No temo a tus colmillos

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Una azabache de piel blanca daba vueltas nerviosas en su habitación, los anteriores acontecimientos la tenían un tanto confundida y ansiosa.

El solo recordar la invitación que otro pelinegro le había hecho hace algunos minutos frente al umbral de su puerta, le tenía bastante inquieta. Su cabeza no paraba de pensar en la propuesta hecha y en cómo debería actuar.

¿Rechazar o Aceptar? Allí estaba la cuestión que la tenía tan perturbada, aunado a eso; ella y el vampiro de lentes se habían besado minutos atrás; fue un beso para nada inocente o accidental. Ella había deseado ese beso y por la forma en que Reiji respondió al tacto, la azabache asumió que el vampiro no era indiferente a su presencia. Pero había también un chivo expiatorio, que no se terminaba de resolver en su cabeza y que la ponía aún más con los nervios al límite; ella era una chica con pareja, o así lo creía ella, porque antes de su secuestro su relación con Sebastian era muy sólida, pero de eso ya habían pasado algunos meses y no sabía si el pelinegro parisino aun le esperaba o siquiera si la recordaba.

Isabella Pov's

¡Oh por Dios! Le he sido infiel a Sebastian. Bueno, no infiel, no estoy segura de sí el aún me tenga en su corazón o en su mente, además de que me acabo de dar uno de los mejores besos de mi vida con alguien a quien apenas conozco. Que a pesar de que está buenísimo, él no parece pensar en mí, mas que como en un aperitivo muy nutritivo de OrH (+).

¡Dios Bendito estoy hecha un embrollo! ¿Dónde está Marie cuando una la necesita? ¡Seguro ha de estar muy cariñosa con Shu! Y yo aquí pesando en que me bese con su cuñado y ni pensar en que hubiera sucedido, si Raito no llega a interrumpir. ¡Ni siquiera sé si odiarlo o amarlo por salvarme de Reiji! ¡Además! ¿Qué fue esa indecente invitación a su despacho?

¿Qué planea? ¡Mejor lo dejo solo! ¡Pero me mata la curiosidad de para que me cito! ¡Bien, basta Isabella Dubois! ¡Iras a esa cita y enfrentaras lo que suceda como una mujer hecha y derecha!

-Espera ¿Dije cita? – hable en voz alta mientras estaba a punto de girar el pomo de mi puerta para dirigirme al despacho de Reiji.

Voltee al reloj de mesa que reposaba en la mesita auxiliar de mi cama y me percate que aún faltaban casi 6 horas para la media noche, pero no creo bajar. Me daría mucha vergüenza encontrarme en este momento con Raito y aun mas con Reiji ¡Bah si, Marie quiere verme sabe dónde encontrarme! Fingiré dolor de estómago.

Fin del Isabella Pov's

Transcurrieron dos horas de forma rápida y un toquido ligero se escuchó en la puerta de Isabella.

-Voy –contesto desde adentro la pelinegra.

-Isabella –llamo preocupada la voz de Marie.

La puerta fue abierta dando paso a la castaña amiga de Isabella.

-¿Por qué no bajaste a cenar? –pregunto preocupada la castaña.

-No me siento muy bien del estómago –mintió Isabella.

-¡Oh! –Gimió preocupada Marie- Seguro es por todas las emociones de hoy ¿Quieres que te traiga algo?

-No realmente –respondió con calma la azabache.

-¿Estas segura? Puedo prepararte un té y algo ligero para que no duermas con el estómago vacío –insistió Marie preocupada.

-No es necesario –volvió a intentar calmar a la castaña.

-Pero –hablo Marie.

-Bien, solo para que estés tranquila de conciencia –cedió Isabella.

-Gracias Isabella –sonrió Marie para su amiga y salió de la habitación.

Al cabo de unos minutos un nuevo toquido resonó en la habitación de la azabache fémina de la casa, la cual se levantó tranquilamente de su cómoda cama y abrió a quien estaba segura era su amiga Marie.

-¡Hey! –saludo con voz cantarina Marie al entrar con una bandeja en las manos.

La castaña deposito la bandeja en una de las mesas auxiliares de la habitación y se sentó en la mullida cama junto a su amiga, para luego extenderle un té negro aromatizado con frutos rojos y algunos sandiwches de carnes frías y ensalada.

-Te lo agradezco –dijo la azabache recibiendo la taza de porcelana azulada.

-No me agradezcas solo a mí, Reiji al verme en la cocina me pregunto el porqué del aperitivo y al saber que te sentías mal; él mismo me ayudo a prepararlo –comento muy feliz la castaña- Al parecer le agradaste.

