Iori Yagami es el tipo de pareja que suele tener conductas raras.

.

.

.

.

.

La luz del sol entraba por la ventana, (...) se levantó a regañadientes, con la cara hinchada y de mal humor, emociones que quería volcar en su pareja pero apenas se dio la vuelta él no estaba.

No era algo nuevo.

Se levantó rápido y se lamentó, hacia frío, mucho, tomo al gato que se encontraba dormido a sus pies y se quedo acurrucada con el animalito en brazos que ronroneaba.

De nuevo se preguntaba: ¿Donde @$!##!## se había metido Iori?

Llevo a cabo su rutina de siempre, o esa era la idea, porque escucho el sonido de los azulejos del baño ser rotos.

-¡Yagami! -y entro en el momento exacto en que Iori estaba lamiéndo la sangre que salía de su mano, con la cual destrozo varios azulejos- ven, dame, yo la reviso.

Sin importarle su desnudez, ingreso a la ducha una vez tuvo las vendas y el alcohol en las manos.

Puso manos a la obra limpiando la herida que tenía pequeños pedazos de la loza, sentía la pesada mirada de su acompañante sobre ella, casi sin poder detenerlo, Iori puso con algo de fuerza su mano sangrante sobre la boca de (...), ya sabía lo que quería.

Tomó un poco de su sangre, el sabor metálico en su paladar, no pudo evitar hacer una mueca.

Iori la atrajo hacia él, dándole un beso a la par que mordía sus labios con la suficiente fuerza como para hacerlos sangrar.

Su sangre se combina en una, para (...) sabe exactamente igual, y le empieza a escocer las mordidas, pero para Iori es muy distinto.

-Así que así se sentirá.

-¿Qué?

-El mocoso...

-¿Kha? -pero no pudo decir más ya que volvió a besarla.

Al final, la herida de Iori quedo en segundo plano, al igual que las vendas, el alcohol... y las ropas de (...).

Aunque al final lo empujo antes de que cualquier cosa pasara.

.

.

.

(...) estaba haciendo las compras, pensando si debo arreglar el departamento o dejarlo como esta, después de todo, cada que trataba de imponer el orden en ese lugar, a la semana siguiente, siempre terminaba desordenado ya que Iori no toleraba ver su hogar de otra forma, le daba un tipo raro de histeria y terminaba lanzando todo.

Compro más carne, ya que Iori fue a perseguir a Kyo, y eso solo significaba una cosa: volvería chamuscado, adolorido y furioso, ah, con hambre también.

Pero no, regreso con dos mujeres que la miraban cómo si fuera nada.

.

.

.

.

.

Esa sería la primera vez que (...) supiera sobre el clan Orochi.

.

.

.

.

.

.

.