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Iba a matarla.

- ¡Katsuki!

La iba a explotar con sus manos mojadas, eso seguro.

- ¡Katsuki!

- Bakugou, ¿conoces a esa persona?

Juraba que iba a explotarle la cara, quizás así podría hacerse algo para arreglar su horrenda cara con cirugía.

- Bakugou, creo que te están hablando.

- Bro, esa chica está por saltar el muro.

- ¡Katsuki!, ¿es que estás sordo?

Antes de que ella lo lograse, alguien tiró de la alarma de emergencias al ver su extraña apariencia además de su extraño actuar tras caer al otro lado del muro tras un gran salto.

Ya estaba, juraba que la iba a matar aunque fuera lo último que haga.

- ¡Intruso!

- ¡Alguien, llamen a los maestros!

- ¡Bro, esa chica viene para acá!

La odiaba hasta la médula en ese momento.

No sabía para dónde se la habían llevado, pero ahora tenía que evadir a las personas en la residencia y sus continuas preguntas sobre quién era la mujer, porque se notaba que era mayor que ellos, dejó muy en claro que no quería seguir escuchando preguntas luego de mandar a volar Kaminari y Mineta, el par de graciosos que comentaron que podría ser su novia, con una explosión contundente al igual que establecía que no quería escuchar más teorías disparatadas como esas.

- Katsuki.

Bravo, ahora hasta la escuchaba en sus pensamientos, empezaba a hartarse de sólo recordarla.

¡¡KATSUKI!! -se dio cuenta de que no la escuchaba en su mente cuando ella entro a su habitación por la ventana que daba al balcón- ¡al fin te encuent-!

La explosión se escuchó por todo el campus.

Entró en pánico, nunca lo admitiría pero era la más pura verdad, la había atacado como reflejo y ahora su mano temblaba por verla colapsada en el suelo, no podía ver su rostro porque estaba boca abajo y su cabello cubría los lados de su rostro, sin mencionar que veía que habían lugares que estaban quemados, aun al rojo vivo que se iba apagando y liberando humo en su habitación que se desvanecía antes de llegar al techo; había dicho que quería matarla, pero la cosa no iba en serio, no, para nada, no podía creerse que ella no esquivase el contraataque como en el pasado o que lo mandase a volar con un ataque de su cola, le hubiese roto unos huesos pero hasta era preferible en ese momento.

-Oye -se acercó con calma, acercando su mano para ver cómo estaba realmente al levantar su rostro, en cuanto lo hizo, casi se espanta, su rostro estaba completamente opacado por las cenizas que dejó la explosión, eso era normal, luego se fijó en sus ojos.

Maldita sea, sus ojos le dieron escalofríos, los suficientes para soltarla de inmediato, para luego arrepentirse al dejarla a merced de la gravedad y escuchar su cabeza impactar como una piedra contra el suelo a la par de su pequeña queja.

Primero todo el ojo estaba de color negro, como un tipo de metal raro y viscoso, pero luego los abrió con un movimiento horizontal.

Tan bizarro.

- Ese fue bueno, aunque te he visto hacerlo mejor -escuchar su voz hizo que liberase un suspiro de alivio que no sabía que contenía, (...) logró sentarse en el suelo de la habitación para luego limpiarse el rostro con sus antebrazos, como tenía los ojos cerrados, no divisó que Katsuki le tendía un pañuelo de papel descartable que terminó lanzando a algún rincón cuando ella volteó a verlo, tratando de ocultar su lindo gesto.

- ¿Qué rayos estás haciendo aquí? -al meno se dio la gentileza de tenderle la mano, quizás una manera de disculpas que esta vez (...) sí notó y que tomó, aparentemente no era bueno pidiendo perdón y ella tampoco era muy buena para recibirlas si era sincera.

Oh, la UA me ayuda a recibir cosas de mi maestro, él está en los EUA y digamos que más de una vez alguno de sus fans entusiastas interceptó lo que él me manda - su respuesta fue directa, Katsuki no supo si creerle o no, pero de otra manera no se creía que estuviera ahí, aunque se seguía preguntando cómo es que se paseaba por aquí aun cuando estaba prohibido desde su primer año, por obvias razones, hasta donde tenía entendido.

Se daba la idea de que o la habían perdido de vista o ella salió corriendo para buscarlo.

- Suelo esperar por el director, pero me emocioné al verte aquí, no pude contenerme.

- Ya, me di cuenta , maldita sea.

Tanto problema porque lo vio entre la gente, empezaba a ser exasperante el que se la encontrase en la calle tan seguido y ahora aquí, a veces saltando y moviendo los brazos hasta que notaba que la gente la miraba y se detenía por la vergüenza propia, él siempre apretaba los dientes por la vergüenza ajena, caminando de largo al escucharla y poniéndose en plan de "no la conozco".

La verdad es que apenas la conocía de esa vez que-

- Oh, ¿son tus amigos? -por un momento había olvidado que usar los kosei de esa manera era como una alarma aun más grande a todo el plantel educativo, escuchaba los rápidos pasos que subían las escaleras o se acercaban, pensó lo más rápido que pudo, viendo su panorama la cosa no estaba tan simple.

Había una mujer en su cuarto, la misma rara de la hora de la tarde, tenía el cabello quemado y ahora que se daba cuenta y observaba la mano con la que le había explotado la cara notaba que se había cortado con sus dientes en más de un lugar, eso fue segundos antes de que se le moviera el suelo y perdiera el norte.

Para cuando la puerta se abrió por una potente patada de un muchacho con lentes, (...) no supo cómo responder, porque en sus brazos estaba Katsuki, a quien llevaba como princesa, totalmente noqueado y con la cara azul, a nada de tirar espuma por la boca.

Lo último que (...) recordaba antes de ser reducida por una armada de estudiantes aspirantes a héroes fue a alguien gritar "Ka-chan" a todo pulmón y un "Deku bastardo" de la persona que tenía en brazos hace un momento pero que le fue arrebatada.

No se esperaba conocer así a los amigos de Katsuki, mucho menos disculparse con el director Nezu y Eraserhead por envenenar sin querer a Katsuki y a otros dos chicos que tenían cabello rojo, en su completa defensa no tenía idea de quien fue a someterla del todo o a quien rozó con sus dientes.

Nos reiremos de esto en el futuro, Katsuki -(...) estaba cortando pedazos de manzana para los hospitalizados, una manera de decir perdón aunque sus intentos de darle forma de conejo a las manzanas no daban los resultados perfectos que veía en los tutoriales .

- ¡Sus dientes son tan varoniles, (...)-san! -el muchacho de cabello rojo, Kirishima si recordaba bien, no dejaba de sonreír, era al que menos le había afectado el veneno por su piel endurecida y ahora solo tenía una ligera fiebre junto a una gran sonrisa de dientes puntiagudos con la cual (...) se sintió ligeramente familiarizada por su propio aspecto.

- ... -por otra parte estaba el segundo, que sólo miraba el techo de manera despreocupada, esperando poder mover al menos un dedo, (...) juraba haberlo visto en la tele en algún momento.

Otro tema era Bakugou, que apenas podía hablar pero no podía moverse, una vena maniaca se marcaba en su cuello y su frente por la ira.

Me retracto, cuando esto pase juro que voy a matarte.

- Bro, no es varonil amenazar a tus mayores.

- ¡Cállate, cabello de mierda!

- ...

- Si tienes algo que decirme, tú, bastardo mitad-mitad, dímelo a la cara.

- Katsuki, él literalmente no puede decir nada ahora, lo siento, nuevamente.

- ¡No te pongas de su lado, maldita sea!

El griterío apenas cesó cuando un grupo de gente entre cabello blanco y rojo, y bicolor, entró en la sala de recuperación gritando un "Shoto" por lo alto, (...) sólo pudo pedir disculpas a la familia Todoroki bajo la mirada de Endeavor, quien en realidad estaba más interesado en revisar a su hijo menor que en ella, casi desmayándose porque sólo lo había visto en la televisión y sin creerse que se le había cruzado el grandioso héroe y repitiendo en su cabeza las noticias de ese día.

- Soy muy fan... -terminó de decir entre lágrimas su disculpa, ya ni al caso, terminando por irse a las ramas y admitir ser una admiradora de clóset.

Katsuki juró eterna venganza en contra de ella, aunque le duró una semana el enojo en la que (...) tuvo que hacer méritos para que al menos le gritase por alguna de sus pendejadas; en la actualidad, cada que ella hacía el intento de sacar ese recuerdo del baúl, él la callaría amenazándola con no dejarla ordenar KFC por un mes.

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