✴🌣91🌣✴

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Krizalid es el tipo de amante que sabría tus intensiones.

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(Violencia)

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-Ahora pareces casi de 10 meses -dijo mientras pegaba su frente en el contenedor de vidrio templado, mirando fijamente al feto en su interior, que flotaba cómo si nada, veía los mechones de cabello que tenía y hasta como movía sus manos.

Con cariño dio ligeros toques, casi haciendo una melodía del sonido provocado, escuchando en la computadora a un lado suyo el constante y relajante palpitar de su pequeño corazón.

A pesar de la barrera entre ellos podía sentir su calor, casi podría jurar que sentía su aroma.

Ese aroma que tienen todos los bebés y que se queda grabado en fuego en la memoria de la madre.

-Vendré en un rato -toma otro libro de lomo vacío, dentro alberga un dispositivo con más información para los Ikari Warrios.

El suficiente para que vean que NESTS estaba tirando raíces de nuevo, al igual que el cáncer que una vez extraído un poco del tumor, vuelve con más fuerza como si fuese una venganza.

Y ella no iba a pertimirlo, irían tras cada uno de ellos.

Kei, Kula, los dos últimos clones de Kyo.

Todos ellos y los que aun estaban en sus garras estarían en peligro, volverían a estar atrapados por ellos, eso tenía que evitarlo, cueste lo que cueste.

Las luces se fueron durante un segundo, asustandola, sabía su significado, estaban bajo ataque, elevó el rostro apenas la alarma sonó de manera escandalosa.

Apurada tomó sus cosas y, por si acaso, presionó un botón que activaba el respaldo vital a los clones que aún se formaban, entre ellos a aquel que se encontraba a un lado de ella.

-¿Muy apurada? -escuchó a sus espaldas, asustada solo sintió el frío recorrer su espina dorsal, sin tener el completo valor de dar la vuelta y encararlo a pesar de que ya lo hizo una vez.

Krizalid miró fijamente la espalda de (...), siendo que la bata y las luces rojas impedían el verla detalladamente, su vista luego se dirigió al gran tubo en medio de la sala, con un individuo dentro.

El no tenía ninguna información de ese proyecto, mucho menos de su existencia.

-Más te vale mantenerte aquí -por supuesto que sabía lo que ella hacía, lo que estuvo haciendo todo este tiempo.

Por más que pareciera que era completamente ignorante en esto, la verdad era que ya se hacía una idea desde que ella cerró la puerta que la dejaba privada de su libertad, se acercó a él, que ya venía preparado para acabar con el K' Prime, y se interpuso en su camino para decirle que ya se habían ido y que ella sobrevivió de milagro al ataque de los traidores.

No era idiota, Máxima no le tocaría un solo cabello y mucho menos K'.

-Gastas recursos en esto, si quiera dime de quién es clon -la vio casi temblar, no debía adivinar que ella había hecho algo que no debía- creaste a un individuo diferente, ¿no es así? -se acercó aun más, no la tocaba, pero su tono la estaba hiriendo- ¿de qué grupo sacaste el ADN?

-La fila... 18... -tenía miedo de hablar, pero sabía que si mentía, Krizalid la acabaría ahí mismo y luego con su proyecto, aunque este dejó de serlo desde hace mucho tiempo- cadena 40, grupo 394 y... y mi propia cadena.

Mutismo.

Completo silencio, quizás por la sorpresa, aunque ahora que su cuerpo poseía una buena cantidad de adrenalina por la situación ya no tuvo miedo y dio la vuelta.

Podría decir con palabras sinceras que nunca había vista esa expresión en él; enojo, incredulidad, miedo quizás, eso era lo que llegaba a percibir hasta que la agarró del cuello y la levantó en el aire.

-Ya sabía que estabas loca, pero nunca pensé que tanto -no podía respirar correctamente, puso sus manos sobre los antebrazos de Krizalid para tratar de alejarlo- usar esa muestra estaba más que prohibido, ¿Cómo lo conseguiste? ¿Cómo lograste que fuera viable?

Negó con fuerza con la cabeza; se negaba rotundamente a la sola idea de pensar que aquella organización pudiese crear más de aquel ser a sus espaldas, porque por más que no presentase muestras de poder no podía arriesgarse.

En cuanto volvió a abrir sus ojos lo vio, Krizalid miraba fijamente el embrión a sus espaldas, el terror le invadió ante la idea de lo que vendría.

Extraer cada parte de su código genético para crear más.

-No tengo tiempo para esto -la dejó caer, ya importando poco su presencia, en cuanto volviese se encargaría de esa criatura, eso ambos lo sabían, aun si ella tratase de escapar sería detenida y asesinada, sabía que ella demasiado lista y racional como para siquiera idear un plan o algo por el estilo; ella era lo suficientemente miedosa como para no moverse de ahí hasta que él mismo regresase por ella.

Pero Krizalid nunca pudo imaginar que en una mujer de ciencias el instinto le ganaría la razón.

En un acto desesperado, casi dubitativo, vacío aquel tanque, el pequeño cuerpo que residía dentro tuvo que ser tomado por sus manos sin ningún tipo de preparación; el llanto empezó poco después, trató de calmarlo mientras lo ponía en uno de los bolsos móviles de sustento vital, que normalmente eran para órganos, el tamaño le convenía.

Una explosión hizo que todo el complejo empezará a sacudirse, escuchó las botas de soldado ir de un lugar a otro, tomó el bolso en brazos y salió corriendo de ahí.

No le importaron los balazos que rozaban su cabeza, el sonido de los pasos apurados o el ver como parte de la estructura colapsaba.

Solo corrió.

Y cuando las armas dejaron de tener balas y se volvieron pesadas, a los soldados no les quedó más que usar sus cuchillos y dagas para darle caza.

Vio uno a su lado, a duras penas si pudo escapar de sus manos, le rasgó la bata y parte de su espalda baja, pero siguió corriendo, protegiendo y sosteniendo el maletín con fuerza.

Llegó a la zona de atrás, viendo por primera vez en mucho tiempo un atardecer iluminado por los destellos verdes de la contaminación, el llanto la trajo de nuevo a la realidad.

Pasó por debajo de unos contenedores de metal y perdió por unos minutos a sus perseguidores; divisó el pequeño bote de las personas pobres que venían a recoger lo del reciclaje, ellos siempre venían cada fin de semana a las 5 de la tarde aun cuando hubiese alerta de tifón.

Era fin de semana, las 04:47 de la tarde, tenia que ganar tiempo y alejarlos.

El solo ver el pequeño maletín en sus brazos daba la imagen de un artículo refinado y bastante caro, el anzuelo perfecto; era su única y mejor opción.

La buscaban a ella, no a él.

Mientras tomaba aire puso el maletín sobre un poco de cartón, dejándolo con la posición más cómoda posible y de una forma en la que aquel material ocultase su llanto lo más posible.

El llanto se hizo presente nuevamente y tuvo que abrirla un poco, su cara roja y arrugada le estrujó el corazón.

Solo pudo tocarlo unos segundos, solo pudo sostenerlo durante minutos.

Nunca más volvería a verlo, eso era seguro; le sacarían la verdad de la combinación que usó para poder adaptar la muestra de ADN, eso era incluso más seguro, y se negaba a darles eso.

Cerró de nuevo el maletín a pesar del llanto que le destruía el alma, corriendo en dirección contraria hacia los hombres con armas blancas en mano.

-¡Oye, desgraciado! -gritó con fuerza a la vez que tiraba en vano una piedra que nunca le llegó a su agresor- ¡Eres un inepto deportista que deja que una nerd escape!

La provocación funcionó y a paso rápido los llevó lejos, los llevó lo más lejos que pudo del pequeño bote.

Quizás si hubiese corrido en dirección contraria se hubiese encontrado con su salvador, pero de ser así hubieran encontrado al niño.

Pero eso no le importó, solo dejó que más y más soldados la siguieran, que la interceptaran.

Dejó que, casi sin resistencia, la mataran a base de acuchilladas y acabasen con ella con un profundo corte en su garganta.

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Todo fuese para que aquellos a los que hizo daño nunca más volvieran a sufrir.

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Si tienen algún comentario hiriente solo exprese su idea.

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