Shun'ei es el tipo de novio que en ocasiones no te entendería.

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-Di hola a Kaito -dijo mientras le mostraba con su mano abierta la linda burbuja de cristal suspendida en el aire- a Li Shan y a Mo-kun -dio un ligero toque en la esfera, y como esta se balanceaba a los lados.

Shun'ei no quería comentar nada, en esa pecera no había nada, absolutamente nada, y no quería pensar que pasó lo mismo de lo que le pasó a Pato el pez.

Recuerda muy bien lo feliz que estaba (...) con su minúsculo pez de especie desconocida que según ella salvo de morir de una bolsa plástica.

Pato fue amado hasta la última de sus escamas, pero el tiempo fue determinante para dejar ver que no era un pez pequeño y adorable, no, era un atún aleta amarilla que con demasiados cuidados y amor de su novia pudo crecer hasta convertirse en un espécimen precioso que saltaba en su enorme tanque cada que la veía.

Era un pez precioso... y apetecible.

Shun'ei tuvo que consolar a su novia cuando está, al regresar a casa después de la escuela como todos los días, iba a ver a su pez; pero cuando fue a buscar a Pato, él ya no estaba, y cuando le preguntó a su madre qué había pasado supo por qué almorzaron pescado frito con sopa de cabeza de pescado.

Ver la cabeza de su preciada mascota flotando en el caldo fue demasiado para ella a pesar de que quiso testificar el cadáver para su entierro, solo pudieron cremar los huesos del pez ya que todo lo demás fue consumido; el mismo tuvo que usar sus poderes ya que la tienda estaba cerrada, tiraron las cenizas al mar.

-¡Nos volveremos a ver, Pato! -gritó mientras dejaba ir las cenizas entre sus dedos, por un momento Shun'ei pudo jurar ver al pez en lo alto del cielo, como un espíritu que dejaba su imagen como marca de agua.

A Shun'ei no le quedó más que sostener su cabello mientras ella vomitaba todo después de todo ya que la pena le ganó.

Ni hablar de Mayu el caracol de mar, que tuvo el mismo final bajo el cuchillo de la madre de (...), solo que no quedó nada que velar.

Y no quería creer que el posible pez o caracol de mar hubiese tenido el mismo final, sabía que (...) no lo soportaría y terminaría por entrar en depresión, lo veía posible.

Pero era mejor abrirle los ojos antes de que la cosa llegase a peores.

-(...), ahí no hay nada -no había ni un solo pez ahí, eso era demasiado obvio, quizás el dolor no la dejaba ver la realidad.

-¿Pero de qué estás hablando? -miró asustada al interior de la pecera, suspirando tranquila al ver a sus tres mascotas- no me des esos sustos, Shun'ei, los tres están justo aquí.

-Ahí no hay nada -dijo de nuevo, sabía que sería difícil, de seguro (...) estaba en la fase de la negación, pero tendría que aceptarlo, la abrazó de manera fuerte para transmitirle su apoyo- No te preocupes, piensa que están en un mejor lugar.

-A ver, a ver -se separó con una sonrisa de los brazos de su pareja, casi riendo enternecida- Shun'ei, ¿sabes lo que es un Marimo?

...

-¿Un qué?

-Un Marimo -explicó como si hablase con un niño- es una pelota de algas, aquí están los tres.

Se quedó muy callado cuando vio lo que su novia señalaba, efectivamente ahí se encontraban tres pequeñas bolitas de algo verde esparcidas en la pecera.

-Ya... creo que ya entiendo -dijo mientras recibía en sus manos un pequeño contenedor de las manos de su pareja, tenia la graciosa etiqueta de un Marimo animado con un rostro feliz- ¿Qué es esto?

-Son sus suplementos -dijo a la vez que se acercaba a la pequeña esfera de vidrio- ven, dárselos tu, te asociarán positivamente.

Le quiso recordar que solo eran plantas, pero se veía tan entusiasmada que no podía darle la contraria.

-Hasta el fondo entonces pequeños marimo -dijo mientras dejaba caer un poco de las proteínas en polvo.

-¡Hey! No les des tanto, pueden engordar -dijo quejándose.

-(...), son plantas, no tienen grasa ni estómago, dudo que engorden.

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(...) amaba cosas peculiares, no podría entenderla al 100% pero lo respetaba y trataba de formar parte de ello.

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