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Katsuki miró primero hacia el reloj, luego hacia la cama y otra vez al reloj, repitiendo el proceso en más de una ocasión hasta que la mano dura de la persona que estaba acostada en la cama a un lado de él le tomase la mano.

Se soltó de inmediato, nunca sintiéndose cómodo cuando estaba en ese estados, no estaba sintiéndose del todo seguro a su lado porque parecía que iba a romperle algo.

La mujer sonrió a un lao de él y estuvo tentado a sacarla del lugar a base de gritos por ser una metiche.

-Estas emocionado por verla, ¿verdad? -no se inmutó, pero ella sabía que estaba a nada de explotar como un volcán en erupción tras un sueño de 100 años- siempre tan tímido, pero siempre tan al pendiente de ella, aunque no te había visto en estos últimos años.

-Cállate -no quería oír sus tontas conjeturas, no se había muerto por no haberla visto durante años, ¿Qué impacto tenía el ver su cuerpo más no su presencia durante una mísera semana?

Bastante a decir verdad, pero se negaba completamente a si quiera pensarlo, en especial con la extraña mujer a un lao e él, sonriendo de manera extraña que trataba de ocultar, o de hacer más visible, con su mano bajo su barbilla.

-Como esa vez en febrero, recuerdo que esperaste todo el día por que (...) despertase pero esa semana era San Valentín, y ella estaba tan enamorada de ese chico de ojos negros, ¿era tu compañero, verdad? Pude ver el momento exacto en que se rompió tu corazón cuando salió corriendo a darle su regalo.

-... -ante su silencio volteó a verlo, tenía una cara de "Cállate que te reviento la existencia", una expresión muy típica de él.

-Aw, al final, no pudiste decirle -se ríe de su extraña combinación facial que iba desdén el mayor enojo y el más grande sonrojo, temblando entre la ira y la vergüenza, ella estaba como si nada, mirando al pro héroe más explosivo conocido hasta ahora a nada de perder la paciencia mientras que el anestesiólogo estaba a nada de salir corriendo del lugar en cuanto la muchacha sobre la camilla despertase- siempre me pregunté, qué hubiera pasado, ¿Qué era? ¿una cena romántica? ¿un paseo en el parque?

Katsuki estaba sudando horrores, no podía explotarla por el efecto calmante del Kosei ajeno, que seguía brillando debajo de las escamas muertas, pero habían pequeñas explosiones en sus puños cerrados, no se veían pero se sentían por el humo que salía.

-El pasado es pasado, por fin superé esa estúpida etapa de mi vida -la doctora lo mira, quedando poco para que la mujer bajo las escamas salga de ahí, no quiere mencionar que acaba de confesar que (...) en algún momento de su vida le gustó porque hay la gran posibilidad que se quiera dar un buen auto golpe.

-Me hubiera hecho muy feliz verlos juntos -es lo que dice mientras por fin ven movimiento en el cuerpo ajeno, segundos pasan mientras se abre camino; segundos después Katsuki ve cómo la doctora encendió el foco de radiación ultravioleta para que ella pudiese mudar su piel con mayor facilidad, paso la luz Led por todo su cuerpo ahora destapado a la par que el rubio miraba a otro lado, las escamas rojo oscuro, casi negro, no tardaron en aparecer, cubriendo ligeramente sus hombros, rodillas, manos y piernas, los colmillos en su boca volvieron a ser visibles y cuando se dio vuelta en el colchón su cola escamosa se libró de la piel muerta.

Sus ojos se movieron bajo sus párpados antes de pestañear y terminar por abrirse, dejando ver sus iris de color ámbar brillante casi del todo amarillo, la pupila dilatada como un reptil, se levantó y bostezó, enderezado su cuerpo hasta que su espalda sonó, Katsuki pudo ver ligeramente esas protuberancias mínimas en su espalda de nuevo, pero ya no brillaban, lo primero que hicieron las doctoras con el equipo de protección para rayos x fue oponerle una camiseta para tapar su cuerpo.

-Katsuki -dijo ella, tras toda una semana de verla pero a la vez no hacerlo, (...) tenía una sonrisa parecida a la de alguien que acaba de tener un buen sueño, si obviaba sus dientes chuecos, estirando los brazos, esta vez con un aire más solemne que antes, casi como el de alguien omnipotente- buenos días.

Contra todo pronóstico, Katsuki sonrió apenas y un poco con un ligero suspiro de un alivio involuntario al verla levantarse de nuevo.

-Buenos días, maldita loca.

Y después, por fin pudo hacer todas las explosiones que no pudo en toda la semana, empezando con la doctora que se reía como desquiciada al ser perseguida.

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