-Sí, tenemos gustos en común –concordó superficialmente Isabella.

-Es raro; Reiji no suele ser así –habla para sí misma Marie.

-Y las cosas van para peor –comento en voz alta.

-¿A qué te refieres? –mirando la cara de resignación de Isabella.

-Pues, veras... -balbuceaba la azabache- Reiji y yo nos besamos esta tarde.

-¡¿Qué?! –exclamo Marie en un grito que probablemente resonó por toda la mansión.

-Ssshhh –silencio Isabella a la castaña colocando su mano sobre la boca de su amiga.

-Okay, me calmo; pero... ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? –pregunto con ansias de respuestas.

-Ya te dije esta tarde, en la sala de música y ya sabes cómo se besa la gente ¿O debo llamar a Shu para que te dé una explicación grafica? –bromeo al final.

-Ya no puedes bromear con Shu, tú también has besado a un Sakamaki; ahora lo importante ¿Qué tal? –pregunto con cara picara.

-Fue algo indescriptible –dijo entre suspiros- Como subir a una nube y luego antes de llegar a las puertas de los campos Elíseos, caer precipitadamente en una vorágine de placer que solo puede ser conocida como pecado –dramatizo la azabache.

-Okay –dijo con una gota de incomodidad surcando su cabeza –Deberías dejar de juntarte conmigo.

-¿Tan mal sonó? –pregunto Isabella.

-No, solo que sonó; a que estas enamorada de Reiji –dijo Marie con franqueza.

-¿Enamorada? ¿Yo? ¡Imposible! Tengo novio ¿Recuerdas? –dijo de forma atropellada.

-Pero él no está aquí –puntualizo la castaña.

-Ni siquiera sé, si aún me recuerda –hablo nostálgica la azabache mientras miraba la luna nueva que se observaba desde su ventana.

-Eso es fácil de resolver –dijo Marie.

-¿Cómo? –pregunto ansiosa.

-Llamándole o visitándolo –dijo de forma obvia.

-¿Cómo pretendes que lo llame o visite? Tengo a los Mukamis siguiendo mi rastro, e ignoro el motivo –dijo entrando en depresión.

-Calma, encontrare la forma. Confía en mi –dijo Marie guiñándole un ojo a la azabache.

Isabella termino de comer lo que había en la bandeja con una actitud decaída y en bastante silencio; lo que a los ojos de Marie era bastante extraño, porque a pesar del poco tiempo de conocerse ambas se habían agarrado confianza, e Isabella tendía a ser más parlanchina; y ahora solo comía entre suspiros. Definitivamente había algo más que aquejaba a la azabache.

-¿Algún otro problema? –termino por preguntar la de rizos castaños.

-Reiji me pidió que fuera a su estudio a media noche; no sé, si deba ir –confesó.

-Ve –animo la castaña.

-¿Qué diablos? –mirando desconcertada a la castaña.

-Deberías ir, solo así sabrás para que quiere verte Reiji; quien sabe, puede salir algo bueno de esto. Y no temas, él puede ser lo que sea. Pero nunca heriría a sus invitados y tú fuiste invitada a su despacho –mirando el atuendo de la azabache- Lo que quiere decir que debemos prepararte para tu cita.

La azabache miro el reloj de su cómoda y comprobó que las horas se habían ido volando y solo faltaban dos horas para su encuentro con el Sakamaki de cabellos azabaches. Isabella no consideraba que había pasado mucho tiempo, pero cuando despego su vista del reloj encontró a Marie muy sonriente sosteniendo un vestido elegante frente a su nariz.

Muy al estilo de la castaña el vestido constaba de un corset negro ribeteado con listones rojos y negros, la falda era toda negra sin mucho volumen con unos pliegues al costado derecho sostenido por rosas rojas de tela.

-¿No crees que es demasiado negro? –pregunto la azabache.

-Créeme, con Reiji es mejor ir de negro. Tiende a pensar mucho en las segundas intenciones de la gente e ir vestida de rojo le dará malas ideas; además si vuelvo a entrar a la habitación Shu no me dejara salir –confesó con vergüenza.

-Uhm; Shu es un ninfómano –dijo picara Isabella.

-¡No es así! Solo que no duerme bien si no es a mi lado. Tiene muchas pesadillas y recuerdos que lo perturban, dice que la única forma de huir de eso es durmiendo; pero siempre en noches como esta tiene pesadillas –dijo mirando la luna nueva a través de una de las ventanas de la habitación- Así que debo volver pronto a mi alcoba.

