Hospitalidad

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El sol ya estaba despuntando sus últimos rayos de luz, cuando una linda pelinegra despertaba de su estado de inconsciencia.

-¡Auch! –Sobando su cabeza- ¿Dónde estoy?

Isabella miro en todas las direcciones y se dio cuenta que el sol se estaba ocultando; y que si no encontraba un lugar donde ocultarse, los Mukami la encontrarían y no quería ni imaginarse la clase de atrocidades que le harían por escapar. Vio a sus espaldas la empinada ladera por la que había caído y supuso que estaba al pie de la colina donde la mansión Mukami se encuentra. Su instinto le obligo a poner más distancia entre ella y esa terrible casa, pero se le hacía difícil por los raspones que mantenían adoloridas sus piernas.

La noche termino por arropar las colinas y bosques de la victoriana Umbrige; pero una chica aun buscaba frenéticamente un lugar donde ocultarse de sus secuestradores y cada sonido solo la asustaba más, haciendo más patéticos sus intentos de huir.

-Rayos, ya me estoy volviendo paranoica –dijo luego de haberse asustado por quinta vez con el sonido de un conejo retozando entre la maleza.

De un momento a otro la pelinegra comenzó a sentir movimientos veloces a sus espaldas y la adrenalina corrió por sus venas. Sus instintos le decían que: si quería vivir debía correr lo más rápido que pudiese.

Mientras Isabella corría por su vida, los hermanos Mukami le seguían de cerca, guiando sus pasos a la mansión Sakamaki, arreándola como si de ganado se tratase.

-¿Es necesario tener que corretearla por el bosque? –pregunto fastidiado Yuuma.

- No lo sé, pero es divertido ¿No lo crees? –dijo animado Kou.

-Dejen de parlotear y guíenla hasta la entrada de los Sakamaki –ordeno Ruki.

-No me gusta estar aquí, esos tipos son completamente desagradables –comento Azusa con desprecio.

Los cuatro hermanos se mantuvieron a una distancia prudencial haciendo ruidos excesivos, para guiar a Isabella hasta una abertura en el muro de la mansión Sakamaki. Cuando la pelinegra atravesó el muro ellos dieron su misión por terminada y volvieron a casa.

Isabella por fin encontró un lugar donde esconderse, luego de atravesar un muro de concreto por un agujero, corrió unos metros más entre una arboleda y localizo un roble gigantesco con una madriguera en sus raíces y allí se escondió para recuperar el aliento.

La mente de la chica prestaba atención a cada mínimo ruido que escuchaba, después de lo que le pareció una eternidad salió de su escondrijo y con pasos vacilantes trato de encontrar una casa entre todos esos árboles, ella pensó que: si atravesó un muro significaba que estaba en los territorios de alguien y quizá ese alguien pudiese ayudarle.

Luego de haber caminado unos cincuenta pasos, Isabella diviso una luz que parecía manar de una lámpara, la chica desesperada corrió hasta la luz y se encontró con un muchacho pelinegro de lentes y ropa bastante formal.

-¡Por favor ayúdeme! –grito la pelinegra.

-Al parecer no tendré que salir a cazar hoy –dijo el chico con suficiencia.

En un movimiento súper rápido aprisiono a la muchacha contra el tronco de un pino cercano, desato el corbatín del vestido cuello alto de Isabella y justo cuando localizo su yugular, inserto sus colmillos en la blanquecina piel de la chica.

La mente de Isabella se iba nublando, ella no entendía como termino en esa situación. Al parecer escapo de un grupo de monstruos para caer en manos de otro; por lo menos este tendría piedad y solo consumiría su vida. Este muchacho elegante no parecía de los que jugaba con su comida, al igual que los Mukami.

Un grito impidió que las cavilaciones de Isabella siguieran.

-¡Reiji detente! –grito una voz femenina.

-¿Y porque piensas que te hare caso Marie? –dijo con sencillez el pelinegro, separándose de su presa.

-¡Solo para, por favor! Ella necesita ayuda. Tú no eres así, ten piedad. –suplico la chica de largos cabellos castaños ataviada con un vestido largo, color crema con listones blancos y negros.

-Marie... de verdad apelas demasiado a un lado humano, que no tengo –comento separándose del cuerpo de la pelinegra- ¿Hasta cuándo entenderás que este es nuestro modo de vida? Y que en un futuro tú también deberás vivir así.

-Lo sé, pero creo conocer a esta chica. Algo me dice que le ayude. Sabes que no interrumpo en sus asuntos –alego la castaña.

-Bien, pero si la veo por demasiado tiempo en la mansión no dudare en terminar lo que empecé –dijo dándole la espalda a ambas mujeres y alejándose de allí.

La castaña intento despertar a Isabella por unos minutos hasta que ella pareció recobrar un poco la conciencia.

-Ayúdame a llevarte a una habitación de la casa, estarás a salvo bajo mi cuidado –comento en susurros la castaña.

-Pero, e-ellos. Son monstruos –susurro Isabella.

-No te harán daño mientras yo lo impida, vamos –dijo tendiendo sus manos al cuerpo de la pelinegra.

La chica se apoyó en sus piernas y dejo que la castaña le guiara a una enorme casa. Apenas podía mantener la vista enfocada, pero cuando no pudo más se desmayó al pie de unas escaleras dobles, donde la de vestido crema le pidió a un hombre que le ayudase.

-Gracias por ayudarme Shu –dijo Marie cuando el rubio dejo a la pelinegra en la cama de una habitación de la mansión.

