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   Taehyung mantenía su cabeza gacha, mientras caminaba por los pasillos concurridos en la preparatoria en donde asistía.
Lo único que por su cabeza pasaba, era el hecho de que Jungkook era un idiota que no sabía medir sus estúpidos juegos y sus palabras.

Cuando lo conoció, lo primero que notó fue que era bastante guapo; hasta el punto de que muchos morían por hablarle y conocerle.

Jeon Jungkook había llegado para marcar la diferencia en aquél aburrido y estricto lugar.

El castaño nunca había prestado atención a aquello. Siempre se había mantenido al pendiente de sus estudios y sus compromisos. Los profesores lo elogiaban y lo veían como un estudiante modelo, cosa que a muchos les fastiaba y preferían tratarle mal por ese simple hecho.

—¡Kim Taehyung! —Chilló su único buen amigo y compañero, antes de lanzarse encima de él y hacerlo caer hasta el piso.

—¡Ji-Jimin-Ssi! —Alegó Taehyung, sorprendido por la repentina llegada del rubio.

—¡Las finales, las finales! —Hablaba emocionado, se colocó de pie, tomó a su amigo del brazo para levantarlo y arrastrarlo hasta el tablero principal de la preparatoria.

—¡Ji-Jimin, espera! —Bufó, y al final llegaron hasta el lugar. Lo notaron totalmente lleno así que les tocó empujar y metafóricamente, nadar entre el montonal de personas acumuladas.

Lo primero que vieron, fue la cantidad de nombres de las personas de último grado; todas ordenadas por el puntaje que habían obtenido en el primer trimestre del año.

—Estoy de quinto —mencionó orgulloso—. ¿Ves? —Señaló con uno de sus dedos.

—Oh, Jiminie, felicitaciones. —Sonrió de forma sincera.

Jimin iba a decir algo más, pero notó como su amigo fue casi que empujado, y sus ojos pudieron ver al idiota, arrogante y mala gente de Changkyun.

—Permiso —pidió después, y se dedicó a ver el tablero de resultados. Enarcó una de sus cejas y dirigió sus ojos hacia el castaño de lentes grandes—. Tú, de primero. ¡Qué sorpresa! —Habló entre sarcasmo y mucha burla.

—Deja la envidía, Im —pidió el rubio.

Este volvió a reír. —Taehyung sabe que eso nunca va a pasar. —Hizo un puchero fingido y salió de igual forma; casi que tumbando al castaño.

—Deberías hacer algo, ¿lo sabes? ¡Eres más alto! —Expresó, mientras intentaban salir de ahí.

—¿Qué debería hacer, hm?

—¡No sé! ¡Golpearlo!

—Soy pacifista —bufó, ya logrando caminar de forma tranquila.

—Claro, y por eso dejas que todos te traten como cualquier cosa, ¿verdad?

—No es así.

—Lo es. ¡Si el viernes no hubiese llegado a tiempo, el idiota de Chanyeol ya te hubies-

—Jimin —interrumpió, incomodándose de inmediato—. Ya entendí.

Este negó con su cabeza y siguió caminando.

—Sé que te preocupas, pero de verdad, está bien, no es nada que no sepa controlar.

—Lo creía de esa forma, pero llegó aquél viernes y ahora resulta que no quiero dejarte solo. ¿Cómo la ves?

Taehyung hizo una mueca y prefirió quedarse en silencio. Sus ojos volaron de inmediato hacia la persona que pasaba por el mismo pasillo, este se mantenía sonriendo, hablando con dos de sus buenos amigos y de vez en cuando, riendo; tal persona percibió al castaño, detuvo sus ojos en él y su sonrisa se agrandó.

El castaño de inmediato se sonrojó y miró hacia otro lugar.

—Taehyung —mencionó y se detuvo justo al frente de él—, vi lo de tus notas, felicita- —No pudo terminar de hablar, ya que el castaño, aún con su cabeza gacha, tomó de los hombros a su pequeño amigo y lo arrastró muy lejos, fuera de los ojos del azabache.

—Auch —habló entre risas Yugyeom.

Jungkook le mandó una mirada de odio y lo empujó levemente por uno de sus brazos.

—¡Ya, lo siento! —Volvió a reír—. Pero debes admitir que da risa como te rechaza. ¡Acepta que no te quiere!

—No es eso. —Hizo una mueca, metió las manos en los bolsillos de su pantalón y continuó caminando. —Taehyung me quiere —aseguró.

—Dios me libre de alguien que me demuestre su amor de esa forma —habló por primera vez Mook.

—No estás siendo gracioso —bufó.

—No dije que iba a serlo. —Rió.

Jungkook negó con su cabeza y dirigió nuevamente sus ojos hacia la dirección en la que iba el castaño, aunque bueno, ni rastro de él quedaba.

—Ni se te ocurra ir a acosarlo. Bastante asustado que ya está —continuó Yugyeom y se llevó al azabache.


—¡Estoy indignado! —Habló Jimin, mientras se acercaban al aula de la primera clase—. ¡¿Por qué lo ignoraste?!

—No-no lo sé, yo… —Hizo una mueca y negó—. ¿Qué querías que hiciera?, ¿que lo saludara libremente como si lo conociera de toda la vida?

—¡Exactamente! ¡Taehyung, Jeon Jungkook te habló!

—Agh, Jimin, no es la primera vez que lo hace —informó, y entraron al aula.

—¿Por qué no sabía esa información importante?

—Porque yo no lo veo de esa forma —continuó y se fue a su lugar.

—Pero, o sea… Debo procesar esto primero. —Respiró profundo, se sentó en el pupitre del castaño y dijo—: ¿Jeon Jungkook te habló? Mejor dicho, ¿con qué propósito?

—Sólo me habla para molestar —murmuró y empezó a sacar sus cosas.

—¡¿Te molestó?! ¡Mierda, Taehyung, dime qué te dijo y voy a partirle la madre enseguida! ¡Ya estoy harto de que se metan con mi bebé-

—Dijo que le gusto —admitió—. Varias veces lo ha dicho.

—¡Ahora sí que lo agarro a- Espera… ¡¿Te dijo eso?! —Tomó de los hombros a Taehyung. —¡¿Por qué mierda no lo sabía?! ¡Taehyung, Jeon Jungkook se te declaró!

—¡¿Qué?! ¡No es así! —Hizo una mueca. —Sólo... sólo quiere molestar. No quiero que pase, Jiminie, no de nuevo… —Apretó sus labios en finas líneas y bajó su mirada.

El rubio se calmó, soltó a su amigo y suspiró pesado. —Supongo que entiendo tu punto.

El castaño asintió, y prefirió recostar su cabeza en el pupitre.

Y es que Jimin lo comprendía de forma absoluta. El ver a su amigo llegar a su casa, llorando por haber sido burlado, sin duda era algo que no quería que pasara nuevamente.

—Pero, ¿estás seguro de que Jeon Jungkook es igual a ese imbécil?

El menor se mantuvo en silencio por un rato, para al final decir—: No lo sé, y tampoco pienso averiguarlo.

Jimin bufó, acarició de forma leve el cabello de su amigo y decidió insultar a la asquerosa persona que destrozó cada uno de los sentimientos de su amigo; haciéndolo caer casi que en depresión y logrando que su autodesprecio, se apoderase de toda su cabeza.

—Eres muy hermoso, Tae —halagó el rubio.

Este simplemente se dignó a negar con su cabeza.

Park lo odiaba, lo odiaba con todo su ser y mierda, en esos momentos juró que si volvía a verle, le iba a propinar un fuerte golpe en su estúpida cara.

Porque tal persona nunca mereció a Taehyung, y odiaba el hecho de no saber cómo ayudar a su amigo, o por lo menos, hacerle ver lo precioso que era.

Porque sí, Taehyung era totalmente bello y le causaba malestar el saber que este no pensaba lo mismo.


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