-Okay, okay –murmuro aceptando la loca explicación de Marie.

La azabache se internó en el baño, dándose una rápida ducha y al salir Marie la ayudo a ponerse unos zapatos de tacón color rojo, unos guantes de encaje largos de color negro, delineo los ojos de Isabella, le coloco un poco de brillo labial y por ultimo recogió el cabello azabache con un intrincado peinado adornado por una rosa roja.

Cuando ambas chicas miraron el reloj de mesa, supieron que ya era hora; el antiguo artefacto de madera marcaba las 11:50, las amigas se despidieron con un abrazo y caminaron por el pasillo hasta separarse en direcciones contrarias, la castaña subió unas escaleras y la azabache bajo un tramo de escaleras, reconoció rápidamente el pasillo en el que estaba y al mirar al frente una luz se colaba por la abertura de una puerta; justo la puerta a la cual se dirigía.

Con paso firme y los nervios alterados, la joven toco suavemente la puerta de roble, en menos de un minuto esta fue abierta por un azabache con porte de mayordomo.

-Creí que no vendrías –dijo sincero.

-¿Qué te hacía creerlo? –inquirio Isabella.

-Marie dijo que estabas enferma ¿Otra exageración suya? –pregunto con voz altiva.

-No, pero una buena merienda mejoro mi estómago. Gracias –dijo con las mejillas arreboladas mirando directamente a Reiji.

-Lo tendré en cuenta; pasa –abriendo aún más el portal para que entrara la joven.

La francesa entro a la gran habitación que tenía toda la apariencia de ser la guarida de un científico; la estancia estaba dividida en dos partes, la primera tenía un vasto librero, escritorio de caoba, un diván de tapizado rojo apagado y una silla confortable que estaba tras el escritorio, la segunda parte consistía en un mesón lleno de equipo de laboratorio, plantas, recipientes con líquidos de colores, un perchero con una bata colgada y un archivador de metal.

-Bienvenida a mi espacio –hablo Reiji- Ponte a gusto –dijo señalando el diván.

-Gracias –musito Isabella para seguir la indicación.

El silencio se instauro nuevamente en la estancia, los dos azabaches no hacían más que mirarse o pasear la vista por toda la habitación buscando tema de conversación.

-¿En que trabajas últimamente? –pregunto curiosa.

-¿Qué? –pregunto algo ido Reiji, ya que recién había abandonado su hilo de pensamientos bruscamente.

-¿En que estas trabajando? –repitió señalando el mesón con matraces y tubos de ensayo.

-Ah –suspiro- Trabajo en una droga que funcione en vampiros –dijo con una sonrisa socarrona.

-¿Planeas hacerle algo a tus hermanos? –pregunto algo temerosa.

-¿Hermanos? –murmuro cuando entendió a qué se refería- Ah, esa pandilla de mantenidos. Realmente no, me sirven más vivos que muertos. Nadie se atreve a meterse con el clan Sakamaki –explico el azabache.

-Me dejas más tranquila, al saberlo –dejando escapar el suspiro que estaba conteniendo.

-¿Te interesa la química? –pregunto por primera vez.

-Mucho. Esa es belladona ¿Cierto? – dijo señalando la planta que crecía en una maceta ubicada en el ventanal.

-Sí. Es cierto, te interesa la botánica –dijo para sí mismo en un recordatorio.

-Bastante –respondió a la pregunta no hecha- Para ser sincera me gustaría saber de tus investigaciones.

Con una sonrisa amable el vampiro azabache se levantó del diván y comenzó a explicarle sobre múltiples investigaciones que había llevado en los últimos meses.

-¡Es fantástico Reiji-san! Tienes una mente brillante –halago Isabella.

-Y tu una sonrisa igual de deslumbrante –dijo el azabache mirando las blancas perlas de la boca de Isabella- Y unos tentadores labios también –susurro.

El último comentario solo dejo espacio a un silencio rotundo, que no era incómodo. Entre ambos cuerpos se fue cerrando la distancia, mientras que los jóvenes se miraban directamente a los ojos, buscando en las profundidades de sus irises las verdades que ocultaban sus correctos portes. Pero uno de ellos, no soporto la tentación. Reiji tomo la cintura de la chica para aprisionarla contra su pecho.

Ella sonrojada solo miraba aquellos carmesíes ojos, buscando respuestas; buscando algo que le indicara como debía actuar.

-No pienses más –susurro Reiji.

-¿Qué debo hacer? –pregunto dudosa Isabella.

