Shen Woo es el tipo de chico con el cual sueles pelear, y no verbalmente.

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Un grito de batalla.

Una patada contundente.

Un bloqueo seguro.

La usual química que se crea entre ellos.

Ese extraño encaje que tienen.

Quien los viera y no los conociera, muy posiblemente podría denunciar a Shen por maltrato a la mujer, pero la verdad es que uno no sabía quien golpeaba más fuerte al otro o quien regresaba el ataque previo con una respuesta mucho más fuerte en técnica y fuerza.

Lo cierto era que, a pesar de que pareciera que se querían arrancar la cabeza, se llevaban mejor de lo que ellos mismos querían admitir.

(...), a pesar de no pelear desde hace un tiempo, se sorprendía cada día al darse cuenta que con las continuas peleas con el rubio la ayudaba a mantenerse en forma.

Shen, por otra parte, quería de una buena vez ganarle a su compañera de entrenamiento para recalcar quien era el mejor en su cara.

Aun así, eso aun se veía lejano, (...) tenía técnica sólida, él tenía fuerza bruta.

Ambas chocaban como trenes desbocados.

-Tengo hambre -dijo una vez se pasaba su toalla por la cara- ¿Quieres comer algo?

-No tienes que decirlo dos veces -su usual sonrisa esta presente, pone una mano al lado de la cabeza de (...) en un intento de intimidarla, pero ella solo le ve cansada- por supuesto, sé que llevas contigo unos emparedados.

-Sí vas a querer comer algo mejor te lo compras solo -simplemente fue debajo del brazo de Shen, dejándolo con el ceño fruncido y murmurando unas cuantas maldiciones al haber olvidado que (...) era más pequeña que él.

-¡Oye! ¡ven aquí! -hubiera hecho una expresión de suma molestia, pero tuvo que tragarse las palabras cuando Shen levantó su mochila sin esfuerzo y se iba con ella- con permiso.

-¡No te he dado permiso de nada! -fue corriendo detrás de él, pero de nada servía si no podía alcanzar las manos del rubio, las cuales abrían con rapidez la mochila.

Un manotazo aquí, un pequeño golpe allá, la gente mirándolos raro mientras la joven trataba de manera casi cómica de subirse a la espalda del muchacho rubio.

-¡Oye! ¡Tu! -ambos escucharon a sus espaldas, eran unos gamberros, no como Shen, eran del tipo que acosaban e intimidan solo para mostrarse mejor que otros- molestando a una chica, que idiota -a (...) le dio un escalofrío al verlo y darse cuenta de que la estaba mirando demasiado, poniéndola nerviosa, mucho peor fue la cosa cuando se fijó en que uno de los de al fondo parecía estarse manoseando mientras la veía.

Dos palabras: Qué asco.

Tal parecía que no fue la única que lo notó, Shen también se percató luego de ver a (...) y a ese grupito en intervalos.

Cuando (...) se fijó en la vena del cuello de Shen, esta estaba marcada, demostrando su rabia y enojo, incluso ella le temía cuando se ponía así.

-¡Shen! -fue tratar de sostenerlo y gritar su nombre, todo en vano, en medio segundo ya se les había tirado a los tipos.

(...) quiso acercarse y ayudarlo, tratar de llegar a él, pero el miedo, como muchas otras veces en su vida, la dejó quieta ahí, sin mencionar la mirada de advertencia del rubio.

-¡Te vamos a buscar y la vamos a violar en tu cara! -fue lo que gritaron mientras huían en grupo, derrotados.

(...) trató de decir algo, pero él solo se limitó a tomar la mochila de la femenina y ponerla, literalmente, en su cara, dando por acabada una conversación que no se dio y que ni quería llevar a cabo.

Se sintió preocupada por él, hasta que le vio dejarla atrás mientras caminaba, teniendo que correr para llegar a su lado nuevamente.

-Shen... -trató de llamar su atención de nuevo, tomándolo del brazo o si quiera intentarlo, porque él de un solo movimiento se la quitó de encima.

Solo le dio una mirada más antes de dejarla en su casa.

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A veces, las discusiones son silenciosas.

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