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La vida de (...) había cambiado, otra vez.

En el pasado no tenía problemas con lo que compraba, definiendo pasado a los últimos años, le gustaba comprar a tiendas locales para apoyar a los pequeños negocios.

Su lista se reducía a pequeños placeres de la vida, desde su perspectiva, en comida: arroz, carne (de cualquier tipo), papas, alguna que otra bebida alcohólica o gaseosa, condimentos y sus snacks, no importaba si eran los dulces o lo salados, si la paga e lo permitía compraría un postre lindo de la estantería de alguna pastelería que le pareciera linda, pero que tendría miedo de entrar y se quedase viendo por la ventana del lugar antes de tener valor y comprar algo.

No tenía ningún problema con ello, para luego regresar a casa, campante y feliz por lo que tenía para comer en la semana, que se reducía a comida frita con arroz.

Puede que, si es que lo recordaba, comprase lechuga y pepino para una común ensalada que fuese bien con la carne de pescado u otra.

Pero ahora debía tener extra cuidado si compraba alguna de esas cosas que antes eran una delicadeza de su vida, porque en una de esas ocasiones podría ser atrapada infraganti por cierta persona que terminaría por confiscar sus preciados alimentos, privando su gris vida de su sabor multicolor que le daba un nuevo sentido.

La primera vez de verdad se enojó, se quejó mucho, pero Katsuki le dijo que se iba a morir a los treinta como siguiera comiendo así.

Más que la amenaza de su muerte, lo que la motivó a esconder sus cosas fue el simple testamento que el rubio le dijo ese día en que la encontró tratando de meter "ilegalmente" algunos sobres de sopa instantánea a su casa.

- Sólo inténtalo y veamos qué ocurre, dientes chuecos.

No le había gritado, se veía completamente tranquilo y seguro de sus palabras.

Eso la aterró, era mucho más fácil entender qué pasaba por su cabeza traduciendo sus insultos y gritos que tratar de entender esas palabras, aunque cualquier otra persona normal y que no conociera a Bakugou sabría que si seguía en ello le quitaría sus cosas, pero (...) estaba demasiado acostumbrada a entender sus gritos y el botón de cambio aparentemente y a no servía en su cerebro.

Entender a Katsuki le había costado demasiado como para volver a entenderlo como un ser humano normal.

Llegó a casa a salvo, posiblemente porque ese día Katsuki estaba en el trabajo, persiguiendo alguna lo suficientemente idiota para meterse en su zona de vigilancia, un suspiró de alivio le recorrió todo el cuerpo al cerrar la puerta y dejar la bolsa con las compras  en la mesa de su pequeña cocina, su cola abrió la refrigeradora mientras sacaba sus cosas y procedía guardar el resto en la alacena, tan tranquilo, tanta paz, que la dejó un poco en la nada, instándola a encender la televisión para obtener algo de sonido que llenase el silencio de la estancia como solía hacer.

La verdad no estaba mucho en programas de chimes, se perdía en los nombres de cada héroe, además de sus nombres de héroe, para terminar más confundida; los programas de vida salvaje le gustaban , pero pasaba de frente cuando notaba la interminable secuencia de publicidad; su ultima opción eran las caricaturas pero pasó primero por las noticias, no le gustaba verlas mucho, llegaba a estresarse el escuchar desgracia tras otra en ocasiones, aunque la noticia del nacimiento de un nuevo panda o animal en vías de extinción llenaba su corazón.

Pero no quería escuchar ese tipo de noticias.

No en donde veía una explosión de razones desconocidas y salía bien en alto el título estremecedor , no sabía si lo hacían para agregar televidentes o porque de verdad esa era la situación real fuera de cualquier especulación.

Hubo duda, por supuesto que sí, y en meno de lo que e pudo dar cuenta tenía las garras tamborileando obre la mesa de la cocina, moviendo la cola ansiosa y viendo una vez más el letrero, sintiendo impotencia al ver tremendo espectáculo macabro que se mostraba al público, quería creer que lo hacían como advertencia y no por un gusto al morbo que aumentaba los televidentes.  

El título de "héroes y civiles bajo edificio colapsado" no era el mejor de los augurios, menos si no decía "atrapados" o "muertos", para dar al meno alguna esperanza o simplemente arrancarla de raíz y no dar lugar a falsos deseos, en especial cuando pasaron lista de los héroes y civiles desaparecidos.

- ¿Qué estás haciendo? -la voz la hizo chillar como no lo había hecho en años, volteando rápido y mirando al rubio, quien ya tenía la vista fija en el refrigerador, que ella no había cerrado, lleno de comida chatarra, de nuevo, estaba por decirle sus verdades de nueva cuenta a base de gritos pero se tuvo que contener al sentir el fuerte agarre en su cuerpo.

(...) lo había atrapado con su cola, levantándolo hasta el punto en que su cabeza casi toca el techo, estuvo por gritarle cuando ella empezó a girarlo en todas direcciones, mirando cada rincón de su cuerpo al punto de ponerlo de cabeza para revisarlo completamente, cuando vio sus manos de color morado supo que tenía que detenerla o revisaría sus tripas, literalmente.

- ¡Estaba tan preocupada! -sus lágrimas eran demasiado espesas, no sabía si era por algo relacionado a su kosei o qué, pero no era normal que parecieran tener la textura de la pintura, sin olvidar su color oscuro, (...) nunca usaba maquillaje, o nunca la vio hacerlo, pero esto era la más pura definición de lágrimas de rímel, llorando aún más al pasar sus mano con todo y garras por el rostro del varón, la sensación cada cortante le dio un escalofrío que bajó por su espina, pero ella estaba más concentrada en la cicatriz que él tenía escondida en la raíz de su cabello rubio, una marca oculta pero que nunca desaparecería.

Para cuando (...) lo dejó de vuelta en el suelo, en Katsuki sólo pudo tratar de confortarla, muy a su manera.

- Eso pasó hace unos 3 malditos años, deja de lloriquear por lo mismo -en una muestra de amabilidad le tendió unas servilletas que sacó de la cocina, olvidando por completo el tema de la comida chatarra a plena vista y cerrando la puerta de la refrigeradora con la suela de su zapato.

- Sigue siendo demasiado real -lloriquea, terminando cada vez más con su paciencia, aunque no podía culparla del todo cuando su propia y brusca madre era un mar de lágrimas, de las normales, verificando el que al menos siguiera vivo antes de darle un golpe en la cabeza mientras reclamaba por ser tan idiota y preocuparla tanto- lamento no haber estado ahí.

Sigue llorando, no le sorprendía para nada que la noticia hubiese llegado a canales extranjeros debido al gran impacto que tuvo.

Demasiados héroes y civiles muertos.

Otro como él que pudieron salir debajo de los escombros gracias a los héroes de desastres.

- Si hubieras estado ahí, la cosa hubiese sido aún más de la mierda.

Tenía toda la certeza, la verdad es que no era alguien muy delicado en cuanto a los sentimientos de los demás, lo que pensaba lo decía, punto, pero a veces debía ponerse filtro, como en este tipo de situaciones.

Pero sabía que si (...) estuviese ahí tomaría su forma de monstruo gigante y en lugar de ayudar hubiese terminado por matarlo.

Su manera de consolar no era la mejor realmente.

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