Terry Bogard es el tipo de amigo al que no le gustan las injusticias.

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-No te podrías imaginar la cantidad de cosas que querían que cargará -una risa salio de sus labios- creo que ya quieren sacarme de ese trabajo.

-Deberías ser más cuidadoso Terry -podría decir con un ya casi fluido inglés, resultado de todas esas llamadas, quiso apoyarse en su brazo pero en respuesta siseo de dolor, confundiendo al rubio.

-¿Todo bien allá? -Ah, la vergüenza, no quería hablarle a Terry de sus problemas maternos, eran demasiado surrealistas cómo para siquiera decirlo.

-Super por acá -en cuanto la escuchó hablar en español ya sabía que algo le había pasado.

-No debes decírmelo si no quieres -pero la verdad era que quería saberlo, él ha estado en suficientes situaciones de la vida como para saber que ese siseo fue de ardor o dolor.

Y prefería creer que solo fueran ideas en su cabeza.

-No, no quiero ocultar nada, es solo que... es complicado... mi madre vino a verme hace poco.

Todo diálogo que el rubio tenía preparado se disolvió con esas palabras.

Nunca había tratado con el tema de las madres, a lo mucho y cuando dejaba a Rock en la escuela las madres se acercaban a él, y no en el plan de compartir solo palabras bonitas exactamente.

Entonces, se decía, tenía que ser neutral.

-Así que... bueno, no conozco a la madre de Kyo pero creo que-

-Ya me gustaría a mi que la señora Shizuka fuese mi madre -ugh, tema complicado, piso minado, hasta donde él tenía entendido ella fue adoptada por los Kusanagi, pero no pensaba que aún mantuviese contacto con su madre biológica.

-Bueno, tu madre, ella... ¿Qué pasó? -se rindió de buscar palabras correctas.

Media hora después... (voz de presentador de Bob esponja).

-Oh dude -fue lo último que dijo, sabe que hay personas así, pero nunca pensó que alguien como (...) estuviese emparentada.

Era como ver a Rock.

-Así es como es -suspiró, se dejó caer en su cama y abrazó uno de sus peluches.

-Así no debería ser.

-No te preocupes -se endereza, estirando su pierna- Kyo dijo que pondría una orden de alejamiento.

-¡Pues muy bien! -se siente indignado, por supuesto que lo está, una madre no debería ser así- cambiando de tema, los exámenes se acercan aquí, ¿te sientes lista, miss Kusanagi?

Sonrió, feliz, con menos carga sobre sus hombros.

Aunque sólo de la forma sentimental, ahora recordaba el peso de su vida.

-Estoy preocupada -aplasta su almohada entre sus brazos al dejar de lado su peluche, confundida entre tantas ideas y acontecimientos en su vida- temo fallar, que todo se me olvide.

-Sí piensas que todo se te va a olvidar eso pasará -tomó su balón de baloncesto, dándole vueltas en uno de sus dedos, el teléfono sostenido entre su oído y su hombro- sólo tienes que enfocarte y dejar salir lo que sabes.

-Lo dice como si fuera tan fácil, Terry -ahí estaba otra vez, ese tono de respeto, no lo malentiendan, es bueno ser respetado.

Pero cuando (...) hablaba así sentía que lo ponía en un altar... o que le sumaba años de más a su edad.

-Pero, tienes razón Terry -y ahí iba con cambiar su tono de momento a otro- ¡Yo puedo hacerlo! ¡Voy a ingresar a esa universidad!

-Y nosotros estaremos aquí esperándote.

(...) sonríe y asiente con la cabeza, dándose cuenta de que no puede verla solo afirma por el auricular.

-Sí, estoy emocionada, aun no puedo creer que voy a vivir con un amigo ni bien ingrese a la universidad.

-Aunque creo que los exámenes se van a posponer -con una ágil maniobra lanzó el balón y este entró limpiamente por el arco- ya sabes, el usual alboroto por el torneo -tomó de nuevo el esférico, botando un rato tratando de buscar las palabras correctas- ¿Kyo recibió su invitación?

Pero lo que no sabía, era que la chica estaba por incendiar sus cosas, no queriendo que hablen sobre ello.

-Sí, hace casi nada -no quiere hablar del torneo, le da ciertos escalofríos.

Y le hacía recordar que empujó a Kyo cuando se encerró en su cuarto, minutos antes de llamar a Terry.

-Fuera de eso, ¿esa chica se ha disculpado? -no quiere remover cosas del pasado, en todo ese tiempo transcurrido no supieron nada de esa chica, pero algo le decía a Terry que se la encontraría en el nuevo torneo que habría.

-No, tampoco lo necesito -miró al espejo, en donde puede ver claramente la cicatriz en su cuello- sé que en ese estado de todo puede pasar, no tengo rencores hacia ella -o, al menos, se negaba a aceptarlos.

-Eres demasiado buena, miss Kusanagi -casi suspiró, pero se contuvo.

-A todo esto, ¿hace calor en california?

-¿Ya estas haciendo tus maletas? Que rápida.

-Es como dicen, ¿no? Más vale mano en pájaro que bandada, ¿verdad? -parecía que el teléfono se le cayó por el sonido de algún tipo de golpe, sin olvidar la risa que había de fondo- ¿Terry?

Se estaba sosteniendo el estómago ante la risa, tomando lentamente el aparato para seguir hablando animadamente.

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Si todo salía como se esperaba, ambos irían a casa en cuanto acabase el torneo.

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