🐉💥88💥🐉

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Ryo Sakazaki es el tipo de chico que se siente raro a tu alrededor.

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El usual tic tac del reloj de la sala de estar era lo único que emitía sonido.

Ryo estaba sentado sobre un coincidir mientras que (...) estaba sobre el sofá, echada, dando caricias al suave pelaje negro de su conejo mascota.

-Y bien... -trató de comenzar una conversación, pero se le enredó la lengua al darse cuenta que era el centro de completa atención de su invitada- ¿Por qué estás aquí?

-Aun no lo tengo del todo claro -esta vez se sentó recta, dando ligeros masajes en las orejas de su mascota- sólo recuerdo una llamada rara y a los pocos minutos Terry y Andy me sacaron de su casa como si viniese la parca.

No entendía el extraño actuar de esos dos en algunas ocasiones; en verdad parecía que si no la sacaban de ahí alguien vendría a matarla, la dejaron en la casa de su amiga ya que al parecer ella sabía lo que estaba sucediendo.

Si ella no entendía la situación, Ryo mucho menos.

Pero su instinto de hermano mayor le decía que Yuri estaba metida en esto.

-Fuera de eso -la vio levantarse, dejando a su pomposa mascota sobre el sofá- tus alumnos deben estar agotados.

Ante esas palabras, el rubio comenzó a palidecer rápidamente, aunque también tenía cierto color rosa en las mejillas al verla preocuparse por otros.

-Haré un poco de pollo al horno -y con esas palabras se adentró a la cocina, Ryo ya no sabía si su natural instinto de alimentar a los demás le seguía pareciendo amable, porque sentía una mirada depredadora en frente de él, justamente en donde (...) estaba antes sentada.

Casi sale de ahí tratando de ignorar aquella mirada, hasta que sintió sus pasos apresurados venir de vuelta hacia él.

-¡Prueba esto, Ryo! -antes de poder decir algo más ya le había metido un pequeño pedazo de algo a la boca- el umeboshi esta en su punto, espero que Yuri llegue pronto para comerlo.

Tan rápido como regresó, se fue, solo que esta vez parecía que si cocinará ya que escuchó las ollas chocar unas con otras y el usual grito que soltaba cuando metía la pata.

Escuchó algo caer en el suelo de madera, justo frente a él, volteó lentamente, fijándose en el pomposo y suave ser en frente de él, con las orejas levantadas y los bigotes en posición de batalla.

Lo más seguro es que estuviese imaginando cosas, es decir, era solo un conejito, nada de lo que temer.

-Tranquilo, conejito-

Se hizo el mutismo luego de que el conejo golpeara fuertemente en piso con sus patas traseras, desde donde estaba podía escuchar como hacia chocar sus dientes, pero aun así siguió acercando su mano al animalito.

-Hey, Ryo -(...) lo saludó en cuanto lo vio entrar a la cocina con ella- ¿Midori se molestó? Escuché el pisotón hasta aquí.

-No fue nada -se contuvo de decir que le había mordido el dedo hasta el punto de dejarlo rojo, y prontamente morado, para no preocuparla- eres bastante buena.

Nunca pensó ver esa forma de cortar la lechuga de esa manera más que en programas de cocina, pero ahí estaba (...), cortando y echando al bol de ensalada todo lo necesario mientras dejaba lo demás marinar.

-Gracias, todo estaba en la práctica, hablando de prácticas, ¿Qué tal va el entrenamiento?

-Bastante bien -dijo con una sonrisa, con muchas cosas para decir cuando se trataba del tema que le gustaba, hasta que su usual actitud introvertida lo hacía mirar hacia otra parte y solo hacer como si nada- justo ahora estamos tratando de llevar a cabo un Kata, queremos que los nuevos se adapten a ese tipo de competencia.

-Seguro que lo harán -su tono era ligeramente jovial, hasta la veía feliz- después de todo, tienen a unos buenos maestros.

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¿Era normal que le diese tantito de vértigo cuando ella le hablaba así?

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