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Leona Heidern es el tipo de maestra que cree en el entrenamiento intensivo.

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(Pobre chica)

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El calentamiento, para (...), era un infierno en tierra, al no estar acostumbrada a hacer este tipo de ejercicios siempre se le hacia difícil llevar a cabo la rutina predispuesta para ese día.

Sin olvidar los moretones, de varios colores, que recorrían su dermis como pintura abstracta, y los continuos malestares que venían con cada nuevo hematoma día tras día.

-(...), pon un poco más de fuerza -la chica con lentes le dijo, no recordaba del todo su nombre, pero su inocencia y su forma algo lenta de ser solía recordarle a Sie.

-Ugh... -hizo trabajar de nuevo los escasos músculos de su vientre y espalda para impulsarse una vez más, sintiendo cómo la chica antes mencionada apretaba con esfuerzo sus pies en contra de la tierra.

Y es que ella tenía mayor fuerza de la que creía, en especial desde lo pasado en el último torneo de KOF.

Pero hasta ahora no podía ganarle a Leona, ni siquiera a Whip, aunque no sabía si ese era su nombre, ya que su superior le decía constantemente que le dijese "Machiko".

¿Algo le faltaba a su técnica? No lo creía posible, su técnica estaba basada en algunas llaves de Judo que su anterior mentor, Goro Daimon, le enseñó; el poco Kung fu enseñado por el maestro de su amigo, el maestro Chin; los continuos golpes rápidos aprendidos por sus superiores, Clark y Ralf; y algunos de los movimientos de batalla del señor Heidern.

Aun así, no los sentía propios, tampoco se sentía familiarizada con ello.

-(...), baja un poco tu fuerza -antes de darse cuenta, tenía sus piernas elevadas algunos centímetros del suelo y encima de sus extremidades inferiores, Fio trataba de hacer peso con todo su cuerpo para poner sus piernas de vuelta en la tierra.

Se había hecho muy fuerte o Fio ya era demasiado delgada y pequeña.

-(...) -Leona apareció, mirando cómo Fio ponía varias pesas sobre los pies de su alumna para que se mantuviese en el suelo, o al menos eso suponía- es momento de tu enfrentamiento diario.

Casi sin esfuerzo se levantó, ayudando a la castaña a incorporarse también, aceptó la toalla que le dio y se encaminó a paso rápido para llegar donde Leona.

Tragó en seco antes de quitarse la casaca que solía usar sobre la camiseta sin mangas; estaba de más decir que nunca se pondría aquellos tops que Leona usaba, le daría mucha vergüenza.

-Empecemos desde cero -ella también se quitó la chaqueta, dejando ver un top negro que hizo a (...) enrojecer.

No pasaron más de dos segundos antes de verla correr en su dirección, deteniéndose a mitad de camino para lanzar uno de sus pendientes; la primera vez que le lanzó uno de esos artilugios no sabía qué era hasta que le explotó en la cara.

Ahora al menos podía saltar encima de la explosión y evitarla.

Pero no contó con verla aparecer por los aires también, con su palma de color naranja.

Ah, aquí venía, su tan característico "V-slasher".

Sintió el ardor del corte, haciendo que cayese como un saco en el piso, por supuesto, aquello no era suficiente, ya veía a la peliazul venir a toda velocidad en su contra de nuevo.

Puede que hubiese sido su instinto, sus recuerdos de cómo jugaba con Sie y Bao a cortar las frutas, el lejano recuerdo de Iori Yagami peleando o la impotencia que le daba ver que por más que se esforzaba no conseguía los resultados que quería.

Y quería ser fuerte para proteger a la gente que le importaba.

Tal vez por eso fue que usó ese raro golpe, concentrando su fuerza en las puntas de sus dedos y uñas, tomando un fuerte impulso, llevando hacia arriba el golpe que más parecía un zarpazo.

Un golpe certero, que en lugar de darle satisfacción le provocó terror, porque volvió a sentirlo, aquel extraño escalofrío que sintió cuando cayó en la influencia del disturbio de la sangre.

Vio a Leona caer al suelo pero recomponerse rápidamente, el área afectada presentaba un marca contundente de sus 5 dedos.

Ver que hacía ese tipo de daño hizo que su rostro se pusiera rojo de la vergüenza, ¿Acaso era tan débil que no le quedaba más que usar el poder de su sangre maldita?.

Era tan aterrador que le dieron ganas de llorar.

-(...) -escuchó que le decía, ni siquiera se dio cuenta de en qué momento escondió su rostro entre sus manos, ocultando su vergüenza y su miedo- eso no es nada para mí, solo fue un golpe.

-Le he hecho daño... -había empezado a hipar al intentar contener su daño.

-En la guerra siempre se hace daño, no puedes dudar -comprendía cómo se sentía, de pequeña y cuando apenas aprendía a luchar ella también usaba aquellas técnicas que no conocía, se le hacía difícil expresar sus sentimientos con palabras cariñosas que su alumna necesitaba en ese momento, pero de ella dependía que (...) no cayese en las manos de Orochi- harás daño, pero piensa que es para proteger a aquellos que quieres.

Hubiera deseado que (...) no fuese tan sensitiva, tan emocional, porque para personas como ellas aquello solo haría que se destruyera desde adentro.

-Sí... -la motivación que poseía era bastante, quería hacerse fuerte; el sentimiento de querer proteger a los que quería, a todos los que estuvieron para ella en su momento.

-Muy bien -y nuevamente atacó, pero esta vez (...) la esperaba con una llave de Judo, lista para responder el ataque.

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Debía dominar a sus instintos, sus emociones y sus miedos.

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Extra:

Casi apoyándose en la pared, caminó hacia su habitación designada, después de una relajante ducha de agua caliente se sentía lista para dormir temprano, tal y como le decía su maestra.

Estaba tan ensimismada en llegar a su cama que no se dio cuenta de la presencia masculina sentada sobre su escritorio.

-Supongo que sin mi ya estas teniendo los cambios ¿no? -ante esas palabras abandonó todo pensamiento que la llevase al sueño, levantándose rápidamente y tomando posición de batalla.

Al hombre en frente de ella no lo conocía.

-La hija de Gaidel te enseña bien -le lanzó una esfera negra, más rápida que su propia percepción, impactando en ella de lleno y dejándola inmovilizada en el suelo, sin la capacidad de siquiera parpadear, solo sintiendo a esa persona inclinarse a su lado- pero no te enseña lo más importante.

La tomó entre sus brazos sin esfuerzo para luego ponerla sobre su hombro, y salir campante de ahí, dando vuelta en una esquina, encontrándose a media fuerza especial de Heidern.

-Oh, bueno, no tengo tiempo para esto, tenía pensado solo llevármela sin hacer alboroto y sin dañar a nadie -con un movimiento de su mano una gran domo empezó a cubrirlos, a la par que los demás se aproximaban para atacarlo, pero ya era tarde- gracias por cuidar de mi linda niña.

Antes de que cualquiera pudiese hacer más, simplemente desapareció entre penumbras.

Justo en el cuarto de la chica, su teléfono empezó a vibrar con el letrero de su nombre.

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Falta muy poco para un nuevo torneo...

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