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Alba Meira es el tipo de amigo que trataría de evitar que cometas una locura.

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Golpe tras golpe, bastando solo dos o cinco para destruir las grandes piedras en frente de ella.

Alba estaba a un lado de ella, en aquel claro que estaba a un lado de la ciudad, había algo de basura y su amiga se encontraba golpeando la basura o las piedras sueltas, siempre le gustaba verla entrenar, descargar la ira de manera sana.

Pero había un factor diferente.

-¡TOMA ESTO! ¡MALDITA *****! -su puño envuelto en piedra golpeo aquella piedra que tenía pegada una foto de Mai Shiranui; no sabía de qué se impresionaba, después de lo que pasó entre esas dos estaba de más decir que (...) había empezado a odiar a la castaña.

Pero de tener cierto rencor a reducir a polvo aquella piedra con la foto pegada ya iba a otro nivel.

Un nivel peligroso.

Cuando le contó que habría otro torneo de KOF, la vio muy feliz, la primera sonrisa sincera en un buen tiempo; pero esa sonrisa casi adorable se convirtió en una casi diabólica.

-Voy a descuartizar su maldito cuerpo, lo convertiré en abono para mis plantas y...

-Basta ya -Alba la tomó por la cabeza, tratando de detener los impulsos homicidas de (...), le empezaba a perturbar el ver esa sonrisa insana en su cara mientras respiraba agitada y hasta temblaba por alguna razón que no quería conocer.

En momentos como ese realmente creía que estaba desquiciada o al menos con un problema en cuanto a venganza se trataba.

-Pareciera que estas disfrutando mucho todo esto.

-Claro que lo hago -envolvió su puño en llamas, dando énfasis en sus palabras- no sé si aun te gusta, pero sea así o no la haré morder el polvo.

Era un serio problema, no sabía cual pero de que tenía un problema lo tenía.

Aunque no sabría decir si estaba en su derecho o no, por un lado recordaba todo lo que le había hecho Mai a (...), se burló de ella, es cierto, pero eso no tenía nada que ver con su posible idea de asesinato.

-Debes olvidar eso -la tomó por los hombros, haciendo que lo mire a los ojos.

Cuando ella se ponía así, sus ojos tomaban un color tan negro como la noche, la primera vez que lo vio así fue escalofriante, pero si te fijabas bien podías notar que en donde deberían estar sus iris se encontraba un pequeño brillo que era acompañado de otros más pequeños en un extraño tipo de galaxia a escala.

Dos pequeñas galaxias atrapadas en dos esferas de onix.

-No puedo olvidarlo -de un solo movimiento ya estaba varios pasos lejos de él- ¿sabes lo que es el que alguien te humille así?

-No, yo no lo sé -no lo sabía en carne propia, pero el verla ahí, con la mandíbula apretada mientras miraba al suelo para evitar ver los dedos que la apuntaban, tragándose las lágrimas para evitar mayores burlas.

Pudo ver a la castaña acercarse a (...) en un intento de, muy posiblemente, disculparse, pero (...) había hecho una barrera de piedra y se hundió en la tierra para llevarse a otro lugar, al parque a unas calles de su departamento en otras palabras.

-De acuerdo -se cruzó de brazos, casi haciendo un berrinche- no la mataré pero no creas que saldrá ilesa si le toca pelear conmigo.

-Eso es más que suficiente -dijo mientras que con un solo movimiento de su cabeza le indicaba que fueran a casa.

-Mañana vendré a entrenar -dijo a mitad de camino.

-Esta bien -contestó mientras seguían caminando.

-Aunque no lo necesite.

-No dependas tanto de tus poderes.

-¡No lo hago!

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Si no fuese por Alba, lo más seguro es que en un solo berrinche se hubiese acabado el mundo hace mucho.

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Extra:

Ambos estaban en la casa que compartían los gemelos, Alba buscando alguna película que ver y (...) preparando palomitas en sus manos.

O eso era hasta que Alba escuchó una explosión en la cocina.

-¡¿Qué pasó?! -fue corriendo donde ella, encontrándola con las manos llenas de palomitas hechas carbón y mirando hacia la ventana.

-No... es que... por un momento yo -sus ojos se convirtieron en dos puntos fijos, mirando hacia el horizonte- no, debo haberme equivocado.

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