un hombre completamente diferente, no al esposo amoroso que había encontrado en Jeon Dongun todos esos años.

Quizás por el impacto de su visión o el cansancio, los ojos de Taehyung volvieron a cerrarse para perderse en un sueño. Desconocía cuánto había dormido, pero cuando sus párpados se volvieron a elevar, el rostro de su esposo estaba a menos de un metro de él. Sus pupilas vagaron buscando el cuerpo de Wooshik que había visto, pero no lo encontró, fue como un vívido sueño que lentamente se disipaba de su memoria.

— Amor, tus hombres...

Las palabras de Taehyung quedaron interrumpidas cuando lo vio agacharse frente a él con ojos inyectados en sangre. Estaban hinchados, como si hubiese llorado mucho, pero también mostraban una ira acumulada que hasta el momento jamás había visto.

— D-Dogun.

— Desátenlo. — Demandó volviendo a ponerse de pie, instando al menor a que lo imitara. — ¿Dónde estabas? — Preguntó como si él no estuviese al tanto del encuentro que tuvo su esposo con sus dos hijos, como si no hubiese escuchado todas esas cosas por teléfono. — Te hice una pregunta, Taehyung.

— Estaba con Jin. — Respondió sintiendo la inquietud afianzarse en su pecho.

— ¿Dónde estabas? — ¿No se lo había acabado de decir? ¿Por qué su esposo le estaba haciendo esa pregunta que rara vez hacía? — Taehyung.

— A-Amor yo... — Viendo como el mayor se acercaba a él, Taehyung por inercia dio varios pasos hacia atrás.

Tal vez la razón para ese comportamiento por parte de su cónyuge se debía a que había descubierto algo. Qué exactamente, no lo sabía, pero no era nada agradable. Vio al mayor levantar su mano y, en respuesta, se encogió en su lugar, cerrando los ojos, esperando un golpe que no llegó. En cambio, sintió una mano agarrar su gris cabellera y otra ceñirse a su mandíbula. La mano en su mandíbula descendió hacia su cuello y este movimiento le obligó a abrir sus ojos. Lo que se encontró, no fue algo que esperaba, su esposo lloraba al mismo tiempo que luchaba por contener sus lágrimas.

— ¿Alguna jodida vez me quisiste? Sé que los dos comenzamos con nuestros intereses claros y estuve bien con eso, pero me dijiste que te habías enamorado, vi como tu forma de ser conmigo cambió de manera natural. — Su voz se quebró, pero el agarre se fortaleció. — ¿Qué tanto te faltó en nuestro matrimonio que tuviste que follarte a mi propio hijo?

Todo el cuerpo de Taehyung perdió la fuerza que lo sostenía, el miedo se multiplicó junto con la preocupación por lo que sucedería. Su mirada volvió a vagar por el lugar, viendo a los hombres de su esposo a una distancia prudente. Sentía que había una alta probabilidad de que él no abandonase jamás ese lugar, al menos no con vida.

— Eres joven, precioso y siempre consideré la posibilidad de que en algún momento te dejases llevar con alguien más, que tuvieses una noche loca. Supe que podría comprenderlo e incluso aceptarlo, pero buscaste a alguien que lleva mi sangre. ¿Tenías que buscar a mi hijo precisamente, Kim TaeHyung?

— Y-Yo no...

— ¡Cállate y no me mientas más! — Gritó haciendo que el menor se callara, conteniendo sin éxito las lágrimas que ahora comenzaban a escaparse de sus ojos.

Se sentía regañado, le dolía ver el dolor de Dongun más de lo que alguna vez se imaginó que le dolería. Él no quería que se enterase, deseó conservar su matrimonio por encima de todo, incluso de esas cosas extrañas que Jungkook le hacía sentir.

— Tienes veinticuatro horas para buscarte un nuevo lugar y largarte de mi casa, eso sí, sin llevarte nada que no hayas comprado antes de nuestro matrimonio. Nuestro divorcio solamente necesita tu firma, más te vale que la des sin protestar. — Espetó soltando su cuello con excesiva fuerza, haciéndolo trastabillar. — A partir de ahora, Taehyung, todas tus cuentas están canceladas, no cuentes conmigo o mis conocidos para cualquier inconveniente futuro. Asegúrate de no aparecer jamás frente a mí, porque olvidaré lo mucho que alguna vez te quise, que alguna vez te amé. — El señor Jeon se dio la vuelta y sin mirar atrás comenzó a avanzar hacia la salida. — Libérenlo y asegúrense de que haga lo que le ordené.

