🌣🔥108🔥🌣

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

K' Dash es el tipo de conocido al que no le gusta expresar sus verdaderas emociones.

.

.

.

.

.

-¿Tuviste un buen sueño, Kula? -preguntó mientras ayudaba a la menor a desenredar sus cabellos rubios, aun había cierta expresión de somnolencia en su infantil rostro.

-A Kula le pesan los párpados -se recostó en ella, (...), enternecida, pasó sus manos por la cabeza de la muchacha, hasta que un fuerte estruendo casi las hizo caerse del borde de la cama de Kula.

-¿Ya llegaron? -vio hacia el calendario de gatitos con ropa de invierno en la pequeña mesita de noche, dándose cuenta que habían pasado dos días desde que se fueron.

Dos días en los que se moría de los nervios al no saber si se encontraban bien o no.

Con paso decidido fue con la intención de encararlos, más preocupada que molesta al no saber que estuvieron haciendo durante ese tiempo.

Dejó a Kula en su habitación, cuando se dirigía a esos dos tuvo la sorpresa de que K' iba en dirección contraria a la suya, fue tan rápido que ni le dio tiempo de reaccionar, fue un golpe bastante brusco en su hombro y tuvo ganas de quejarse de ello, pero él ya se había ido.

-¡K'! ¿Por qué eres así? -hubiera seguido quejándose durante un buen rato, pero Máxima puso su mano sobre su hombro- ¿Qué le pasa ahora?

El cyborg solo negó con su cabeza, (...) creyó que se refería a tampoco saber qué le ocurría al más joven, el portazo se escuchó por todo el lugar.

-Mira que es... ¡K'! ¿Acaso quieres tirar la puerta? -con una inusual valentía nacida del enojo y coraje.

Tocó la puerta algunas veces, siendo ignorada en el acto.

- te vas a poner en ese plan no seas así con las otras personas -quizás fuese el enojo hablando, el incierto temor por su bien, de nuevo vio al cyborg a su lado, no sabría decir si estaba triste o molesto.

-Dale un momento... -trató de hablar bajo, pero fue perfectamente escuchado por la persona al otro lado de la puerta.

Entre sus dedos sostenía el usual collar que siempre llevaba encima, la cruz que prácticamente lo simbolizaba.

Los chicos cool usan esto.

Le dieron ganas de tirarlo por la ventana, a la basura, al barro o simplemente quemarlo y poder verlo derretirse mientras perdía su forma.

Que perdiera su sentido.

-No puede comportarse como un adolescente -irónico, era como si él fuera el niño regañado, aquel que hizo algo malo que enojó a otros.

Nada de esto es tu culpa.

apretó con fuerza aquella cruz, sintiendo cómo sus bordes rectos sonaban al contacto con su guante, su mirada perdida mientras los sentimientos simplemente eran escuchados al crepitar.

-No podrías entenderlo y tampoco es mi tarea hacértelo saber -escuchó pasos alejándose, posiblemente era de la niñera de la mocosa...

Hay una niña que... puede ser peligrosa.

No quería ni imaginar dar una noticia así, dejando caer su cabeza sobre su mano.

Ahí, sentado en su cama con postura derrotada, solo podía pensar, maldecir y tratar de encontrar una manera de seguir adelante.

-Oye, compañero -no quería escucharlo, no quería la pena de otros, menos de un ser que ya ni siquiera sabía si los tenía- sabes que esto podría pasar.

Lo sabía, por supuesto que sí.

-Esas personas no se andan con rodeos, tu los conoces más que nadie.

No los odies, muchos están aquí en contra de su voluntad.

-Ella siempre supo que podría ocurrir esto.

¿Y qué es lo que harás?

Me gustaría poder escuchar música.

Dejó a un lado el dije, cubriendo con sus manos su rostro, estaba agotado, física y mentalmente.

En un ligero movimiento de su cabeza hacia la derecha pudo ver aquellos lentes de sol, con el vidrio templado de color negro, la montura de metal, los rasguños apenas visibles.

Los chicos cool...

¿Por qué siempre tenía que protegerlo? Él nunca se lo pidió, nunca se quejó con ella, nunca le pidió nada.

-Descansa un poco, K' -fue lo último que le escuchó decir, rendido a hacerlo salir y enfrentar su realidad.

Pasaron dos horas de su vida.

Pensando, pensando.

Solo maldiciendo su vida y su suerte.

-¿K'? -no era Máxima, era esa chica que hace unas horas le había puesto de los nervios.

Todo le ponía de los nervios desde que la vio, ahí.

-Oye... lo siento, es solo... estaba preocupada -sus ojos fueron hacia la puerta, cansados- No sé por lo que están pasando o lo que sea pero, te traigo mi regalo de paz -No le respondía, no quería ni intentarlo- lo dejaré aquí en la puerta.

Pero él no abrió la puerta, porque eran como sus esperanzas, si les dejaba la ruta libre, simplemente todo podría ir y venir.

No abras esta puerta.

No abriría esa puerta.

.

.

.

.

.

No la abriría en un buen tiempo.

.

.

.

.

.

.

.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro