Ⅵ: Calidez naciente y destinada

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Si hay algo que TaeHyung disfrute es ir a comprar al mercado lo que necesita para la semana, surtir su despensa de los alimentos que prefiere y que tanto le encanta cocinar, porque es un hecho que su madre le heredó ese encanto por preparar los alimentos e inventar nuevas recetas sin seguir un patrón determinado más que solo el instinto para combinar ciertos ingredientes que tradicionalmente no deberían ir juntos, pero que una vez sean integrados van a crear una sinfonía de sabores únicos.

Por ello le encanta ir temprano para tener tiempo de elegir lo que desea llevar y obtener aquellos que tienen un precio elevado pero que termina siendo la mejor inversión porque de esa manera diversifica sus preparaciones y no se aburre de tener que preparar lo mismo cada día. Es una oportunidad que le agradece a la vida por tener, y a sus padres por haberle dado la posibilidad de convertirse en la persona que es actualmente.

Camina con tranquilidad en medio de la aglomeración de personas que están frente a ciertos puestos en el amplio y largo callejón principal que se bifurca en otros más que están terminando de organizar los productos a la espera de ser comprados. Aun así no hay demasiada gente, lo que le facilita seguir con su canasta en una mano y un par de bolsas en el interior.

Continúa sin prestar atención a los aromas un poco empalagosos de ciertos omegas que cree haber visto ya en ese sector, o eso es lo que cree porque al levantar la mirada y seguir ese instinto básico de su lobo que le susurra sobre la atención ajena en sí mismo, se gira y encuentra una tímida sonrisa que le es dedicada y que corresponde por cortesía pero sin demorar más que unos escasos segundos en retomar su trayecto.

Va añadiendo a sus compras verduras frescas y otras un poco más verdes que va a poder comer al final de la semana, antes de tener que volver a hacer las compras. Disfruta de dejarse llevar por los olores que lo atraen a comprar ciertas legumbres y granos distintos que esa sección especial del mercado ofrece en un costo mayor al habitual que no todos se pueden permitir, así que hace un espacio en la lista mental que lleva para lo que debe comprar y aparta ese destino como el recorrido final.

―No, muchas gracias, ya llevo un par por aquí ―Götz respondió a la joven que está en un puesto de frutas y verduras, cuando ella le ofreció llevar más fresas sin saber que el alfa ya había hecho esa compra más atrás, después de todo es lo primero que TaeHyung siempre asegura comprar de primero en su lista.

Así que tuvo que negarse y cuando recibió una pequeña inclinación en disculpa, no tuvo la voluntad para oponerse a cierto recuerdo que lo impulsó a ayudar a la omega y tener otra variedad de fresas con las cuales preparar el clásico postre que su madre le enseñó. Al ver que ya prácticamente había comprado todo lo indispensable y un poco más de lo que necesitaba, con una pequeña sonrisa que fue admirada por las indiscretas pero fascinadas omegas que como es usual lo ven pasar cada domingo por los puestos del mercado, no pudieron sentirse más encantas por verlo sonreír, pero TaeHyung en esta ocasión no les devolvió la atención; cuando se giró en dirección al último tramo del lugar que le falta por recorrer y así ignorar la excesiva atención que se vuelve molesta cada que lo ven pasar.

Sin embargo, esa incomodidad fue despertada por el afán con el que su lobo lo impulsó a dejarlas de lado y ser fascinado por un llamado que resonó a unos pasos de distancia y que lo hicieron seguir con atención el foco que canalizó todos sus sentidos en la etérea y deslumbrante presencia de JungKook, y aunque lo nombró de la forma genérica y común que puede escucharse a su alrededor, en especial, por las parejas que ese día hay allí, esa voz es inconfundible para él y ese presencia eclipsante su lobo la percibió desde antes y por ello la desconcertante necesidad de retroceder en su avance, cuando se supone que ya habían cruzado por allí hace varios minutos.

Y tal vez, si hubiera seguido el impulso de su instinto hubiera reparado en la fascinante presencia del omega mucho antes.

―Alfa TaeHyung ―exclamó con un poco de timidez por el rápido movimiento de el de cabellos platinados al escuchar su voz y un poco de orgullo que nació del descaro cuando vio a las omegas que no le quitaban la mirada de encima a TaeHyung, girarse a verlo con clara molestia en sus facciones cuando el alfa de aroma a petricor lo miro a él, solamente a él.

Por lo que con vanidad se regodeo en la atención que las dos omegas solo podían aspirar desde lejos y JungKook se permitió sonreír con insolencia cuando ellas regresaron la mirada confirmando que en efecto el alfa correspondió con excesivo agrado su llamado.

Pero de ahí en más, en el instante siguiente acallaron los estímulos exteriores, en especial las demás personas que no dejaban de mirarlos. Sin embargo, para ellos no había nada más importante que dedicarse a contemplar la presencia ajena que nuevamente apareció después de anhelarla secretamente.

―Omega JungKook ―respondió TaeHyung al haberse acercado tanto como le fuera posible, conservando la prudencia en un límite de distancia al que ambos protestaron pero que los llevó a moverse un poco debido a las personas que esperaban a que ellos despejaran la zona y a regañadientes lo hicieron, pero solamente para hallar un espacio en el que pudieran dedicarse a colmar sus sentidos de la magnificencia que los hizo suspirar.

El alfa por más que lo intentaba no podía apartar su mirada de la anatomía impropia, que en ese día lucía especialmente encantador debido al contraste entre la exquisitez de la camisa que ya le ha visto utilizar, sin embargo en esa ocasión en las mangas de las manos, específicamente en la terminación de la muñeca, se desprende un pequeño volado en encaje blanco similar a los que caen de su cuello que contrastan con la sensualidad de la prenda de cuero que está alrededor del abdomen contrario.

Su escaneo correspondió al interés con el que JungKook eligió esas dos prendas en conjunto, una camisa de cuello alto con un par de volados que nacen en un delicado moño y que cae en preciosos pliegues sobre su abdomen que yace entallado por el corsé negro que hoy, después de mucho tiempo en que no utilizaba ese tipo de prenda, en la mañana cuando se dispuso a elegir su vestuario, esa pedazo de cuero que él mismo diseño y entallo en su figura a través del realce que le aplico a los costados, llamo especialmente su atención y no dudo en lucirla ese día, bajo unos pantalones de tela oscura que no se ciñen a sus piernas sino que caen para darle proporción a la parte media de su cuerpo enmarcado.

O'Brien se permitió sonreír con encogimiento y excesivo orgullo que alentó a su lobo a emanar un poco más del dulce aroma a caramelo que bañó las almendras que Götz sintió al pasar la saliva que se acumuló en su boca. Ascendió su mirada y retorno hacia los orbes esmeralda que le sonrieron con coquetería al reparar en el aturdimiento que su acertada elección causó en el alfa.

Tal vez si o tal vez no, él se convirtió en el lejano impulso ante el que JungKook se visualizó para verlo así fuera por azar del destino que lo terminó premiando en la total suntuosidad del alfa que se ve tan elegante incluso con la camisa de lino con el cuello abierto que deja ver el asomo de sus pronunciadas clavículas que se pierden al interior del chaleco a juego que lleva y los anchos pantalones oscuros resaltan por la dominancia de color que reluce en la claridad de los orbes de sol.

―¿Sucede algo? ―preguntó con fingida inocencia al fruncir levemente el ceño para profundizar su desconocimiento ante el estado silencioso de TaeHyung que recobro la compostura ante la irrupción de su suave voz que fue dedicada solamente a él.

Ese fue el primer y gran error de JungKook que confiado en el impacto que causó con su belleza, dejó pasar frente a quien estaba asumiendo el reto de seguir tensando el hilo que responde hasta llevarlos a encontrarse en medio de un lugar que es bastante grande como para catalogarlo por la simpleza de una coincidencia.

―Me tomo el atrevimiento de decir que su belleza no deja de ser hipnotizante JungKook. Su presencia es tan compleja y cautivante que sería una osadía de mi parte no contemplarlo como merece ―TaeHyung confesó sin dilaciones ni timidez, porque cuando desea exaltar la belleza de lo que observa no es partidario de implementar palabras esquivas que disfracen el verdadero sentimiento de lo que está experimentando en el momento.

Reconoce que hay un fuerte y arraigado sentimiento de intensidad detrás de lo que dijo, pero el descaro hace parte de su personalidad y el omega le ha permitido serlo frente a él, además de corresponder a sus intenciones, por lo que se deleitó en el brillo que atravesó la mirada oliva de JungKook que con una sonrisa ladeada se aproximó un solo paso que a ambos les robo el aliento al sentirse un poco más cerca.

―¿Cómo puede creerle TaeHyung? Después de todo las palabras son solo eso, cuando su atención deslumbra a la mayoría de los omegas que tienen la oportunidad de verlo ―no dejó pasar la ocasión para expresar de alguna forma la molestia que le generó ver el descaro de las dos omegas que ni siquiera tuvieron decoro en mirar al alfa que correspondió con simpleza solo para no ser descortés.

Porque pudo notar la incomodidad después de un rato y que fue la última gota que soportó, luego de haberlo visto desde el momento en que lo vio comprando las fresas que él también iba en busca de obtenerlas.

Desde ese instante quiso acercarse por la emoción desbordante de haber tenido la fortuna de verlo desde el momento en el que pasó por la casa en donde vive el alfa y que justamente en el lugar donde menos creyó encontrarlo fue la puerta que abrió los misterios que alteraron el ritmo normal de su corazón y prefirió aguardar para tener el tiempo de dedicarse a mirarlo en medio de esquivas vistazos que le daba cada tanto. Y fue lo que le permitió ser testigo ocular de cómo la presencia de TaeHyung es magnética, atrayendo la atención de las personas y sobre todo de aquellas que lo ven con absoluto deseo.

Así que prefirió no irrumpir en la burbuja en la que se movilizaba el de cabellos grisáceos y espero la ocasión oportuna para acercarse. O hasta que tuvo suficiente de resistir y batallar contra la primitiva emoción que para el momento en el que fue plenamente consciente de sus actos llamó al alfa por ese apelativo que volvió a sentirse correcto y destinado para decírselo a una sola persona.

La única por la que quiso vestirse de la forma en que lo hizo, la primera vez que se permitió tomar provecho de sus atributos y exhibirlos solo por una causa que tiene delante de él sonriendo con incredulidad por el reto implícito en lo que dijo.

―Es una persona bastante impertinente JungKook ―respondió negando sutilmente con el movimiento de su cabeza y una sonrisa que respondió a la gracia en la mirada esmeralda―. Lo cual por más extraño que pueda ser, me crea fascinante curiosidad. Y si hay algo que valoro y que disfruto en la vida son los retos.

―¿Así que soy eso, una forma de entretención con la cual puede saciar esa extrañeza qué ves en mí? ―cuestionó JungKook con cierta molestia que se manifestó en su mirada y en su dulce aroma que se fue tornando un poco amargo, al pensar en la posibilidad de haberse equivocado en su apreciación hacia el alfa, que al parecer lo representa nada más que una pieza que debe contemplar.

Una forma diferente de tratarlo y abordarlo a como le ha sucedido antes, pero que en esencia termina siendo lo mismo. Lo consideran como un objeto o un baluarte que admirar.

―Creo que te estas yendo por el camino equivocado, omega ―pronunció TaeHyung al interpretar el disgusto que le llegó con fuerza hasta impactar en su pecho como una opresión que lo incomodó en demasía, además su lobo resintió la confusión a la que sus palabras le dieron paso.

―Eso lo que puedo interpretar de sus palabras ―en contra de lo que dijo y la molestia que se instaló en sus facciones, su lobo se mostró en desacuerdo porque en un principio estaban bromeando y tal vez, interpretó de forma errónea las palabras del alfa.

Sin una explicación concisa de su apresurado actuar simplemente mantuvo su posición y cruzó sus brazos para crear una barrera entre ambos.

―JungKook, usted está dudando de mis palabras, cuando lo que dije es mi verdad ―devolvió Götz bajando el tono de su voz y oscureciendo el color de sus ojos que evidenciaron la seriedad causada por una broma que fue más lejos de lo que pretendía―. Dije con claridad lo que siento y sé que puede atribuirse como algo que hago con cada omega, pero no es así JungKook. Créame, soy un hombre paciente pero aborrezco que duden de mi palabra y cuando digo algo lo hago con convicción, no necesito ocultar mis intenciones porque soy determinado en lo que digo y quiero ―las últimas palabras las susurro con una especial entonación que tomó de su lengua madre, el alemán, que le otorgó un sonido más grave y envolvente que tuvieron al omega mirando con atención sus labios para comprender lo que se le decía.

TaeHyung, sin esperar más, retrocedió dando unos cuantos pasos hacia atrás y fingió girar su cuerpo para retomar su camino, cuando el azabache se impulsó y con su mano libre sujetó su antebrazo para detenerlo.

JungKook no podía permitir que el alfa al que quería ver y que busco incluso en un trayecto donde sabia y sería imposible encontrarlo, terminó apareciendo frente a él como si hubiera sido la respuesta que necesitaba ante sus conflictivas emociones que se esclarecieron por la misma causa que les dio vida. Por ello y la desesperación que nació de su error no quería estar sin su presencia el resto del día.

―Discúlpeme TaeHyung ―artículo con afán humedeciendo sus labios cuando los sintió resecos por la tensión que se alejó entre ellos―. Asumí sus palabras como un reto, como una broma entre ambos ―pronunció sin soltar el brazo del alfa al que se afirmó en una posición más cómoda al acercarse y estar frente a él, sin llegar a invadir el espacio ajeno pero tentado a hacerlo.

―Es así ―tranquilizo TaeHyung―. Pero la duda también se abre paso y no es mi intención incomodarlo con mis palabras que pueden ser tomadas como una excesiva adulación o una forma de aprovecharme cuando solo se trata de lo que pienso y quise hacerle saber, después de todo creí que tenía ese grado de permisividad para hacérselo saber ―sin duda es algo que lo desconcertó un poco, ya que no espero que su confesión desatara incomodidad en el omega.

Porque el aroma ajeno cambió en una advertencia ante sus palabras que creía tener permitido confesar, ya que es parte del juego en el que ambos están. En ese constante vínculo del cual tiran para avergonzar al otro y forzarlo a decir lo que se quiere escuchar.

El omega palpo la incomodidad ajena por su apresurada forma de actuar que lo inundó de timidez porque responder a la confusión que ocasionó en el alfa quien no tiene culpa alguna de sus palabras, no cuando él mismo le ha dado permiso de hacerlo al no protestar o mostrar rechazo a su presencia, supone para sí mismo una confesión que no sabe si está listo para enunciar.

Porque hacerlo implica mostrar su vulnerabilidad y diversas experiencias desagradables que han empezado a partir de una conversación similar enredada en palabras aduladoras que juran ser únicas y dedicadas solo a su presencia, pero de cierta forma y bajo el empuje de su lobo que lo lleva a confiar en el alfa que espera con paciencia una respuesta al dilema que se dibujó en su rostro. Cedió, JungKook se aventuró nuevamente por la presencia que desde el día en que lo conoció ha estado supuesto a causar estragos en su tranquilidad y por momentos turbulenta vida.

―No se preocupe JungKook, no tiene que decir algo que suponga un conflicto para usted ―TaeHyung se adelantó a calmar la aflicción que ensombreció la claridad del turquesa en la mirada que perdió toda gota de ilusión que había causado.

Asume que fue su error porque si bien habían ascendido a cierto nivel de confianza mutua dada por la atracción que sienten, muy posiblemente se apresuró en su forma de decirlo y no tomó en cuenta que no todo es lícito, por ahora.

―Creo que fui quien se excedió, así que le ofrezco una disculpa JungKook... ―en verdad no sabe lo que está haciendo porque la expresión compungida del omega lo detuvo de seguir diciendo y suspiro con frustración, la misma que llenó sus aromas y los llevó a deducciones erróneas.

Sobre todo a JungKook que no pudo retener el gruñido que nació en lo profundo de su garganta por la frustrante formalidad con la que le está hablando y consigo mismo por no explicarse mejor. Así que cuando sintió como el brazo que sostenía lentamente salió de su agarre, comprendió que debía hablar y sincerarse, porque no quiere que TaeHyung tome distancia por un error de comunicación.

No quiere que nada de lo que hasta ahora se ha desarrollado entre los dos cambie, solo quiere que evolucione según deba serlo.

―No tiene por qué disculparse alfa ―el uso de ese apelativo causó el efecto que esperaba en el de cabellos grisáceos que volvió a mirarlo con complicidad al comprender que no estaba disgustado o molesto por lo anteriormente dicho, sino por algo más que le está costando un poco decir―. Mi actitud desconfiada o quizás desafiante que pone en duda lo que se me dice, nace de un viejo hábito cuando escuchó esa variación de palabras aduladoras que remite a lo que tanto empeño le he puesto por alejarme.

››No tengo plena confianza en los alfas y ya sabrá porque según lo que hemos hablado, lo que inevitablemente me ha llevado a desconfiar cuando solo ven mi físico y se enfocan en mi belleza. Sé que es un cualidad que la mayoría buscamos en las personas, pero por un instante no pude evitar poner a prueba sus palabras y crear una confusión que no era mi propósito. Discúlpeme usted a mí, TaeHyung.

Al finalizar, bajo su mirada hacia el brazo de piel canela que instantes atrás palpo a través del tacto de su mano y que dejó sobre su dermis el fantasma de un cosquilleo que ascendió hasta su cuello, en donde, la sensación se aglomeró con mayor fuerza hasta que se desbordó para caer sobre su pecho haciendo que su corazón se mueva mucho más agitado y que los latidos lleguen hasta sus oídos, interrumpiendo sus palabras por la presión con la que quieren ser comunicadas.

―Tampoco quiero que se disculpe por no saberlo, por favor, solo me haría sentir aún más agobiado ―JungKook se apresuró a decir cuando adivinó las intenciones del alfa en la mirada arrepentida que le otorgó, causando mayor pesadumbre en su corazón.

―No era lo que iba a hacer ―dijo Götz evadiendo el contacto directo de sus miradas cuando una suave risa llegó como la brisa fresca del naciente invierno que aún sigue sobre Inglaterra y que encontró sus sonrisas destellantes de calma al comprender lo sucedido, gracias a las apreciaciones que hicieron de forma equivocada en su afán de entender las señales que deben ser verbalizadas para darle definición.

Lo cual dio paso a un nuevo nivel que sin pretenderlo los dos ascendieron.

―¿Cómo puedo estar seguro de eso, alfa? ―volvió a poner en medio parte de la cuestión inicial que exhibió su desconfianza, ahora con un matiz cómplice que se mostró en sus orbes y en la serena sonrisa que quedó en su rostro como el único síntoma del primer malentendido al que lograron hacerle frente.

―Estás jugando muy cerca de las brasas que alimentan el fuego, omega ―verbalizo con descaro en su sonrisa la que sin duda volvió a atontar al azabache que volvió a recuperar la tranquilidad después de escuchar el apelativo que solo quiere despertar en él.

―Siempre he sido un poco temerario, así que creo que asumiré el riesgo ―un leve brillo de complicidad volvió a imponerse en sus orbes esmeralda que fue la señal que ambos necesitaron para volver a sumergirse en la presencia ajena.

―JungKook, las palabras son traicioneras porque reflejan la pretensión inicial de la cual no vamos a tener plena seguridad que se va a cumplir con el paso del tiempo ―expresó TaeHyung determinado a zanjar las dudas ocasionadas por los temores que el omega lleva acuestas en una sociedad en donde le ha tocado armarse de valor y luchar contra el engaño de muchos alfas que se mofan con sus grupos al alardear de las parejas que han pasado por sus brazos. Él no es ese tipo de persona, ni mucho menos de alfa y si debe dejarlo en claro las veces que sean necesarias lo hará―. Así que no quiero hacerle promesas, sino que mis acciones sean un reflejo de lo que soy y de lo que siento, no quiero generar incomodidad con mi forma de expresar lo encantador que hoy luce o que mañana incluso estará. O si prefiere que no... ―no alcanzó a terminar la frase cuando el dedo índice del omega se impuso frente a su boca, sin tocar sus labios por el respeto de tocarlo, pero pidiéndole con esa acción que siguiera hablando.

―Si le dije esa inseguridad que guardo en mí, no lo hice para decir que dudo de sus intenciones o de sus palabras, aunque al inicio lo pareció, solo fue por algo que me incomoda pero que no tiene que ver con usted directamente. Se trató de una forma errónea de asegurarme de si puedo o no confiar en usted alfa, porque debo confesar que solo a usted le he permitido hablarme de la forma en que ambos lo hacemos y por los apelativos que ahora usamos ―por favor, la contradicción lo tiene preso de los nervios que no puede dejar de sentir frente a TaeHyung y que incluso están desatando inseguridades que nunca ha experimentado.

Pero como suele decirse, siempre hay una primera vez para todo, y al parecer el alfa es ese comienzo.

―Puedo asegurarle que no voy por ahí hablando con cualquier omega o beta que se cruce en mi camino, es algo sobre lo que puedo jurar ―manifestó con contundencia y no resistió mucho más por lo que terminó acercándose al omega, cuando la gente comenzó a llenar aún más los lugares del mercado en el que tuvieron el primer malentendido que los llamo a descubrir una faceta más del otro y que en lugar de alejarlos les permitió acercarse más. Un progreso más.

―Confío en lo que siento, alfa ―asevero con plena seguridad que su lobo le transmitió casi de manera ciega ante su razón que terminó cediendo al haber comprobado hace unos minutos lo que el alfa ahora mismo le está diciendo.

Y que fue el primer estímulo que lo hizo reaccionar para acercarse definitivamente.

―Siendo así, ¿Le gustaría acompañarme para que terminemos de hacer nuestras compras? ―invitó el alfa estirando su brazo hacia un lado para animar al azabache a seguirlo y extender el tiempo que les otorgaron sin pretenderlo.

No va a perder la oportunidad de estar junto a él.

―Todavía no he comprado demasiado, por lo que creo que me tomará un rato más ―explicó un poco avergonzado porque ahora que lo repara no es mucho lo que lleva, debido a que se quedó un poco absorto mirando en otra dirección, pero es algo que el alfa no tiene que saber.

―Me alegro que así sea, porque tendremos más tiempo para compartir ―expresó con intensidad en su mirada que hizo sonreír al omega con una delicadeza que impactó en su corazón y erradico las sensaciones que quedaron de la equivocación que le recordó ciertas palabras que dejó pasar y que en definitiva va a tomar provecho de ellas.

JungKook tomó la iniciativa de adelantarse unos pasos para ser seguido por el alfa que le otorgó una sonrisa descarada que erizó los vellos de sus brazos en el momento justo en el que lo guio hacia el lugar donde estaban las dos omegas anteriormente nombradas. Quienes sonrieron con exagerada coquetería a la vez que sus empalagosos aromas a uva y cereza inundaron su olfato y lo hicieron poner mala cara cuando el alfa se giró desde allí a mirarlo y antes de que pudiera darle rienda suelta a su enojo, las acertadas y provocadoras palabras de TaeHyung lo hicieron bajar la mirada mientras mordía su labio inferior por lo que él estaba haciendo.

Lo que él quiso demostrar con esa acción al atender a las palabras que le había dicho en su verborrea sin medida, producto de los incipientes celos que llevan su nombre y que muy astutamente el de cabellos de plata capto.

―Ven omega, podemos empezar desde aquí ―incentivo a JungKook para que se acercara al lugar que al parecer fue el origen de la molestia que captó entre todo lo que el omega le confesó. Enfatizó su acción al estirar su mano para que fuera una invitación a estar a su lado que entre dudosos y tímidos pasos el azabache cumplió.

O'Brien ganó confianza por las miradas irritadas de las dos empalagosas omegas que perdieron todo aire de orgullo cuando TaeHyung se giró a mirarlo.

Por favor, no sabía que podía llegar a ser tan descarado hasta que con que sujeto la mano del alfa con extrema delicadeza para guiarlo de nuevo frente a las dos espectadoras que gruñeron por su presencia.

Mientras tanto, Götz se permitió disfrutar de la bonita y adorable actitud caprichosa de JungKook por la irritación que le causó las dos espectadoras que por lo usual suelen revolotear a su alrededor cada que va al mercado. Y en los últimos días se enfocó en ignorarlas así se sintiera culpable, porque no le gusta ser descortés, pero ya llegaron hasta su nivel máximo de paciencia y que el de orbes esmeralda se haya sentido fastidiado por la excesiva atención que recibe de los omegas que no despiertan su interés lo movilizo a accionar en contra.

Así que agradece que el de aroma a avellanas no haya soltado su mano para remarcar su imposición.

―Necesito 15 duraznos, por favor ―por más molesto que pudiera sentirse con el ponzoñoso aroma que lo tiene harto, la educación y el buen trato es algo a lo que se aferra por mantener y no sucumbir a la odiosa mirada que la omega de cabellos rubios le estaba dando. Igualarse a su comportamiento no está en él, aunque quisiera enseñarle los dientes para que deje de mirarlo.

Sacudió con suavidad su cabeza para deshacer ese impulso y obstinación que no lo va a llevar a nada bueno, no después de incluso reclamarle absurdamente al alfa que solo quería transmitirle seguridad a través de sus palabras y sus temores lo llevaron a rubros dolorosos que guarda entre las heridas que poco a poco ha ido sanando.

―No pensé que fueras tan partidario de los duraznos ―comentó TaeHyung acercándose un poco más para hablarle más de cerca y que lo escuchara sin interrupción debido al aumento del ruido por las personas que cada vez más llegan al lugar.

El omega se vio sacudido por un suave escalofrío cuando el aliento ajeno acarició la piel de su oreja y lo redujo a sensaciones que no término de procesar cuando la irritante y chillona voz de la omega irrumpió en el espacio con un sutil carraspeo que llamó su atención.

―Disculpe, pero no creo que haya esa cantidad, porque los demás que ve ahí ya están encargados ―se disculpó inclinando su cabeza en dirección al alfa que la veía con una seriedad que casi la hizo temblar por el aroma que descaradamente olfateo en el aire hasta captar la esencia imponente de el de orbes dorados que reprobaron su acción.

―Está bien, puede darme los que les queden o algunas fresas ―sugirió JungKook viendo como la mujer estiró sus labios en una tensa línea que reflejo duda, pero aun así le dijo a su compañera que la ayudara mientras terminaba de alistar el pedido.

―Son para Aiden, que en esta ocasión me pidió llevarle duraznos, así que no puedo decirle que no ―respondió O'Brien a la anterior pregunta del alfa antes de que los interrumpieran de nuevo, en el instante en que otro carraspeo se le sumó a la ecuación.

―Le ofrezco una nueva disculpa, pero todos los duraznos ya están pedidos y las fresas igual ―dijo la castaña en esta ocasión mirando a JungKook cuando volvieron a negar su pedido.

Antes de que el omega respondiera, el alfa jalo su mano para que le permitiera hablar.

―Si justamente esas dos frutas ya están vendidas, no debería guardarlas en lugar de dejarlas al frente, para así evitar que pregunten por algo que no hay ―expresó Götz con un tono tranquilizador pero contundente debido a la inconsistencia entre cada solicitud que hace el omega y que en cada ocasión es rechazada.

―Le ofrezco una disculpa, los dejamos ahí para que las personas sepan lo que vendemos ―respondió la mujer con aroma a uvas y un tono dulzón en su voz que hizo a JungKook rodar los ojos por lo que pretenden hacer.

―Para la próxima sería bueno que al menos pusieran un pequeño cartel de aviso ―sugirió el azabache sin contenerse de hablar y dejar pasar el atrevimiento de las dos desesperadas que respondieron con el mismo fastidio a su presencia.

―No es algo necesario, pero agradezco su sugerencia, omega ―contestó la rubia con fastidio en su expresión ante el metido que le impidió seguir obteniendo la atención del alfa a quien pretende.

Oh, por favor, si TaeHyung no lo hubiera detenido al jalar de su mano para que siguiera pegado a su cuerpo, le hubiera enseñado a la omega lo que era capaz de hacer con esos bananos que lucían muy tentadores para embarrárselos.

―Señorita, es insolente de su parte referirse a otro igual por su casta como sinónimo de ofensa, como si usted después de todo no fuera una omega, que por cierto le pido tenga la amabilidad de desistir con sus intentos de atraerme con sus feromonas que no son de mi gusto. Que tenga buena tarde, hasta luego ―manifestó girándose en compañía de un aturdido omega que parpadeaba con fuerza para comprender lo que había acabado de suceder y la molestia que destila el alfa por los intentos de atracción de la omega que se quedó como una hoja de papel sin saber qué hacer.

JungKook tan solo se dejó hacer hasta que apretó con un poco más de fuerza el agarre entre sus manos para llamar la atención de TaeHyung que miró a sus lados para detenerse en una zona menos aglomerada de gente.

―¿Estás bien? ―cuestionó apenas se detuvieron y con una mirada inquisitiva barrio todo su rostro en búsqueda de alguna señal que denotara incomodidad, y al no encontrar respuesta deshizo la unión entre sus manos y por instinto llevó la diestra hasta el furtivo mechón de cabello azabache que se salió de la contención detrás de sus orejas hasta caer en su frente y que con cuidado volvió a poner con delicadeza en la zona, tomándose un poco más de tiempo para asegurarse que quedara en la posición en la que antes estaba.

Todo bajo la excesiva contemplación de JungKook que siguió los movimientos ajenos mientras sonreía con ternura al ver la preocupación arder en los ojos de sol que provocaron que sus mejillas adquirieran en un suave color salmón que hizo sonreír a TaeHyung, por la vivacidad encarnada en el rostro del omega que tanto le gusta mirar.

Una nueva actividad que recién descubre y que no piensa dejar de hacer.

―¿Debo preocuparme por tu silencio? ―volvió a preguntar con su mano aún suspendida sobre el cabello ébano que bajo su tacto se siente tan suave y delicado que tuvo que reunir toda su fuerza de voluntad para quitarla y devolverle el espacio a JungKook cuando reparó en la cercanía que causó en su desespero por salir de allí.

Aunque esa última acción para el omega no fue necesaria, porque si de él mismo dependiera no se hubiera apartado de su toque que lo hizo suspirar y tragar el oxígeno colmado de su aroma.

―No te preocupes TaeTae, todo está bien ―siguiendo el deseo que sobre sus dedos cosquilleo, llevó su mano y con sutileza frotó la frente ceñuda del alfa que no dejaba de lucir preocupado por lo sucedido―. Antes debería ser yo quien lo pregunté, después de todo a quien han hecho sentir incómodo con sus fastidiosas feromonas es a ti ―sin darse cuenta un suave gruñido emergió de su garganta y fue demasiado tarde porque sus mejillas y todo su rostro adquirieron un potente sonrojo que lo impulsó a girarse y caminar en la dirección contraria con la suave risa de fondo del alfa que lo siguió y lo indujo en una alegoría de sensaciones cálidas que abrazaron su corazón por el sonido fascinante que lo contagió, mientras miraba al frente hasta que fue guiado por la mano contraria que se posó sobre su hombro para hacerlo girar a la izquierda.

―Veo que esas omegas a quien estaban irritando desde el inicio es a alguien diferente de mí ―provocó con un deje de burla en su voz y una ceja en alto sin apartar la mirada del omega que abrió sus ojos por la sorpresa de ser delatado.

De forma ilusa el azabache creyó que el alfa dejaría pasar su arrebató inicial cuando arrojó la incomodidad que sintió acerca de la excesiva mirada que su presencia despierta. Pero fue muy inocente pensar que luego de la aclaración sobre su relación, podría respirar en paz y que esas palabras no lo persiguieran, solo que hablamos de TaeHyung, que así como él, no deja pasar aquello que le conviene.

―Tenías que mencionarlo ―murmuró entre dientes y con sus ojos clavados en el pecho del peligris. Siente como la mirada de sol quema sobre su piel y eso solo acrecienta las sensaciones que alocan su corazón y que tienen a su lobo agitando su cuerpo en una instintiva emoción que por momentos lo desconcierta porque no comprende el origen de lo que trata de transmitirle.

Pero antes de que pudiera seguir en su abstracción el dedo índice de TaeHyung se coló en su campo visual y con el mismo levantó con lentitud su mentón para encontrar los orbes más fascinantes que le siguen robando el aliento y la concentración racional que lo sumerge en una nebulosa dorada y resplandeciente.

Ha llegado a conocer diversas personas provenientes de distintos países, pero el alfa alemán se llevó consigo los genes más resaltantes que con justa razón atraen la mirada deseosa y envidiosa de quienes lo ven pasar. Y él tiene la fortuna de conocerlo y apreciar los colores que componen su existencia y que le roban la sensatez a medida que muere en medio de ambos y la sonrisa delicada de sus labios de corazón asentaron sacudidas cálidas en su pecho, que su lobo respondió en sus ojos esmeralda con un mensaje que fue imitado por el contrario, los dos compartiendo secretos inteligibles para su parte racional y que los apartó del ruido circundante.

Los dos descubriendo la facilidad con la cual se pierden en el otro que está envuelto en un aroma que desprende recuerdos y gusto, petricor y almendras, enlazado con el fuego y el caramelo que crearon una sinfonía olfativa en el mutuo reconocimiento.

―No podía dejarlo pasar, omega ―molesto TaeHyung retirando su mano de la suave barbilla del azabache que lo miró con ojos grandes y apenados por su actuar, que en realidad fue esperanzador para él porque no espero que JungKook estuviera tan atento a su alrededor y mucho menos a la insistencia de las omegas que pululan de forma molesta en su presencia y que son la principal razón por la cual rehúye en gran medida a tener pareja.

Porque odia la excesiva atención que recibe y la importancia que le dan a su nombre y origen.

―Si ya lo sabes, es mejor que no preguntes, alfa descarado ―dijo con sus ojos entrecerrados para tratar de disimular la sorpresa en las palabras de TaeHyung y que no se note que lo afectó demasiado.

Pero es demasiado tarde, porque generalmente el alfa es muy observador para darse cuenta de las señales que no siempre puede retener y de las cuales saca provecho después.

―Solo digo lo que capte de tus palabras y no quiero equivocarme, así que por eso quiero saberlo con mayor claridad ―volvió a decir, invitando a JungKook a seguirlo y reanudar la marcha para continuar con las compras que los dos dejan olvidadas cada tanto por alejarse del camino central.

Además, así le da tregua al omega para responder sin tener su insistencia perforando su rostro por la intensidad de su mirada que no puede ser apartar.

―Me molestó el descaro de las omegas que primero querían saltarle encima, y luego cuando estuvimos al frente, buscaban marcarlo con su olor. Pero en un primer momento si me incómodo que lo miraran así ―JungKook bajó el tono de voz al decir esa última frase, porque ya le está dando demasiado gusto al orgulloso alfa que sonríe de forma triunfal por haber obtenido lo que deseaba.

―¿Podría decirse que no querías que ellas me miraran? ―cuestionó Götz mirando de reojo al omega que esquivó su mirada al mismo tiempo en el que asintió con sutileza pero sin verbalizar nada más―. ¿Hay una razón de peso para que le haya molestado que me miraran cuando ni siquiera había reparado en la existencia de nadie más que no fuera usted, omega JungKook? ―como disfruta de tensar ese hilo invisible que siente y ahora los une cada vez que se apartan del otro y por deseo mutuo terminan encontrándose.

Oh, piedad, que JungKook tuvo que respirar para no ahogarse con su saliva cuando TaeHyung soltó sin tapujo alguno la verdad que también comparte pero que aún no va a enunciar.

―En eso si no voy a darle la satisfacción de escucharlo alfa, tampoco sea tan descarado ―devolvió chocando sus hombros y se mantuvo a esa distancia, tan cerca para evitar que la gente pasara en medio de ellos mientras mira lo que debe llevar.

―Creo saber muy bien porque esa situación le molestó ―canturreo él con una sonrisa ladeada que hizo bufar al omega un poco irritado a la par que se desviaba para comprar algunas cosas.

―¿Desea acompañarme a comprar o va a seguir presionándome para decir las cosas? ―inquirió mirando de medio lado al alfa que lo observó con detenimiento y de improvisto se acercó más de lo que considera seguro hasta que su cuerpo quedó al frente de TaeHyung que ladeo sutilmente la cabeza sin dejar de sonreír.

En ese momento no supo si temer o salir corriendo porque su lobo está encantado con la atención que recibe de él.

―¿Mi presencia le incomoda? ―expresó con seriedad en su rostro y el omega comprendió que solo está jugando con su paciencia, pero aun así se sorprendió por el cambio en el aroma del alfa, el cual se fortaleció, haciendo más intenso el olor a lluvia que lo atonto unos segundos y en verdad dudo de si TaeHyung lo hace con plena consciencia en sus actos.

―No estoy diciendo eso, solo... ―forzó a sus cuerdas vocales a hablar pero el alfa lo interrumpió por el silencio que dejó en medio de la oración porque no tenía idea de cómo responder.

Al menos no sin darle gusto a el de cabellos platinados que justamente está esperando acorralarlo para que diga lo que él quiere oír y que sabe que siente.

―De la misma forma en que le molesto la atención de los omegas sobre mí, así de irritante es ver como los alfas lo miran con descaro porque hoy luce especialmente radiante, omega JungKook ―provocó Götz con una sonrisa de medio lado que carece de gracia y que hizo al omega tragar con pesadez por la sinceridad que vio es su mirada.

No está jugando, no cuando su mirada conecto con un alfa de cabello azabache que miraba sin disimulo la figura de JungKook, lo cual ocasionó que sus orbes brillaran en un potente dorado que se impuso en dominancia con su aroma a fuego en una advertencia que acobardó al contrario tomado por sorpresa debido a la fuerza del aura tan imponente que tuvo al omega preso del agrado secreto por esa nuestra de territorialidad que estiró una sonrisa en sus labios cuando TaeHyung se giró a mirarlo con una obvio expresión en el rostro para hacer énfasis en lo ocurrido.

Y esa sola mirada llegó hasta los músculos de sus piernas que parecían querer ceder por los nervios que en su cuerpo se desataron.

―No haga eso, por favor ―pidió sin saber a qué se refiere en específico, cuando sus ojos recorrieron el rostro de piel canela que le otorgó la condenada sonrisa que proclamó triunfo y él solo se rindió a las sensaciones que innegablemente se manifiestan en presencia del único alfa que hasta ahora ha logrado despertar su interés y la aprobación de su quisquilloso lobo que esta más que encantado.

―¿Hacer qué? ―el desconocimiento tomó forma y definición en su expresión por la pregunta del omega que bufo por su reto, lo cual desprendió una carcajada seca que volvió a endurecer su rostro para mirar de nuevo a JungKook mientras siguen andando sin un rumbo fijo y entre cortos y escuetos pasos.

―Esto, ponerme nervioso ―balbuceo cuando TaeHyung se acercó un poco más y gracias a la imposición de hace unos minutos, su aroma está mucho más fuerte y por tanto cuando lo tuvo cerca toda la oleada de potente petricor reavivado en el fuego pareció impregnarse en su olfato porque es lo único que puede respirar en el aire, por favor, está tratando de mantener sus pensamientos en orden y su mirada en otro punto que no sea el rostro sonriente en orgullo que lo sigue llamando a contemplarlo.

―Yo solo estoy diciendo lo que veo y comprobando que tanto mi presencia le incomoda, pero, por lo que veo no es así ¿O me equivoco? ―está siendo descarado y lo sabe, por ello ralentizó mucho más sus pasos hasta estar hombro a hombro con el omega que se tensó bajo su tacto cuando se volteó y su pecho quedó contra el brazo ajeno, lo que le permitió ver el perfil del omega que lo miró con mala cara para tratar de seguir caminando, porque de nuevo volvió a empujarlo con suavidad para esta vez quedar frente a frente y no darle escapatoria.

TaeHyung puede declarar este momento como el comienzo de un sentimiento que puede transformarse, ya que frente a él tiene una excelsa figura representada en piel de porcelana, orbes esmeralda y cabello azabache que crean la conjunción de particularidades que por tanto tiempo espero, e incluso cuando dejó de desearlo, su ofrenda arribo de golpe a su vida.

Él es su musa, la única inspiración que ha logrado deshacer los muros de acero que había edificado sin darse cuenta hasta que reparó cuanto la esencia contraria penetró en lo que creyó sellado por años.

―Tiene bastante confianza por lo que veo, pero déjeme decirle que no es como piensa, alfa tonto ―expresó JungKook sin permitir del todo que TaeHyung lo haga sentir cohibido al seguir imponiendo su descaro para lograr avergonzarlo.

Tiene un orgullo que mantener sin importar que sea el alfa que tiene delante con una expresión descarada y coqueta que lo hace evadir su mirada.

―Por usted puede ser lo que quiera omega JungKook ―dijo un poco más cerca y suspiro con más fuerza de la debida para que su aliento llegará hasta el omega que entreabrió sus labios para recibir la esencia condensada del alfa que puso en medio de un vano y lejano contacto que lo dejó sin saber cómo reaccionar, más allá de sentir como incluso su cuerpo lleva la esencia contraria.

―¿Amablemente puede darme espacio para seguir, por favor? ―solicito aferrando su mano a la bolsa de tela que lleva colgada del hombro para sostenerse a la sensación áspera de la misma y que sus sentidos más instintivos se regulen y le permitan coordinar lo que tiene que hacer con lo que el deseo le pidió.

Condenado alfa que tuvo el descaro de compartir su respiración e impregnar su boca de un aroma que no tiene sabor pero que bajo su lengua puede palpar con gran definición.

Puede que esté a punto de perder la cordura si TaeHyung lo sigue provocando de forma tan descarada y para nada disimulada.

―¿Así o con esto no es suficiente? ―cuestionó después de dar un paso más cerca y obligar a que JungKook tuviera que alzar su mirada para ver sus ojos inundados en gozo por el nerviosismo que ya noto y que el omega trata de ocultar.

Por ese paso ganado se giró sutilmente para cubrir la mitad de cuerpo del azabache, dejando de por medio la bolsa que él sostiene y que es la única barrera que los separa, porque apegó su cuerpo de medio lado y JungKook en ningún momento le quitó la mirada de encima, aunque tuvo que girarse un poco para tener una mejor postura. Ambos se enfrascaron en el enlace de miradas que buscaban zarpar desde la costa esmeralda y dorada que se vio invadida por las luceros que brillaron en sus orbes como un faro a la distancia que señala el trayecto que deben atravesar para llegar a tierra firme.

―Tae... ―un suave quejido involuntario salió del resguardo de sus labios cuando invadido por los nervios trato de retroceder y el alfa lo engaño, porque se alejó pero esta vez volvió a ubicarse al frente, agravando aún más la situación y el contacto mucho más directo.

JungKook determinó que si TaeHyung quiere jugar con su autocontrol, él también hará lo mismo y saltará a las lenguas del fuego.

―¿Ahora si puede decirme por qué le disgusto la atención de los demás? Porque yo no tengo reparo en decir que no me gusta... ―detuvo sus palabras cuando el azabache jugó con su cordura.

JungKook aprovechó la adrenalina que pálpito bajo su acalorada piel y apoyo sutilmente su mano sobre el pecho del alfa que yace cubierto por el suave lino de la camisa, en donde sintió la calidez de su piel y un paso más fue dado hasta que su mano quedó entre ambos cuerpos teniendo que tirar un poco la cabeza hacia atrás para imponer un límite de distancia que condeno con una coqueta sonrisa que encantó a TaeHyung.

―Alfa, a veces es mejor ser prudente porque no se sabe que pueda pasar ―murmuró con tanta suavidad que su voz se sintió como la seda cayendo sobre el rostro de el de orbes dorados que no pudo seguir apreciando el tacto que se le quito segundos después, en medio de una retadora sonrisa que dejó a TaeHyung absolutamente gozoso al imitar su gesto y seguirlo con la mirada al pasar de su cuerpo y seguir.

―Esto es una seria provocación omega ―pronunció TaeHyung ubicado a espaldas del omega que está tratando de mantener la seriedad para hacer el pedido que necesita, una vez huyó dejándolo totalmente anonadado por su atrevimiento que no ha podido borrar de su piel por la sensación que quedó implantada en la memoria de su cuerpo.

―Esas son las consecuencias de sus actos alfa, no hay nada que yo pueda hacer ―respondió el omega y volvió a dejar a TaeHyung con las palabras a medio decir cuando obtuvo el turno para comprar las verduras que JiMin le solicitó.

Ambos estuvieron así por varios minutos más hasta que el alfa recordó lo que tanto quería conseguir ese día en el mercado y que coincidió con la presencia del omega quien lo miró extrañado por su solicitud.

―No nos demoraremos mucho ―tranquilizo Götz al interpretar la mirada de orbes grandes y esmeraldas que estaban analizando sus palabras.

―Contigo nunca se sabe ―canturreo JungKook invitándolo a seguir al último trayecto del mercado que no está tan concurrido como los demás, debido a que es una zona apartada y exclusiva para las personas con mayor capital, dado que lo que venden en ese pasillo no suele ser de fácil acceso por sus elevados costos.

―Veo que los pistachos que te prometí están en peligro si sigues así ―expresó con una mueca decepcionada en su rostro en medio de un quejido de JungKook a causa de sus palabras y la emoción que lo invadió al ver que el alfa se acordó de ese comentario sin doble intención en el que le prometió comprarle un poco para que pudiera probarlos por primera vez en la vida.

Se sintió verdaderamente conmovido y en esta ocasión dejó que el sonrojo floreciera en su rostro sin conflicto para expresar lo que con palabras no va a decir.

―¿Estás tratando de sobornarme, alfa? ―en lugar de declamar la alegría que endulzó su aroma, recayó en el significado oculto con el que bromeó para quitarle un poco de intensidad a la tensión que los sujeta a ambos.

―¿Así de descarado me crees? ―cuestionó sonriendo con amplitud por la desconfianza infundada del omega que lo siguió, riendo mientras luchaba por dejar de hacerlo y seguir demostrando indiferencia, una que solo lo hace sonreír en demasía.

Oh, por todo lo sagrado, está encantado con JungKook.

―¿Dónde es que dices que queda el puesto? ―decidido ignorar la pregunta del alfa y una gran carcajada agitó sus corazones en sincronía debido al sentido implícito que en sus miradas dio vida y forma.

―Sigue así omega, y te vas a quedar sin nada ―molesto TaeHyung indicando el trayecto hasta que divisó el lugar que lo recibió con deliciosas aromas conocidos que le complacieron de la misma forma en que JungKook se dejó deslumbrar por la gran variedad de frutos y granos que no conocía o que había llegado a ver alguna vez, pero que en su momento no le generaron ningún tipo de atracción.

Hasta ahora que la compañía de TaeHyung lo empujó a experimentar nuevas sensaciones que estaban dormidas en su interior.

―Que manipulador eres alfa ―susurro O'Brien con una pícara sonrisa que dejó al alfa sin habla.

De pie, TaeHyung lo vio acercarse con extrema curiosidad floreciendo en su mirada y una sonrisa que se extendió hasta que en los pliegues de sus ojos se formaron suaves arruguitas, igual que su nariz, la cual olfateo los esencias que desprenden los alimentos y que lo incentivo a mirarlo para que lo acompañará.

Y en medio de esos orbes esmeralda desbordados en emoción y viveza, Götz confirmó el deseo que refulgió con nuevo impulso adquirido por la felicidad que quiere seguir viendo en JungKook.

Los dos enlazados por sus sonrisas coquetas y sus miradas intensas, siguieron el camino para cumplir el motivo que los llevó a reunirse ese día en medio de una coincidencia que no esperaron obtener, pero que en definitiva fue el aliento que los llevó a extender el tiempo sin darse cuenta o siquiera hacer algo por detenerlo.

―Creo que no debió gastar tanto en algo así ―indicó JungKook con un pequeño mohín entre sus labios al alzar la bolsa de papel y ponerla frente a ambos, en la cual están los pistachos que el alfa con total emoción le regaló para cumplir la promesa que le hizo luego de mencionarle ese otro fruto seco que nunca había llegado a probar.

Cuando aceptó la oferta de TaeHyung no creyó que le terminaría comprando una cantidad que considera excesiva por el costo que pagó. Y por más que la timidez lo atacó cuando se negó, él continuó depositando más y más hasta que lo consideró suficiente sin importar el precio.

―Era algo que querías que probará y al ver que te gustó, también quise que llevaras un poco a tu familia y que todos lo prueben, en especial Aiden ―explicó ocultando el verdadero motivo que lo llevó a comprar tantos pistachos.

No se pudo negar al deseo de su lobo y el suyo propio que emergió después de ver el placer retratado en los orbes esmeralda cuando el sabor salado y tostado del pistacho se diluyó en su boca y lo hizo murmurar de gusto. En esa expresión en la que se unió la felicidad y la timidez, TaeHyung halló el misterio de la simpleza insospechada que se anunció en su vida a través del imagen con aroma a avellanas y caramelo que fue la señal que lo incentivo a cumplir un pequeño capricho que se tomó muy en serio.

Que llevó a cabo hasta el final al ignorar las réplicas de JungKook por su exagerada compra.

―Pero siento que fue demasiado ―murmuró el azabache rindiéndose en medio de un hondo suspiro que expuso la resignación que aún le cuesta asimilar.

Usualmente tiene ciertos inconvenientes al momento de aceptar un obsequio, aun cuando es dado con las mejores intenciones y con el amor o aprecio de la persona, llega a sentirse un poco incómodo porque no sabe cómo actuar por el encogimiento que nace al ver una muestra materializada de lo que quieren transmitirle.

Pero reconoce que la incomodidad que burbujea con agrado en su pecho tiene causa de orbes de sol y cabello plateado como luz de luna.

―Para mí es una muestra de agradecimiento y aprecio. Pero sí sientes que fue demasiado, no lo seguiré... ―la mano del omega sobre su antebrazo que está ocupado con sus víveres y los de JungKook que le está ayudando a llevar, fue bendecido por el delicado toque pidiéndole que se detuviera y aunque no quiso hacerlo solo para seguir viendo la mirada evasiva colmada en timidez, detuvo sus palabras para que él pudiera hablar con total tranquilidad a medida que continúan caminando en dirección a sus hogares bajo un agradable y delicado sol que da tibieza a los fríos vientos de mediados de enero.

―Por favor, no pienses que no aprecio lo que has hecho, en verdad estoy feliz, es solo que no se si te pasa que cuando alguien te da algo, te quedas sin saber cómo reaccionar ―decidió ser sincero y no dejar espacio para confusiones.

Porque en verdad está tan conmovido por un gesto que puede ser irrelevante para muchos, pero para él que es un amante de las pequeñas y sencillas cosas de la vida en un tiempo donde la opulencia prima en la sociedad, un gesto como recordar algo que quería probar o algo que hace mucho tiempo no veía, se convierte en parte de la descripción de felicidad que ha ido definiendo a lo largo de su vida. Y que ahora el alfa con su presencia y sinceridad desconcertante hagan parte de su realidad, lo colma de una intangible emoción a la cual aún no puede darle nombre.

―Te entiendo, me suele pasar con mis padres o mis amigos cercanos que son casi como mis hermanos, cuando llegan con sorpresas que en algún momento les comente y que una vez al tenerlo al frente causa cierto sensación de nerviosismo porque cuesta aceptar un presente ―concordó TaeHyung otorgándole una mirada conciliadora a JungKook que logró aquietar el nerviosismo que sin esperarlo comenzó a manifestarse en su sistema y de paso alterando un poco a su lobo, aunque de esto último no comprendió la razón, pero aun así la dejo pasar.

―Pero luego nos gusta dar esos mismos detalles que no somos capaces de recibir ―los dos rieron por la ironía de la situación que comparten y que les permite ir conociendo más del otro―. ¿Qué tal fue para ti crecer como hijo único? ―preguntó JungKook al recordar la mención del alfa sobre el fuerte vínculo que tiene con sus amigos de la misma forma que él con JiMin y NamJoon, quienes de seguro deben estar esperándolo porque sabe que lleva un poco de tardanza en su regreso.

Ante la pregunta Götz por un momento se asumió en el vacío de sus recuerdos de infancia temprana que solo fueron un reflejo que no duró demasiado cuando todo cambió y tuvo que afrontar la extensa soledad al venir a vivir a Inglaterra, que de haber tenido un hermano le habría ayudado a sobrellevar el cambio. Pero en su lugar tuvo a su incondicional e inseparable amigo de infancia.

―Fue solitario al principio ―dijo después de un momento que se tomó para meditar sus palabras y acordar mencionar lo que finalmente terminó sucediendo en su vida―. Porque a los diez años vine junto mis padres a vivir a Inglaterra, luego de dejar Alemania, y de no haber sido por YoonGi que junto a su familia y la mía decidieron embarcarse a nuevos rumbos, por mi propia cuenta no hubiera socializado mucho en realidad ―la nostalgia inevitablemente se manifestó en su mirada aunque su sonrisa se mantuvo de forma calma en su rostro, sus ojos dieron vida al silencioso dolor que se sembró en su infancia y que aún perdura en el presente.

―Aunque no se asimilan nuestras historias, para mí, mis dos compañeros fueron quienes me guiaron, aunque JiMin también ejercicio ese mismo papel de compañía temprana como tu amigo, y junto a él atravesamos grandes conflictos en una Irlanda que aún sigue afrontando los estragos que deja la hambruna ―expresó con un sentimiento agridulce entre sus labios al rememorar la lucha que hubo y el impulso amenazante que después los llevó a buscar mejores tierras para emigrar y encontrar un mejor porvenir.

―Solo nosotros sabemos cuánto se puede extrañar un lugar como nuestro país de origen, además para ti fue un cambio de hace muy poco tiempo comparado con todos los años que llevo en Inglaterra, sin contar que nací aquí ―miró al omega que le devolvió la nostalgia compartida en sus orbes por una semejanza más que los une y les permite comprender ese dolor que llevan en sus corazones.

Así su presente sea próspero, el hogar natal donde se cimentaron los recuerdos más valiosos y dolorosos están a kilómetros de distancia.

―Tienes todas las ventajas de un inglés sin duda ―molesto JungKook, intrigado por la historia de vida del alfa y por su familia. Pero ya tendría otra oportunidad para que ambos ahonden en ese pasado, si es lo que quieren―. Pero si fue difícil llegar acá hace tres años y enfrentar las diferencias agradables que vimos en muchos sentidos comparados con Irlanda. Asimismo, conocimos el rechazo que en ocasiones y aún persiste contra los foráneos y más cuando creen que no tenemos en dónde caer muertos, porque solo se dejan llevar por una supuesta imagen que representa un omega solo o con un hijo ―expresó con la mirada hacia el frente pero con el corazón tranquilo gracias al aroma a petricor que siente y lleva sobre su ropa porque no ha dejado de estar rodeado por él.

―O ser beta y tener a un cachorro ―añadió TaeHyung al pensar en GoEun y su bonito cachorro que ha visto crecer.

Sin embargo, no pensó en la forma en que serían interpretadas sus palabras cuando instintivamente el aroma de JungKook cambió y al ver el rostro ajeno, un sutil ceño fruncido se dibujó en su frente y, por favor, no debería estar sonriendo como lo hace, pero fue inevitable porque el azabache sin intentarlo causa felicidad en su vida y emociones que le dan tranquilidad y gozo con su presencia.

Cada faceta y característica que logra observar en él, tiene un encanto sublime que se siente obligado a detallar.

―¿Por qué se está riendo, alfa tonto? ―preguntó con genuina irritación porque no puede controlar los impulsos de su lobo que está influenciando sus emociones cuando el alfa solo hizo mención de una problema que no es exclusiva de omegas.

¿Entonces si comprende ese hecho, por qué está molesto al ver la calidez en el tono de voz de TaeHyung al hablar de esa semejanza como si la viviera en carne propia?

―Omega, eres tan encantador ―confesó el de orbes de sol con su atención en el omega que siguió caminando pero con la mirada en cualquier lugar menos en la presencia demandante del alfa que logra intimidarlo.

―En verdad con usted no se puede mantener una conversación ―O'Brien refunfuño acelerando sus pasos y escuchando el golpeteo seco de los oscuros zapatos de TaeHyung seguirlo y su presencia cernirse detrás de su cuerpo, custodiado sus pasos y respirando sus feromonas que delatan el agitado y berrinchudo estado de su lobo que por primera vez en sus años de vida no está de acuerdo con sus decisiones o al menos está luchando por también manifestar sus propias emociones hacia lo que está viviendo.

―Solo quiero verte a ti, omega ―pronunció TaeHyung devoto a sus palabras y firme a su convicción que a lo largo de los años lo ha caracterizado para decir lo que siente y piensa, y JungKook ahora hace parte de ese presente que nunca esperó que llegara, pero que ahora el tenerlo frente a él no puede negarse o al menos no va a poner restricciones para que todo se siga dando según deba ser.

El azabache solo pudo sonreír con sinceridad naciente en su alma e iluminación esmeralda en su mirada que le dedico al alfa una vez volvió a estar a su lado y continuaron caminando hasta que arribaron a los últimos metros que los separa de sus hogares.

―Agradezco mucho tu compañía el día de hoy TaeTae ―canturreo con una pequeña sonrisa en sus sonrojados labios que el nombrado reparó momentáneamente antes de reír por el sobrenombre que JungKook imitó de Lauren James y que en su voz suena tan hechizante.

―Disfrute cada momento Kook, fue una preciosa sorpresa encontrarlo hoy ―confesó disminuyendo el ritmo de sus pasos cuando pasaron frente a su casa y siguieron hacia la del azabache que se detuvo mirándolo con cierto brillo de maldad en su mirada que lo deslumbró aún más de ser posible.

―Hay algo que acabo de recordar alfa ―susurró JungKook cuando afirmó su mano sobre el bolso que lleva colgado de su hombro y el par de bolsas de papel entre las cuales, resulta una de un tono verdoso en el que el deseo de probar de nuevo los pistachos volvió a imponerse en su memoria y aprovecho lo que quiso decirle a TaeHyung desde que lo vio pero que resistió decir hasta el último momento.

―Tengo un poco de miedo de preguntar ―bromeó él sujetando sus propias bolsas al entregarle al omega las que le corresponden.

Los dos ubicados en medio del camino lateral que separa sus casas y prontamente los privará de seguirse viendo.

―Todavía hay algo que debes hacer y que está relacionado con la pequeña maceta de azaleas que me has dado―no va a desaprovechar la oportunidad para dejar a flote su descaro como tantas veces el alfa lo ha hecho.

―Deberías ilustrarme mejor porque no sé a qué te refieres ―puede declararse como un buen mentiroso porque ya cree saber a lo que JungKook se refiere.

En verdad espera que no sea eso, pero toda su buena fortuna parece haberse ido para formar vida en la presencia del omega.

―Creo que lo sabes muy bien alfa ―devolvió con coquetería en su voz y tentando a su razón acercó su cuerpo y TaeHyung respondió de la misma forma.

―Podrías recordármelo ―pronunció con una desquiciante lentitud que fue el impulso que el omega necesito para no acobardarse y continuar, luego de ver el precioso hoyuelo que se formo en la mejilla de piel canela.

―Mmm, aún debes decirme cual es el significado de la flor que me diste ―indicó con inocencia y altanería en su rostro, un precioso contraste que le robó el aliento a TaeHyung cuando una risa incrédula provino de su garganta al comprender las intenciones ajenas.

―La mejor explicación que puedes recibir esta condensada en el papel con el que venía la maceta ―señaló con toda la calma que pudo reunir para controlar su aroma y que no delate señales que contradigan sus palabras.

―Lo sé alfa, soy consciente de ello ―JungKook asintió mas no se dejó amedrentar y continuó tirando de la tensión en la que están inmersos―. Pero no voy a leerlo hasta que no seas tú quien lo haga ―la dulzura atravesó su voz y la picardía ensombreció su mirada anhelante.

Una fascinante causalidad de la que TaeHyung se apropió.

―¿Es un reto, omega? ―cuestionó TaeHyung.

―Tómalo como quieras alfa, pero debes ser quien le dé definición entre los diversos que las azaleas tienen y que tú me has dado por una particular razón ―su cautivante voz fue bajando de volumen hasta ser un murmullo que se quedó atrapado entre sus cuerpos y que fue sellado por su aroma a caramelo que se impuso sobre las avellanas y el fuego del alfa se hizo presente en común respuesta del duelo que JungKook manifestó con descaro.

―¿Y si me toma cierto tiempo darte una respuesta? ―provocó alzando una de sus cejas para dejarse llevar por lo que el omega quiere obtener y que no está en él no cumplirlo.

―Esperare por ella Tae, cuando estés listo para decirla aquí seguiré ―con valentía reunida y descaro condensado, se inclinó fugazmente un poco más cerca del alfa y se despidió con una amplia sonrisa de la que saco ventaja.

En un impulso que resulto de la emoción que se anido en su estomago se acerco tanto como le fue posible hasta que su rostro estuvo cerca del contrario y estiro sus labios para rozar la tersa piel de la mejilla de TaeHyung, prolongo el contacto superficial lo mas que pudo porque una vibrante corriente viajo de sus labios en el momento en que respiro sobre la dermis ajena y con la escasa fuerza de voluntad que quedo en su cuerpo, volvió a su posición original y su nerviosismo desapareció al ver que el alfa estaba totalmente aturdido, conteniendo la respiración hasta que no tuvo su cuerpo cerca y se vio desprovisto de la calidez de cabellos obsidianas que dejo un álgido remezón por el contacto que se vio deseando obtener por mas tiempo.

Y JungKook con absoluta imprudencia de giro dándole la espalda a TaeHyung y permitiendo que observará su cuerpo y el precioso corsé que desde ese ángulo se ajusta con mayor exquisitez a su cintura, tanto que Götz tuvo que tragar saliva para desviar su mirada y no seguir acariciando con sus orbes la esbelta presencia del omega que lo hizo a propósito y que le devolvió cada provocación en medio de un sutil beso que lo dejo pasmado.

Él está jugando con su juicio y la entereza que lo ha caracterizado, parece esfumarse a través de la idílica manifestación viva del omega de preciosos orbes esmeralda.

Autora:

Y aquí tenemos el primer y más contundente acercamiento del Taekook. ¿Ustedes vieron lo que fue ese suave beso no beso? Es que yo no puedo, estos dos me tienen muy mal. 

Por cierto, seguiremos con la tensión, así que, nos seguimos leyendo 👀

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