Vice y Mature son el tipo de mujeres a las cuales verías muy concentradas en algo.

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Meterse con esas dos era peligroso, el solo verlas pelear la final del torneo y luego el solo estar sentada al lado de ellas.

Eran, en pocas, palabras, terroríficas, y a los ojos de (...) ellas eran como un cuchillo que espera el mejor momento para clavarse en la carne.

Sin mencionar el que cuando ellas estaban cerca podía sentir el ambiente helarse de sobremanera.

Solían jugar a incomodarla a cada momento que pudiesen, incluso con Iori presente, pero ahora, por alguna razón, las veías "inquietas", si es que era la palabra correcta.

Las veía incómodas constantemente, pero luego se daban cuenta que ella estaba ahí y solo la miraban como si fuera una molestia, no necesitaban decir nada para hacer que ella se fuera.

Pero se preguntaba qué las tenía así, en una ocasión se acercó a preguntarles, un acto tonto y suicida, pero solo consiguió que Vice casi le rompiera el cráneo cuando la estampó en la pared, (...) sólo pudo tomar con fuerza sus brazos al tratar de defenderse ya que no poseía ni conocía ningún arte marcial pata hacerle frente; estaban a la defensiva, eso era seguro, antes sólo la hubieran amenazado.

Si era algo a lo que esas dos temían o se sentían preocupadas con ello, (...) no quería ni saber lo que era.

Ella sabía que esas dos estaban muertas y eran algún tipo de fantasmas que seguían a Iori... pero, ¿A qué le puede temer algo muerto?

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-Oye -a la vista, o según ella interpretaba, Mature era la más "estable" para mantener una conversación, Vice no, ya hasta le había arrancado la uña de un dedo, solo por diversión, gracias al cielo, al pequeño gatito no le hacían nada más que unas cuantas caricias cuando el pequeño lo pedía al restregar su cuerpo en búsqueda de atención- quiero preguntarte algo.

La rubia se le quedó viendo, con esa mirada aparentemente tranquila y sosegada, pero (...) ya la conocía, Mature no era alguien que se fuera con rodeos, y eso era lo que menos quería hacer.

-Pregunta lo que quieras, pequeña criatura -se dejó llevar al echarse en el sofá, ya esperando alguna pregunta sobre lo que era Yagami, no le sorprendía, ellas le habían sembrado la duda.

-¿Qué es el Orochi? -su respuesta pareció tomarla desprevenida, lo sabe a penas, porque juró ver su retina de forma vertical- o mejor dicho, ¿Quién es el Orochi?

Se miran entre ellas, (...) siente un escalofrío en su hombro y luego una ligera mordida en su oreja.

Volteó asustada y se encontró a Vice, mirándole con esa sonrisa macabra.

-El Orochi es algo, alguien y a la vez muchas personas, es la salvación de este mundo en sufrimiento -dice la pelirroja mientras toma lugar junto a su compañera- no creo que lo entiendas si te lo decimos como nosotras lo tomamos, pero en las palabras de los humanos... -se llevó una de sus manos al mentón a la par que pensaba en una palabra para evitar de hablar con ella, el solo hecho de gastar saliva en una humana es molesto, pero si quería saber del Orochi, ¿Quién era ella para negar tan hermosa información?- los humanos decían que Orochi es un dios, y no puedo estar más de acuerdo con decir que es un ser todo poderoso.

Mature sonríe ante las palabras de Vice, la opinión de los humanos no podrían importarles menos, pero era la verdad.

-¿Entonces le tienen miedo al Orochi? -no puso morderse la lengua a tiempo, el miedo recorre sus venas pero se aguanta y se queda sentada sin mover ni un músculo, ambas la miran, la analizan, (...) no puede creer en la monumental metida de pata que acaba de cometer.

No lo dirá en voz alta, pero desea que Iori este ahí.

-Criatura -la voz aterciopelada de Mature la hacen perder la respiración, pero no deja de retarlas, inconcientemente, con la mirada- nosotras no le tememos al Orochi.

-Nosotras somos parte de él -¿él? ¿es un él?, piensa (...) ante esas palabras, pero, entonces, ellas eran parte de toda la ****** que sufrieron los Yasakani.

Una vez más se obliga a sí misma a mantener la compostura y la imparcialidad, pero no puede evitar temblar, no por miedo, sino de ira.

-Entiendo -quiso decir lo sin intenciones secundarias, pero gracias a su enojo solo salen como un siseo enfurecido.

Tomó al gatito que justo entraba por la ventana y se encerró en su cuarto, como si eso fuese una barrera impenetrable para esas dos.

Se quedó mirando un punto fijo durante demasiado tiempo, había encontrado la verdad y la versión de los hechos de los Yasakani y la del Orochi, o al menos de parte de ello aunque no le dejó casi nada en claro, solo le faltaba la de los Kirishima, actuales Kusanagi.

Pero esa otra cuestión no se iba de su mente, Mature y Vice eran parte de una deidad.

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¿A qué le pudiesen temer?

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