Bastón de caramelo

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Posible OTP: GoYuu

Número de palabras (según word): 1228 palabras.

Las personas de la ciudad de Tokio se preparaban para otro Halloween; las panaderías se hallaban abarrotadas de clientes quienes se llevaban los panes y dulces en ofertas, las tiendas de disfraces se encontraban llenas de niños con sus padres, pidiendo su disfraz para esa noche, los centros comerciales se veían más llenos que de costumbre al no haber clases por ese día y por los siguientes tres, los estudiantes no podían estar más felices por ello, pero había cierto estudiante que no parecía estar para nada contento con esa decisión, sobre todos porque su abuelo lo había obligado a ir por dulces.

Yūji no entendía para qué iba por dulces si de todas formas a su abuelo no le gustaba entregarlos y terminaba dejándole ese trabajo a él, resopló por quién sabe cuántas veces para seguir caminando hacia la dulcería más grande de aquel centro comercial, misma que había abierto tan solo hacía un mes y ya era muy conocida, más que todo por las chicas de su edad y las mujeres adultas, no entendía la razón pero quizá la sabría en unos minutos, le faltaban al menos siete pasos para llegar a la tienda, la cual ya parecía estar llena y aquello más que alegrarle Por el hecho de no ser el único comprando dulces ese mismo día de Halloween, lo hacía sentir molesto, su sonrisa se había borrado por completo y no sentía la misma emoción con la que se había levantado esa mañana.

Entró sin prisas a la tienda, abriéndose paso entre las mujeres adultas que chillaban por quién sabe qué cosa y luego pasando por las chicas de su misma edad que estaban en la misma emoción que las primeras, no le tomó importancia, simplemente tomó una canasta y se encaminó por el primer pasillo, viendo la variedad de dulces que se encontraban en los estantes mientras pensaba qué llevarse.

Los chocolates son bastante buenos y más si los vas a repartir más tarde.

Yūji volteó al escuchar aquel comentario, notando un peliblanco alto con unos lentes de sol Algo extraño considerando que estaban dentro de la tienda y no había luz solar, el hombre llevaba el horrible uniforme colorido de la tienda y le sonreía amplio como si estuviera esperando su respuesta. Se dio la vuelta para ignorarlo y seguir en lo suyo sin darse cuenta del puchero que el hombre colocaba al no ser tomado en cuenta.

Soy Gojō Satoru, el dueño de esta dulcería Se presentó, intentando hablarle al bonito chico que llamó su atención al verlo entrar.

Yūji siguió ignorándolo mientras tomaban un par de bolsas de caramelo, cambiando de pasillo para ver el tipo de galletas, escuchando una risa llena de burla detrás de él mismo y se volteó, encontrando una castaña con el mismo horrible uniforme colorido, al lado del hombre que insistía en hablarle.

Segunda persona que te ignora, sensei Comentó la castaña sin dejar de burlarse. ¡Ey Fushiguro, este chico es como tú!

Deja de gritar, Kugisaki, arruinas la paz y el silencio que hay ahora que esas mujeres se fueron —Comentó Megumi llegando hasta los otros dos con expresión seria, viendo hacia el peli-rosa. —Si yo fuera él, seguiría ignorando al fastidioso dueño de esta dulcería.

Yūji notó que el pelinegro recién llegado no tenía los mismos colores en su uniforme, pero aun así trabajaba allí, era extraño pero no le tomó importancia y siguió recorriendo los pasillos para meter los dulces que se llevaría a la canasta, teniendo aun al peliblanco pisándole los talones, eran bastante fastidioso pero a la vez curioso; se acercó a la caja, notando que de inmediato el hombre se puso frente suyo con una sonrisa y resopló en silencio antes de hablar.

¿Podría cobrar eso y dejarme en paz? Cuestionó Yūji esperando que el mayor aceptara.

Sólo si me dices tu nombre Negoció Satoru con una sonrisa amplio.

Se lo diré si me dice la razón de que use lentes de sol en este sitio donde ni luz solar pega Ofreció Yūji de regreso mientras se cruzaba de brazos.

Chico inteligente, además de lindo Comentó Satoru sin pizca de vergüenza por sus palabras y asintió aceptando el trato, riéndose al ver el peli-rosa sonrojarse por el cumplido que le había hecho.

Me llamo Itadori Yūji Respondió como parte de su trato con el mayor.

Lindo nombre, Yūji Comentó Satoru y sonrió amplio, apoyando los brazos sobre la vitrina donde se hallaba la caja. Ahora tendré que cumplir mi parte del trato Agregó viendo al chico asentir y él mismo asintió de regreso antes de tomar sus lentes. Los uso para ocultar estos y evitar mucho más acoso del que viste cuando entraste Contó, mostrándole sus ojos color azul al contrario.

Yūji quedó sorprendido al ver el color tan puro en aquel azul que tenían los ojos del contrario, inclusive quedó sin habla alguna, ni siquiera podía comparar el cielo ni el mar con el azul de sus ojos y tuvo que desviar la mirada, sonrosado hasta las orejas al escucharlo reír antes de acomodarse los lentes de regreso.

Sorprendente, ¿cierto? Cuestionó Satoru bastante divertido por la reacción ajena, era una reacción a la cual estaba acostumbrado pero la del chico peli-rosa había sido adorable a su punto de vista, quizá por le llamaba la atención.

S-Sí, bastante Respondió Yūji con sinceridad, aun sin verlo de regreso.

Los uso por eso mismo, porque todos reaccionan igual que tú y a veces es bastante incómodo Le contó mientras cobraba los dulces contrarios. Serían cien yenes por todo.

Yūji asintió torpemente ante el precio y el comentario ajeno, la molestia con la que había entrado había quedado en segundo plano para darle espacio a la vergüenza, sacó el dinero para entregárselo al mayor y poder tomar su bolsa con los dulces que había tomado para los niños que tocarían su puerta esa noche.

Gracias por tu compra, Yūji Comentó Satoru con una sonrisa amplia.

Gracias a usted por permitirme comprar a pesar de haberlo ignorado Respondió Yūji haciendo una venia corta antes de darse la vuelta para marcharse.

Satoru salió rápido de la caja para alcanzarlo, tomando suave su mano y sonrió, sacando del bolsillo de su pantalón unos bastones de caramelo, extendiéndoselos con una excusa que de seguro sonaría poco creíble.

Ten, son tuyos por ser cliente de primera vez Comentó viendo al contrario sin soltarle la mano.

N-No es necesario, yo ni siquiera quería venir Murmuró Yūji con sinceridad, dándose la vuelta para quedar de frente al mayor.

Mira, el caso es que son de menta y a mí no me gustan, así que pensé en regalártelos como una disculpa por ser tan insistente Comentó Satoru rápidamente, moviendo los bastones de caramelo frente al contrario. No es ninguna clase de indirecta hacia tu aliento, no te apestas, ni nada por el estilo.

¡Las estás cagando más, sensei! Exclamó la castaña desde uno de los pasillos.

Lo siento Murmuró Satoru sintiéndose avergonzado por primera vez, sabía que hablaba mucho, demasiado.

Yūji terminó riendo por la vergüenza ajena y tomó los bastones de caramelo antes de soltarle la mano al mayor, dirigiéndose hacia la puerta.

¡Gracias por el regalo, Satoru-san!

Fue lo que exclamó en alto antes de salir de la tienda con una expresión diferente y sintiéndose tranquilo, su tarde era mejor gracias a ese bonito regalo, definitivamente.

¡Hello!

Estaré subiendo varios os al mismo tiempo, ahora que tengo un poco de señal.

¡Nos leemos ahorita!

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