-Lo que te diga el momento –dijo el vampiro para luego inclinar su cabeza y devorar los labios de su acompañante en un apasionado beso.

El calor en la estancia subía sin control y dos azabaches luchaban con sus labios, por ver quien dominaba en aquella relación no declarada.

Reiji levanto a Isabella por la cintura y la subió a su mesón de experimentos. Una vez en esa posición, el vampiro se encontró con que la falda de la joven era un impedimento para estar tan cerca de ella como él necesitaba; y sin dudarlo rasgo la tela satinada del vestido dejando la falda a la altura de los muslos.

-¿Qué haces? –Pregunto alarmada Isabella- Este vestido no es mío.

-Le comprare otro a Marie –respondió despreocupado por el vestido y volvió a atacar los labios ya rojos de la azabache.

El muchacho de cabellos negros, no entendía por lógica aquella euforia que lo atacaba e incitaba a tener más cerca ese cálido cuerpo de mujer. Lo único de lo que tenía certeza era; que ella resulto ser la única humana que él no veía como una simple presa y la idea no le molestaba, más bien, quería que fuera suya en totalidad. Dominado por el instinto, los besos de Reiji bajaron desde los labios de Isabella hasta su mentón, pasando por la clavícula y ubicándose en la yugular.

-No puedo contenerme –susurro Reiji.

-No lo hagas –contesto Isabella.

-Dolerá al principio –informo dudoso.

-No me importa –dijo firme.

-Me temerás si lo hago –volvió a dudar.

La chica tomo con delicadeza entre ambas manos el rostro de Reiji y lo miro fijamente a los ojos; miro detenidamente sus finos labios algo rosados por los apasionados besos y rozo de forma casta sus labios con los del joven.

-No le temo a tus colmillos –dijo mirándole con cariño.

Sin dudar más Reiji se entregó al instinto y clavo con suma delicadeza sus colmillos en el blanquecino cuello de Isabella, mientras la apegaba más a su cuerpo.

Sakamaki Reiji se deleitó con los gemidos que soltaban los labios de Isabella, producto de las caricias que le daba a su cuerpo para que no se percatara del dolor de la mordida. Un par de segundos pasaron y Reiji se separó de la yugular de la chica; y le miro a los ojos fijamente.

-¿Qué me estás haciendo? –pregunto Reiji, incrédulo ante su actuar.

-Lo que sea, no lo hago con intensión –advirtió la azabache.

El chico estuvo por volver a deleitarse con el sabor de los labios de Isabella, pero un estruendoso golpeteo en la puerta le fastidio la idea.

-Abre –dijo Isabella.

-Pero... -intento replicar.

-Abre, puede ser importante –insistió.

Ante el sonido tan recurrente y alto, Reiji se dirigió con parsimonia a abrir pero la puerta fue derribada antes de que el llegara a la manija. En el marco de la destrozada puerta estaba Raito con sus ojos rojos centellantes de rabia.

-¿Qué mierda crees que haces? –pregunto Raito.

-Eso debería preguntar yo, estas en MI estudio ¿Qué quieres? –dijo retomando su actitud altanera habitual.

-Ella es MI presa ¿Qué hace contigo? –volvió a preguntar enfadado y fuera de sí.

-Aquí no hay nada que te pertenezca Raito –respondió Reiji.

Isabella solo miraba asombrada la escena, se percataba en como el apacible y bromista Raito estaba transformado en una bestia llena de ira.

-No tienes derecho a tocarla –dijo el pelirrojo retomando un poco de compostura.

-Los derechos los otorga Isabella –dijo moviéndose hasta la posición de la azabache y la apoyo contra su pecho tomándola por la cintura- Y ella me acaba de dar pase libre –dijo con mirada altanera mientras lamia un hilillo de sangre que salía de las heridas de colmillos.

-R-Reiji –murmuro sonrojada por la acción del azabache.

-Vete de mi estudio Raito, no creas que volverás a arruinar mis planes –comento Reiji para luego cargar a Isabella estilo princesa y caminar con paso tranquilo hasta el marco de la puerta- ¡Ah! Por cierto, al amanecer quiero mi puerta reparada. Buenas noches – dijo para finalmente salir de la habitación con una Isabella muy sonrojada en brazos, dejando a un furioso Raito en su estudio. 

____________________________________________________________________________________

Me disculpo un trillon de veces con los seguidores de este trabajo, pero es que últimamente he estado ocupada con la universidad y para colmo de males sin internet. Tengo varios capítulos escritos que subiré cuando pueda.

Agradecida con su paciencia.

Besos y Abrazos:

Mia_GnzlzR

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro