Capítulo 9

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La amargura y el dulce hacían que sintiera la lengua de plastilina. Me recordé mentalmente que tenía que tratar de olvidar aquello pero con Danié en la habitación limpiando y yo en la sala eso era imposible. Sentía que los olores del detergente y algo más me provocaban y no quería terminar de nuevo vomitando. Verifiqué la hora del reloj que colgaba majestuosa en la pared de la sala y eran las dos de la mañana.

—Listo —dijo Danié mientras bajaba de las escaleras con cubeta y trapeador en mano.

Justo cuando había hecho mi gracia, Danié terminó pasándome un cesto de basura y bueno... El recordar me hacia sentir náuseas.

—Lo siento mucho —dije apenada.

—Creo que no me queda opción, lo de mañana no puede esperar —agarró el teléfono y marco a algún número. Yo solo cruzaba los dedos e imploraba que no fuese a mis padres.

—Jozzui, necesito que vengas a mi casa y traigas todos los libros, ella está a punto de volverse loca. Te espero.

¿Quién era Jozzui?

—No estoy loca —farfullé enojada mientras me ponía de pie.

—Mejor no te recuerdo lo de hace un momento porque no quiero tener que lavar la alfombra otra vez, agradece que no vomité por el olor.

— ¡¿Y quien tiene... eso guardado en una de su gavetas?! —estallé.

—Y yo te recuerdo señorita que es de mala educación andar revisando las cosas de los demás, todavía te pregunté si tenías hambre y me dijiste que no, aún cuando tus tripas decían otra cosa, no puedo creerlo Lucila —farfulló enojada.

— ¿Quién eres? —pregunté asustada, nadie en su sano juicio tendría lo que ella tenía guardado ahí como si se tratase de un... postre. Sentí arcadas y salí corriendo al baño debajo de las escaleras.

— ¿Terminaste? —preguntó enojada.

—No puedo creerlo Danié, solo de recordarlo me da... cosa, en verdad... ¿Quién eres?

—No es quién sino lo que soy, pero no te diré nada porque no vas a creer ni una sola palabra, así que es mejor que te pongas a leerlo aunque no puedas dormir lo que queda de la madrugada, y lo harás sin chistar, si te gusta mucho o poco.

Danié realmente estaba enojada, yo era una visita ya no deseada, aunque ella quisiera ayudarme, mi situación solo hacia empeorar las cosas.

—Es una suerte que mi madre no estuviera, ni siquiera sabría que decirle a ella si te escuchará gritar como lo hiciste —presionó su sien con los dedos y el timbre retumbó por toda la casa.

Danié abrió la puerta y di un grito ahogado de saber quien era.

—Es una suerte que sacara todos estos, sino tendría que ir y bueno... apagar la alarma iba a ser difícil.

—Pasa, ella esta aquí —señaló Danié mientras cerraba la puerta y la chica de cabello rubio sonreía en señal de diversión.

—Hola —dijo en mi dirección mientras yo me sentaba en el sofá incapaz de salir de mi sopor—. Creo que te sorprende volver a ver de nuevo.

— ¿La conoces? —interrogó Danié mientras jalaba una mesita cerca de mí y extendía todos los libros.

—Sí, con lo de Steve, todos los de su salón la estaban molestando y lo primero que hice fue sacarla de ahí, hasta que vi que tenía hambre. Apuesto que la crepa estaba deliciosa. Oh... ¿Estás bien?

Claro que no estaba bien, una completa extraña era amiga de Danié y Danié se refería a si misma como eso y no como una persona, ellas dos estaban locas.

—Creo que volveré con mis padres —musité mientras me ponía de pie.

—No, señorita —rugió Danié mientras me jalaba del brazo para hacerme sentar de nuevo en el sofá—. Eso que te acaba de pasar no es normal, y más vale que me respondas con total sinceridad. ¿Hace cuanto tiempo que te sientes así, que te da hambre excesiva?

—Aproximadamente cuando tenía unos quince años, realmente nunca a esa magnitud, creí que eran momentos que pasaba toda adolescente.

—Eso explica porque es tan delgada —intervino Jozzui mientras se amarraba el cabello—. No está comiendo bien.

— ¿Te gustó lo que comiste verdad? —Preguntó Danié pero aquello solo hizo que me dieran arcadas—. No, Lucila, sé sincera y deja de engañar a tu cerebro con cosas como esas, te gustó ¿si o no?

