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    Alrededor de tres días pasaron, la tarde estaba bastante fría un domingo y el menor se encontraba mirando el cómo su mamá picaba algunas cosas para la cena.

—¿Pasó algo? —Preguntó la castaña mujer, mientras seguía concentrada en lo que tenía al frente.

El menor negó.

Ésta dejó el cuchillo a un lado y miró a su hijo. —Te conozco, Tae —comentó, se acercó a él y acarició una de sus mejillas—. ¿Por qué no hablas con mamá, hm? Puedo admitir que me estás preocupando.

El menor bajó su mirada.

—¿Son de esos problemas amorosos? —Preguntó—. ¿Pasó algo con Jungkook?

Taehyung se apresuró a negar nuevamente.

—A ver. —Tomó al castaño del brazo y lo arrastró hacia la cocina. —Ayudame con estos limones cortados y cuando te sientas cómodo, puedes empezar a hablar —avisó, le dejó el recipiente y un exprimidor a su lado.

El castaño asintió y empezó a hacer lo pedido.

—Tener sentimientos es normal —empezó a hablar, mientras se ocupaba con lo de hace un rato—. Que te guste alguien, que sientas mariposas o bueno, rinocerontes en tu estómago también lo es. —Rió ante lo dicho. —Van a haber momentos en que te sentirás triste, muchas veces indeciso y a veces, incluso, podrás lastimar a personas que de verdad quieres.

El menor se detuvo y la miró mientras hablaba.

—Es lindo cuando te quieren. —Sonrió levemente. —Cuando cuidan de ti y cuando notas lo atenta que es ésa persona contigo.

—Mamá —habló por fin Taehyung.

—¿Dime? —Preguntó y dirigió sus ojos hacia él.

—¿Recuerdas… a Minho?

—¿El idiota que te rompió el corazón e hizo que dejaras de comer y bajaras de peso de forma alarmante? —Preguntó, y el castaño notó como aquél cuchillo tropezaba más fuerte contra la tabla que estaba utilizando para picar.

—Sí-sí —respondió.

—¿Qué pasa con él?

Taehyung bajó su mirada hasta los limones y agarró uno para exprimirlo, prefiriendo quedarse en silencio y evitar el contestar esa pregunta.

—Taehyung —instó su mamá—. ¿Qué pasó con él?

El menor tragó fuerte. —Él… quiere volver conmigo, mamá.

La mujer dejó el cuchillo a tropezones en el mesón y miró nuevamente al castaño. —Sabes que nunca te exijo nada, Taehyung. Pero te digo esto como una orden: no te quiero ver cerca de Minho nuevamente.

El menor la miró por unos segundos, asintió y bajó su mirada, nuevamente, a lo que hacía.

—No me gusta ser la mamá mandona. —Suspiró entre sus palabras. —Pero debes estar consciente de lo perjudicado que saliste a raíz de eso. No fue una experiencia bonita el tenerte enfermo, mucho menos que me dijeran que estabas deprimido. —Negó al recordarlo.

—Lo sé —musitó—. Yo… tampoco lo quiero. —Hizo una mueca.

—¿Y Jungkook?

—¿Hm? —Dirigió sus ojos hacia la mujer.

—¿Qué ha pasado con él?

—Me quiere. —Sonrió de forma linda al recordarlo. —Él… siempre está pendiente de mí, mamá.

—Y eso es algo bueno —aseguró—. ¿Por qué no lo invitas a cenar?

—¿Eh? —Preguntó, sorprendido—. ¿No es… algo muy formal?

—Será mi futuro yerno, obviamente necesito conocerlo más.

Taehyung rió por aquello.

—¡Oh, ya no te sonrojas y rechistas! —Alegó.

—¡Ma-mamá! —Habló de la misma forma y miró hacia otro lado.

—¡A mi bebé por fin le gusta alguien! —Mencionó, muy feliz y tomando el cuchillo nuevamente para abrazarlo—. Taehyung y Jungkookie se van a casar~. —De repente empezó a canturriar y eso avergonzó aún más al menor.

—¡Ya-ya! —Gritaba, e intentaba que su mamá dejase de molestar.

La hermosa mujer rió y negó con su cabeza. —De verdad, invítalo a cenar —pidió, aún con una sonrisa dibujaba en sus labios.

El menor igual sonrió y asintió con su cabeza.

Que muchas personas reaccionaran de esa forma, sin duda dejaba en prueba todo lo que querían evitarle. Que Minho fuera importante para él, que su corazón quisiera escaparse de la emoción, y que todo su ser perdiese la dirección al momento de pensar en ese azabache, no significaba que era lo correcto. Taehyung sabía todo lo que había pasado; quizá y el estar solo era una de las cosas que lo terminaban haciendo ceder ante sus deseos. Y no, el castaño no debía y no quería permitirlo.

Él merecía a alguien mejor, y se sentía estúpido cada que las ganas ávidas de verle y tirarse en sus brazos aparecían.


   Con exactitud habían pasado tres horas después de aquella charla, y Taehyung se encontraba inmensamente avergonzado.

Y es que no esperó que su cena iba a ser a solas, mucho menos, en su habitación.

—Entonces —habló el azabache—. Tu mamá decora muy bien, ¿sabes? —Mencionó, refiriéndose a la exquisita presentación en los platillos.

—¡Normalmente no es así! —Chilló y cubrió su pigmentado rostro con sus manos—. Juraba que… Agh, yo tampoco pensé que sería de esta forma, ¿bien?

—Las velas son un toque lindo —se mofó.

—¡Ya-ya! —Pidió, aún de esa forma.

Jungkook volvió a reír. —¿Por qué te avergüenzas, hm? El ambiente me gusta, demasiado.

—Ella me engañó —aseguró y descubrió su rostro—. Es… demasiado —asintió y tragó fuerte—. No quiero que te asustes.

—Recuerda que estás hablando con éste romántico empedernido —mencionó y dejó un pequeño cofre en medio de la mesa—. Ábrelo —pidió.

El castaño, muy curioso dirigió sus ojos hacia el cofre, lo tomó entre sus manos y lo abrió.

—Tampoco quiero que te asustes —repitió, bajó su mirada hasta sus manos y dijo—: Los tengo desde hace tiempo y no sabía cómo entregarte uno. —Hizo una mueca y frotó de forma leve su nuca.

Taehyung sonrió mientras miraba lo que había dentro, tomó una y miró el dije que colgaba justo en medio.

—Puede que me gusten estas cosas, pero siento que los corazones son demasiado —comentó, refiriéndose a la figura semicircular del dije y miró de forma decidida al mayor—. No estamos en… algo completamente claro y quiero, te pido que ya sea de esa forma.

El mayor lo miraba completamente en silencio, al mismo tiempo que se encontraba atento a lo que decía.

—Sé a la perfección la situación —continuó—. Sé que será difícil, pero, Taehyung, quiero ayudarte a superar todo eso. Quiero… ser el culpable de que aprendas a odiar a ese idiota.

Taehyung sintió sus ojos arder, bajó su mirada y respiró muy profundo.

—Por favor. —Tragó muy fuerte, tomó una de las manos del castaño y la acarició con mucha parsimonia.

Intentando con esto, transmitir todos sus sinceros sentimientos y, obviamente, con la finalidad de opacar aquellos totalmente insanos que el mayor resguardaba muy por dentro de todo su ser.

—¿Qué… me dices? —Instó Jungkook—. ¿Quieres ser el complemento de mi círculo?

Taehyung al escuchar aquello no pudo evitar soltar una risa bastante sonora y por consiguiente, tapar su boca al no lograr detenerse.

—¡Pensé que se escucharía mejor! —Se defendió—. ¡¿Qué más podía decir?! ¡Son semicírculos!

—¡Lo sé, lo sé! —Reía y negaba con su cabeza.

—¡Agh, está bien! —Respiró profundo el menor y se centró—. Kim Taehyung —llamó.

—¿H-hm? —Preguntaba, aún de esa forma.

—¡Deja de reírte!

—¡Es que eres muy lindo!

—¡Quiero que estés conmigo! ¡Que conozcas a toda mi familia y que toda mi familia te conozca a ti! —Alegó, muy avergonzado y sin saber cómo recuperar la situación—. ¡Kim Taehyung!

—¿Sí? —Sonrió, ya más calmado.

—Por favor —pidió, más serio—. Déjame… demostrarte que puedes enamorarte de mí.

El mayor sin lograr evitar aquella profunda mirada que su menor tenía, simplemente sonrió y asintió de forma apenada.

Sería difícil, los dos lo tenían presente. Sin embargo, estaban totalmente comprometidos a dar lo mejor de sí para encontrar algo totalmente necesario en la vida de las personas; la felicidad. 

Porque Jeon Jungkook era tan determinado y apasionado, que sabía que en algún momento tales cualidades iban a contagiar a Taehyung, logrando que este terminase con el efecto que aquél azabache esperaba.

—Tae —habló nuevamente el azabache.

—¿Hm? —Preguntó el mayor y le miró.

—¿Aquí es dónde nos damos mucho amor y caricias?

—¡No te adelantes! —El castaño volvió a reír, con un sonrojo muy fuerte en sus mejillas. 

Taehyung se sentía bien, Taehyung se sentía feliz.

Y todo gracias a Jeon Jungkook.

Ni yo me creo esta
actualización. 👀

-Gaby

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