-No es problema ayudarte, pero espero que sepas lo que haces. Tenerla aquí es un riesgo para ambas. Y si las cosas se ponen feas, solo te protegeré a ti –comento decidido el de ojos zafiro.

-Lo sé, pero tuve que ayudarla. No sé, como explicar esta sensación, pero algo me impulso a hacerlo –dijo la chica con la mirada baja.

-Está bien, solo no confíes demasiado –dijo apartándole un mechón de cabello de la cara- Eres lo más importante para mí, Marie –besando la frente de la chica.

-Y tú lo eres para mí, Shu – dijo toda roja, mirando directamente a los ojos del muchacho.

El chico salió de la habitación poniéndose sus audífonos nuevamente, dejando a ambas mujeres solas.

-Tal vez debas hacerle algo de comer –dijo una voz desde el umbral de la puerta.

-¡ah! Eres tu... -comento aliviada la castaña- Kanato me asustaste.

-Sentí curiosidad, tú no eres de las que se mete en asuntos de otro sin una razón. Era la presa de Reiji y creo que solo la soltó porque es la única vez que te has inmiscuido en sus asuntos –dijo mirando su oso de felpa.

-Es raro, pero así paso. Y creo que tu sugerencia es muy buena ¿Quieres acompañarme? –dijo sonriendo.

-¿Acaso no confías en mí? ¿Piensas que la atacaría así como esta? –dijo mirando a la chica dormida.

- ¡No! Fue por ser cortes y como usualmente me acompañas al cocinar. Me disculpa si lo sentiste como ofensivo –inclinando la cabeza.

-Lo sé –soltando una carcajada algo sombría- Puedes confiar en mí, pero no sé si lo puedes hacer en Reiji y Laito. Y Subaru me parece que se convertirá en un protector de este gorrión de alas rotas que recogiste –retirándose de la habitación- Mas te vale que me hagas pudin por acompañarte.

-¡Sí! Cuantos quieras... -siguiendo al chico.

-Deberías cerrar la puerta con llave, solo como prevención –dijo con tranquilidad.

Marie tomo el consejo y cerró la puerta de la habitación con llave. Juntos bajaron a la cocina y prepararon una cena para la invitada, además de unos cuantos pudines para Kanato, quien se convertía en un joven adorable ante la simple mención del blando postre.

En la mansión Mukami los cuatro hermanos estaban reunidos nuevamente con su padre en el estudio principal.

-Los felicito por llevar a cabo la misión con éxito –dijo Karlheinz.

-Un placer para nosotros cumplir sus deseos, padre –dijo Ruki.

-Ahora solo resta esperar, y ver si la chica nos será de utilidad para después –comento Azusa tranquilo.

-Aun opino que lo pudimos hacer por nosotros mismos –acoto Kou.

-Es probable, pero tal vez su sangre reaccione más fácil al mezclarse con los genes de Cordelia que todos ellos han ingerido. El reto será sacarla de allí si mi teoría es correcta –argumento el hombre rubio mirando la nada.

-Un enfrentamiento con los rebeldes me parece una excelente idea, de vez en cuando –dijo Yuuma lleno de energía.

-Ustedes son muy conflictivos –esbozando una sonrisa- Pero me complace ese aspecto suyo –concluyo Karlheinz- Por el momento ya viene la mañana así que me retiro.

Los rayos del sol poco a poco fueron tomando fuerza y bañaron cada una de las casas de Umbrige. Y en la mansión Sakamaki una pelinegra recobraba el conocimiento.

-¿Dónde estoy? –comento para sí aturdida, mientras tocaba su cabeza.

-¡Oh! Has despertado –dijo Marie entrando a la habitación- No sé qué te gustaría desayunar, por eso traje de todo un poco- Colocando la bandeja que traía en las piernas de la pelinegra.

-¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy? ¿Y porque aún estoy viva? –pregunto rápidamente.

-Te contare mientras comes, pero estas a salvo –dijo con tranquilidad, para calmar a la azabache.

-¿Cómo puedo estar a salvo? Ayer un tipo intento matarme, eres una de ellos... ¿Me vas a encerrar y alimentarte de mí igual que lo hicieron los Mukami? –dijo desesperada.

-Tranquilízate. Soy Marie LeBlanc y soy humana; al igual que tú. Estas ahora en la mansión Sakamaki y si, sus dueños son vampiros –conto con tranquilidad.

-¿También eres cautiva? –dijo aun sin tocar su desayuno.

-Come por favor, los pastelillos de nutella son mis favoritos –señalándolos en la bandeja de la chica- Y no soy cautiva, estoy aquí por voluntad propia.

-¿Cómo es eso posible? –dijo mientras probaba el café de la bandeja.

-Soy la novia de uno de los que viven aquí –dijo sonrojada- Pero lo importante es, quien eres y porque estabas con los Mukami –dijo adoptando una mirada seria.

-Es una larga historia –dijo bajando la cabeza- Por cierto mi nombre es Isabella Dubois.

-Estas a salvo conmigo y tenemos mucho tiempo para que me cuentes todo...-dijo con gentileza la castaña- Eso sí, ve comiendo, estas muy delgada.

-Veras un día salí de mi casa a mis clases de piano... -comenzó a relatar la pelinegra.

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Yo no estaba muerta! Estaba de parranda!

Pero volviiiiiii!! Y con un nuevo capitulo y muchas ideas nuevas para actualizar. Y rezándole al Dios de los escritores para que la musa se quede un rato de visita y no se valla; porque esa tipa es difícil de hacer que visite a uno.

En fin disfruten el Fic.

En multimedia esta la nueva integrante de la mansión Marie LeBlanc

Besos y Abrazos. Mia_GnzlzR


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