Sabía que no podía engañarla, por mucho que me desagradara la idea, ya no podía estar otro día más sin saber que me sucedía, si ella o ellas tenían la respuesta y la considerara lo más sensato, sin duda alguna la aceptaría.

—Sí —murmuré mientras cerraba los ojos.

—Entonces vas a leer esto —dijo Jozzui sonriendo mientras abría uno de los libros.

Miré el encabezado y retrocedí confundida.

— ¿Mitología griega?

—Aunque lo dudes —murmuró Danié mientras se sentaba en el otro sofá.

—Mi padre tenía uno de estos libros pero nunca me llamó la atención —tomé el libro en mis manos, y Jozzui lo hojeó hasta uno de los apartados que decía "Nyx" en letras doradas.

—Diosa de la noche —repetí la inscripción del libro.

—Es mi favorita —dijo emocionada Jozzui mientras se sentaba a un lado de Danié y subía los pies en el sofá mirándome con curiosidad.

— ¿Porqué tengo que leer sobre ella? —pregunté al no entender el punto.

—Ahhhh —musitó fastidiada Danié—. Te quedarás acá a leer todo aquello, mientras Jozzui y yo iremos arriba. Así que... medita todo lo que leas ¿de acuerdo?

—Está bien —respondí como si no tuviera opción. Danié y Jozzui iban platicando por las escaleras. Cerré el libro y me crucé de brazos. Tenía un problema y dudaba que si el internet no tenía la solución mucho menos un libro la tendría y menos tratándose de mitología griega.

—Uhmmm, supongo que no tengo opción —añadí entre dientes mientras tomaba el libro y buscaba el nombre.

Nyx, hija del Caos, diosa de la noche quien procreó hijos sin intervención masculina y son: Moros (Destino), Thanatos (Muerte), Hypnos (Sueño), Geras (Vejez), Oizís (Dolor), Apate (Engaño), Némesis (Castigo merecido), Eris (Discordia), Filotes (Amistad, Ternura), Momo (Burla), las Hespérides (Hijas de la Tarde), los Oniros (los Sueños), las Keres (Espíritus de la destrucción y muerte) y las Moiras (Hados).[1] También mencionan que sus posibles hijos sean Caronte (Brillo Intenso) y Ptono (Envidia/Celos).[2]

Cuando despegué la vista sentí que todo me daba vueltas, así que seguí leyendo. Por alguna extraña razón entre todo esto Jozzui y Danié querían mostrarme algo, algo que debía darme cuenta por mí misma. Según el libro muchas corrientes mitológicas difieren la creación de los hijos de la Diosa Nyx, sin embargo en todas hablaban de sus mismos hijos quienes no parecían ser buenos dioses, no cuando tenían nombres peligrosos, sobre todo los dioses gemelos, Thanatos e Hypnos.

Bostecé y vi que ya eran las cinco de la mañana.

—Ni hablar, si no termino de leer esto rápido no podré descansar —hice un estiramiento y jalé otro libro pero este ya tenía un separador así que suponía que desde ahí debía leer.

Al abrir el libro una corriente de aire golpeó la puerta poniéndome en alerta.

— ¡¿QUÉ PASO?! —gritó Danié mientras bajaba corriendo las escaleras.

—Supongo que fue el viento —musité mientras bostezaba de nuevo.

—Creo que será mejor que mañana termines o más bien dentro de unas horas, así que mejor sube para descansar.

Negué con la cabeza, porque no quería volver a su habitación.

—Toma —era Jozzui quien desde arriba tiraba una almohada y una sábana hacia Danié—. Si no quiere dormir en la cama, mejor por mí —se dio la media vuelta y se fue.

— ¿Eh?

—Creo que la has irritado —alegó Danié mientras dejaba la sábana y la almohada en el sillón.

—No es problema de ella de todas maneras —escupí—, y si tanto le molesta que no se preocupe no pienso quedarme aquí esta noche.

—No seas imprudente, Lucila.

—No lo soy, siento que es innecesario que ella esté enojada cuando ni siquiera la conozco.

—Te equivocas, también es problema de ella, si comprendieras lo que has leído lo sabrías.

Chisté en molestia y le quite el seguro a la puerta para irme en la noche más helada de toda mi vida.

***

[1] Según Hesíodo.

[2] Otras corrientes de la mitología griega.

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