Iori Yagami es el tipo de pareja por quien vas a buscar respuestas.

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-¡Buenas tardes! -llevaba un rato tocando la puerta ya por tercera vez, esperando cualquier cosa.

Los Kusanagi, por las cosas que oía, parecían ser personas despreciables, y ella no pensaba ir con rodeos.

Quería respuestas y las quería al momento, si solo hubiera la posibilidad de que Iori...

-Oh, vaya, ¿puedo ayudarte en algo? -una mujer de cabello castaño oscuro y ojos del mismo color apareció a sus espaldas con lo que parecían ser las compras del día en mano.

-Buenas tardes, mi nombre es (...) y estaba buscando al líder de los Kusanagi para hablar con él, ahora -fue quizás algo dura y directa con sus palabras, por no decir que algo irrespetuosa, pero a la mujer frente a allá pareció no importarle por la sonrisa que le brindó.

-Mi esposo no se encuentra y mis dos hijos están haciendo algunos papeles, pero si no tiene ningún problema para hablar conmigo es bienvenida a tomar un poco de té.

Antes de darse cuenta completamente, no supo en qué momento ya estaba dentro de la casa, sentada sobre un cojín, con una taza de té en mano y unas galletas en frente suya en una pequeña mesita.

-Bueno, soy Kusanagi Shizuka -la vio dar una reverencia, por acto reflejo hizo lo mismo, los japoneses y sus costumbres, se repitió en su cabeza- cualquier pregunta que quieras hacerle a mi familia puedes hacérmela a mi.

-No creo que sepa de esto -era imposible hablarle como antes a la señora, siendo tan amable y buena habían hecho que se sonroje, avergonzada de su anterior actuar- pero, yo bien aquí porque quiero saber qué fue lo que pasó entre el clan Kusanagi y el clan Yasakani pero he de suponer que no sabe nada al respecto y deba esperar a otro miembro del clan y-

-Por supuesto que lo sé -tomó una pasa para tomar de su propia taza con calma, dejando en suspenso a (...)- fue algo que pasó hace 1800 años.

-Sí usted pudiera...

-Te enseñaré los pergaminos de la época, ven acompáñame -se levantó y (...) fue con ella, no sin antes tomar otra de las galletas porque le gustaron- veamos, oh, aquí esta.

La vio tomar lo que mantenía sus respuestas y sintió un frío que recorrió su espalda completamente.

-Los Yasakani y los Kirishima eran muy buenos aliados, aunque pienso que es más sincero decir que eran amigos.

"Los dos clanes se conocían desde hacía años, pero en cuanto la presencia de Orochi y sus asesinatos se hicieron dar a conocer decidieron unirse y no huir de él, buscaron enfrentarlo, junto a otro clan vecino, los Yata, y con al menos la presencia de los 10 representantes de otros clanes, pudieron sellar a Orochi, cortando su cabeza con la espada sagrada que dio nombre a nuestra familia.

Pero, en plena celebración por la caída de Orochi, el líder Yasakani se veía aun algo intrigado por la muerte de los animales y el crecimiento extraño de las plantas, el líder de los Yasakani trató de hablar de esto con el resto de clanes, pero no se le escuchó porque los Yata estaban más ocupados construyendo templos sintoístas y los Kusanagi trataban de curar al segundo hijo que había sido maldito por las serpientes.

Poco después, el cadáver de la esposa del líder Yasakani fue encontrado en las tierras de los Kusanagi, había muerto por ser quemada viva, entonces, así fue como empezó la pelea entre lo dos clanes y, aprovechándose de esto, Orochi engañó al líder de los Yasakani para que fuera de su sangre.

No importa cómo lo viera, ya fuese en los registros de la familia Yagami o la de los Kusanagi, la historia era casi la misma.

Aun se preguntaba, ¿por qué los Kusanagi mataron a la esposa del líder Yasakani?

-La verdad es, que no fueron los Kusanagi -casi salta en su lugar al escuchar la voz detrás de ella- buenas tardes, señora Shizuka -hay un hombre con un tapabocas y el cabello extraño.

-Hola, señor ninja -tratando de ignorar el anterior susto, se tuvo que dirigir al hombre que acababa de aparecer, porque tal parecía que él sabía algo.

-Disculpe -se ganó la atención del hombre, decidida solo comenzó a hablar- ¿podría explicarme qué fue lo que pasó?

Horas más tarde, cuando el pelirrojo llegaba a su hogar a mediados de las 5 de la madrugada después de su aparición en el trabajo con su banda, ya estaba acostumbrado a simplemente irse a dormir con (...) al costado.

Siempre la encontraba dormida, en ese lado de la cama que prácticamente ya le pertenecía.

No se esperó para nada el verla despierta, mucho menos que estuviese esperándolo, el verla llorar era algo de los últimos días, pero se notaba que ella había hecho un esfuerzo mínimo para ocultar sus lágrimas de él como en las anteriores ocasiones.

Lo sorprendió, pero no lo dejó ver.

En completo silencio ella se acercó a él, tomando su rostro entre sus manos, estaba temblando.

-Lo siento... -dijo con palabras quebradas, iniciando un nuevo llanto que a él se le hizo molesto- lo siento... lo siento tanto, Iori.

¿Qué decirle? Le estaba molestando su actitud en esos momentos, ¿ahora de qué se lamentaba? En esas veces que la veía así solo le daban ganas de empujarla lejos.

-Lo siento, lo siento tanto...

Esas palabras terminaron con su paciencia, haciéndose a un lado al empujarla a su contraria, aun así siguió diciendo que lo sentía, terminó quedándose dormida en medio de lamentos y el casi cayó dormido por ese lamentable arrullo.

Ella era demasiado molesta.

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Pero, ¿Qué más podía hacer si la persona que amaba ya no tenía salvación?

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