Sentado nuevamente en una silla, Taehyung lloraba y entraba en trance sin poder procesar lo que había ocurrido. En un momento hablaba con Seokjin y Jungkook, al siguiente su esposo estaba enterado de todo lo sucedido y lo estaba despojando de todo lo que tenía. Todavía le quedaba su trabajo, las cosas que obtuvo por su cuenta. Se sentía perdido, sin saber qué camino seguir.

No sabía si sentirse aliviado porque viendo a su alrededor y estar respirando se sentía como una nueva oportunidad en sí, pero al mismo tiempo, estaba perdiendo todo lo que tanto ha luchado y cuidado.

¿Qué debía hacer en esos momentos?

+++

Jungkook caminaba de un lado a otro en su apartamento. Habían pasado dos días desde aquel encuentro entre Seokjin y Taehyung, pero seguía sin tener noticias de su hermano. Ni Yoongi ni Chungha pudieron darles noticia de su paradero. Intentó por todos los medios encontrarlo, pero en ninguno de los sitios que visitó, pudo verlo.

Hoseok fue de ayuda, pero su presencia en algún momento lo abrumó. Tenía muchas cosas de las cuales hacerse cargo, pero no sabía por dónde comenzar, no quiso descargar toda su tensión en él. Por ello, la soledad le ayudó en esos dos días a acomodar un poco sus pensamientos.

Sin poderse comunicar con su padre o Seokjin, Jungkook comenzaba a sentir que las paredes de aquel penthouse lo estaban absorbiendo. Debía regresar a trabajar, dos días de ausencia era suficiente para que todo se pusiera de cabeza, el trabajo tenía una rara manera de acumularse y multiplicarse.

Después de un último intento por llamar a su hermano y a Yoongi para saber cómo este estaba, optó por finalmente tomar una ducha, arreglarse e ir a su empresa. Sin embargo, cuando abrió la puerta de su vivienda, se encontró con una visita inesperada, a la última persona que deseaba ver en esos días. Fue algo en su aspecto aquello que le hizo hacerse a un lado para permitirle la entrada a Taehyung. Con su padre sabiéndolo todo o gran parte al menos, sabía que su acción podría servir para malas interpretaciones.

— ¿Has cancelado mi contrato? — Preguntó Taehyung sin poder mirar a Jungkook a los ojos. Estaba sentado en un sofá que muchas veces antes sintió bajo su piel desnuda, mismo que ahora se sentía enorme y frío a su alrededor.

— Creo que este es un asunto para tratar en la empresa, Taehyung, no en mi casa. — Espetó con seriedad, pero las lágrimas que el contrario se secaba, lo obligaban a mirar a su alrededor. — No cancelé tu contrato, simplemente me reservé el derecho de renovarlo.

— Comprendo... — Musitaba el peligris sin mirarlo todavía. — Me gustaría explicarte lo que ocurrió el otro día cuando te hice esa llamada. Yo...

— Taehyung, no me interesa hablar de ese tema contigo. — Hablar significaba evidenciar sus pensamientos, ponerlo en alerta.

— Por favor, no me acercaré a ti, pero permíteme hablar contigo. Explicarte mi forma ser y actuar ese día en donde la rabia y el miedo me cegó. — Jungkook lo miró con seriedad, decidiéndose por fin a tomar asiento en uno de los sillones más lejos del peligris. — Yo tuve miedo. — Calló organizando sus palabras en su cabeza.

En esos últimos dos días en los que durmió solo en aquel hotel, había estado pensando demasiado en si debía hablar con Jungkook o no, si era el momento. Ahora, con Dongun enterado de todo, con aquello que tanto él protegió completamente derrumbado ante sus ojos, ya no tenía sentido ocultarle todo a Jungkook. No después de aquella llamada y todo lo que Jin dijo.

— Tuve miedo de perder lo que teníamos, tuve miedo de perderte a ti, Jungkook. — El pelinegro no dijo palabra alguna, permaneció en un pulcro silencio que solo se rompió cuando Taehyung prosiguió. — Tu padre... Yo te conté una vez las experiencias que viví con mi primera pareja, con Johnny. Nunca tuve nada que valiese la pena cuidar y proteger hasta que conocí a tu padre, con él pude alivianar mi corazón por las heridas del pasado. Tú llegaste a mi vida como algo inesperado, sobre lo que no tenía control, algo que no sabía cómo me hacía sentir exactamente.

Jungkook le prestó atención a cada una de las palabras dichas por su padrastro. Le escuchó contarle sus temores, cosas de su pasado que él ya había descubierto, pero que el mayor jamás le contó. Lo vio llorar, pero a diferencia de las veces anteriores, él permaneció en su asiento con sus piernas cruzadas, sus manos descansando en su regazo mientras se entretenían con sus anillos. No fue hasta el Kim dejó de llorar que él se aventuró a hablar.

— Si bien lamento todas las cosas por las cuales has tenido que pasar, si puedo entender tus dolores o problemas, no te excuso. Pudiste haberme dicho todo esto antes, pero preferiste siempre mentirme a pesar de mis acciones, de todo el apoyo y confianza que te brinde. Juntos, tú y yo hubiéramos trabajado en ello, pero jamás fuiste sincero conmigo, Taehyung. No lo hiciste porque te sentías intocable, como si tu pasado te otorgase un pase platino para dañar al mundo porque tú fuiste dañado. Incluso en este momento, sigues siendo egoísta, pensando en ti, en tus dolores y todo lo que has pasado.

— Kook...

— ¿Me has preguntado cómo estoy después de aquella llamada y de todo lo que ahí se habló? ¿Te interesa saber cómo me siento yo o mi hermano? Sí, tú sufres, es algo interesante de ver, perdona si mis palabras son crudas, pero no me importa en lo más mínimo ahora mismo. ¿Qué queda de las personas a las que tú le has hecho lo mismo que te hicieron ate cuando sabes como eso te hizo sentir? ¿Con esas personas que por tu causa podrían actuar igual o peor que tú? ¿Es excusable todo lo que me has mentido, todo lo que has hecho únicamente porque te hicieron sufrir en el pasado? Yo puedo comprenderte a ti, ¿pero te has preocupado por comprenderme a mí?

— Claro que me importa lo que sientes, yo...

— No te creo, Taehyung. — Le interrumpió sin mover otro músculo que el de su boca. — Todos cometen errores, pero algunos escogen enmendarlos, aprenden de ellos, mientras que tú, todo lo que haces es buscar la forma de explicarlos y justificarlos sin realmente hacer algo para cambiar. Ahora mismo, no me importa si mientes o no, si me quisiste alguna vez o no, tengo cosas que hacer. Así que por favor, te pido que te vayas de mi casa.

El pelinegro se puso de pie para ir hacia la puerta, pero sus pasos se detuvieron por un instante.

— Terminé con tu padre. — Espetó el peligris poniéndose de pie para seguirlo, acercándose a él para abrazarlo. — Puedo ser completamente tuyo ahora, Dongun y yo vamos a divorciarnos, ya le firmé el documento. Ahora tú y yo podemos tener una relación real, vivir juntos y...

— Detente, Taehyung. ¿Te estás escuchando? — La risa en su rostro no tenía nada de gracioso o alegre, era más bien incredulidad disfrazada. — Sigues acomodando las cosas a tu favor. Ya sé que mi padre se enteró de todo, seguramente te pidió el divorcio y te está despojando de todo lo que tienes. Nuestro contrato llegó a su fin y ahora buscas algo a lo que anclarte. No soy tu barco salvavidas, Kim, no soy esa opción que siempre tendrás disponible. De hecho, ahora mismo no me interesa siquiera verte o saber lo que harás con tu vida, gracias a ti, sé lo que tengo que hacer.

— ¿Estás dudando de mis sentimientos por ti?

— Taehyung, vete, por favor. — El nombrado negó confundido, iba a decir algo más, pero el sonido de la puerta le sorprendió. Al voltear su rostro, vio a dos personas que no se esperaba ver. Hoseok había abierto la puerta de su apartamento, llegando acompañado de Jaehyun.

— P-Perdón... — Se disculpaba Hoseok al ver a Taehyung ahí. Jungkook no había estado bien últimamente y por eso fue junto con Jaehyun para asegurarse de que todo estuviera bien, pero no esperaba ver allí al peligris.— Volveremos en otro momento.

— No se preocupen, pasen, Taehyung ya se iba.

¡Hola a todos! ¿Cómo han estado? Ha pasado mucho tiempo desde mi última actualización. Sin contar todos los problemas personales, mi inspiración e imaginación no me han acompañado para escribir esta historia. He estado bloqueada por meses, me ha costado siquiera poder escribir este capítulo, pero creo que finalmente estoy saliendo de ese profundo bache. Espero pronto terminar esta historia, solamente quedan entre 4 y 5 capítulos.

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro